『 16 』
Era extraño decir en voz alta que George y yo éramos una pareja oficialmente. Era como si no pudiera creerlo por completo, como si todo fuera un sueño o alguna clase de broma.
Pero no. En realidad George y yo éramos novios y era lo más hermoso y lindo del mundo entero. Siempre es muy atento conmigo y se dedica a mirarme con gran atención cuando le cuento algo incluso si le pido que no lo haga porque me pone nerviosa que me miren cuando hablo.
Sin embargo, seguimos viéndonos en secreto. Más o menos, ya que durante las prácticas del ejército de Dumbledore me roba besos de vez en cuando, fuera de allí, nos tenemos que ver en secreto.
A él no parece molestarle, pero sé que le encantaría que camináramos por los pasillos tomados de la mano sin importar nada. A mi también me gustaría, pero aún me da un poco de terror lo que Nott pudiera hacer.
De nuevo estábamos en el bosque prohibido, yo sentada contra un árbol y George recostado en mis piernas mirando las copas de los árboles mientras acaricio su frente y peino su cabello con los dedos. El chico se ve verdaderamente relajado y a mi me encanta pasar el tiempo de esta manera.
—Fred y yo casi terminamos de perfeccionar el pantano portátil e incluso hemos diseñado el logo para los productos aunque no estamos muy seguros de si dejaremos los colores.
Me gustaba cuando George me hablaba de la tienda que planeaba poner junto a su hermano. Luego de que Harry les diera el dinero que había ganado gracias al torneo de los tres magos, los gemelos no habían perdido el tiempo y habían estado haciendo todos los preparativos para poder poner su nueva tienda. Durante las vacaciones habían visitado algunos lugares y habían encontrado algunos proveedores de ingredientes. Era complicado pero estaban cada vez mas cerca de sus sueños.
—Es genial, George— le sonreí— y sólo por curiosidad, ¿esta vez qué planean hacerle a Filch?
El pelirrojo rió con ganas.
—De echo, Filch resulta buen conejillo para probar los productos. Fred quiere que probemos unas varitas de regaliz que hará que le crezca la lengua y se le hinche.
Esta vez yo reí.
—No me importa si también quieres probar tus productos con mi hermano. Es un completo tonto y se comerá cualquier cosa que le pongan enfrente.
La sonrisa de George se esfumó por un momento y desvió la mirada a un lado.
—¿Cómo van las cosas con Nott?— preguntó con precaución y luego volvió a mirarme.
—Nada nuevo. Todas las mañanas me espera para ir juntos a desayunar y luego vamos a clases, al final del día cada uno sigue con su camino. Cuando voy a herbología es cuando menos lo veo.
Asintió y tomó mi mano para besarla.
—Si te hace algo... lo que sea, por favor quiero que me lo digas.
Me quedé en silencio un momento mientras miraba cada facción de su rostro. Estaba auténticamente preocupado.
—Lo haré.
Me incliné un poco y uní rápidamente nuestros labios en un fugaz beso. Una gran sonrisa volvió a iluminar su rostro.
Dejé caer mi cabeza en el tronco del árbol y respiré profundamente. El aire movía las hojas de los árboles y el sonido de los animales me causaba cierta tranquilidad.
—Debemos regresar pronto— habló el pelirrojo aunque no parecía muy dispuesto a levantarse.
Continué acariciando su cabello un momento más hasta que ambos nos pusimos de pie para caminar rumbo al castillo.
Al llegar al límite del bosque, George me besó pues sabíamos que no nos podíamos arriesgar a dar muestras de afecto en el castillo.
Juntos llegamos a la entrada y después cada uno siguió con su camino. No tardé mucho en llegar a la sala común, la cual estaba extrañamente vacía. Mi vista dio rápidamente con Nott, estaba sentado en el borde de una mesa y había algo entre sus manos.
—Llegaste— dijo mirándome.
¿Debería salir corriendo? Me estaba costando trabajo respirar y las piernas me temblaron un poco. Hace tiempo que no me sentía de esta forma y había olvidado el sentimiento de terror que me invadía.
—¿Está todo bien?— mi voz salió bastante normal pese a que las manos me comenzaron a temblar.
Alzó el pequeño objeto entre sus manos, era mi sortija. Un anillo de oro rosa, en un acabado como de enredadera y un diamante incrustado.
Sentí el pulso en mis oídos.
—¿Cómo... cómo lo conseguiste?
Sonrió complacido por escuchar mi pregunta.
—Se te cayó de tu túnica cuando estuviste en el bosque prohibido hace una semana con un traidor de la sangre.
Todo el cuerpo me tembló y di un paso atrás para no caer.
—Theo, yo...— levantó un dedo y guardé silencio.
—Oh, mi querida Ivette.
Se acercó a mi, no logré moverme y me quedé estática cuando acarició mi mejilla con su pulgar. Enseguida tomó mi mano y deslizó el anillo por mi dedo anular luego besó mi mano. Sentí que me quedaba sin aliento.
—Será mejor que te alejes de él— susurró cerca de mi oído— se que fueron esos pelirrojos los que me hicieron todas esas estúpidas bromas, pero ellos no estarán para protegerte siempre.
De pronto sentí mucho frío cuando besó la comisura de mis labios.
—Ya no te temo, Nott— mi voz salió apenas.
Su sonrisa se amplió.
—Pues deberías.
Me tomó de la barbilla y nos miramos a los ojos. Lo miré con gran odio pero él sólo parecía satisfecho. Comencé a sentirme muy enfadada y fue casi por reflejo que le di una bofetada.
El chico me miró impactado pero con gran enfado. Sentí mi respiración cada vez más irregular, ambos nos habíamos quedado estáticos y cuando logré reaccionar salí de la sala común.
Nott iba detrás de mi muy enojado. Caminaba a paso rápido pues no lograba coordinarme para correr, era como si el piso estuviera dando vueltas.
—¡Ivette, detente ahora mismo!
No miré atrás y seguí caminando. Pronto me alcanzó y tomó con fuerza mi muñeca, resultaba doloroso.
Lo miré fijamente, no le iba a dar el gusto de que me viera bajar la mirada. No de nuevo. No luego de haber conocido la felicidad.
—¿Qué harás?— escupí mis palabras— ¿me golpearás? Vamos, atrévete.
Sentí su mano impactar contra mi mejilla y al instante me ardió. Lo miré furiosa pero antes de que pudiera reaccionar, Nott ya estaba en el suelo y un pelirrojo estaba sobre él dándole fuertes golpes.
George.
Me llevé ambas manos a la boca en forma de sorpresa y rápidamente Fred llegó a mi lado junto con una gran cantidad de estudiantes.
Con una mano lo tomaba de la camisa y con la otra le daba golpes en la cara.
—NO. VUELVAS. A. TOCAR. A. MI. NOVIA. MALDITA. RATA.
Cada que decía una palabra le daba un fuerte golpe en la cara. Theodore no era capaz de reaccionar ni de defenderse.
—¡George!— lo llamé— detente.
Me acerqué y lo tomé del brazo, el chico estaba rojo de la furia y sus músculos estaban tensos.
—Vuelve a tocarla y no tendré piedad contigo.
George se puso de pie y me miró preocupado mientras acariciaba mi mejilla roja por el golpe.
—Estoy bien— puse mis manos en su cintura.
Antes de que pudiera decir algo, Nott lo tomó del hombro y estampó su puño contra su rostro. Ahogue un grito de sorpresa.
Una pelea dio inicio nuevamente, pero esta vez ambos se golpeaban y había bastante sangre por todos lados aunque no estaba muy segura de quien era.
Fred fue el primero en acercarse para detener la pelea pero pronto llegó la profesora McGonagall y los detuvo con un rápido movimiento de varita.
Todo quedó en profundo silencio.
—¿Se puede saber qué está pasando?— habló molesta la profesora— los quiero a ustedes tres en mi oficina, ahora mismo. Los demás, sigan con su camino o también serán castigados.
Al menos no fue Umbrige quien apareció.
Theodore, George y yo caminamos detrás de la profesora. El pelirrojo me tomó de la mano con discreción, parecía muy orgulloso de lo que había hecho. Pero eso no quitaba su molestia, realmente estaba muy enojado por lo que Nott me había hecho.
Al llegar a la oficina de la profesora, esta se sentó detrás de su escritorio y nos miró a los tres bastante expectante esperando una explicación.
—Antes de bajarles puntos, quisiera saber exactamente por qué estaban peleando.
—Nott golpeó a Ivette— dijo con gran molestia George y mirando fijamente a la profesora.
Apreté su mano.
La profesora me miró.
—¿Esto es cierto, señorita Goyle?
Me quedé en silencio un momento, tenía tanto miedo en ese momento pero con George tomando mi mano, sentía que podía contra todo y todos. Finalmente asentí un poco.
—Sí, profesora —mi voz salió pequeña pero todos lo escucharon.
Era evidente la marca roja en mi mejilla. La profesora no había dejado de mirarla.
—Señor Nott, ¿tiene algo que decir al respecto?
El nombrado se quedó en silencio.
El estómago me comenzó a arder por los nervios pero entonces me armé de valor y miré a la profesora.
—No es la primera vez que lo hace, profesora— la mujer me miró preocupada— Nott ha abusado de mi en más de una ocasión y me ha amenazado para no decir nada.
¿De dónde rayos saqué el valor para decir eso? Las mejillas me comenzaron a arder.
La profesora me miró atónita y George sostuvo mi mano, orgulloso de mi. No logré ver a Nott pero sabía que tenía la mandíbula apretada, podría jurar que escuché sus dientes rechinar.
—Me parece que esto es algo bastante serio— McGonagall se puso de pie— tendremos que hablar con el profesor Snape y luego con sus padres.
El chico no se atrevió a decir nada.
—Señorita Goyle, debería acompañar al señor Weasley a la enfermería. Yo me quedaré con el señor Nott.
Asentí suavemente.
George y yo salimos del despacho de la profesora y a mitad del pasillo me detuve y comencé a llorar mientras abrazaba a George con fuerza.
—Estoy muy orgulloso de ti, cariño— habló en voz baja sin dejar de abrazarme.
Por alguna razón, me sentía feliz. Me sentía libre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro