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sᴏʟᴇᴅᴀᴅ.

Tiemblo.

Hyunjin no ha apartado la mirada de mi desde que acepté su invitación para pasar la noche en su casa. Esta de brazos cruzados, sentado en el sofá con sus piernas ligeramente abiertas, puedo ver como la prenda superior parece amenazar con rasgarse por los músculos de sus brazos.

Me da...

Miedo...

No he tocado mi plato de comida y por supuesto que lo sabe, se ha empeñado en preparar la cena pero al parecer al niño no parece agradarle la idea de comer salsa esta noche. El estómago se me revuelve y siento las náuseas amenazar mi garganta, pero hago mi mejor esfuerzo para ocultarlo.

Por favor...

Déjame comer, muero de hambre.

— Jeongin.

Levanto mi vista abre su ronca voz, no hay expresión en su rostro.

— Come.

Asiento de forma lenta con mi cabeza, tomando los cubiertos y anhelando la idea de llevar la pasta a mi boca, pero en cuanto el olor de la salsa se adentra por mis fosas, me obligo a apartarla tan rápido que incluso me he puesto de pie.

Mis ojos se llenan de lágrimas tras la repentina arcada y Hyunjin se pone de pie casi al instante, pero no puede alcanzarme ya que unos segundos después me dirijo a paso ligero hacia el baño.

No llores.

No llores.

No llores.

Es solo vomito, no morirás.

— Déjame ayudarte. —Sus fríos dedos quitan los largos mechones que caen de mi cabello, su mano libre me acaricia la espalda y puedo escucharlo murmurar que todo estará bien.

¡Todo esto es una...!

Retengo el llanto, sintiéndome un estúpido por el simple hecho de tenerle miedo al vomito. La sensación de sentir la comida volviendo por donde entró no es linda y definitivamente odiaba eso.

— Está bien, chiquito, prepararé algo que sea de tu agrado.

Su voz es tranquila, relaja mi cuerpo casi al instante.

Él...

... ¿Por qué hace esto?...

En cuanto termino me limito a limpiar mi boca y lavar mi rostro con suma paciencia.

Él se encuentra en la cocina, preparando algo para mi.

Él no...

... No debería preocuparse por esta mierda...

soy tan tonto... y... molesto.

— Mira, te hice pasta pero sin salsa, ¿crees que le agrade?.

Mi corazón se acelera en cuanto salgo del baño, Jin carga con un plato completo de pasta, tiene una sonrisa abierta en sus labios y es inevitable no pensar en lo lindo que es cuando sonríe.

Es muy lindo...

Me mantengo callado, viendo como coloca el plato sobre la mesa de la sala y espera paciente a que pruebe el primer bocado.

Por favor bebé.

Solo déjame comer lo que tu padre preparó para nosotros...

... Por favor...

Parpadeo sorprendido, disfrutando del primer bocado mientras veo como la sonrisa de Hyunjin parece volverse aún más grande frente a mis ojos. Mantengo mi boca llena, pensando que quizás ha preparado más pasta de lo que realmente como, pero al final termino por terminarlo todo mientras él sigue con su plato de pasta con salsa.

— Hmm. ―arrugo mi nariz. —Esta muy rico.

— Me alegro que les guste.

Les...

... Dios...

¿Este hombre es real?.

— Bien, hay muchas cosas que quiero preguntar sobre ti, Jeongin. —Hyunjin se remueve sobre el sofá. —Creo que podríamos empezar así ya que, bueno, ahora tenemos algo en común.

Algo en común...

... El bebé...

— Empezaré preguntando si tus padres saben de esto.

Una sensación vacía se posa en mi estómago.
Asiento en silencio, sintiendo la vergüenza trepar por mis extremidades.

Soy una maldita vergüenza para mi familia.

— ¿Y qué...?.

— ¿E-eso importa?.

— No lo sé. —se encoge de hombros. —Quiero saber si debo comenzar a preocuparme por algo más que...

— No. —Me limito a responder, volviendo mi vista al plato ahora vacío. —No tengo relación con ellos, no debes preocuparte por esas cosas, t-tú ya tienes suficiente.

Lo veo fruncir el ceño, algo que hace que vuelva a temblar en mi lugar. Hyunjin realmente es aterrador con cualquier expresión que hace (exceptuando sonreír).

— No eres una carga para mí, chiquito. —Dice, por alguna razón siento como si me estuviera seduciendo. —Tu no me molestas, si necesitas algo yo te ayudaré, si quieres ir a algún lado yo puedo llevarte, si...

— Entiendo. —Me atrevo a interrumpir, aunque mi tono de voz sigue lo suficientemente bajo. —P-pero tú estás muy ocupado y-y no quiero ser una distracción para ti, t-tú...-

— Dios, cierra la boca. —Se pone violentamente de pie, todo mi cuerpo vuelve a temblar, enviándome una señal de advertencia. —No eres una jodida distracción, eres el padre de mi hijo.

— P-pero...-

— Ya no quiero oír más. —Levanta su mano y obedezco ante su petición. ¿A qué le temes realmente?, estoy aquí para ti, Jeongin, no soy...

— E-es que tú eres famoso y...

— ¡Y tú igual!.

— Pe-pero tu reputación... -

— ¿Tengo cara de que me importa mi puta reputación?. —Lleva sus manos a sus caderas. Entreabro mis labios pero no digo ni una sola palabra. —No entiendo el punto de esto.

— ¿Sabes lo que dirán los medios sobre tí si sale a la luz que estoy esperando un bebé tuyo?, los malos comentarios... tú... yo-yo no podría soportar que...

— Puta madre. —Se cruza de brazos. —Me haces enojar.

— L-lo siento. —Intento hacerme más pequeño sobre la alfombra.

— A ver. —Lleva dos dedos a su frente, masajeandola de forma frustrante.—¿Te preocupa que la gente hable mal de mi porque voy a ser padre?.

Asiento con mi cabeza de forma rápida y entonces él me envía una sonrisa que no comprendo.

— Bien, hm, si te hace sentir cómodo... —Hace una pausa. —Intentaremos no salir juntos en público hasta que el niño nazca y mis competencias se terminen.

— O niña.

— ¿Qué?.

— Que puede ser niña.

— Oh... —Parpadea varias veces. —Si, es cierto, puede ser lo que quiera ser.

— C-como barbie.

Hace una mueca con sus labios, cierra sus ojos como si estuviera contando interiormente y luego suelta un fuerte suspiro.

— No puedo contigo.

— L-lo siento.

— ¡No te disculpes más!, es molesto.

— Lo sien...

— ¡Jeongin!.

— ¡Perdón!.

Arrastro mis pies sobre la alfombra mientras me dirijo a la habitación. Le doy una última mirada a Hyunjin, quien se ha puesto cómodo en el sofá y me saluda con una de sus manos.

Siento todo mi cuerpo arder ante esa pequeña acción, solo me limito a sonreírle y retomar mi camino hacia el cuarto. Su cuarto es enorme, las paredes están pintadas de un color azul Marino, el techo y los muebles son lo único blanco en el lugar.

Me encamino hacia la ventana a un lado de la cama, las luces de la ciudad se ven desde aquí, iluminando mi rostro como si fueran millones de estrellas.

Guau.

— Tu padre tiene una linda vista desde aquí. —susurro, pasando mis manos por mi vientre. —¿Tú también lo sientes verdad?.

Abro la ventana, sintiendo la cálida brisa adentrarse por esta misma y sacudiendo un poco mi cabello.

Que...

... Agradable...

— Si, es esa sensación... —Cierro mis ojos, disfrutando un poco más de ese lindo sentimiento.

¿Puedes sentirlo también?.

Se siente cálido en mi pecho...

... Ya no estamos solitos...

A veces cuando me siento mal, sin ganas de nada me da por actualizar.

También me gustaría interactuar más, pero no se como hacerlo.

Espero que les haya gustado, besos.

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