¡Es mi hijo!
Respiró hondo y comenzó a hablar de una manera totalmente tranquila y cortés.
La única verdad es que ella misma, Sasha sabía muy bien, desde un inicio, qué a medida que fuera avanzando las cosas solo se harían más grandes. Eso sí que ya lo sabía muy bien.
Luego de presentarse de la mejor manera, la más adecuada que ella pudo llevar a cabo, Sasha se decidió por revelarles a Doug y Delilah, todo cuanto ella siempre había sabido acerca de Balto, lo cual no era poco en realidad. Porque alguna vez en su vida, y antes de que el perro lobo, la quisiera completamente fuera de su vida, y lejos de su familia, ellos claro que habrían llegado a convivir abiertamente en más de una ocasión, numerosas en realidad, demasiadas para que ella pudiera recordarlas todas.
Y aunque ahora claro que le guardaba rencor al mestizo, a quien ella verdaderamente odiaba con el alma, no era otra más que a su propia hija. Porque en serio no podía, asimilar ese tipo de traición cometido por ella, simple y sencillamente más egoísta ella no podía ser. Porque no tuvo suficiente con solo haber sido cruel con Bianca, durante casi toda su vida, sino que aún así, todavía quería culparla por dejarla de esa manera para estar con ellos, y no ponerse de su lado para ayudarla en las intenciones que ella tenía. Ella misma pudo ver el tipo de persona que era Balto, cuando al ver la situación de Bianca, y escuchar abiertamente a las peticiones de su hijo, el noble perro lobo, acogió a su hija, aquella perrita blanca, y se la llevó a vivir con ellos.
Pero volviendo al tema, era algo más que obvio decir, que Sasha sí que estaba enterada de que Danny, aquel joven dálmata, desde luego que no era su hijo biológico, sino que en realidad, era su hijo adoptivo. Y aunque esto no le pareció nunca algo raro a ella, Sasha definitivamente jamás dejó de encontrar muy raro y extraño, la forma en que Balto conoció a su hijo. Pero sino hasta después de escuchar la triste historia de aquella dalmata mayor, que todo resultaría en una grandísima coincidencia, o quizá no.
Sasha se portó de la forma más educada posible, y escuchó atentamente sin perder ni un solo detalle la historia de Delilah. Que con cada cosa que ella iba narrando, la pobre dálmata solo se quebraba más y más.
Doug, como el buen esposo que era, se mantuvo a su lado abrazándola y consolándola mientras ella solo seguía narrando.
Delilah: Ver a señorita Sasha, esto por supuesto, como usted ya sabrá, no es algo que yo como madre, disfrute tener que contar. Pero las cosas habían pasado de la siguiente forma; fue hace algunos años, que yo, ya con hijos, y antes de casarme de manera oficial con mi actual marido Doug, todavía tenía que ocuparme y hacerme cargo yo sola de todos mis hijos, por quienes siempre había visto, desde que nacieron. Yo los amaba y los amo mucho, a todos y cada uno de ellos por igual. Tal y como no dejé ni dejaré de hacerlo nunca también con mi único hijo perdido, mismo que en aquel entonces, ya era el mayor de todos, pero por supuesto, eso no quitaba que también a la vez, seguí haciendo demasiado joven y pequeño. De todas maneras, él desde tierna infancia, me había mostrado lo muy responsable que era. Era por esto mismo que yo siempre había confiado en él. Lo suficiente, como para llegar al punto, de no tener inconveniente en dejarlo solo en casa y al cargo de todos sus demás hermanitos. Sí ya lo sé, fui una gran tonta, pero nunca antes había pasado nada malo, nunca antes habíamos tenido ningún accidente de ningún tipo. Nunca antes ningún problema se había presentado. Fue por eso mismo que me confié, y también es por eso mismo, que ahora me arrepiento tanto de haberlo hecho. Porque yo, al pasar tanto tiempo trabajando, regreso ya cuando es de noche a mi casa, ¿qué es lo que encuentro?, la puerta abierta de par en par, y que mi hijo ya no estaba. De todos mis hijos, había sido justamente al mayor, a quién se habían llevado. Y probablemente, se habrían llevado a más de ellos, de no ser porque el tiempo no les alcanzó. Ese grupito de malnacidos, me arrebataron a mi hijo, y huyeron con el mismo fuera del país. No sé cómo rayos fue que lo hicieron. Pero de todo lo que oí de parte de la gente a la que le pedí ayuda para encontrarlo, fueron sus respuestas las que me hicieron llegar a esa conclusión. Obviamente pedí ayuda en su momento a las autoridades, pero poco o nada pudieron hacer para ayudarme. Porque simplemente desde ese día no volví a ver a mi hijo. Y lo peor de todo, era que entre más pasaba el tiempo, más iban perdiendo todos a mi alrededor las esperanzas de encontrarlo, o de que él volviera a casa. Y la verdad es que motivos no les faltaban, muchos incluso hasta habían llegado al punto de darlo por muerto. Pero yo no, yo jamás podría hacerlo, hasta no haber cadáver, no está muerto. Y por eso mismo, siempre seguí y seguí aguardando, hasta el día en que él por fin volviera a casa. Pero jamás pasó.
A este punto de su historia, Delilah yacía ya, sollozando levemente, recargada en el hombro Doug, mismo que aún continuaba abrazándola.
Sasha no pudo decir nada al respecto, y no sabía si no podía, o si no debía hacerlo, tampoco era una persona con un corazón de piedra, más que para su hija claro, e hizo todo lo posible para aparecer empática. Trató de entender su dolor, pero le fue imposible. Sería de todas formas, que a partir de ese punto, toda la verdad saldría a la luz.
Sasha: La verdad, no sé qué decir. En serio lamento mucho lo que pasó, y que usted haya tenido que sufrir por esto mismo durante tanto tiempo. No me imagino cómo debe ser para usted, tener que lidiar con la pérdida de su hijo, y no haber podido hacer nada para evitarlo. Créame que la entiendo perfectamente, si usted me dice que no sé lo que es perder a un hijo.
Delilah: Exactamente, no podría estar más de acuerdo con usted. Esos malditos, hicieron tanto para lastimarme, en una sola noche. Pero créame, cuando le digo que yo jamás dejaré de buscar hasta encontrarlo.
Doug: ¿Pero usted también tiene algo que decir?, ¿o no?
Delilah levantó la cabeza de inmediato, al escuchar las palabras de su esposo.
Sasha: ¿Disculpe?
Doug: Si estamos aquí, es obviamente, porque usted es de un inicio dijo que podría ayudarnos, ¿no es cierto?, entonces eso significa, que usted claramente sabe algo que nosotros no.
Se escuchó de un tono más que interrogante. Sasha se preparó para decir lo que ella sabía.
Sasha: Así es señor Doug. ¿Por dónde empiezo?, estoy más que segura, de que podemos estar de acuerdo, en que todo lo visto últimamente, es más que un solo una simple coincidencia. E incluso, usted señorita Delilah, siente que algo simplemente no está bien en todo esto.
Delilah: Eso es correcto. No se por qué no puedo dejar de pensar en eso, pero es que algo me lo dice.
Sasha: Y la entiendo muy bien señora. Verá, yo puedo decirles desde un inicio, que ese joven dálmata, definitivamente no es su hijo, al menos no de su sangre. Únicamente es adoptado. Pero lo interesante aquí por supuesto, es la forma en que él, el señor Balto, conoció a su hijo.
Doug: ¿A qué se refiere?
Sasha: Vera señor, es algo más que comprensible, que ustedes jamás llegarán a enterarse, porque las noticias de aquí, de Francia, al menos no las que son de tan alto impacto, serán sabidas hasta donde ustedes viven, o sea, me refiero a la tierra de donde ustedes vienen.
Delilah: Londres, Inglaterra, sí por supuesto señorita, por favor continúe.
Sasha: Pero hace algunos años, aquí se volvió sumamente popular, al menos por un breve periodo de tiempo, la noticia de un cachorro joven, que había sido rescatado, justamente de un grupito de perros, que le tenían secuestrado, y en unas condiciones más que preocupantes.
Delilah: ¿Qué está diciendo?
Sasha: Lo que digo, es que hace algunos años, un grupo de perros delincuentes, fueron finalmente detenidos por secuestro, y el único pequeño cachorro que llevaban con ellos, igualmente fue rescatado. El cual, yo les puedo asegurar, es justamente ese hijo adoptivo, que se encuentra viviendo con el señor Balto. Ahora, y tras haber escuchado su historia, tengo motivos para creer, que su hijo podría quizás, y solo quizás, ser ese perro, que ahora está bajo custodia de Balto.
Delilah al escuchar esto, quedó completamente congelada y sintió como si el corazón se le detuviera.
Continuará.
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