—¿Me amas? —pregunto este en un suspiro, casi dudando de lo que decía. Como si ya tenía la respuesta a lo que estaba preguntando.

Ella lo sintió como una cachetada, de tantas veces que la había dañado, le pareció que ésta, definitivamente se llevaba el premio. Ese pregunta la destrozó, lo miro a los ojos intentando buscar respuestas, pero veía la duda que había plasmada en él. Ella no podía creer que él realmente tuvo el descaro de preguntarle aquello, como si fuera algo digno de dudar. 

No, él definitivamente no tenía derecho a lanzar esa pregunta de sus labios. No tenía ningún derecho cuando ella había demostrado aquel amor feroz y dañador a través de acciones. Se lo hacía saber a través de sus besos, incluso cuando ella sentía que dolía besarlo porque era como estar rozando espinas, aún así ponía la mayor dulzura en cada toque, en cada beso, el amor enfermizo que ella tenía era algo que ni siquiera se debía dudar, pero él lo dudaba.

Él preguntó aquello sin retractarse, sin darse que cuenta que hablaba con la persona que solía levantarse a las cuatro de la mañana y tomarse un taxi, con todas las inseguridades de la calle, pero ella venía hacía  él cuando lo escuchaba llorar detrás de línea porque las pesadillas se hacían un banquete con su mente, porque la oscuridad se reía y se deleitaba con su temor, porque su mente creaba imágenes de monstruos  inexistente, porque podía ver el cadáver de su madre que lo perseguía en todo momento. Pero cuando ella venía era como encender la luz, cuando te das cuenta que no hay nada malo en tu alrededor y que es solamente el temor deleitándose en vos. Ella hacía todo por amor, se desvelaba para tenerlo en sus brazos y tararear hasta que se dormía. Lo escuchaba hablar sobre el mismo tema que lo atormentaba repetidas veces, sin nunca reprocharle nada. 

Lo defendió cuando nadie más lo hacía, lo puso en alto cuando no lo merecía. Pero aún así, ella hablaba de él como si Dios realmente le hubiese obsequiado un príncipe, lo describía tan perfecto, que quizás aquello que decía en voz alta ante otras personas, era solamente el deseo escapando de sus labios ante lo que realmente quería, inventaba otra personalidad para él, una perfecta, una que ella deseaba.

Pero él no la escuchaba como ella lo hacía, él nunca hubiese sido capaz de salir en plena madrugada para correr a abrazarla, él nunca hubiese querido hablar con sus demonios o detener sus lágrimas. Dentro de su mundo solo había una burbuja en donde estaba él y su sufrimiento, y solamente la dejaba entrar cuando sabía que podía sanarlo un poco. Pero él no tenía ese brillo y hambre de pasión como ella lo tenía, él no la miraba como ella lo hacía, él no levantaba su nombre aunque ella se lo merecía. No la presumía, no decía que se había ganado la lotería entera aunque así había sido. 

Sí, definitivamente él no tenía derecho de preguntar aquello con tanto descaro.

—No, no te amo. —fue lo último que dijo para luego voltear e irse. 

Tuvo que entender en ese instante en donde decidió  irse, que estaría dejando atrás todo lo pudieron haber sido, estaría dejando atrás el sacrificio y todo el amor que había derramado en él. Incluso sabiendo que la mayoría de veces ella también estaba rota, aún así hacía una manta con las piezas rotas de su corazón para protegerlo, porque lo amaba de una manera tan inexplicable.

Mientras se iba y lo dejaba atrás, como una persona que entierra sus pesadillas y mayores temores, se preguntaba ¿cómo era posible dar tanto amor y no recibir ni un racimo? ¿Y cómo fue posible que él nunca notó aquel amor que ella sacrificaba? Aquel amor que también debió ser para ella misma, lo depositó todo en él.

Fue entonces en donde entendió que el amor no es como el de cuentos de hadas, no es dulce ni amable, ni protector ni esperanzador.  Nadie puede admitir en voz alta que el amor también es egoísta, es celoso, es dolor.

Le tocó vivir la peor parte, un amor realista, un amor que la despertó y la trajo de nuevo al mundo real, mostrándole  que no todos saben cómo valorar el amor, no, hasta que lo pierden.

Pero mientras tanto tu roll en el mundo es enseñar lo que es real, lo que es el amor puro y extravagante, esa clase de amor que no se halla en cualquier lado. Su roll era justamente aquello, porque cuando él se quedara solo, y despertara en la madrugada buscando sus brazos ella ya no estaría, entonces él empezará darse cuenta de lo que perdió.

Muchas veces existimos solamente para enseñarles a otros lo que es real, para sacrificar amor y luego irse, para que la otra persona haya recibido una cachetada, una cachetada que con el tiempo le va a enseñar a valorar lo que es el amor. 

Ella se fue llorando, pero con el tiempo logró entender que para él sería su mayor cicatriz, que él la recordaría en cada etapa de su vida, porque fue la única.

Hola, ¿Cómo están bellezas?❤.

Debo confesarles algo sobre este relato. Este relato fue el primero que escribí, después de este quise seguir escribiendo más y así lo hice. Vino obviamente en mi desvelos, super dramático, y me gusto, quería escribir más de esto.

Y así lo hice❤ ¡Espero que le hayas gustado!. Qué puedan contarme ¿Qué les pareció?.  ¿Se sintieron identificada con la prota?.

No olviden votar y comentar, para darme apoyo y así saber que les van gustado este tipo de relato. Este no será el último definitivamente, porque el drama siempre golpea mi puerta y siempre lo dejo entrará, so... ¡Habrá más para sufrir! 😂

¡Saludos!❤