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『 22 』






—¿Te gusta este?— le pregunté a George, que se miraba en el espejo acomodando su corbata— ¿o mejor este?

Le mostré ambos vestidos. Dejó de mirarse en el espejo para mirar ambos vestidos.

—Ese de allí— señaló el de la derecha.

Sonreí emocionada.

—Ese también es mi favorito.

El pelirrojo me sonrió y me miró mientras me alejaba.

Ese día, era la boda de Fleur y Bill. Yo iba a asistir como acompañante de George y la verdad es que me emocionaba muchísimo, no recordaba la última vez que estuve tan contenta por asistir a un evento.

Nos habíamos quedado en la madriguera, ya que se requería la ayuda de los gemelos para los preparativos. Ayudarían con los adornos y demás cosas, aunque también para vigilar la herida de George y que no hubiera problema alguno. No habían querido llevarlo al hospital para evitar problemas con el ministerio, así que Molly y yo lo atendimos.

A Molly no le hacía gracia que me quedara a dormir en la misma cama que George por lo que me mandó a la habitación de las chicas y por las mañanas me despertaba antes que todos para ir en busca de mi pelirrojo.

Tomé un rápido baño y me puse el vestido, era uno muy sencillo en color verde esmeralda.

Seque y peiné mi cabello con un rápido hechizo, aunque en realidad sólo lo dejé suelto con algunas ondas. Luego de colocarme algo de maquillaje, salí del baño y fui en busca de George.

Ya no estaba en la habitación por lo que decidí bajar. Rápidamente lo encontré, con un cepillo de dientes donde antes estaba su oreja y una taza de té en la mano, mirando con advertencia a Harry.

Potter se alejó nervioso y yo me acerqué a mi novio quien me miró de pies a cabeza al menos tres veces.

—¿Por qué miraste así a Potter?

—Estaba besando a Ginny— habló como si de pronto eso dejara de ser tan importante y dejó la taza junto a lavadero, también sacó el cepillo mientras se acercaba a mi—. Y tú, señorita... luces espectacular.

Tomó mi mano y me hizo dar una vuelta.

Cuando lo tuve de frente, lo tomé de la corbata y lo acerqué a mi, sus labios casi rozan con los míos.

—Lo sé— sonreí— lo siento caballero, pero ya tengo novio y es bastante celoso.

—Con que tienes novio— sonrió— que sujeto tan afortunado.

Asentí sin dejar de sonreír.

—Mejor me voy antes de que nos vea juntos.

Sus manos recorrieron mi cintura, di algunos pasos al frente cuando hizo más presión.

—Pues yo no lo veo por aquí.

Unimos nuestros labios en un lento pero profundo beso. Mis manos se deslizaron hasta su cuello. Pese a que estaba usando zapatos altos, tuve que ponerme de puntas para alcanzarlo mejor.

Pronto, sólo una de sus manos rodeó mi cintura y la otra la llevó a mi mejilla, la punta de sus dedos se encontraron con mi cabello.

Aquel beso se volvía cada vez más candente y me hacía olvidar que estábamos en la cocina pero no quería separarme de él.

Nos separamos para recuperar aire luego de un largo momento.

—Mi novio nos podría ver en cualquier momento, será mejor que me vaya.

Sonreímos.

—Tal vez te secuestre, así sólo te tendré para mi y olvidaremos a tu novio.

—Me parece una buena idea.

Nuestros labios se volvieron a encontrar y se movieron con agilidad. Ambos deseábamos mucho más del otro, pero si no habíamos dado el siguiente paso era porque yo aún no podía.

Realmente deseaba a George y sabía que él a mi pero aún tenía algunos traumas que no estoy muy segura ser capaz de superar, no por ahora.

Los besos de George viajaron de mis labios a mi cuello y clavívula, incliné la cabeza a un lado para brindarle más espacio. La forma de mi vestido, le brindaba un mejor acceso.

Debía recordar que estábamos en la cocina de la casa de sus padres. De alguna manera, mi cordura regresó y me separé un poco de él.

—George, estamos en la cocina de la casa de tus padres— reí— no quiero dar un espectáculo aquí.

Él también dejó salir una fuerte risa después de besar mi mejilla.

—Casi lo olvido.

Sus ojos brillaban, podía notar que no le importaba que fuera la cocina de la casa de sus padres y lo cierto, es que no me habría importado pero no haría nada para que me odiaran en esta casa.

Salimos al patio para ayudar con todo lo que faltaba. Con ayuda de magia, hice que crecieran algunas enredaderas para que adornaran el lugar, se veía lindo.

¿Algún día yo me casaría? ¿Sería con George?

Luego de que se rompió mi compromiso con Nott, no volví a pensar en boda o casamiento, al fin era libre de decidir lo que quería. Nadie controloría mi vida nunca más.

Algunas horas más tarde, los invitados comenzaron a llegar. Me ofrecí para recibirlos e indicarles cuál era su lugar. Todos corrían de un lado para otro y la señora Weasley era la más nerviosa, quería que todo estuviera perfecto.

Pronto llegó la hora de la ceremonia, yo permanecí junto a George tomada de la mano. De vez en cuando nos dirigíamos miradas cómplices.

A la hora de la fiesta tuve que correr a ayudar cuando la señora Weasley casi colapsa porque sirvieron mal los bocadillos.

Cuando regresé, tomé una copa de lo primero que encontré y lo tomé hasta el fondo, no me contuve y bebí un par más en ese momento.

Sentí una mano en la cintura, rápidamente regresé la mirada y sonreí cuando vi a George. Sin decir palabra alguna, me tomó de las manos y me llevó a la pista de baile.

—George, soy terrible bailando— mi cuerpo se puso rígido, además me daba vergüenza que las personas me pudieran mirar.

—Tienes suerte, porque yo soy excelente.

Puse los ojos en blanco.

El pelirrojo tomó mis manos, una la llevó a su hombro y la otra la sostuvo con fuerza. Su mano libre viajó a mi cintura y me sostuvo con firmeza.

Comenzamos a movernos lentamente, poco a poco me dejé llevar por la música. En ese momento era como si sólo estuviéramos George y yo.

Acerqué mi cuerpo al de él y recargue mi cabeza en su pecho sin dejar de movernos.

—Creo que no te dije que luces muy guapo hoy.

Su pecho vibró cuando dejó salir una corta risa.

—Yo siempre me veo muy guapo.

—No lo sé...— levanté la vista para mirarlo, tenía los ojos entre cerrados— yo diría que sólo hoy.

Reí ante su expresión de ofendido.

Antes de que pudiera decirme algo, una bola de luz apareció de pronto, era un patronus.

El lugar fue un completo caos y en unos minutos aparecieron mortífagos. George me tomaba con fuerza de la mano, ocultándome detrás de su cuerpo.

—No deben saber que estoy aquí— levanté la voz para que me escuchara.

Me miró un momento y asintió.

Hicimos una aparición en la tienda, el pelirrojo me tomó de las mejillas y besó mi frente.

—Aquí estarás bien, volveré en un rato, ¿bien?

Asentí.

—Ten cuidado.

Lo besé con fuerza antes de que desapareciera de nuevo. Dejé salir un profundo suspiro.

—¿Cuanto tiempo, Ivette?— Me quedé congelada al escuchar su voz— no intentes nada a menos que quieras que mate a ese estúpido pelirrojo traidor.

Theodore Nott apareció en mi campo de visión, las náuseas llegaron a mi de inmediato.

—¿Qué haces aquí?— mi voz salió más bajo de lo que esperaba.

—Vine a por ti.

Se acercó más, pude notar que usaba un elegante traje negro, su cabello estaba perfectamente peinado y podía ver que jugaba con su anillo familiar. Si no lo odiara tanto, podría decir que lucía muy guapo.

—Vete de aquí, Nott. Ellos regresarán en cualquier momento.

Él dejó salir una profunda risa que me erizó la piel.

—¿Es que no lo entiendes aún, Ivette?— se acercó y tomó con fuerza mi barbilla— yo te amo.

Uno de sus dedos acarició mi mejilla, quise retroceder pero él me sostenía con gran fuerza.

—Tu no me amas, sólo amas tener el control sobre mi.

Sonrió.

—Puede que sí.

Estampó sus labios con los míos, sin dejar de tomar mi barbilla con fuerza. Apreté los labios y traté de empujarlo.

—Veo que te has vuelto más hostil, ya cambiaremos eso.

Hicimos una aparición, todo estaba tan oscuro. Nott me tomó del brazo y me hizo caminar. Me arrojó a una habitación y me encerró cuando intenté salir.

Pronto me di cuenta que no podía hacer magia allí.







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