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3 Muerte


Aquél verano era caluroso,muy caluroso...Su madre preparaba licuado de frutilla y el ruído de la licuadora se expandía por la vieja casona.
En el piso de arriba estábamos nosotros,jugando una partida de Ajedrez,él iba ganando,como siempre...

-¡Manueel! La meriendaa-su mamá lo llamó y el bajó lenta y tristemente las escaleras,yo lo acompañaba. Merendó en silencio.

Manuel era un niño melancólico y solitario,sus ojos tristes reflejaban una pena muy grande: jamás había superado la muerte de su abuelo...
Accidente de auto,Manuel lo había visto todo desde el asiento de atras,un auto a contra mano,el auto de su abuelo,él parabrisas haciendose añicos y luego,aquél sumbido en los oídos que no le permitió oír las últimas palabras de su abuelo: Te quiero.

Pasó media hora,tal vez más,Manuel permaneció en shock mientras yo trataba de consolarlo en vano,en aquél momento pude contemplar como su mirada se oscurecía de a poco. Se me escapó una lágrima,sabía que no volvería a ser el mismo de antes. La ambulancia no tardó mucho más en llegar...

En fin,mientras yo recordaba aquellos tristes momentos,él terminaba de merendar,aunque enrealidad casi no tocaba la comida.
Me llamó y se dirigió a las escaleras de vuelta a su cuarto. Su madre lo llamó antes del segundo escalón:

-Emm...el vecino te invitó a pescar con él y su hijo...¿querés ir?
-No,gracias-musitó. Su mamá no insistió,sabía que no serviría de nada.

Algunas noches él salía sin avisar de la casa y iba hasta el cementerio "a ver al abuelo".
Sus padres ya no salían a buscarlo,pues él volvía siempre.

Cuando su papá llegaba del trabajo,Manuel lo saludaba con un beso y luego volvía a su cuarto. Salía unicamente para comer y,a decir verdad,no comía casi nada.

Una mañana,a eso de las seis,mientras Manuel llegaba de una de sus visitas al cementerio,me dijo.

-Extraño mucho al abuelo...¿sabes? Estoy deseando que llegue el momento para acompañarlo...

Traté de que mi perplejidad no se notara,para mis adentros pensé que el pobre Manuel estaba ya muerto por dentro y que costaría mucho reanimar su corazón. Lamenté el no poder comunicarle esto a sus padres. Ellos no podían verme.

La impotencia me invadía: ¿qué  podía hacer yo a parte de cosolar a Manuel? Sinceramente,estaba asustado,tenía miedo de...que cometiero lo que "ellos" llaman suicidio.

Sus padres mantenían largas charlas sobre la depresión del pobre Manuel,charlaban y charlaban hasta bien entrada la noche.

Un buen día,su mamá se cansó y lo metió en el auto por la fuerza...aunque eneralidad él no opuso mucha recistencia.
Su madre condujo largo rato hasta que llegamos a un parque de diverciones. Pasamos por todos los juegos y allí conoció a Melisa,una chica de su misma edad. Melisa,al verlo triste y desanimado,no se alejó de él como los demás niños. Por el contrario,lo invitó a jugar y después de mucho insisitir y para asombro de su madre(que casi se desmaya de la emoción),Manuel aceptó.

Jugaron largo rato,y Manuel y su Mamá conocieron a la familia de Melisa mientras yo los observaba.

Tuve miedo,en un principio,de que Manuel se olvidara de mí(aunque estaba dispuesto a correr ese riesgo con tal de que él fuera feliz) pero no,decidió compartir sus alegrías conmigo.

Descubrimos que Melisa vivía muy cerca de nuestra casa y Manuel y yo la visitabamos con frecuencia,aunque nadie se percataba de mi presencia.

Despuês de un mes,Melisa y Manuel eran mejores amigos y lo hacían todo juntos. Iban a la plaza,al cine,el teatro,la biblioteca,compartían dulces,libros,secretos...

Un día ella se lo contó: sufría de Leucemia aunque tenía una posibilidad de cura.

Maldigo aquel 29 de agosto en el que todo ocurrió. La trasladaron al hospital. No pudieron realizarle el transplante. La perdieron. Y tambien perdimos a Manuel. Él no pudo ser fuerte,dejó de hablar por días y luego se descubrió que el pobre había quedado mudo. En la escuela se dedicaba a mirar por la ventana,con sus ojos grises ahora vacíos,sumido en su mutismo.

Un día ya no comió y al siguiente tampoco y luego tampoco y asi siguió por varias semanasl hasta que lo tuvieron que internar. Allí si comía,aunque poco,y pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo debido a los medicamentos. 

Cuando volvió a casa había cambiado totalmente. Lo primero que hizo fue subir a su habitación y tirar cada uno de sus juguetes por la ventana para que se hiciera añicos. Le pregunte por qué lo hacía y su respuesta(por escrito) me dejó helado: Ya no soy un niño,yo ya no soy nadie. No necesito juguetes.
Luego de esto,arrojó tambien libros y juegos de mesa. Siguió la ropa y cuando trató de pasar uno de los muebles por la ventana entró su padre al cuarto. Lo abrazó y luego de que Manuel forcejeara un poco por fin e dejó abrazar,largó el llanto y asi estuvo. Esa noche,durmió en el cuarto de sus padres. Al otro día,ya no estaba en la casa. Nadie nunca supo qué había sido de él...solo yo.

Caminabamos por  el cementerio. Él se detuvo a ovserbar la tumba de su abuelo. Allí dejó caer una rosa e hizo lo mismo con la tumba de Melisa.
Después se trepó a la reja y me dijo:
-Jamás te dí un nombre-yo negué con la cabeza,atónito:él podía hablar,no estaba mudo-Bueno-y habrió los brazos en forma de cruz-te llamaré...Muerte.
Y saltó.
Y ese salto fue su causa de muerte.

Lo curioso,lo más extraño,es que sus últimas palabras las dijo con una amplia sonrisa en los labios y esa sonrisa no se borró nunca de sus labios.

Después de aquello fue que empecé a vagabundear y terminé aquí,donde he pasado mis días desde entonces hasta hoy,que recordé esta historia..

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