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O6: Coffee and us

Caminaron juntos hasta llegar a un centro comercial; ya que MinHo terminó convenciéndolo de ir por un café, así hablarían un rato también.

Quería negar el hecho de que le gustaba pasar el rato con el chico, pero era imposible. Diría que sus momentos favoritos eran cuando trataba de hacerse el duro, se veía muy tierno así.

—Entonces, ¿Estás buscando trabajo?

JiSung tomó aquello por sorpresa. —Sí, pero algo a medio tiempo ya que tengo la universidad aún.

—Claro —tomó un sorbo. —Sabes, tengo una amigo que está buscando ayuda, tiene una tienda de discos aquí, en este centro comercial.

—¿De verdad? —buscó su mirada.

Asintió con una sonrisa. —Podemos ir luego si quieres, creo que está en los pisos de arriba.

—Dios, sí —rió. —De haber sabido, me hubiese vestido mejor.

—Así te ves bien —apartó su vista. —Muy bien...

—¿Y qué hay de ti? —preguntó él ahora de la nada.

—¿Yo? —se señaló a sí mismo, viéndolo asentir con una sonrisa. —¿Yo qué?

—Cuéntame de ti.

—Hm, ¿Y qué quieres saber de mí?

—Mmm —puchereó un momento. Claro que MinHo no dejó pasar esa muy tierna acción. —¿Tienes pasatiempos?

—... ¿Dormir cuenta cómo uno?

JiSung le regaló una mirada que claramente podía traducirse como “¿Es en serio?”, entonces el chico rió.

—Bromeo, bromeo —suspiró. —Asisto a una academia de baile los fines de semana.

—¿En serio? —asintió. —Increíble, algún día iré.

—Já, en tus sueños.

Se cruzó de brazos. —¿Por qué no?

—Porque no —lo copió. —No rechistes.

Estaba por hacerlo por el gesto en su rostro, pero se lo guardó para después. Entre sus pensamientos buscaba alguna otro tema de conversación con el pelinegro, pero este se le adelantó.

—¿Qué haremos para el año nuevo?

—Haré, quieres decir —lo corrigió.

—Mm, no lo creo, recuerda que aún estoy contigo.

JiSung rodó los ojos, había olvidado eso sólo por un segundo, no había tanta necesidad de que se lo recordara siempre que podía y tenía la oportunidad.

—La verdad no tengo nada planeado aún.

—¿Y tus amigos? —frunció el ceño. —¿No quedaste con ellos para ese día?

Negó. —JeongIn va a con HyunJin a Busan; Felix dijo que iría con Chan a Australia unos días.

—Entiendo —tomó otro sorbo. —¿Qué hay de tu familia?

—No tengo dinero suficiente para viajar hasta Incheon, tampoco tengo auto —se encogió de hombros llevando la taza del café a su boca. —¿Tú no vas a hacer nada?

—No tengo tantos amigos, y los que tengo tienen planes de pasar con su pareja o viajar con su familia.

—¿Y la tuya?

—Estoy como tú —sonrió. —No tengo tanto dinero para viajar hasta allá.

—¿Hasta donde?

—Gimpo —asintió.

—Ya veo —se cruzó de brazos. —Estamos solos.

—Nos tenemos el uno al otro, ¿Qué dices?

—¿Qué?

—Es decir —rió nervioso, rascando su nuca. —Podemos hacer algo esa noche, compramos para hacer bocadillos, y esperamos la media noche.

—Mm, sí, suena bien —sonrió. —Acepto.

MinHo extendió su mano a JiSung, quien la tomó, dando su primer contacto físico con el otro, estrechándolas.

—¿Es aquí? —señaló el lugar.

—Sí.

—¿En serio eres amigo de Seo ChangBin?

—Veo que lo conoces —se cruzó de brazos.

—¿Y quien no? —rechistó. —Sus tiendas son las mejores de la ciudad, ¡Tiene toda clase de discos!

—Lo sé, es su especialidad.

—No, pero ya fuera de broma y todo, ¿En serio son amigos? ¿No estás mintiéndome?

Esta vez fue MinHo quien hizo una mueca de “¿Es en serio?”—¿De verdad no me crees? —entró a la tienda.

—¡Espérame!

Una vez adentro la campanita sobre la puerta anunciaba la apertura de la misma; sin embargo, el lugar estaba vacío.

No fue hasta que luego de unos segundos un chico se asomó, corpulento y tenía presencia, era imponente, con su vista en el móvil.

—¡Binnie! —saludó primero MinHo, llamando la atención del otro.

—Hola, hyung —rió, guardando su celular. —No sabía que venías —observó a JiSung tras de él. —Y con compañía.

—Él es JiSung —lo hizo salir de atrás. —Es mi... ¿Somos amigos, verdad?

JiSung sentía su rostro poco a poco calentarse, y con ello el color carmesí apareciendo en sus mejillas por la escena que MinHo estaba haciendo.

—Sí, amigos.

La mirada del otro se fijó en él, dándole una dulce sonrisa, junto con una muy pequeña y rápida reverencia. —ChangBin, un gusto.

—El gusto es mío —hizo una reverencia rápida, y luego nervioso rascó su nuca.

—Ah, YeonJun me pidió que te diera las gracias por prestarnos tu departamento el otro día; y una disculpa por haber ensuciado tanto.

—Cuando lo veas, dile que no se preocupe —se cruzó de brazos. —Que la próxima a los dos los llevaré de las orejas a limpiar hasta que no quede una esquina sin barrer. Así como te lo dije, repíteselo.

Los otros dos chicos presentes rieron, entonces MinHo recordó la razón por la habían bajado hasta la tienda de su amigo.

Sin aviso alguno, tomó a JiSung por la cintura, sorprendiéndose de que no lo golpeara y lo movió frente a él, quedando estático.

—Dile a lo que veníamos.

—¿Yo por qué? —le habló entre dientes. —Tú eres su amigo, yo no.

El pelinegro rodó los ojos en una mueca. —Pero tú eres el interesado, no yo.

—Pero me da pena...

—¿Qué pasa? —se cruzó de brazos, el chico tras la barra.

—Es que... —MinHo vió los ojos de súplica del castaño, y no pudo negarse a decirle que no a esos ojitos. —Ví que necesitabas gente para trabajar aquí, y Sunggie está interesado en ello.

—Oh, eso —mordió su labio inferior.

Iba a decirle que el espacio que necesitaba ya estaba ocupado, que ya no ocupaba más gente para el puesto, y eso sólo lo decían sus ojos.

MinHo lo entendió, —además de que fue el único que lo vió—, y se sintió con un poco de pena al principio.

ChangBin notó esa insistencia en los ojos del otro, que desde cualquier distancia se notaba que le rogaba que le dijera que sí.

Entonces suspiró. —Sí, necesito una persona más.

La sonrisa del pelinegro se ensanchó, sintiendo la felicidad llegar a su cuerpo, y con ella la de JiSung cuando levantó su mirada.

—¡Gracias! —el menor buscó estrechar su mano. —¿Cuando puedo empezar?

—Después de año nuevo, le diré a MinHo que te avise para que comiences tu mes de prueba, ¿Sí?

El mismo asintió efusivo por la respuesta del chico.

—Gracias Bin —sonrió.

—No hay de qué —ojeó su reloj. —Ahora, si no van a llevarse algún disco, tengo que cerrar.

Entre algunas risas, los dos muchachos salieron de la tienda de ChangBin.

JiSung daba ligeros saltitos por la emoción de que había conseguido un trabajo, su primer trabajo. Y MinHo, a pesar de no ser él, se sentía feliz por él también.

Además le pareció gracioso como el chico daba los saltitos mientras él caminaba con tranquilidad.

Pero se asustó cuando de una manera errática dejó de hacer lo que estaba haciendo, y se quedó quieto, con la mirada hacia el suelo.

Se acercó a él, con algo de preocupación buscando sus orbes color avellana.

JiSung levantó sus ojitos, llegando a los gatunos, y sin esperar mucho, lo abrazó, buscando esconder su cabeza en el pecho contario.

MinHo quedó estático, sin saber qué hacer o dónde poner sus manos, pero sintiendo un poco de comfort a su vez.

Finalmente puso una de las manos en la espalda del chico, y la acarició, con toda la adrenalina correr por su cuerpo a su propio gusto.

—Gracias, hyung —escuchó la voz de JiSung desde su pecho.

Entonces el revoltijo al estómago de MinHo llegó, y todo sólo con ese tacto.

casi se me olvida, perdón 😭

nos vemos el lunes ~~
nos acercamos a los capítulos finales T-T
cuídensee<3

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