|C A P I T Ú L O 11
CAPITULO 11
Ella no me soltó ni un segundo, y cada vez más sus pequeños brazos me apretujaban hacia ella. Sonreí y al ver su cabeza recargada en mi pecho, sentí como si todo en realidad fuera a estar bien mientras ella estuviera cerca—Ev, me dejas sin aire
Me soltó inmediatamente, aunque sabía perfecto que no tenía la fuerza suficiente para eso—Perdón, creí que—no dejé que terminara de hablar, mi corazón se achicó de nuevo en cuanto ella me soltó. La tomé del brazo y la llevé hasta mi pecho
—Sí. Sí lo necesitaba
—Lo sabía
—No me sueltes Ev
—No. Ni siquiera lo pienses. No te soltaré Nik
Después de ese momento estábamos sentados en la terraza, solo veíamos las estrellas. Y ella solo estaba ahí, moviendo su cabello rojizo de un lado a otro. Tenía tantas ganas de volver a abrazarla y sabía que esto, era bueno, lo que sentía estando con ella era una tranquilidad inexplicable para mi vida. Lo que en mucho tiempo no había sentido o quizás. Nunca
—Tengo que irme, mi madre se quedó a cargo de Vanessa
—Te llevaré a casa
—Claro que no, necesitas descansar. Duerme bien
Se levantó y se fue caminando de espaldas mientras se despedía con una sonrisa hermosa en su perfecto rostro. Por la madrugada no podía dormir, pensaba en mi madre, en Vanessa, Evans y Noah.
Cuando por fin desperté era muy tarde para ir por Vanessa, me apresuré como pude y al abrir la puerta estaba Sam y Ev.
—Bello durmiente, buenos días—dijo Sam mientras bajaba a mi hermana de sus brazos, corrió hacia mí y la apretuje
—Lo siento mucho, me quedé dormido
—¡Nik! — gritó mi vecina detrás de mí
—Señora Carlota, sé que es tarde, pero...
—No pasa nada, ve ya a la escuela, yo me encargo de Vanessa
—Sobre la fiesta...
—Descuida, la hacemos después, ¿sí? — con lo de la noche anterior no tenía ánimos de nada, así que pospusimos la fiesta de Vanessa
Subimos los tres al auto y por primera vez sentía un día más tranquilo que los otros. Era lunes, estaba en el auto con Ev de copiloto y Sam adueñándose de la música. —Oye ¿Tú que harás para el concurso de talentos?
—No molestes Sam, ya te dije que nada
—¿Y tú?
—Aún no lo sé, sigo pensando
—Eres multi talentos, podrías hacer cualquier cosa—Sonreí a lo que Sam acababa de decir. En mi mente volaba la idea de cantar una canción que había escrito hace ya tiempo o la que estaba escribiendo en mi libreta de ciencias, que hablaba sobre Elisse. Llegamos a la escuela y todo parecía de nuevo normal, por primera vez sentía una tranquilidad que en mucho tiempo no había sentido. Poco antes de que terminaran las clases fui a buscar a Ev a su clase
—Ev, hoy tendremos clase de natación, no lo vayas a olvidar, y saliendo iremos a estudiar
—¿Estudiar? —interrumpió Sam—Eso sí que me sorprende
—No te metas Sam, estoy hablando con la nadadora olímpica
—Ya basta Nik, está bien, saliendo de clases, iré a natación
La hora de ver a Ev me parecía eterna, sentía muchos nervios y las manos me sudaban, pensé mucho en lo que había dicho Noah, y en serio estaba considerando la idea de estar con alguien. Con ella. Con Evans. Podría decir que no sé mucho de ella, pero al mismo tiempo creo conocerla a la perfección
—¡Nik!
—Evans, sí que eres lenta
—Solo fui a ponerme mi bañador, no seas exagerado
—¿ para entrar al agua?
Quería que ella se sintiera segura en todo momento, así que entre a la piscina primero, ella esperaba en la orilla y la tomé de la cintura y con mucho cuidado la ayude a entrar al agua. La sujeté en todo momento en mis brazos, creí que podía ser demasiado obvio, que estaba nervioso
—Suéltame
—¿Qué?
—Solo hazlo, creo que puedo hacerlo, creo en serio que lo puedo hacer
—¿Estás segura?
—Si
La solté poco a poco y me parecía increíble como de verdad podía sostenerse ella sola, trataba de sumergirse poco a poco e ir nadando lentamente. Yo solo permanecía cerca y estaba orgulloso de que ella pudiera lograr aquello, por lo que tanto se había esforzado. Su cara de felicidad, al ir perdiendo el miedo de nadar, de estar en el agua, era incomparable, jamás la había visto sonreír tanto. Mi corazón latía al mil por hora.
—¿Estás sonriendo? —pregunto Ev, viéndome con una sonrisa de oreja a oreja
—Claro que no—ni siquiera me había percatado de que lo estaba haciendo, pero era inevitable
—Tienes una sonrisa muy linda, no la había visto
—Ya déjame tranquilo, mejor apresúrate ya es tarde
—Es cierto, no me había dado cuenta
Esperé a Ev en los pasillos de la escuela, estuve paciente, pero me sentía como un niño. Cuando por fin salió, venía de puntas, tan sigilosamente y me causaba gracia porque no era necesario, ya no había nadie en la escuela. —Sígueme—susurró tomándome de la mano para salir casi corriendo de los pasillos
—¿Qué estamos haciendo?
—Tú solo sígueme
Subimos a la terraza, Ev tomó su mochila y era más enorme de lo que la conocía—¿Qué demonios traes ahí Ev? Comenzó a sacar dulces, botanas, latas de soda y mil cosas más
—Ven, siéntate
—Que caraj...
—Sin groserías—en menos de un segundo, su mano estaba en mi boca y sentí un ligero sabor a chocolate, era un pastelillo de la cafetería
—Sí que eres una ladrona, esto lo sacaste de la cafetería, ¿no es cierto?
—Descubrí que es uno de mis pasatiempos favoritos—seguía sacando bolsas de su mochila
—¿Cuándo? — guardó silencio unos segundos, suspiró y confesó
—Cuando me sentía sola, pero ahora, el que estés aquí, me hace sentir algo diferente
No podía responderle, porque, aunque sintiera lo mismo, no podía ser tan vulnerable. No por ahora. De pronto se recostó en el pavimento y le seguí, estábamos sin decir nada nuevamente y viendo las estrellas, pues la noche nos había alcanzado. Era un lugar tan tranquilo y silencioso. Algo dentro de mí quería ser impulsivo y decirle todo lo que sentía en ese momento que era casi imposible no sentir.
Puse mi mano en mi pecho y controlé mi respiración tanto como pude, al girar mi cabeza, me encontré con la cara adormecida de ella, parecía que por primera vez estaba quieta y no corriendo de un lado para otro, estudiando o metida en la biblioteca todo el día. Dormía tan tranquilamente, despreocupada y relajada, aunque eso no ayudara a mi estúpido corazón que no dejaba de latir, sigilosamente me fui acercando hasta ella, podía escuchar su respiración, podía sentir la calidez que trasmitía. Cuando ella abrió los ojos y se encontraron con los míos. Ese impulso, ese estúpido impulso. La besé. Era una mezcla de emociones y sentimientos que revoloteaban en mi estómago.
No pude evitarlo, ella me hacía sentir algo que jamás había sentido, algo que no podía controlar ni dejar de sentir cada vez que estaba cerca, ella tenía la culpa, ella era la responsable de que estuviera loco por ella. Cuando menos lo pensé, reaccioné y dejé de besarla, ella me miró desconcertada y por un segundo pensé en el golpe que recibiría por haber hecho algo así, pero, me tomó de mi chaqueta y me llevó hasta su boca. Nos besamos
—Evans
—No digas nada—sonrió
—Tú tienes la culpa
—¿Sobre qué?
—Que esté loco por ti
Ella sonrió y no dejo de hacerlo. Juntamos las cosas y yo parecía un torpe con mis manos, no podía dejar de temblar, ni dejaba de pensar en lo que acababa de suceder. Bajamos las escaleras y al fondo del pasillo se escucharon unos pasos, era un guardia y salimos a toda prisa de la escuela, la tomé de la mano y no dejamos de correr hasta que dejamos de escuchar los gritos del guardia. Caminamos y me hice el tonto por unos minutos solo para seguir tomando su mano
—Ya puedes soltarme
—Perdón—la solté y seguimos caminando, escuché su risa detrás de mí
—Era broma—me tomó de la mano y estábamos caminando cuando ella poco a poco rodeó mi brazo con sus manos
—Eres increíble Ev
—Eso ya lo sé Nik, no necesitas repetirlo
—Me refiero más a que, eres impredecible, no sé qué se puede esperar de ti
Ev solo sonreía y todo ese momento era muy lindo, no podía creer que lo que tanto me había imaginado por fin estaba sucediendo. Al llegar a su casa, no quería soltarla, ni despedirme de ella, cada paso que dábamos .
—Maldición, el auto
—Esta... en.
—Carajo, no puede ser que lo olvidé
Ambos reímos. Había olvidado por completo el auto en el estacionamiento de la escuela. —¿Quieres que te acompañe? —preguntó sujetando mi mano
—No es necesario, yo iré por el
—Ve con cuidado ¿Está bien? —sonreía tan dulcemente, sus mejillas se sonrojaron y pretendía esconderlas entre su cabello
—No hagas eso
—¿Hacer qué?
—Cubrir tú cara con tu cabello, tienes una cara muy linda como para hacer eso —ella sonrió y fue inevitable no tomarla de la cara y besarla nuevamente, y entonces me di cuenta, de lo loco que estaba por Elisse Evans
—Me gustas Evans—le susurré—ella sonrió y me miró a los ojos
—También me gustas Nik
Me había propuesto dejar de lado todo y ser sincero con ella y conmigo mismo, sus ojos eran tan hechizantes, era inevitable que no me atrajera así de fuerte hacia ella. En ese momento solo sonreí y ella no dejaba de verme
—¿Sabes bailar?
—Por qué preguntas eso
—Pronto será tu graduación y debes saber bailar
—De hecho, no sé—reí porque nunca lo había intentado
—Te enseñaré
Ella comenzó a bailar frente a mí y después tomó mis manos y comenzó a guiarme para que también bailara, talvez realmente estaba loco pero la noche era mágica, como si estuviera en un cuento de hadas de esos que suelo leerle a mi hermana antes de dormir, pero me encantaba sentir lo que sentía
—Cuando sea mi baile de graduación ¿me invitarás?
—Evans, los trajes no me van
—Lo mío tampoco son los tacones, pero por fechas como esa estaré dispuesta a usar
—De acuerdo, en tu graduación estaré ahí presente, lo prometo
—¿Lo juras?
—Lo juro, es una promesa inquebrantable
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