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— ¡Oye! — escuchó la saiyajin por su rastreador. Hizo una mueca pues el grito se escuchó muy fuerte — Jun– ¡ah!, escucha–
— ¿Fasha? — preguntó, ajustando el aparato. En la pantalla pudo ver su nombre, confirmando su duda.
La señal era mala, escuchaba mucho ruido de fondo y las palabras se cortaban.
— Tie– ... ¡no ...as! — siguió la mujer. Aunque no podía ser muy clara, estaba alterada — él... ¡... do! ¡no! ¡Ve–
Hubo un sonido fuerte, como una explosión, y después, silencio.
— ¿Hola? ¿Fasha, estás ahí? — insistió, a lo que volvió a escuchar interferencia y una voz lejana. La comunicación terminó de pronto.
Apretó el botón del rastreador para regresar la llamada, sin embargo, después de unas cinco veces intentando el artefacto hizo un ruido agudo, y en la pantalla se mostró el mensaje "imposible reconectar" dio a entender que ella no estaba disponible, quizá se ocupó en la misión o la señal se había perdido.
— ¿Ya terminaste? — preguntó Vegeta por el otro canal.
— No — suspiró —. Aún quedan un par, pero no será problema. ¿Y tú?
— Ya. Soy el primero — expresó con orgullo — Regresaré al punto de encuentro, no tardes.
Sonrió a medias — Voy a mi propio paso, pero trataré. No me extrañes demasiado.
— ¡No haré tal cosa!
Juno dio una vuelta en la cama y despertó. El sueño se le había quitado, como era de esperarse. Miró el pequeño despertador que tenían en el la mesa de noche, eran las cinco y diez, todavía tenía más de media hora antes de que los otros se levantaran.
Esa noche utilizaron las licras del uniforme para dormir, ya que sus pijamas y todas sus pertenencias habían sido destruidas junto a su planeta. Podrían conseguir más cosas conforme tuvieran recompensas monetarias al cumplir misiones.
Saliendo de su cama para ir a caminar, vio que Raditz temblaba un poco por el frío, y las cobijas estaban hechas un menudo en el suelo. Se levantó de su cama y cubrió al menor con ellas otra vez. Lo observó por unos instantes, achinando sus ojos ante la imagen que le daba. Era muy parecido a Gine. Aunque él no se mostró afectado por la muerte de su padre o madre, ella había perdido "amigos" que ahora le dejaban un amargo sentimiento en su pecho.
Lo odiaba.
Se dio una corta ducha, sintiendo que el agua y el vapor relajaban sus músculos mientras se tallaba. Jabón genérico, nada de primera calidad como acostumbraba en el palacio, además de que eran baños comunales. Escuchó que si subías de rango, siendo algún general o simplemente teniendo un poder de pelea alto, tenías acceso a habitaciones y baño privado.
Con tiempo de sobra, decidió caminar por la nave esperando encontrar algo interesante. Los pasillos todos eran iguales, con paredes blancas y suelos metálicos grises. En las puertas había un pequeño panel que indicaba que se encontraba del otro lado.
Al otro extremo del pasillo se escucharon voces, y entraron a su campo de visión tres personas, Lord Freezer, una mujer de cabello blanco y tez azul de estatura baja, y un alien amarillo con antenas, ambos estaban cuando fueron recibidos, pero en el calor del momento no les dio importancia.
Para evadir cualquier tipo de interacción se dio la vuelta, dispuesta a buscar otra salida, quizá entrar a la sala de comunicaciones que se hallaba más cerca.
— Saludar se considera una cortesía. — la voz femenina habló, con cierta burla.
Juno arrugó su frente, malcidiendo por lo bajo. Se giró a ellos y se cruzó de brazos, levantando su cabeza ligeramente.
— Buenos días — suspiró, entre dientes. Notó que Freezer se transportaba en una especie de cápsula, con sus dos lacayos de cada lado. Pero sin dejar aquella actitud, hizo como que no le interesaba.
Al encontrarse con esa altanería, Freezer se sintió extrañado. Nuevamente vio que la chica le desafiaba, primero, atacando a su oficial y ahora sin mostrarle una pizca de respeto básico. Pero ninguno se movería hasta que lo hiciera. Mantuvieron fijas sus miradas, y pese a que a cualquier otro soldado le hubiera asesinado, le pareció divertido en ella. ¿De dónde había sacado tanto valor si sus iguales temblaban con solo verlo? ¿Cambiaría al saber que fue él quien destruyó su planeta?
Berryblue captó la atención de la joven, haciendo una seña con su mano, su palma se movía hacia abajo. Juno entendió lo que quería, y sonrió sin mucho chiste dirigiéndose el emperador. Luego hizo una reverencia — Buenos días — repitió.
El hombre salió de su cápsula saltando al suelo, provocó un leve eco, esperando causarle aunque sea un poco de miedo. Sin resultado, se acercó a ella. La diferencia de estaturas era más o menos notoria, la saiyajin era unos cinco centímetros más alta que él. Aunque para cualquier individuo cuerdo, bajo o no, Freezer inspiraba terror.
Le dio algo se satisfacción ver que por lo menos había tensado su cuerpo conforme acortaba el espacio entre ellos, manteniendo sus brazos detrás como normalmente.
— Juno, ¿verdad? — preguntó extrañamente cortés. La joven asintió sintiéndose algo incómoda, la manera en que había hecho sonar su nombre fue tan elegante e imponente — Por supuesto, me será difícil no recordarte, sin duda destacaste en tu primer día — se llevó una mano a la boca y rió brevemente, haciendo que la otra achinara sus ojos — Se realizará un entrenamiento general más tarde — le dijo, meneando su cola — solo una pequeña evaluación de su fuerza.
— Ahm... de acuerdo — vaciló, pensando en que se le iba a ocurrir por su cercanía —. Solía ser una de las mejores guerreras en el ejército, fui la mejor de mi generación. No es problema si es que el entrenamiento será con soldados como Dodoria.
El emperador azotó su cola contra el suelo en un intento de intimidarla. La saiyajin no saltó como lo hizo Kikono, pero dio un paso atrás y extendió su palma, aunque tan pronto como lo hizo escondió sus manos detrás de su espalda.
— ¿Pensabas atacarme?— le preguntó Freezer, siguiendo sus movimientos — Debo informarte que tu patético acto de valentía te meterá en muchos problemas, así que — torció una sonrisa — si aprecias tu vida, aprenderás cuál es tu lugar.
— Mi existencia no es patética... debe saberlo.
— Y tú, soldado, deberías saber que puedo aniquilarte si no dejas de comportarte como si fueras superior a mí. Podrías mostrar algo de tu coraje allá, claro, si es que aún te queda.
Se inclinó levemente hacia él — Espere y lo verá.
— Oh, estoy ansioso. — dijo al imitar su acción.
Tomando aire, apretó sus puños para poder tranquilizarse — Bien.
— Bien.
Dicho eso, la saiyajin volvió a retomar su camino notablemente cabreada, bajo la mirada del demonio del frío. Necesitaba meditar. Meditar siempre la relajaba, y no podía permitirse perder el control como el día anterior.
— Me sorprende que aún siga de pie — dijo Berryblue.
— Lo que dijo es cierto, ella destacó como la mejor, y su poder es de más de diez mil unidades — contestó Kikono — Sería un desperdicio deshacerse de ella ahora que el ejército de los saiyajin no está... ¿v-verdad, Lord Freezer?
El mencionado presto atención nuevamente, pues se había quedado viendo el pasillo por dónde la joven se había ido. Asintió a medias, y volvió a su nave de transporte.
El movimiento de gente incrementaba, así que pensando que sus compañeros ya habían despertado, la saiyajin buscó en la cafetería, a dónde se dirigían la mayoría de las personas. Otras iban saliendo con bandejas de comida o con frutas. Al entrar lo primero –para su desgracia– que se encontró fue a los niños discutiendo con un sujeto exageradamente musculoso y morado. Llevaba una armadura blanca, lo que indicaba que era alguna especie de rango alto.
— ¡Nosotros somos saiyajin, somos una raza guerrera! — exclamó Vegeta.
Harta del asunto, y de que los otros soldados solo observaran inseguros de que hacer, se adelantó entre la multitud empujando a quienes tuviera en frente. Llegó a la par del hombre, dándole la espalda a los pelinegros.
— ¿Acosando a un niño? Vaya, si que eres patético.
— ¿Y tú por qué te metes? No querrás tener problemas... — se detuvo al verla desenrollar la característica cola café de su cintura, menándola arriba para que su mensaje fuera menos sutil — Oh.
— No quiero involucrarme contigo de ninguna manera — respondió con soberbia — Está claro que no tienes el más mínimo sentido de dignidad, así que — colocó sus manos detrás de las cabezas de los niños, para guiarlos a que se dieran la vuelta — hazme un favor y no vuelvas a acercarte, hasta acá puedo oler tu asqueroso aliento.
— ¿Qué dijiste? — le preguntó, fuego saliendo de sus ojos — Soy un general, ¡muestra algo de respeto!
Se llevó una mano a su nariz, haciendo un gesto de exageración — ¿Sabes lo que es la higiene dental?
Los saiyajin se retiraron, con la joven detrás de los menores ojeando a los demás soldados, pareciera que los estaba protegiendo. Fuera de la cafetería, a ambos les dio un zape.
— ¡Auch! — se quejaron.
— Que quede claro — dijo hincándose a su altura —. No voy a ser su niñera, no voy a andar tras de ustedes como perro, ¿entendido? — amenazó, apuntándoles con su dedo índice. Los pequeños asintieron algo intimidados — Cuando alguien trate de humillarlos, ustedes no lo dejarán. Pero no se metan con sujetos que claramente son más fuertes que ustedes.
— Alguien se despertó de mal humor — murmuró el de cabello largo, a lo que recibió otro golpe.
El príncipe se cruzó de brazos — ¿Y que vamos a comer? Literalmente nos sacaste de la cafetería. Además, ¿dónde estabas?
Rodó sus ojos, en lo que se le ocurría una manera de no volver. Al final optaron por ir a sus dormitorios, donde los dos hombres los alcanzaron con bandejas de comida y bebidas. Una lugar simple, pero al menos nadie los molestaría ese día.
— Esto apesta — bufó el peliflama — En Vegeta por lo menos éramos respetados. Estos idiotas no saben con quién se están metiendo.
— Se acabó — contestó la chica — Empezaremos desde cero, y volveré a la cima como antes.
— ¿No te habían degradado?
— Fue ese estúpido de Paragus — musitó al recordarlo. Tan controlador y gritón, ese hombre necesitaba unos buenos golpes para bajar su ego — Por lo menos está muerto, ese desgraciado siempre me desafiaba.
— Juno — le dijo serio —, él era tu comandante, tú lo desafiabas a él.
La chica se encogió de hombros, mostrándose indiferente ante el título.
— Debemos ganarnos una reputación — dijo Shitoh, mordiendo una manzana — Somos cinco, y nos detestan.
— Freezer dijo que evaluaría nuestro poder... — susurró, más para sí misma. Los pelinegros le miraron curiosos — En la mañana lo encontré por ahí.
— ¿Qué le dijiste? — preguntó el de bigote.
— Nada malo — replicó molestándose —. Será entrenamiento, así que, caballeros — esbozó una sonrisa ladina, casi olfateando el olor de la victoria y la humillación de sus oponentes — hay que destrozarlos.
...
Horas más tarde, se convocó a varios soldados novatos a esa evaluación. Juno regresó a su cama y de debajo de su almohada tomó el pendiente dorado. Tuvo que aplicar algo de fuerza para atravesar su oreja izquierda, ya que el agujero se había cerrado después de tanto tiempo sin usar joyería.
Llegando a la sala de entrenamiento se impresionó por su amplio tamaño y comodidades. Un panel de control, gradas, y otro compartimiento más arriba donde se podía observar todo cubiertos por un cristal. Freezer, Zarbón, y el gordo rosado estaban ahí.
Tras otros no importantes, Vegeta y Raditz combatieron (individualmente) contra unas criaturas que denominaban saibaman "mejorados" Verdes, pequeños, y a primera vista no lucían amenazantes sino hasta que el combate inició, mostrando su salvajez.
Shitoh fue el siguente y luego Nappa, aunque ellos pelearon con personas de carne y hueso. Saliendo victoriosos por "poco" daño recibido, fue el turno de Juno, ella había pedido ir al último para observar y tener una estrategia. Al contar sus oponentes, habían cinco más de lo esperado. Al ver a Dodoria este solo hizo un "Oops" con sus labios.
En vez de lanzárseles como sus compañeros hicieron, y ver el piso era metálico y por ende un buen conductor, frotó sus manos unos segundos y tras alzarlas, las dejó caer bruscamente, saliendo de ellas rayos violetas que se esparcieron por el área donde estaban los soldados, electrocutándolos. Al entorpecerlos lo suficiente, dejó ese ataque para crear esferas de energía del tamaño de una pelota de béisbol. Las aventó al suelo, cerca de los pies de sus oponentes, y luego estas explotaron como bombas.
Cinco que no habían sido aventados fuera de la arena por la explosión, salieron cuando ella les arrojó más rayos. Uno se acercó por detrás, pero la saiyajin simplemente alzó su puño y esperó a que él mismo se golpeara, le tomó del brazo y lo lanzó fuera, estampándolo con el cristal.
El demonio del frío observó con más curiosidad. ¿10 mil unidades como poder? Debía haber un error, ella era claramente más fuerte que los soldados con ese promedio.
En cuestión de otros dos minutos, los soldados restantes también fueron eliminados. La joven salió de la arena con una traviesa sonrisa en sus labios, y por el rabillo de su ojo se deleitó con la vista de Dodoria y su confundida cara .
Se sentó en las gradas nuevamente junto a Raditz, quien como los demás le miraba impresionado — Pero como...
— Es que ustedes no piensan con la cabeza. — burló, dando pequeños toques en su cabeza —. Me sorprende que aún la tengan pegada al cuerpo.
— Apenas los tocaste. — comentó el príncipe, arrugando sus cejas.
— ¿Para que ensuciarme? Esto no es un espectáculo.
Esa era la Juno racional que conocía. No luchaba a menos que fuera realmente necesario, no se ensuciaba si había otra manera, y no perdía el control siendo explosiva y salvaje.
La muchacha dirigió su vista hacia arriba, donde Freezer y sus manos derechas observaban el resto de la presentación.
Después de que le dijo ser la mejor de su generación y acabar con sus soldados en menos de diez minutos, ni siquiera la estaba mirando. No parecía interesado.
¿Que más quería ese sujeto para entender que ella no era una simple lacaya a la que podía humillar?
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¡Hola! Muchas gracias por leer y por sus comentarios :3
He visto que a veces hacen a sus OC's, e imaginé a Juno algo así, les traje un dibujillo :D
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