Desde que me había besado que no podía dejar de pensar en él, y ya antes no podía imaginaros ahora. Es que, me confunde mucho, porque algunas veces es tanto y otras veces, tan poco.

Lo tenía frente a mí, estaba hablando con Diego Carlos de no sé qué en la jugada de gol que hizo el otro día.

Es tan guapo, tan auténtico, tan carismático, está tan Bueno, que no sé por qué me lleva tanto por el camino de la amargura si todo lo que hace es encantarme.

—Si me seguís mirando de esa forma no me va a quedar más remedio que volver a besarte, y conociéndote igual me matás. —susurró en mi oído, me quedé tan ensimismada que ni siquiera me di cuenta que ya no estaba frente a mí sino a mi lado.

—Yo...yo... —balbuceé como si tuviera dos años. —No puedes decirme eso y quedarte como si nada.

—Entonces ¿querés que te bese? Porque ya me estaba muriendo de ganas por hacerlo. —me sonrió y yo le devolví la sonrisa.

Me acerqué hasta quedar a centímetros de separación de sus labios y no dejar de mirárselos ni un segundo, como si fuera el único que es capaz de poner cachondisima a alguien, que yo también sé jugar campeón.

—En tus sueños, Lucas Ocampos.

Me separé de él, pero agarró mi muñeca y me pegó aún más contra su cuerpo y relamió sus labios.

–Me encantás cuando te esforzás por no querer y en realidad te morís.

Agarró mi nuca con fuerza pero sin hacerme daño y entonces estampó sus labios contra los míos, haciendo que dentro de mí se sintieran como fuegos artificiales.

Holaaaaa. 

Aquí veremos como estos tortolitos se enamoran y como va su relacion hasta que pasa lo que pasa, ATENCION porque habrá muchas referencias a CORAZON QUE MIENTE. 

Nos leemos pronto.