Extraños
Hay muchas cosas que nunca llegué a comprender, dudas que siempre me seguirán.
Misterios de los cuales no sé si la vida podrá responder antes de que ya no me quedé ningún aliento.
La maldad que se puede ocultar en los que más tienen, el delirio que te lleva el tener demasiado poder y el porqué se considera razonable que un ser humano gobierne a otros seres humanos.
Las inseguridades en las calles y la negligencia de quienes tienen que cuidarnos.
La falta de empatía de los que más tienen.
Son dudas que siempre estarán allí, dudas compartidas, porque sé que no soy la única persona que se cuestiona los actos de la sociedad y lo cotidiano del mundo que nos rodea.
Siempre te dará vueltas la cabeza y te quedarás con más preguntas mientras más intentas comprender el porqué de ciertos actos, que provienen de otros seres humanos. El porqué algunas cosas están tan normalizadas cuando no deberían.
No es fácil comprender este mundo y a las personas que lo habitan. Lo impredecible pinto cada rincón que nos rodea, detrás de la belleza está la incertidumbre. No puedes mirar un paisaje sin preguntarte cómo cada cosa fue creada, si la ciencia se equivoca y realmente un Dios diseñó todo lo que nos rodea. Aprendes la anatomía de un cuerpo y te fascinas de todo lo que tenemos dentro, cada parte que funciona para que estemos respirando.
Descubres que las heridas y la falta de amor en la infancia desarrolla al ser humano, somos el reflejo del principio, entiendes que las emociones son lo más importante en nosotros porque nos hacen estar vivos.
Cuando comprendes el daño de raíz de una persona, quizás llegues a comprenderlo todo.
Y podría pensar acerca de estos detalles el resto de mi vida, acumular incertidumbres hasta que solo sea una pregunta en vida. Quizás de vuelta en círculos intentando comprender a la vida, hasta que simplemente mi cabeza se pierda en el mareo incesante y mi vida acabe en aquellos pasos repetitivos que he dado para intentar entender.
Pero…. Sí, hay un pero. Algo que siempre dejará un hueco dentro de mí alma, el dolor que se ha hecho un hogar en aquel pozo junto aquella incertidumbre, la duda que quizás nunca toquen mis labios porque la falta de ese entendimiento me duele. Quizás sea lo primero en lo que no quiero obtener una respuesta, porque el vacío de mí alma no se llenaría, simplemente se extendería en la respuesta. A veces es mejor quedarnos con la duda y el silencio, impedirle a nuestra mente que llegue más allá del velo para descubrir algo de lo que luego no podremos retroceder para olvidar. Hay días que quiero saberlo, porque hay mucha tristeza y bronca en mí interior, me hago creer que en la respuesta encontraré otra manera de respirar. Sé que quizás no sea así. El temor está aquí en esta duda, porque no sé que sería mejor obtener. El temor está aquí en esta duda, en este enigma del ser humano. ¿Alguna vez te has preguntado cómo puede ser posible que una persona te quite de su vida de un día para el otro?. Es como si te hubiera asesinado y hubieras sentido cada herida mientras estabas consciente,
pero sigues siendo un fantasma que mira como fue consumido.
Quizás, queremos tanto a esa persona que no vemos señales de que nos están por soltar la mano. Es como si fueras un niño aprendiendo a andar en bici, te sostienen, te mantienes en la felicidad de todo lo que ira suceder, en el fondo sabes que te soltaran pero aún así el momento es impredecible, te sorprendes como si nunca lo hubieras supuesto, ya no hay nadie quien te sostenga y a lo único en lo que se adapta tu mente es de que debes seguir andando porque si no te caerás. Así se siente, la otra persona avanza una vez te soltó y tú también debes hacerlo. Debes avanzar para no quedarte en la mitad del camino.
Las manos me temblaban dentro del ascensor y lo hicieron aún más en cuanto lo vi entrar. El mundo no se paralizó pero sí lo hizo mí mirada en él. No había nada más que podía mirar, más que la imagen de alguien que nunca había olvidado, aunque él sí lo había hecho. Mí historia con él estaba escrita en toda su persona, desde la planta de sus pies hasta la raíz de su cabello. Cada memoria que tengo junto a él es una parte de su cuerpo, porque no lo he amado en pedazos, lo he amado por completo.
Se encontró con mi mirada pero sé que fue solamente porque lo estaba mirando de manera hipnotizante, como si no hubieran pasado cinco años desde que me soltó. Una parte de mí quiso abrazarlo, decirle lo mucho que lo había extrañado y ponernos al día, como si nunca se hubiera ido de mí. Duele eso, esa falta de entendimiento, esa respuesta que no puedes darle a tu cuerpo, porque no lo sabes, no sabes en qué momento se rompió la cuerda que te unía a esa persona para el día siguiente tener que acostumbrar a tu cuerpo a no estar con esa persona. Tu interior no tiene esa respuesta, así que sientes como si navegaras en un dolor de cabeza del cual no sabes la causa del dolor.
Nunca pude explicarle a mí corazón porque debía dejar de latir acelerado cada vez que pensará en él, nunca pude explicarle a mí alma que debía dejar de extrañarlo, nunca pude explicarle a mis manos que ya no lo tocaría nunca más, nunca pude explicarle a mis labios que tendrían que dejar de pronunciar su nombre. Simplemente… Tendría que vivir con esa falta.
Yo amaba a Tyler, de una manera inexplicable.
Solía decir que era mí alma gemela, no en un sentido romántico, más bien, era una amistad que nos llevaba al amor. No necesitábamos una relación, nuestro amor no iba en esa dirección, era el compañero de mí alma y siempre entendía todo de mí, como yo entendía todo de él.
Era mí mejor amigo. Era mí persona favorita.
Era la razón de que extrañar doliera tanto.
Era la razón de que la duda en mí interior doliera tanto.
Déjame decirte algo, que quizás esté entendimiento termine por romper los últimos pedazos que quedaban atados a ti. Pero es un conocimiento que todos necesitamos saber, cuando amas tanto a alguien y de una manera cegadora, no hay forma de que puedas ver venir el cambio brusco de aquella persona.
El cambio de personalidad repentino que luego te hará un costado de su vida.
Tú no podrías verlo porque estabas pérdida en esa persona, pero quizás otras personas que no estaban tan locas como tú, tan ilusionadas, si vieron venir el cambio.
El amor nos nubla, las señales que son demasiado obvias, las nubla por completo.
Quizás siempre estuvo ahí el llamado, aquel lado que nunca conociste pero tu cariño y devoción a aquella persona rechaza todo aquello. Porque no imaginas ni siquiera en chiste, que aquella persona podría soltarte sin mirar atrás.
¿Cómo lo harías? Si estuviste cuando nadie más estuvo. Si escuchaste sobre el mismo problema una y otra vez, nunca te canso, porque tu cariño a esa persona te llevaba al entendimiento de cada una de sus heridas. Te dolía lo que a esa persona le dolía. Eras feliz cuando esa persona también lo era. Las emociones se mezclaban en ambos. ¿Así que como puede ser posible que alguien que vio tus lágrimas como tú viste las suyas te soltara?. ¿Es la vulnerabilidad lo que rompe los vínculos?. ¿Es el acto de entregarse por completo lo que desgasta una relación?.
Las historias se rompen y a veces no hay explicaciones.
Si miras mí historia desde mí punto de vista y sí tienes empatía, me entenderás, entenderás el vacío que su pérdida me causó. Pero si miras mí historia con otros ojos, verás todo lo que yo no vi.
Verás los momentos en donde sus ojos reflejaban su cansancio por estar a mí lado.
Hubieras escuchado que ya no se reía como antes y era forzado.
Hubieras sentido que ya no era lo mismo.
Yo no pude, porque lo amaba demasiado.
Aún seguía siendo el mismo chico que me había abrazado toda una noche cuando tuve pesadillas.
El mismo niño que me había defendido en el colegio de aquellos que querían dañarme.
La misma persona que consoló mí corazón roto por un primer amor.
El mismo que se reía conmigo a altas horas de la madrugada sabiendo que en cualquier momento mis padres se quejarían por las risas.
El mismo niño que solamente lloraba delante mío, porque le daba la libertad de expresar la sensibilidad de su corazón cuando lo deseaba.
Entendía que dentro de su hogar las expresiones del alma eran rechazadas.
Creí que conocía todo acerca de él.
Cuando me di cuenta de que ya no estábamos en la misma sintonía, en el mismo camino, fue cómo caer de un precipicio sin saber que la disociación me llevó al borde del precipicio. No vi venir la caída, ni recordé que fue lo que me empujó.
Simplemente caí y observé como me perdía sin que nadie me salvará.
Él me había alejado, me ocultaba cosas y cuando me di cuenta mis dudas eran mucho más, pero estás dudas me dolían demasiado. Porque era intentar comprender la parte rota del amor.
Era intentar ver las mentiras donde antes había lealtad, era contemplar como una brecha rasgo la confianza de una amistad de años.
Tenía toda una vida construida fuera de mí, donde vivía con una personalidad que nunca conocí. Ya no encajaba en ese lugar. No era digna de esa vida y todo lo que lo rodeaba.
Era parte de su pasado, porque él había cambiado y ese cambio implicó enterrar el pasado, yo estaba en cada parte de su pasado.
Toda su historia había sido trazada junto a mí.
No había forma de avanzar sin borrarme.
No me soltaba por lástima, porque sabía que era un ser humano cuyas lágrimas serían veneno cuando fueran derramadas, no era una historia por enterrar o una emoción de la cual prender fuego. Era una persona de carne y hueso.
Era su pasado en vida.
Cuando me di cuenta de que ya no me miraba como antes y no había más honestidad entre nosotros. Cuando era la única que entregaba sin recibir nada a cambio. Fue el momento en donde le permití soltarme, porque él estaba esperando eso, a qué le diera el permiso para que se vaya y dejará de fingir finalmente. Permaneció a mí lado mostrando señales que tarde en ver.
Lo dejé ir y nunca volvió.
Está cerca de mí y quizás, si lo tomara por el brazo y detuviera el ascensor podría pedir una explicación que siempre me debió.
Le daría el silencio a mí mente, mataría los demonios que llegaron después de él.
Pero ¿Sería más dolor o una anestesia efímera?.
No me atrevía, descubrí que había perdido las palabras frente a él, que mí boca no se atrevía a ser expresada. Me paralice, mí cuerpo finalmente estaba obedeciendo a lo que por años me obligue a hacer; alejarme.
No pude aunque quería gritarle, mí alma gritaba.
Mí alma pedía que matará la incertidumbre.
¿Por qué me dejaste?
¿Por qué ni siquiera te atreves a mirarme?.
¿Qué fui para ti?.
¿Sigo siendo un fantasma que todavía intentas atrapar?.
Demasiado por decirle, pero el dolor tiene distintas maneras de funcionar en nuestro cuerpo cuando estamos en presencia de quién le abrió la puerta. Yo… Yo no tuve palabras cuando lo vi.
El dolor me silencio.
Yo no pude pedir explicaciones de toda la historia que quedó atrás.
Así que lo entendí en ese momento, cortando el único hilo de esperanza que estaba colgando en mí alma, el hilo de la ilusión, el que fantaseaba con que algún día las cosas volverían a lo de antes. Cuando ese hilo finalmente abandonó mí alma, comprendí que ya no quedaba un nosotros.
Siempre estuvimos destinados a ser desconocidos.
Y si algún día lo vuelvo a ver, mí alma simplemente tendrá la sensación de que lo quise en otra vida. Pero eso será, una incertidumbre más. Se me taparan los ojos y dejaré de escuchar el sonido de su risa, y será una pregunta más que nunca tendrá respuesta.
Salí del ascensor y no lo miré cuando él siguió su camino por el lado derecho, mientras yo seguí el izquierdo.
Siempre estuvo destinado a ser una pregunta.
No mire atrás, lo enterré.
Se llevó muchas piezas de mí, que sé que dejarán vacíos en él porque esas piezas latían por él pero ahora están inertes de vida y están destinadas a sangrar en el olvido, a crear orificios que dejen rastros de lo que una vez hubo.
Es eso… Lo imperdible del mundo y de los seres humanos. La belleza de no saber lo que vendrá.
Él nunca poder comprender el dolor.
No hay respuestas en este relato.
Somos dudas.
Somos dudas en otras almas.
Vacíos y orificios.
Secretos e historias borradas.
Letras rotas y un rincón de emociones desechas.
La mancha del destino, la ruptura del universo, el final y el comienzo de un partido de ajedrez.
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