Es momento de ser feliz,

de escupir esas palabras bonitas que tenemos atragantadas,

soltar un poquito de aire

y por una vez,

aunque sólo sea por hoy,

permitirnos el lujo de sonreír.

De sonreír por nosotros,

no por nadie,

sonreír porque nos lo merecemos.

Sonreír porque durante mucho tiempo hemos sido diana

y ya tocaba ser bala,

vamos a disparar tan fuerte que se van a romper las sonrisas,

que por cada lágrima que fuimos capaces de soltar

pertenece una sonrisa;

tres, justo tres,

esas tres balas

son las tres últimas sonrisas que no me atreví a darte,

esos tres últimos "te quiero" que impactaron de lleno en mi pecho izquierdo

y que me dejaron el corazón hecho un completo desastre.

Por culpa de esas tres balas tengo que tratar de recomponerme

y

conseguir

volver

a

ser

yo.