ᴛᴇɴᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ
Jeongin no quiso cenar, abrió la puerta, negó con la cabeza con sus mejillas sonrojadas y volvió a cerrarla.
Bien, eso fue un claro no.
Me quedo en la puerta unos segundos, intentando saber si todo está bien del otro lado o hay algo de lo que debo preocuparme.
No escucho nada, no hay forma de saber si él está pasando por algo y digamos que aquello no me alarma del todo.
Debo darle su espacio.
La fría brisa se adentra a la sala, recuerdo que he dejado la ventana abierta y pronto me encamino en esa dirección, dejando de lado que la puerta de Jeongin se ha abierto por culpa de esta misma brisa. Admiro la vista unos segundos y finalmente deslizó el vidrio hacia un lado.
Ahora camino hacia la puerta donde Jeongin se encuentra para cerrarla. Sin embargo, me detengo casi al instante en que mi mano toca el picaporte.
¿Eso es...?.
Paso saliva con dificultad, escuchando los susurros provenientes de la habitación.
¿Él está...?.
Retrocedo un paso, sabiendo lo mal que hago al permanecer más tiempo ahí, escuchando su dulce voz gemir por lo bajo.
Dios, Hyunjin.
Lárgate de ahí.
Pero mi cuerpo no se mueve, no soy capaz de respirar con normalidad tras oírlo susurrar mi nombre y aunque desee irme, mi cuerpo anhelaba saciar sus suplicas.
No sé qué me sorprende más, si la escena o el simple hecho de que Jeongin se masturbaba pensando en mi.
— ¿Es por eso que no querías comer?. —La luz de la habitación no es suficiente, pero gracias a la luz del exterior que entra por la ventana puedo diferenciar su cuerpo en la cama. Se detiene casi al instante en que me escucha.
Se cubre con las sábanas mientras yo me dejo caer sobre el marco de la puerta.
— La puerta se abrió por el viento, vine a cerrarla. —Intento sonar tranquilo, pero realmente no lo estoy. —Puedes continuar.
— L-lo siento. —su voz tiembla, como si estuviera a punto de llorar.
Oh no, no llores.
Sé que él no puede ver mi rostro por la contraluz, yo tampoco puedo verlo con facilidad, pero eso no quita que no pueda notar como su cuerpo se mueve debajo de las sábanas.
Oh, ya veo.
¿No vas a detenerte?.
— ¿Te gusta ser observado, Jeongin?.
No hay respuesta, es como si el simple hecho de verme ahí de pie lo incitara a continuar.
Otro suspiro sale de sus labios.
Me cruzo de brazos, ignorando que el bulto en mis pantalones se ha agrandado y comenzará a doler si no lo quito de ahí pronto.
— ~ah...
Puedo imaginar su rostro completamente rojo de la excitación.
Ojalá yo pudiera ayudarte.
Pero no lo haré.
No sin tu consentimiento.
— Jinnie... ~
Puta madre.
La puta que me puta pario.
Relamo mis labios, dejando caer mis brazos y deshaciendo el nudo de mi pijama.
Bien, él se está divirtiendo.
Pero yo también quiero.
Deslizo mis manos dentro de mi ropa interior, retengo la respiración, respiro de forma tan fuerte que no puedo escuchar a Jeongin con claridad.
— ¡ah!.
Mañana no podrá si quiera verme a los ojos.
Humedezco mis dedos para seguir con mi juego de manos, masturbandome de arriba hacia abajo mientras los gemidos sucios de Jeongin me estremecen la piel. Podía imaginar sus lindos deditos jugar conmigo, tocándome de forma tímida, con sus ojos perdidos y bañados en placer.
Retengo una queja.
Anhelo tocarlo.
Deseo poder hacerlo.
Sus gemidos se vuelven más continuos, el sonido mojado de nuestros cuerpos y su dulce voz me hacen aumentar la velocidad.
Mierda.
Puta mierda.
— ¡~ah!. ―ya ni siquiera se esfuerza en ocultarlo. Él parece disfrutar de eso, y a mí me encanta oírlo.
Sus piernas se mueven debajo de las sábanas, tanto que termina casi quitandolas. Se masturba con rapidez, usando sus dos pequeñas manos.
Eso es bebé.
Déjame verte.
Todo mi cuerpo tiembla, muerdo mi labio con fuerza viendo como su cuerpo se contrae y un gemido seco se hace oír. Tras esto, yo también termino por correrme sobre mi mano.
Demonios.
Nuestros jadeos se escuchan en la habitación.
Creo que al fin se ha dado cuenta de lo que ha hecho, ya que se incorpora en la cama y se hace pequeño en la esquina de la cama.
Intento recobrar la respiración, soltando uno que otro fuerte suspiro mientras vuelvo a dejarme caer sobre el marco de la puerta.
— L-lo siento. —Dice, esta demasiado avergonzado. —Lo siento Jinnie.
¡¿Por qué se escucha tan seductor?!.
¡¿Quién es este chico?!.
— Descuida, pequeño. —me aclaro la garganta. —¿Te sientes mejor ahora?.
No hay respuesta de su parte, por lo que solo sonrió y vuelvo a tomar el mango de la puerta.
— Descansa, Jeongin.
Sigo sin obtener respuestas y estoy seguro de que la mañana siguiente será igual. Él no me verá a los ojos, no podrá evitar sonrojarse cada vez que hable y su cuerpo temblará si me acerco.
Pequeño Jeongin...
... Eres mi maldita perdición.
Me he vuelto loco.
Imbécil. Imbécil. Imbécil.
— Mira, traje frutillas para que puedas comerlas cuando quieras. —Hyunjin deja la bolsa de frutillas frente a mi, me detengo a verlas unos segundos, sintiendo mis mejillas tomar el mismo color que estas mismas. —¿Qué es esa cara que pones?, ¿no te gustan?, ¿al bebé ya no le agradan?.
— N-no, s-si.
Una risa sale de sus labios, me estremezco en mi lugar.
¿Puedes decir algo coherente, maldito Jeongin?.
— G-gracias.
— Olvidé decirlo. —Se aclara la garganta. —Los chicos quieren cenar aquí esta noche, ¿te parece bien?.
¿Por qué pide mi opinión?.
Es su casa...
— Tu también estas aquí. —dice como si pudiera leer mi mente. —No quiero hacer algo que pueda incomodarte.
¿Incomodarme?.
Yo...
... yo literalmente me toqué delante suyo.
¿Qué podía ser peor?.
— E-está bien.
— ¿Estas seguro?, puedo...
— Que vengan, será agradable.
Se inclina hacia mi, dejando un beso en mi cabeza que me toma por sorpresa.
Oh...
— Me alegra tenerte aquí.
Retengo mi respiración.
¿Él dijo eso?.
¿Realmente dijo eso un día después de que me masturbé delante de él?.
— Jin.
Él detiene su paso y me mira sobre su hombro. Mi cuerpo entra en calor casi al instante en que nuestras miradas coinciden.
Que vergüenza...
Una sonrisa se planta en sus labios, como si verme así fuera algo lindo para él.
— Yo... -
— Tú.
— Yo... lamento...
— Lamentas...¿qué lamentas?.
Dilo de una puta vez, Jeongin inútil.
— Lo que pasó.
— ¿Qué pasó?.
Esta jugando conmigo.
A él...
... le gusta verme así.
— T-tu sabes lo... lo...
— Refrescame la memoria.
Será infeliz.
— Hyunjin...
— Jinnie suena más lindo.
¡Hijo de puta!.
Cruzo mis piernas, presionandolas con nerviosismo.
— Esta bien Jeongin, no has hecho nada malo. —me sonríe mostrando sus lindos dientes.
— Pero yo...
— ¿De qué te avergüenzas?. —Relame sus labios. —Es algo normal.
— Pero...
— Bueno, la próxima... —Camina hacia la salida y se detiene para voltear una vez más a verme.
¿La próxima qué?.
— Si necesitas ayuda solo pídela.
Y se va, dejándome completamente solo.
¿Él insinuó...?
Puta madre, Hyunjin va a matarme un día de estos.
Dos actualizaciones en un día como regalito, tal vez actualice más tarde o mañana.
Hoy entre a clases de nuevo, puras desgracias, se fue uno de mis profes favoritos, NOS MINTIO, NOS DIJO QUE NO SE IBA A IR, QUE NO NOS IBA A ABANDONAR.
Si nos abandono, así que con un amigo le estuvimos hablando por WhatsApp y nos dijo que cualquier cosa iba a estar en cierto colegio, cerca de donde venden los completos, sale irse a comer unos completos a la plaza con el profe.
No se olviden de votar y comentar, besos!!
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