ᴅᴇsᴇᴏ.
Jeongin come sus frutillas como si fuera su última noche con vida. Yo, por otro lado, decidí comprarme un helado.
— ¿Qué pediste?.
— Vainilla.
Él asiente con su cabeza, yo me limito a verlo mientras lleva otra frutilla a sus labios. Estos se acentúan en cada mordida que da, como el color de estos se vuelven más intensos ante el tinte de la frutilla.
Demonios.
Vuelvo a saborear la vainilla en mi boca, aunque me siento un poco decepcionado. Aún sigue sin saciarme.
— No pareces satisfecho con eso. —dice el divertido. Estira su mano en mi dirección con la frutilla entre sus dedos. —¿Quieres?.
Parece un niño pequeño, con sus labios manchados y sus ojos cargados de felicidad.
— No, prefiero mi helado.
— Tú te lo pierdes.
Hace una linda mueca con sus labios. Mi corazón va muy rápido y él tiene toda mi atención en este instante.
No debo incomodarlo.
No debo...
... No lo incomodes...
— ¿Quieres helado?.
Jeongin parece pensarlo un poco desde el otro lado de la alfombra. Relame sus labios de tal manera que me hace desearlo aún más, pero aparto mi mirada tan rápido como puedo. Entonces gatea hacia mi, con esa sonrisa en sus labios.
Abre un poco su boca, esperando que lleve la cuchara hacia esa dirección, sin embargo, me atrevo a tomarlo del mentón.
Un seco suspiro sale de sus labios, estamos tan cerca que mi corazón se ha acelerado y es inevitable no exhalar con pesadez sobre su rostro.
No. lo. hagas.
Sus labios se entreabren, sus mejillas toman ese lindo color rosado y finalmente pongo la cuchara en su boca.
Lo suelto como si aquello no hubiera pasado y sigo comiendo de mi helado mientras él se sienta frente a mi, con la mirada en sus pies mientras saborea el helado en su boca de forma tímida.
— Esta rico... —Dice en un bajo susurro. —Le gustó.
Parpadeo varias veces, recordando ese pequeño detalle y llevando mi vista a su vientre.
A él también le gusta la vainilla.
o ella...
... por supuesto...
puede ser lo que quiera ser... como Barbie.
— Pero le gusta más la frutilla. —Vuelve a llevar una enorme frutilla a su boca, vuelve a saborearla como si fuera lo último que comería. —¿Seguro no quieres?.
— Bien, dame u...-.
Me ha tomado del rostro, sujeta la frutilla entre sus dientes mientras la acerca a mi boca. Mi corazón va muy rápido en estos momentos.
Me sujeto a su cintura, también me obligo a mantener la calma. Sus ojos me miran avergonzados durante unos segundos y finalmente, tomo la frutilla con mi boca.
Él se aparta casi al instante.
Esta provocándome.
¿Por qué me daría la frutilla de esa forma si no?.
Saboreo la fruta, dejo que el jugo se exprima en mi boca y relamo mis labios antes de volver a verlo.
— Si, esta buena. —admito. —Y es muy dulce...
— ¿V-vis...?
— ¿Pero sabes que es más dulce?.
Me he inclinado hacia adelante, aprovecho su distracción para apartar el pote de frutillas para así dejarme el paso libre hacia él.
— ¿a-algo más dulce?.
Esta nervioso, y no puedo culparlo.
— Tú eres más dulce.
Jeongin abre su boca y vuelve a sorprenderse ante mí acercamiento, le toma una mala jugada porque termina por caer hacia atrás, eso me da una buena ventaja. Sus ojos me miran con ese brillo inexplicable, abre su boca aún manchada y deja sus manos en su lugar, arriba justo a cada lado de su cabeza, como si estuviera rindiendose.
Dame un poco de pelea.
— Tu eres más dulce, Jeongin. —Aprieto ligeramente su muslo y me dejo caer sobre su cuerpo. —Eres delicioso.
Pasa saliva con dificultad y entrecierra un poco sus ojos.
Tan lindo.
Me deslizo aún más cerca, aspirando el dulce aroma de su piel, tocando la piel de su cuello con mi nariz y quedándome ahí unos minutos más.
Su pecho sube y baja tan rápido que me preocupa, así que me aparto, acomodandome una vez más en mi lugar y terminando mi helado como si nada.
Jeongin sin embargo, permanece ahí, en la alfombra, con su mirada perdida en el techo y su rostro completamente sonrojado.
— ¿Estas bien?.
— S-solo dame un minuto más.
— ¿Puedes respirar bien?.
— Y-yo...
— ¿O acaso necesitas respiración boca a boca?.
Se incorpora sin mirarme, acomoda su ropa y se pone de pie dejando de lado las frutillas. Ni siquiera las mira.
— ¿Jeongin?.
No dice nada, se limita a caminar apresurado hacia el baño. Pienso en que quizás debería darle su tiempo, si necesita mi ayuda entonces llamará por mi.
¿Verdad?.
¿ÉL...?
¿Realmente esta bien?.
Tal vez no debí... no debí hacer eso.
Tal vez lo incomodé.
Yo...
... ¡Demonios!...
— ¿Jeongin?.
No hay respuestas, solo el ruido del agua corriendo.
— ¿Jeongin estas bien?.
La puerta finalmente se abre, su rostro está mojado, sus ojitos entrecerrados y se aferra con fuerza al marco de la puerta.
Él...
... No luce bien.
— ¿Jeongin, tú...?
Su cuerpo se tambalea, me apresuro a tomarlo de la cadera y tomarlo en brazos mientras él se deja caer. Su cabello se sacude un poco mientras me apresuro a llegar al sofá, donde lo recuesto rápidamente.
— ¿Jeongin?.
— Solo... creo que fue un mareo.
Su voz suena tan débil que no puedo quedarme tranquilo.
— Te llevaré al hospital.
Voy en busca de los abrigos mientras lo dejo recostado en el sofá. Pero casi al instante en que me aparto él se pone de pie.
— No es nece...-
— ¡Jeongin!. —Caigo al piso, golpeando mis rodillas pero evitando que su cuerpo se golpee, sus ojos se cierran mientras un suspiro sale de sus labios. —Demonios.
— ¡Cuando te dije que quería ser tío no me refería a que embarazaras a mi mejor amigo, maldito bastardo!.
Felix me toma de la camiseta y me sacude una y otra vez frente a los ojos de Changbin, quien observa su reloj con cierto desinterés.
— ¡¿Cómo pudiste...?!. —Exclama. —¡¿Si quiera lo has visto?!, es tan frágil y delicado y tú... ¡Tú eres una bestia sin sentimientos!.
— Yo no lo definiría así. —Changbin se aclara la garganta.
— ¡Tú no te metas, nadie te ha nombrado aquí!.
Changbin levanta sus cejas, incrédulo.
— L-lo siento. —Felix finalmente me suelta. —Es difícil de creer. Yo... No puedo creer que vayas a ser padre y que encima embarazaste a mi mejor amigo.
— Me ocuparé de él, lo juro.
— Sé que lo harás. —Se cruza de brazos y se sienta en los asientos de la sala de espera. —Jeongin tiene un corazón frágil, tampoco habla mucho y es difícil saber lo que piensa, pero sé que te encargarás bien de él, si le rompes el corazón yo mismo te pateo el culo.
— Jeongin y yo no...
— ¡Te pateo el culo!.
— ¿Familiares de Yang Jeongin?. —Felix se pone de pie. —Él está bien, los desmayos son propensos en personas embarazadas.
— Gracias. —Felix agradece a la enfermera y vuelve a verme. —Jeongin está sufriendo por culpa de tu estúpido esperma.
Casi al instante lleva sus manos a su boca.
— ¡Dios!, ¡le dije estúpido a mi sobrino!, Jeongin va a matarme.
Capítulo por el 14? claro que si.
Espero que les haya gustado, no se olviden de votar y comentar, besos!!
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