『 17 』
Jamás había estado en una habitación que se sintiera tan tensa, pero podría jurar que podía sentir cómo cualquier movimiento rápido haría explotar el lugar. Estábamos todos reunidos en la oficina de la profesora McGonagall.
Mis padres, los padres de Theodore, el profesor Snape y la profesora McGonagall estaban en completo silencio.
Mi mirada estaba fija en el escritorio de la profesora pues estaba aterrada. Antes no había imaginado que esto pudiera pasar, sin embargo, no me había arrepentido ni un poco de finalmente acusar a Nott de todo lo que me había hecho.
—Mi hijo no hizo ninguna de esas cosas— habló el señor Nott con molestia.
—Señor Nott, en este colegio no aceptamos ese tipo de comportamientos. Me parece que su hijo debe recibir un castigo adecuado —le dijo McGonagall con voz firme. No parecía ni un poco temerosa por Nott, en cambio a mi tan sólo su presencia me aterraba.
—¿Y exactamente cuál sería ese?— preguntó con hostilidad el mayor.
La profesora miró a Snape y este dio un paso al frente. Parecía aburrido pero pude notar que incluso él parecía molesto por la presencia del hombre.
—La expulsión, por supuesto —habló con aburrimiento aunque su tono fue firme y conciso.
Enseguida se escucharon gritos por parte de los padres de Theodore, no lograba entenderlos. Mi padre puso su mano en mi hombro y lo apretó con gran fuerza, estaba molesto conmigo.
Las piernas me temblaron un momento, pero no me arrepentía de absolutamente nada.
Por otra parte, Theodore permanecía quieto en su lugar junto a su madre. No estoy muy segura de lo que pasó cuando estuvo a solas con la profesora pero no ha dicho nada desde entonces. No sé si es un alivio o debería causarme más miedo.
Di un salto cuando el señor Nott dejó caer sus manos con muchísima fuerza en el escritorio.
—Mi hijo no hizo nada de lo que ustedes dicen.
—Creo que entonces no le importará si usamos veritaserum con su hijo— habló Snape alargando cada palabra.
Vi a Theodore tensarse por un momento.
—Había muchos testigos cuando el joven Nott golpeó en la mejilla a la señorita Goyle— habló la profesora. Esta vez su tono fue más molesto.
—Seguro esa niña insolente hizo algo para merecerlo —la profesora enarcó una ceja, como si no creyera las palabras que salían de la boca de ese hombre.
—Nadie merece ser agredido por nada, señor Nott— habló molesta la profesora— Theodore Nott será expulsado del colegio.
—Acepto que usen el veritaserum para comprobar que mi hijo no hizo nada malo.
Todos se quedaron en silencio.
—Bien, profesor Snape, ¿nos podría ayudar?
El hombre asintió y salió del despacho de la profesora rápidamente.
—Y sólo para aclarar— la profunda voz del señor Nott resonó en la habitación— en este momento ropo el compromiso de nuestros hijos— se dirigió a mi padre.
Mi padre apretó con mayor fuerza mis hombros pero no dijo nada.
Saqué el anillo de mi dedo anular y lo puse en el escritorio. Me dolió el hombro donde había estado la mano de mi padre.
—No tengo problema con eso— acomodé mi túnica y dejé salir un poco de aire— Profesora, ¿me puedo retirar? No necesito recordar las cosas que ya sé que me hizo.
—Sí, creo que ya no será necesaria su presencia, señorita.
Asentí y miré al rubio.
—Tal vez deban preguntarle qué hizo cuando me vieron con Neville Longbottom en la biblioteca y cuando Draco bailó conmigo el año pasado. Creo que les resultará bastante interesante su respuesta.
Di media vuelta y salí del despacho pero apenas salí cuando mi padre también lo hizo.
—Niña tonta, haces tanto drama por cosas insignificantes. Has hecho que lo expulsen y has hecho que se rompa el compromiso— su mano estampó contra mi mejilla, fue bastante doloroso debido a que llevaba sus anillos.
Cerré los ojos evitando llorar.
—¿Algo más?
—Desde este momento tu ya no eres mi hija, eres una traidora y espero no tener que verte jamás.
La garganta me comenzó a arder.
—Nunca fuiste mi padre— murmuré antes de dar media vuelta y caminar por el pasillo apresuradamente.
No estoy muy segura de lo que pasó en aquella oficina pero Nott no regresó aquella noche, mandaron a alguien más por sus cosas y no dijeron absolutamente nada respecto a él.
Blaise y Pansy fueron los primeros en preguntar pero yo tampoco sabía mucho, sólo que lo habían expulsado por lo que me había hecho.
Pansy pareció orgullosa de mi y Blaise no dijo nada, pero sabía que estaba ligeramente feliz.
Paso al menos una semana antes de que volviera a ver a George, sobretodo porque no me había sentido muy bien en los últimos días y siempre regresaba a mi dormitorio con prisa.
Además, no quería que viera la marca que dejó mi padre en mi mejilla. Eso sólo lo preocuparía más.
También tenía visitas recurrentes con la profesora McGonagall. La mujer sabía que no estaba bien y me escuchaba si es que me animaba a hablar.
—¿Cómo estás?— preguntó George con suavidad cuando nos encontramos en el pasillo.
—No lo sé, mi padre... me odia y no quiere volver a verme. Me siento mejor ahora que no está Nott cerca pero... es extraño.
Asintió.
—No olvides que me tienes a mi.
Sonreí ante sus palabras y lo abracé mientras escondía mi rostro en su pecho.
—Al menos ya no tendremos que ocultarnos— susurré en su pecho— además... el padre de Theodore rompió nuestro compromiso.
Las manos de George recorriendo mi cintura y me tomó con fuerza, me levantó un poco del suelo y comenzó a darme vueltas mientras reía.
Yo también sonreí y lo tomé con fuerza del cuello para no caer. Cuando me regresó al suelo unimos nuestros labios en un profundo beso. Nunca había visto a George más feliz.
Las cosas no mejoraron después, Umbrige descubrió al Ejército de Dumbledore pero yo no estuve presente cuando eso ocurrió y en cierta forma resultó un alivió porque, según George, habían muchos chicos de Slytherin aquel día y que que vieran allí, sólo me hubiera ocasionado más problemas.
Después de que se enteraron que salía con un Weasley, la mayoría de mis 'amigos' e incluso mi hermano me evitaban.
Ahora era yo también una traidora. Y no me importaba ni un poco.
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