Los monstruos de María.
Maria era excepcional. Le gustaba leer cuentos de terror y se aferraba a que aquello era la única realidad que existía, amaba lo paranormal. Era la única persona que era capaz de enamorarse de un fantasma si este aparecía en sus sueños. Se imaginaba en distintas historias conviviendo con todo ser paranormal que pueda existir, y en todas conversaba juntos a los demonios y les contaba cuentos de hadas para reírse.
Sabía ver la belleza en lo terrorífico. Acariciaba al temor y luego lo alejaba porque no había lugar para este, durante las noches. Le parecía ridículo cuando su cuerpo se congelaba y la piel de gallina la invadía, quizás el temor le estaba respirando en la nuca intentando seducirla, pero ella no era capaz de alejarse de la oscuridad aunque parte de su cuerpo se quedaba paralizado.
Amaba la oscuridad, le gustaba ver las formas que creaba su mente cuando estaba apunto de dormir. Cualquier niño podría llorar ante la idea de imaginar un monstruo debajo de la cama, pero ella sonreía y pretendía tomarle la mano, ya que era el único ser que no se alejaría de ella, el único ser que quizás se acercará a depositar un beso en su frente antes de dormir, el único que podría susurrarle historias para dormirse, el único que estaría al despertar.
No veía el terror en el mundo de lo paranormal, no veía lo perturbador en las sombras. Maria creía que los únicos monstruos capaz de dañarla, eran sus propios padres.
Ella tuvo que aferrarse a las historias. Se identificaba con lo extraño, y con los propios seres sobrenaturales, porque sentía que la gente también huía de ella, así como cualquiera puede huir de todo lo paranormal.
Era la niña cuyo padre asesinó a su abuela, era la niña a la cual todo el mundo señalaba con lástima y burla. Su madre le habló tan mal del amor, que con el tiempo le perdió interés a las historias en donde una princesa era rescatada por un hombre, y le agarró la mano a las historias de muertos y demonios arrebatando almas.
Aunque hubo un tiempo en su vida en donde quiso creer que todo lo que la rodeaba no podría ser del todo cierto. Quiso creer que en cualquier momento un príncipe vendría, no a rescatarla de sus demonios, si no a convivir con ellos, y encontrarle la belleza como ella lo hacía. Sí, tenía al dragón en la puerta de su vida, sí lanzaba fuego de su boca. Pero no era su enemigo, ella misma era su propio enemigo.
El príncipe quizás no sabría a quién tendría que salvar, pero ella esperaba descubrir a alguien que la salvará de sí misma.
Conoció el amor por un breve tiempo, pero fue solamente un puñal para recordarle que estaba rodeada por monstruos reales. Le dañaron el corazón, a tal punto que llegó a odiarse más de lo que ya lo hacía, por haberse permitido ilusionarse.
Ella no sabía lo que era el amor realmente, no sabía cómo era vivir un amor correspondido.No sabía lo que era ser amada, hasta que un día lo supo.
Y por primera vez tuvo temor.
Aquella que parecía de acero ante todo, aquella que desafiaba al miedo todo el tiempo, por primera vez se veía envuelta en este. No le tenía miedo a todo lo extraño que podía ver, ni al mismo infierno con todos sus demonios.
Pero sí empezó a tener miedo de lo que sentía por él. Por primera vez sintió esa ansiedad dentro de su corazón, esas ganas de querer correr hacía la luz. Le aterraba sentir que la estaban amando por primera vez
Lo supo porque era un príncipe distinto, él intentaba salvarla de ella misma.
Él le demostraba su amor en cada beso, en cada caricia en cada acción. Y cuando más sentía que iba permitirse entrar en aquel extraño mundo de emociones que nunca había experimentado, se alejaba, porque no sabía cuánto tiempo podría permanecer allí sin que algo la quite repentinamente.
Él intentó todo, intentó todo por atraerla hacia él. Por intentar darle la suficiente seguridad de que en sus brazos podría descansar de todo lo que la atormentaba.
Ella estaba sintiendo lo que eran tener mariposas y quizás un bosque entero de insectos, no sólo en su estómago, si no, en cada parte de ella. Pero ella quería huir de esas emociones.
¿Quién diría que María se enamoraría tanto que experimentaría el temor por primera vez?.
¿Quién diría que ya no sería tan fuerte?.
¿Quién diría que su vida se estaba tornando rosa cuando durante tantos años se había sumergido en un negro profundo vacío que la mantenía cautiva de descubrir otros colores?.
Maria supo que ya era tiempo de dejarlo entrar, de sumergirse sin importar cuáles eran sus mayores batallas internas por el temor.
Pero fue demasiado tarde, porque él ya estaba esperando en el altar a otra mujer que no era ella.
Quizás toda su vida estuvo destinada a vivir en el lado oscuro de la vida, a abrazar a los dragones y seres que querían destruirla y hacerlos uno con ella misma. Siempre estuvo destinada a permanecer en aquel pozo y hacerlo su hogar.
Al menos por un tiempo había tocado la superficie y había respirado otro tipo de aire, descubriendo otros colores. Pero no todo fue eterno,ella misma volvió a encerrarse en el castillo
Con el tiempo entendió que no debía esperar a ningún príncipe para salvarla. Que la única que podría salvarla y liberarla de ella misma, sería ella misma
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En serio les agradezco mucho si pudieron leerlo❤
En lo personal este relato es uno de mis favoritos, María es un reflejo claro de mis emociones.
Pero ¿Quién no tiene miedo de amar en un mundo donde no saben amar correctamente?. Es normal sentir miedo de encontrar una persona inmadura que eventualmente descarte todo lo que diste, pero no dejemos que estas emociones nos manejan.
En cualquier momento encontraremos a esa persona que rompa con nuestros temores y dudas.
Muchas gracias por llegar hasta aquí, no dudes en escribirme si tienes que liberar algo ♡ Sepan que estoy de ayuda también, todo lo que quieran hablar, aquí me tienen ❤
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