|C A P I T U L O 17
CAPITULO 17
Cuando desperté, mi cama se sentía diferente incluso el olor era distinto...—Mierda—tan rápido como pude me levanté de la cama y enseguida escuché a Elisse—No. No. No ¿Y tú motocicleta?
—Tranquila, vine caminando
Al fondo de la habitación pude escuchar a su madre. —Eli, levántate ya o llegarás tarde a clases—de pronto la perilla de la puerta hizo algo de ruido—Entra ahí—susurró Ev aventándome a su closet
—Hija, tu padre y yo visitaremos a tus abuelos y nos quedaremos hasta el lunes ¿Quieres venir? Tu hermano se ha ido de viaje con su novia y sus padres, no quiero que te quedes sola estos días
—No tranquila, estaré bien, Sam puede venir
—De acuerdo, pero tienes que llamarme ¿De acuerdo?
Cuando sus padres se fueron en el auto y se despidieron de ella, Sali por fin del closet
—Que linda ropa que tienes
—No estes husmeando Nik—dijo dándome un ligero golpe en el hombro
—¿Nos vamos a la escuela? —pregunté
—Tengo una mejor idea
La mañana se había vuelto aún más interesante, Ev cocinaba para mí con su música preferida de fondo, usaba una camiseta enorme y unos shorts debajo. Su cabello rojizo estaba suelto y parecía brillar con más intensidad cuando el sol le daba en esa hermosa cabellera. Después del desayuno, jugamos videojuegos, vimos películas y por la tarde salimos al parque para recostarnos en el césped. Todo parecía perfecto, nada podría arruinar las cosas.
—Esto me encanta
—¿Qué cosa? —preguntó mientras estaba recostada en mis pernas
—Acariciar tu cabello me da una especie de tranquilidad
—¿Pero de que hablas? —contestó riendo
—Me da la sensación de que al final del día estaremos así, tranquilos, sin preocupación alguna y yo acariciándote el cabello mientras me miras con esos ojos preciosos
—¿Acaso vas a morirte o algo parecido?
—Evans, que cruel eres
—Lo digo porque tú no eres de los que anda por ahí diciendo cosas tan cursis
—Ya te lo dije, tú tienes la culpa de esto
La tarde seguía siendo perfecta, paseamos todo el día y de nuevo volvimos a su casa para cenar, pero esta vez yo quería cocinar
—¿Sabes cocinar? —preguntó mientras subía las escaleras hacia su habitación
—Lo dices por que la última vez solo te ofrecí galletas con yogur?
—Si—arrugó la nariz y entró a la habitación
Mientras buscaba su teléfono, me detuve a observar todo a mí al redor, no me había percatado de como era su habitación. Había fotos por todos lados, pero una de ellas me llamó la atención. —¿Y esto?
—¡No la veas! —corrió para impedir que tomara la foto, pero es muy lenta
—¿Enserio eres tú? —trataba de alcanzarla, pero era muy baja para lograrlo
—Era cuando tenía tres años, ahora devuélvela— dijo arrugando la nariz
—Me encanta cuando haces eso—dije saliendo de su habitación para dirigirme a la cocina, tomé la foto y la guardé en mi cartera
Después de esa pequeña pelea por fin ella me dejó tranquilo. Seguí preparando la cena y ella no dejaba de verme asombrada, y es que lo que ella no sabía era que yo era un excelente cocinero. Aprendí a ser muy independiente desde pequeño, porque mis padres jamás estaban en casa y mi vecina que era una anciana me enseñó todo lo que ella sabía.
Cuando mi hermana nació todo mi mundo cambió para siempre, estaba enojado porque mis padres, pese a las circunstancias familiares de entonces, estaban por tener otro hijo, pero, al verla a los ojos y que sostuviera mi mano, no pude evitar amarla desde ese día. Ahora solo espero a que mi madre mejore y los tres tener una mejor vida que ahora
—Prueba esto— le ofrecí un bocadillo
—¡Es delicioso! —el rostro se le había iluminado
Después de terminar toda la comida, había recibido un mensaje del lugar donde estaba mi madre. —Ev tengo que irme
—¿Tan pronto? ¿No te quedarás a la cena?
—Voy a volver—puse mi mano en su cabeza y la acaricié
—Está bien
Sali de su casa y fui por mi motocicleta, sabía que mi madre ya me estaría esperando. Cuando llegué, recordé el día que vine por primera vez, mi madre fue traída por 5 personas y recorría estos mismos pasillos, maldiciéndome, gritando y quejándose. Cuando salí de la cárcel, mi hermana tenía poco más de un año, al llegar a casa mi madre estaba recostada con mi hermana y alrededor de la cama, estaban jeringas, pastillas y cigarrillos. Ver eso me enfureció tanto que tomé a mi hermana y me llevé de ahí, al regresar llamé al centro de rehabilitación donde estaba Noah. Cuando llegaron por ella mis lagrimas rodaron por mi cara. Yo había asistido ahí por meses, gracias al programa que había abierto la cárcel para adolescentes con problemas de adicciones, ahí fue donde conocí a Noah.
Una semana después, con el dinero que tenía ahorrado, me mudé con mi hermana a otro lugar, donde conocí a mi vecina y ella me motivó a entrar a la escuela y continuar con mis estudios. Antes de entrar me dediqué a hacer ejercicio y a trabajar en un taller mecánico. El dueño tenía un sobrino que jugaba futbol americano, en mis tiempos libres salía con él a jugar y eso me motivó a entrar al equipo de la escuela. Ahora tengo una beca y honestamente me emociona mucho que gracias a eso puedo poder estudiar una carrera y hacer lo que me gusta.
—Hola buenas tardes, estoy buscando la habitación de la señora Jane Cole—el apellido de mi madre es el único que utilizo para todo, odio el de mi padre
—Sígame por favor—entramos a una habitación y ella estaba sentada en la cama
—Señora Jane, su hijo está aquí— la mujer salió y me indicó un lugar para sentarme
Me senté en una silla que estaba en una especie de escritorio, puse mis manos en mis rodillas y no supe que decir, a diferencia de lo que le dije a Ev, no había visto a mi madre desde aquel día que se escapó
—¿Cómo esta Vanesa? —habló por fin
—Está bien, tiene buenas notas y cada día crece más
—Tuve un sueño—en ningún momento me miraba, su vista apuntaba a la ventana que tenía vista a un jardín—fue un sueño muy lindo. Estábamos en el parque, tu hermana jugaba y tu tenías un balón en las manos, jugabas con tus amigos y yo solo los veía.
—Ese sueño puede ser realidad
—Se que pronto irás a la universidad, no quiero que te preocupes por mí, vete con tu hermana y ambos estudien, y yo... yo me esforzare, hasta entonces tu sigue tu vida normal hijo—escuchar esa palabra en mucho tiempo, me achicaba el corazón. Después salimos al jardín a caminar y yo le contaba todo de mí, sobre Vanessa y también sobre Ev.
—¿Entonces ella te ayudó a mejorar tus calificaciones?
—Si, ella es un cerebrito que se la pasa estudiando y yo creía que con la beca de futbol lo tenía todo solucionado
—Me alegra que tengas a alguien que cuide de ti, debe ser una chica muy linda
—Lo es madre
Después de unas horas, me despedí con un abrazo de mi madre y me fui pensando en todo el camino que, a pesar de todo, las cosas podrían mejorar. También recordé que no hubo muchos malos momentos con mi madre. Cuando era niño reparé una bicicleta que ella había recogido de la basura de aquel barrio de niños ricos, ella me enseñó a andar en ella, también me conseguía ropa, zapatos y todo lo que necesitaba. Siempre me alimentaba con comida que conseguía de su trabajo, siempre sonreía a pesar de todo, pero desde que comenzó a consumir, todo fue distinto.
La noche pintaba para comenzar a llover, conduje hasta una tienda y compre unos cigarrillos, pero al tenerlo en mi boca pensaba en lo que me había dicho el entrenador, dijo que tendría que dejar de fumar si quería que mi rendimiento fuera mejor. Así que tomé la decisión de tirarlos a la basura, metí mis manos a mis bolsillos y sonreí sin parar, por alguna extraña razón estaba contento. Cuando la lluvia cesó me dirigí a casa de Ev, quería contarle todo y de lo emocionado que estaba porque mi madre aparentaba un cambio repentino, pero en el camino me di cuenta de que un auto me seguía, así que cambié de dirección y aceleré, me detuve en un callejón para esconderme, pero fue inútil, lograron alcanzarme.
—Nik amigo que disgusto verte
—¿Tú quién eres?
—¿No me recuerdas? —analicé un poco su cara y recordé quien era
—Mike
—Al fin me recuerdas—tenía esa sonrisa sarcástica en su rostro
—¿Qué es lo que quieres? —mi teléfono comenzó a sonar
—Deberías contestar
Al ver su cara de seguridad contesté el teléfono—¿Hola?
—Hijo—la voz de mi padre sonaba muy rara—¡Te dije que te fueras! ¿Por qué no lo hiciste?
—De que demonios estás hablando
—Aquí en la cárcel no tengo quien me proteja, en cambio tú... —colgué el teléfono, aunque no dejé que terminar sabia de que se trataba
Guardé el teléfono en mi bolsillo y me lancé ante los 4 tipos que estaban frente a mí, aunque ese callejón no dejaba espacio para que al menos pudiera correr, así que terminé en el suelo y comenzaron a golpearme. No supe cuántos golpes recibí, ni cuanta sangre salía ni siquiera podía sentirlos, la sangre de mi boca se acumuló en mi garganta y casi sentí que me ahogaba, Mike los detuvo y se acercó a mí, tomándome de la cara con su mano y apretando fuerte
—Ahora que ya sabes, quiero mi dinero
—¿De qué dinero estás hablando
—Tu padre me debe mucho dinero, el cual prometió pagar al iniciar el negocio con Basil, pero ya sabemos en que terminó eso, ahora págame
—Yo no tengo dinero
—Pues consíguelo— me arrojó un papel y al verlo, la suma de dinero era bastante
—Tienes un mes—me dio un golpe en la cara e hizo que me desmallara
Desperté gracias a que unas gotas de lluvia cayeron en mi cara, apenas y podía levantarme, mi celular no dejaba de sonar, al verlo era Ev, y también tenía mensajes de ella, solo pude responderle que estaba en casa, no quería que me viera como estaba ni que se preocupara por mí. Apenas y pude subir a mi motocicleta, me dolían las costillas, la cara, los puños, en general, todo el cuerpo.
Al llegar a casa, todo de nuevo se venía abajo, ¿cómo haría para pagar el dinero que Mike pedía?, no quería que vinieran a casa y que mi hermanita estuviese ahí. tomé mis llaves y por la lluvia que mojaba mis manos, no podía abrirla y terminaron en el suelo, bajé mi mirada y la lluvia se mezclaba con mis lágrimas, sentía tanto dolor, pero no precisamente en mi cuerpo, esta vez el dolor provenía de mi pecho, además de sentir un calor inmenso debido a mi rabia interna que tenía por lo que estaba pasando que esta vez, no era culpa mía
De lo débil que me sentía, me senté en mi puerta y recargué mi cara en mis rodillas, me sentía tan jodido y sin saber cómo solucionar las cosas, no me importaba en lo más mínimo que la lluvia me empapara.
En realidad, nada me importaba.
A lo lejos pude escuchar unos pasos acercándose hasta mi con una sombrilla, que dejó que el agua corriera por mi cuerpo. Elisse. Levanté mi cara y me encontré con sus ojos llenos de dudas y preocupaciones, ella no preguntó ni dijo nada, solo se agachó y me abrazó. Mi llanto en lugar de cesar aumentó aún más tomó las llaves del suelo, abrió la puerta y me ayudó a levantarme. Me recosté en el sillón, ella encendió el televisor y comenzó a limpiar mis heridas. Seguía sin decir nada. —Por qué viniste—no podía verla a la cara por que al estar curando las heridas de mis puños tenía la cabeza apuntando hacia abajo
—Evans—insistí
—Debiste contármelo todo—habló por fin en voz baja
—¿De qué hablas?
—Un tipo fue a buscarte a mi casa, dijo que era un detective, quería advertirte de unos tipos, fingí que sabia todo y me conto todo
—Evans
—Nik, ¿Por qué no confías en mí? —en ese momento pensé que la mejor manera de alejarla de mi era mintiendo, quité mi mano de sus manos y dije cosas sin pensar
—Tú tampoco confías en mí, te comprometiste con Christian y yo no sabía eso, tampoco sabía la razón por la que tenías miedo a nadar, honestamente no sé nada de ti y tú tampoco de mí, creo que fue un error pedirte que saliéramos
—Nicholas
—Se que tengo razón, así que mejor sal de mi casa—ella se levantó y su mirada me rompía el corazón
—¿Estas rompiendo conmigo?
—Si, ahora sal de mi casa
Cuando ella se fue con los ojos llenos de lágrimas, mi corazón se sentía tan vacío, no quería eso, pero no estaba seguro de que tanto daño le haría seguir conmigo. Tampoco quería arrastrarla al desastre que se avecinaba.
Si todo fuera más sencillo, regresaría el tiempo a cuando la conocí por primera vez y no hubiera aceptado su trato.
No, volvería a cuando conocí a Basil
No, cuando probé esas sustancias por primera vez
No, cuando entregué a mi padre a la policía
No, volvería aún más atrás en el tiempo y rogarle a mi madre que nos alejáramos de papá para siempre, pero, Vanesa no existiría
definitivamente fuera como fuera, estaba enamorado, con el corazón roto y jodido, tan jodido
Odiaba el hecho de perder lo único bueno que tenía, que me comprendía a la perfección y me complementaba. Me odiaba en ese momento, sabía que la lastimaba, pero, a veces pensaba que alejarla de mi era lo mejor
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