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ᴘʟᴀᴄᴇʀ.

Demasiado silencioso para hablar, pero bastante ruidoso cuando se trataba de tocarlo. Jeongin se había acercado para mirar la herida de mi labio y unos segundos después me encontré devolviendole un beso.

Sutil...

Tímido...

Supongo que así empezó, él se inclinaba para besarme y se alejaba con sus ojitos cansados, yo esperaba unos segundos y luego volvía a él para también dejar besos en sus lindos labios.

Él parecía divertirse mientras que el alcohol comenzaba a volverse un desastre en nuestros cuerpos.

Está ebrio, no sabe lo que hace.

No sé en que momento Jeongin se sube sobre mis piernas, pero resultaba fascinante deslizar mis manos sobre su suave piel con olor a vainilla. Hay un extraño cosquilleo en todo mi cuerpo.

Sus carnosos labios me besan con desesperación, el gusto a licor nos acompaña al igual que sus gemidos.

¿De donde salio este chico?.

Tan delicado...

Tan frágil...

En cuanto lo ví supe que no era de aquí, si lo hubiera visto antes lo recordaría. Jeongin era demasiado callado, su postura era perfecta y no hablaba mucho.

Pongo mis manos en su pequeña cintura, sintiéndo miedo de cometer algún error y lastimarlo.

No seas bruto, Hyunjin.

Deslizo mi lengua por su cuello, él tira su cabeza hacia atrás para dejarme paso a la vez que mis perversas manos irrumpen dentro de su vestimenta. Él no sólo es tímido para hablar, también es cuidadoso con sus manos, toca con cuidado mi pecho mientras siento como su pelvis se mueve.

Suelto un jadeo.

Vainilla.

Dulce vainilla.

La forma en que me besa.

El extraño cosquilleo en mi cuerpo.

— Jeongin. —Dejo pequeños besos en su hombro. —Estas ebrio, no sabes lo que haces y yo tampoco, creo que...

Ha vuelto a besarme, obligando a mis manos a tocarlo por debajo de la ropa. No quiere que me detenga y siendo sincero no quiero detenerme, pero sé lo equivocado que estamos de dejar que esto pase.

Yo no...

... no puedo hacerle esto...

Tan delicado... tan frágil.

— Niño. —sus pequeños dedos desprenden los botones de mis jeans y es entonces que me mira. —Hablo en serio.

Sus mejillas y orejas han tomado un color intenso. Sus pecas resaltan ante ese color y debo de admitir que es lo más tierno que vi.

Es como si estuviera viendo una obra de arte, sus ojos tienen ese brillo intenso que hacen que mi corazón se acelere.

¿De donde salio esta linda hadita?.

— Solo quiero divertirme. —dice y puedo jurar que un sentimiento extraño me invadió.

La forma inocente de hablar y dirigirse a mi, la vergüenza en su expresión y lo tiento que se ve.

¿Quién soy yo para negarme?.

Bajo un poco mis pantalones, él se encarga de deshacerse de los suyos para ponerse a horcajadas nuevamente. Pega su frente a la mía, sosteniéndose de mis hombros y seguido se sienta lentamente en mi.

Su putisima madre santa.

Se siente demasiado bien.

Sus brazos me rodean el cuello, nos tomamos unos segundos para respirar, pero me es inevitable no querer saborear más su piel, su piel con aroma a vainilla.

Un fuerte escalofrío me recorre, me sostengo de su cintura mientras lo veo cerrar sus ojos, su boca se entreabre a la vez que se mueve de arriba hacia abajo. Nuestros cuerpos bailan con la música de fondo, aunque en realidad sólo puedo concentrarme en el lindo chico que me está montando.

Podría decir que es jodidamente sexy, pero en estos momentos solo encuentro esta situación como algo romántico. Tan desesperados, tan ansiosos el uno por el otro. Su lengua se desliza por mi boca de forma provocativa, me muevo debajo suyo, intentando llegar hasta lo más profundo.

Mi corazón late con fuerza, hay estrellas en sus ojos y todo su rostro sonrojado, es lo más bonito que me he permitido ver hasta ahora.

¡ah!. —Gime sobre mis labios. Yo solo puedo verlo mientras disfruto de sus deliciosos movimientos. Su blanca piel se ve tan bien con mis manos encima, su cabello se despeina hacia todos lados.

¡ah!, ¡ah!.

Sus dulces gemidos son música para mis oídos, el brinca sobre mi y yo aprovecho todo el tiempo que nos queda para probar su piel las veces que sean necesarias. Es delicioso.

Vainilla.

¡ah!, —suspira.— n-no te detengas.

No suelo hacer esto, no suelo meterme en las piernas de gente que acabo de conocer.

No accedo fácil a estas cosas.

¿Por qué fui tan fácil con este chico?.

Atrapo su boca una vez más, metiendo mi lengua dentro de esta para poder conocer su lengua. Él gime en mí boca a la vez que siento sus dedos clavarse en mis hombros.

Pequeño Jeongin.

¿Esto te está gustando?.

¿Te estás divirtiendo ahora?.

La velocidad de nuestros cuerpos se vuelve más rápida, me siento aturdido por la música del exterior pero me encanta la forma en que su boca se abre para gemir de placer. Me gusta como toca mi cuerpo con cuidado y de alguna forma también intento memorizar cada parte de su pequeño cuerpo. Su mirada está cargada de deseo y se mueve desesperado, fuera de control.

Eso es, pequeño, tómalo todo.

Pongo mis manos en su cintura, notando como mis manos encajan a la perfección ahí. Lo ayudo a moverse, dejando que su cuerpo caiga de forma brusca contra el mío.

Estoy en el puto cielo.

Este chico es un ángel.

¡Demonios!.

Dios mío. —Suspiro.— chico, eres increíble.

¡ah!, Hyunjin, voy a venirme.

Ha dicho mi nombre.

El chico ha dicho mi nombre y por alguna razón aquello me gustó.

— Dilo otra vez.

Cierra sus ojos, abriendo su boca para jadear.

— Dilo.

Hyunjin.

Llevo una de mis manos a su pene, moviendolo con lentitud, notando como se estremece y se retuerce por eso. Muerdo mi labio, sintiendo sus piernas temblar por mi culpa. Vuelvo a pasar mi lengua por su pecho, lamiendo sus pezones y disfrutando de aquel increíble aroma. Mi cuerpo tiembla por completo, un escalofrío me recorre y segundos después la sensación de estar a punto de explotar me invade.

Esto es...

¡ah, dios mio!. —Jalo de su cabello, casi al instante un fuerte quejido sale de sus labios y seguido puedo ver como su semen salpica mi abdomen.

¡¿Qué fue eso?!.

Tiembla, bañado en sudor y hecho un completo desastre. Lo atraigo a mi cuerpo, cubriéndolo con mis brazos y esperando que nuestras respiraciones se calmen. Aún siento el calor de su interior, tan húmedo y ahora lleno.

Debería preocuparme por eso...

Me hubiera quedado así por más tiempo, pero Jeongin pronto se limpió y se vistió en silencio, como si quisiera salir corriendo de ahí, casi al instante yo higo lo mismo. Ninguno de los dos dijo nada, pero la forma en que su rostro seguía igual de sonrojado que antes solo me hacía pensar que él seguía repitiendo la escena en su cabeza y se sonrojaba cada vez más.

Lindo.

Mi reloj de muñeca suena, anunciando que son las cinco de la mañana y que la policía seguramente está a punto de llegar. Normalmente eso pasaba todo el tiempo, pero dado que Jeongin no conocía el lugar, era mi responsabilidad sacarlo de aquí sano y salvo.

— Vamonos. —Cierro mis dedos en su muñeca, sintiéndolo temblar una vez más.

— ¿A d-dónde?.

Abro la puerta del baño, la música pronto nos rodea, el humo de cigarro y marihuana parece fastidiarlo pero de igual forma me sigue el paso hasta el patio trasero.

El ambiente está fresco y seguramente nos dejará una sorpresa a ambos luego de literalmente terminar de tener sexo.

Ambos nos enfermaremos horrible después de esto.

— Ya te dije que debo sacarte de aquí si no quieres ser arrestado.

Jeongin se mantiene en silencio unos segundos hasta que parece recordar algo.

— Mi amigo esta adentro, no puedo dejarlo.

Oh, bueno, tiene amigos.

A este punto creí que venía solo.

— ¿Tu amigo te trajo?.

— Felix... —Alarga.— suele venir a estos lugares.

¡¿Felix?!.

Demonios, Felix, ¿por qué trajiste al chico aquí?.

— Maldito sea Felix. —El frío del exterior es notorio, pero sé que nos ayudará tanto a Jeongin como a mí para bajar el alcohol de nuestro cuerpo.

Y bueno, nos enfermaremos pero eso ya lo dije.

— Escucha, él saldrá de aquí, ya lo ha hecho antes.

¡¿Cómo demonios alguien como Jeongin es amigo de Felix?!.

¿Qué putas me estoy perdiendo?.

— Caminaremos, nos hará bien y además no pienso manejar en este estado y menos contigo.

Jeongin no protesta, se aferra a mi vestimenta y camina a mi lado sin decir una palabra, su mirada está perdida en sus pies, como si estuviera atento a caminar derecho.

Es tonto, definitivamente se está tambaleando.

Puta madre, acabo de tener sexo con un desconocido y encima ebrio.

Merezco lo peor del mundo.

— ¿No te han enseñado tus padres a no irte con desconocidos?.

Él permanece pensativo unos segundos en silencio.

— También me enseñaron a no tener sexo con desconocidos, pero aquí estoy.

Ha hablado más de la cuenta, guau.

Para mi desgracia, el camino terminó para ambos dos cuadras después. Jeongin se subió a un taxi y se marchó sin mirar atrás. Yo me quedé ahí, de pie en la oscuridad de la noche mientras veía el auto alejarse.

Adiós, hadita.

Causó curiosidad en mi en cuanto entré a ese baño. Tan callado, tierno, tímido y algo curioso.

Compartió la bebida conmigo y se quedó a mi lado a pesar de ser un completo desconocido.

La forma en que sus manos me tocaron me hicieron estremecer, fue el primero que parecía querer tener cuidado en donde tocaba, no lo hizo de forma desesperada, no fue bruto, él realmente me hizo sentir como si...

...Como si fuera a romperme.

Intenté volver a sentir ese delicioso aroma a vainilla, pero ni siquiera la misma esencia de vainilla me hizo sentir tan embriagado como lo hizo su cuerpo.

¿De dónde saliste, Jeongin?.

¿Quién eres y dónde puedo encontrarte?.

No se olviden de votar y comentar, besos!!

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