—Hola. ¿Cómo has estado? — preguntó Tai con un tono extremadamente alegre y ansioso de recibir respuesta. Su mano apretó ligeramente el auricular en un gesto premeditado al enorme placer que sería oír su voz.

Quizás no era lo mismo que hablar personalmente, pero escucharlo a través del teléfono era mejor a no saber nada de él pensó Yamato sonriendo tristemente al frio aparato de comunicación antes de responder.

—Extrañándote —contestó Matt disfrutando de la risita tonta que logró arrancarle al Yagami, luego agregó —dime que te sientes igual, que me necesitas junto a ti. —rogó Ishida un tanto avergonzado de semejante petición.

—Sabes que eres mi vida... —un suave y triste jadeo se coló por el auricular.

—Solo espera. Sé que pronto esta distancia desaparecerá y tu yo volveremos a estar juntos. —argulló Matt apretando la bocina, odiaba la distancia que los separaba y sin embargo, no era capaz de abandonar su sueño porque de hacerlo Tai jamás se lo perdonaría.

"Vas a ir a Norteamérica estudiaras aeronáutica. Te convertirás en astronauta para que yo pueda presumirte en cada reunión y luego, solo después de que logres aquello que quieres volverás aquí, a mis brazos sin remordimientos para que podamos casarnos y adoptar un montón de niños"

Con esas palabras lo había convencido de tomar la oportunidad de estudiar en el extranjero.

La conversación continuaba poniéndose ambos al día y contándose anécdotas cotidianas que de forma ilusoria los hacía sentir más cerca, una mera quimera que consolara la soledad que sentían al no tenerse mutuamente.

A varios cientos de kilómetros
puede tu voz darme calor igual que un sol
y siento como un cambio armónico
va componiendo una canción en mi interior.

Sé que seguir no suena lógico
pero no olvido tu perfume mágico
y en este encuentro telefónico
he recordado que estoy loco por ti.

[Coro]
Que todo el mundo cabe en el teléfono
que no hay distancias grandes para nuestro amor,
que todo es perfecto cuando te siento
tan cerca aunque estes tan lejos.

A varios cientos de kilómetros
tiene un secreto que decirte mi dolor
en cuanto cuelges el teléfono
se quedará pensando mi corazón

Casi para terminar la conversación porque el tiempo se les agotaba hubo un pequeño silencio. Siempre era lo mismo, una vez que conversaban les era casi imposible despedirse.

—Te amo —susurró Taichi con un nudo en la garganta, porque jamás decía adiós o hasta luego. — Te amo más cada día.

Matt bajó la cabeza dejando que sus rubios cabellos le cubrieran el rostro y las lágrimas que comenzaban a bajar por sus mejillas.

—Yo también te amo. Te amo como jamás imagine... — y entonces sólo para sus adentros se juró que volvería al lugar que realmente le correspondía. —Espera un poco más, espérame un poco más...

Y volvieron a caer en un silencio triste, uno que sólo era interrumpido de vez en vez por la respiración de ambos, agitada, alterada por la inminente separación.

—Tai —pronunció el nombre porque su corazón así se lo pedía, porque con cada llamada Matt sentía que un pedazo de su alma se marchitaba. —Quiero verte... necesito tenerte y besarte —aseguró Matt con suplica.

Taichi rio suavemente un sonido que buscaba ocultar dentro de lo posible su tristeza. —Entonces esfuérzate Ishida — respondió intentando imprimir un toque jovial y fracasando miserablemente. —Yo también quiero sentirte...

Que todo el mundo cabe en el teléfono
que no hay distancias grandes para nuestro amor,
que todo es perfecto cuando te siento
tan cerca aunque estés tan lejos.


A varios cientos de kilómetros
tiene un secreto que decirte mi dolor
en cuanto cuelgues el teléfono
se quedará pensando mi corazón


Que todo el mundo cabe en el teléfono
que no hay distancias grandes para nuestro amor
que todo es perfecto cuando te siento
tan cerca aunque estés tan lejos
Tan lejos


Que todo el mundo cabe en el teléfono
que no hay distancias grandes para nuestro amor
que todo es perfecto cuando te siento
tan cerca aunque estés tan lejos
tan lejos.

—Te llamo la semana que viene —prometió Matt sin poder evitar sentirse desolado.

—Estaré esperando... siempre estoy esperando

La comunicación se cortó y Matt se quedó con la bocina en la mano, mirándola con anhelo y dolor.

Fin.

N. A.

No sé si esto fue demasiado rosa, pero la idea de cómo se sentirían ellos en esos años en que no pudieron verse.