
13. Emociones Inestables
La luz del sol entraba por las ventanas y proyectaba sombras sobre los papeles y el escritorio. Jimin había permanecido casi toda la tarde de aquel viernes sentado en su asiento, en absoluto silencio y con la vista un poco cansada. Hasta que la secretaria interrumpió el silencio sepulcral que invadía la tranquila oficina donde el alfa se dedicaba a revisar algunos documentos.
― Señor Park, disculpe. El señor Kim desea verlo - Anunció a pocos pasos del escritorio del alfa.
― Está bien, dile que pase - Respondió, y observó a la mujer hacer una reverencia antes de salir de la oficina, para segundos después ver a Namjoon entrar.
― Dime que tienes buenas noticias - Dijo poniéndose de pies.
― Ummh, pues no, de hecho - Respondió y tomó asiento frente a Jimin.
― ¿No? - Preguntó sentándose también.
― El inversionista se echó atrás.
― ¿Cómo que se echó atrás? No entiendo, todo estaba casi listo, solo faltaba su firma. - Dijo alterado mientras se alzaba de su asiento, detrás del escritorio.
― Pues si, pero al parecer recibió una mejor oferta por parte del grupo Hondae, y prefirió tomarla. - Respondió Namjoon reclinándose en su asiento.
― ¡Esos desgraciados nos han arruinado dos negocios! - Gruñó el alfa más joven y golpeó el escritorio. - ¡Esto no puede seguir ocurriendo, Namjoon! - Exclamó de nuevo mientras peinaba con frustración su cabello hacia atrás.
― La competencia este último mes ha crecido, y mucho. Pero aún tenemos ventaja. Solo no hay que caer en la desesperación, Park. - Dijo mirando desde su lugar como el otro se retorcía de enojo por lo que estaba ocurriendo. - Siéntate, ¿quieres? - Ordenó señalando el asiento del otro, y este obedeció volviendo a su lugar y apoyó sus codos sobre el escritorio.
― No voy a permitir que ocurra una tercera vez - Dijo y exhaló.
― No, claro que no. - Dijo - Tenemos que realizar unas cuantas juntas con los demas accionistas y ver que podemos hacer. Hay que buscar nuevas estrategias, algo nuevo que ellos aún no sean capaces de ofrecer.
― Si, por supuesto.
― Bien, no te estreses demasiado, aún eres joven y hay mucho que hacer. - Mencionó como último y se levantó. - Convoca la junta para el Lunes en la mañana.
― ¿El Lunes? - Preguntó muy poco convencido - Podemos hacerlo mañana.
― No, Jimin. Mañana será Sábado, y de hecho, tengo planeado pasarlo con mi hija, así que no estaré libre. - Respondió acomodandose el saco - Nos vemos luego - Agregó y salió de la oficina.
Jimin exhaló inconforme y se echó con resignación sobre el sofá. Había sido un día demasiado agotador, o al menos parecía serlo más que de costumbre, y eso, lo dejaba notar la terrible migraña que le atacaba.
El dolor pulsaba en sus sienes, como si tuviera un martillo en la cabeza. El sonido del aire acondicionado resonaba en sus oídos, y le daba vueltas la cabeza. De pronto, sentía como si las paredes de su oficina empezaban a moverse, como si fueran una lámina de agua. En su mente, no podía enfocarse en nada, solo el dolor, y la sensación de ser un náufrago en medio de un océano de ruido.
― No puedo con esto... - Murmuró llevando sus manos a su frente con un gesto adolorido.
Se incorporó lentamente, mareado y con dificultad, salió de la solitaria oficina apenas cargando su maletín con algunos papeles, y paseó por el pasillo sin siquiera despedirse de nadie, subió en el ascensor y finalmente fue al aparcamiento. Sus pasos eran torpes y lentos, como si caminara sobre algodón. De pronto, se encontró frente a su auto. Abrió la puerta y se sentó en el asiento trasero, mientras sus ojos trataban de enfocarse en el mundo que tenía frente a él.
El chofer lo saludó, y él respondió con una sonrisa apática. Estaba a punto de echarse a llorar, y solo quería llegar a su casa, donde podría descansar en un lugar oscuro y en silencio.
Su vida se había convertido en un completo martirio los últimos meses. Era como si todos se hubiesen confabulado para hacerle rodar por lo más bajo hasta dejarlo inestable y agotado. Porque absolutamente nada salía bien como lo esperaba, y estaba harto.
Harto de vivir pensando en que hacer para conseguir un buen resultado en los negocios de la empresa, y convencer a su padre de que realmente merecía su completo perdón y confianza nuevamente. Harto de tener que ser alguien del cuál no se sentía orgulloso ni cómodo, harto de las mentiras para salvarse a sí mismo. Harto de estar envuelto en matrimonio que no lo llevaba a ningún lado, de no poder acabar con la farsa porque solo significaba iniciar un nuevo problema. Simplemente, estaba hastiado de todos y todo.
En cuánto el auto fue aparcado en el estacionamiento, bajó y caminó con pesadez al interior de la casa. Se desplazó lentamente por la silenciosa sala, y entonces, el timbre de su celular le detuvo.
― ¿Ahora qué? - Gruñó bajo, y sacó el dispositivo del bolsillo de su pantalón. - ¿Hola? - Dijo sin siquiera ver la pantalla antes de llevar el celular a su oído.
― Hola, hyung - Respondió Jungkook del otro lado.
― Ah, hola, Kookie - Dijo más calmado, y tomó asiento en el sofá.
― ¿Aún estás en la oficina?
― No, ya estoy en casa ¿Ocurrió algo?
― Ah, genial. - Dijo. - No, no ocurre nada. Es que con Taehyung y Yeonjun estaremos en Gangnam, y pensamos en ir a visitarlos. - Explicó después.
― Vale, está bien. - Respondió mientras observó a Yoongi venir escaleras abajo.
― Estaremos allá en un rato, ¡nos vemos!
― Nos vemos - Dijo y colgó la llamada.
― Hola - Saludó el pelinegro yendo hasta el alfa y tomó asiento frente a él.
― Hola, Yoongi.
― Hoy volviste temprano - Mencionó, mesiéndose ligeramente de un lado a otro en su lugar, en un acto un tanto aniñado.
― Si, no me sentía bien - Respondió abriendo algunos botones de su camisa.
― ¿Quieres algo de beber? O tal vez un baño de agua tibia te caiga bien. - Dijo poniéndose de pies.
― No te preocupes, solo es un poco de dolor de cabeza, con una siesta bastará - Dijo reclinándose un poco más en el sofá.
― Iré a prepararte un té de menta. - Respondió y fue a la cocina.
Jimin suspiró y observó el camino que había recorrido el omega antes de desaparecer en el pasillo. Pensando en que era lindo, de alguna manera, tener alguien que aparentaba realmente preocuparse por él, aunque no entendía muy bien sus motivos, pues le costaba un poco aceptar como Yoongi era capaz de ser tan servicial y preocuparse por él de pronto, a pesar de lo difícil que era la relación entre ambos.
Porque siendo honesto con él mismo, sabía que en todo aquel tiempo juntos, nunca le había dado suficientes razones para preocuparse por su bienestar, sino al contrario, le había dado mil motivos para repudiarle, para mantenerse distanciado y resentido con Jimin. Pero al parecer, a Yoongi daba sus mejores intentos para revertir la situación.
― Estoy de vuelta - Murmuró cantarín, y fue hasta el de cabellos cobre - Toma, bébetelo todo - Dijo entregándole la taza junto a una pastilla.
― Gracias - Respondió tomando la taza y bebiendo un primer sorbo.
― Bebe también el analgésico, te hará bien - indicó y el alfa simplemente obedeció sin decir nada más.
Yoongi aguardó en el otro sofá, concentrando parte de su atención en su celular, hasta que Jimin acabara de beber el té que había preparado para él.
― ¿Te gustó? - Preguntó bajito.
― Si, Yoongi. Muchas gracias.
― Bueno..., te dejaré descansar. - Murmuró haciendo ademán de recoger las cosas para llevarlas de regreso a la cocina.
― Yoongi.
― ¿Si?
― Ven aquí - Dijo dando un par de palmadas al espacio junto a él.
― Oh, no. No quiero incomodarte, descansa.
― No me incomodas, aquí hay mucho espacio, ven quiero que me acompañes. - Insistió.
― Si, pero como te sientes mal...
― Acompáñame, por favor - Pidió colocándose mejor en el sofá, y dejando un espacio para que el omega se sentara ahí.
Yoongi no dijo nada, en realidad, le hubiera gustado ir a pintar algo en su taller. No obstante, Jimin parecía rogarle por un poco de atención últimamente, aunque no todos los días lo tenía ahí a disposición, pidiéndole ese tipo de cosas.
Además, aunque Yoongi trataba de hacerse el orgulloso, su lobo también moría de ganas por simplemente enrrollarse entre los brazos de su alfa y sentir su aroma cubrirlo.
Así que no debatió más, y se acomodó en el sofá, y ahí fue recibido entre sus brazos.
― Ya te sentirás mejor - Susurró contra su pecho, y sintió como el otro se aferró un poco más a su cintura.
Ambos estuvieron ahí, en silencio por largos minutos, relajados y adormecidos entre los brazos del otro, sintiendo a penas los latidos de sus corazones.
La relación no dejaba de ser tan confusa y difícil de llevar. Unidos por planes ajenos, por conveniencia o por simple destino, la pareja formada por el alfa y el omega, se mantenía aún aferrada a alguna esperanza desconocida por parte de ambos. Tal vez el deseo de poder acabar con aquella farsa algún día, o el sueño de que los dos pudieran formar una pareja de enamorados, de verdad.
Jimin deslizaba sus dedos lentamente por la espalda de Yoongi, regando suaves caricias por todo el espacio. Mientras en su mente, se cuestionaba, ¿que era lo que realmente estaba dispuesto a dar?, y si de verdad podía existir algún sentimiento hacía Yoongi habitando en él.
Pero no podía hallar alguna respuesta clara. No podía odiarlo, al contrario sentía un poco de pena por él, y se avergonzaba internamente de que Yoongi descubriera la verdad algún día. Pero por otro lado, tampoco podía amarlo, aún sentía que su presencia era de alguna manera un obstáculo y otra de sus obligaciones.
Jimin respiró hondo e inconsciente, plantó un pequeño beso en la cabeza del menor.
― Jimin - Murmuró. - ¿En que piensas? - Preguntó bajo, y restregó con cariño su mejilla contra el pecho del alfa.
― En ti - Confesó.
― ¿En mi?, ¿por qué?
― Porque me preocupo.
― Jimin, estás asustándome ¿En serio no ocurrió nada? - Preguntó apartándose de su esposo, para poder mirarle al rostro.
― No te asustes ¿Acaso no puedo preocuparme por ti?
― Si puedes, obvio. De hecho deberías hacerlo más seguido. - Dijo enseguida, y al mayor le causó un poco de gracia.
― ¿Y entonces?
― Es que... de pronto cambias mucho - Respondió. - A veces eres el mismo patán que me ha maltratado desde nuestro primer día juntos, otras veces, pareces al Jimin que conocí antes de casarnos... y en otro momento, eres este Jimin que ni siquiera conozco y no sé como debo actuar o que es lo que se supone que deba sentir. - Explicó abrumado.
― Entiendo - Exhaló. - Al igual que tú, también estoy muy confundido, Yoongi.
― ¿Igual? Yo sigo siendo el mismo siempre. Pero, tú... veo tantas versiones de mi esposo que ya no sé a cuál odiar y a cuál intentar conquistar, si en algún momento me decido.
― Sólo siente lo que te dicte tu corazón en ese momento. - Dijo con calma. - Y todas estas versiones que ves de tu esposo, son todas los rostros que me conforman, Yoongi. A veces, estoy de buen humor, otros siento que el mundo me cae encima, y otros más solo soy yo confundido entre uno y el otro.
― ¿Eso no es bipolaridad?
― Eso es una persona emocional inestable, parecido, pero no es igual.
― ¿Y por qué no vas a terapia?
― Porque no tengo tiempo para eso, tengo muchas responsabilidades, demasiados problemas que resolver. No puedo desviarme a otras cosas.
― Pero te haces daño, y también me haces daño a mí.
Jimin no respondió nada más, sólo se quedó en silencio, sintiéndo una punzada en el pecho que comenzaba a hacerle sentir vulnerable.
― Te esfuerzas demasiado, te explotas a ti mismo. Y ¿Sabes? A veces trato de ponerme en tu lugar, de pensar en como te sientes y llego a sentirme culpable de todos tus males, porque sinceramente creo que yo soy el único problema.
― No es así, no quiero que sientas eso.
― Entonces háblame, confía en mí. Sé que tampoco elegiste tenerme a tu lado, pero ya estamos juntos, y todo lo que haces me afecta.
― Yo escogí tenerte a mi lado, Yoongi. Ambos lo hicimos, los dos sabíamos muy bien lo que estábamos haciendo.
― No, yo no. - Debatió. - Porque el Jimin con el que me ilusioné, no es el que conocí después. Y no sabes lo mucho que me duele que haya sido así. - Dijo conteniendo las ganas de llorar que le invadían.
― Mierda, no hagas eso, por favor no llores otra vez por mi culpa. - Dijo tomando el rostro del contrario, conteniendo sus propios sollozos.
― Lo siento - Murmuró sorbiendo su nariz.
― No, perdóname tú a mi. No tienes la culpa de absolutamente nada, fue tu madre, fui yo quienes te metimos en esto, y te juro que comienzo a odiar haberlo hecho.
― No tienes porque hacerlo, acepté porque mi familia lo necesitaba, yo era el único que podía ayudarlos y en realidad, a pesar de todo me siento satisfecho de haberles servido para algo.
Jimin no pudo contener por mas tiempo sus deseos de llorar, y dejó correr por sus mejillas aquellas tibias lágrimas cargadas de remordimiento. Pues no sólo se sentía ahogado en sí mismo, con todos sus problemas. No sólo se sentía culpable por haber lastimado en reiteradas ocasiones a Yoongi, sino también, se sentía como una completa basura al ver los inocentes ojos de Yoongi empapados de lágrimas, mientras hablaba de una completa mentira de la cual también había sido víctima.
― Perdóname, perdóname. Jamás debí aceptar esto, jamás debí... - Dijo entre lágrimas y estrechó con fuerza el cuerpo del omega contra el suyo.
Ambos estaban demasiado rotos. Aunque tal vez, uno más que el contrario.
Para Jimin, había una clara realidad. Había utilizado a una persona inocente para evadir sus responsabilidades, había jugado con él y le había hecho daño con sus palabras y sus frías acciones.
Y para Yoongi, solo estaba siendo sometido a un deber, cumpliendo con una responsabilidad que se le había asignado envuelta en otra mentira.
¿Pero realmente merecía saberlo? O al contrario, estar ciego a la realidad podría mantenerle protegido de otro daño.
— Jimin - el menor de ambos abrió espacio entre los dos y secó las mejillas de su esposo con los pulgares de sus manos. - Estuve pensando en la otra noche, cuando salimos... creo que también fui algo exagerado, tu reconociste tu error y me pediste disculpas por ello. Pero yo fui demasiado orgulloso y rencoroso en ese momento. Sin embargo, decidí que acepto tus disculpas y espero que también puedas perdonar mis niñerías - Habló bajito, y acarició el cabello del contrario.
Jimin solo sonrió y tomó su mano para plantarle un beso en el dorso.
— No hay nada que disculparte, ya dije. Y gracias, por disculparme tu a mí. Desearía poder hacer más por... nosotros.
— Ya veremos que hacer - Dijo el omega y se abrazó al cuello de Jimin.
♡♡♡
Una hora más tarde, cuando la pareja se había compensado un poco luego de conversar. La visita de Jungkook y su bonita familia les invadió con sus sonrisas y las alegres palabras de Yeonjun al ver a sus tíos favoritos.
La sala se llenó de sus aromas y colores. Jungkook conversaba animadamente con su hermano mayor, y Yoongi jugaba con el pequeño Yeonjun mientras que Taehyung cuidaba de que su cachorro no sobrepasara sus travesuras.
― Tío, Jimin ¿Cuándo tendré un primo? ¡El tío Yoongi se cansa muy rápido!
― Umh, por esa misma razón es que no te lo he dado, Yeonjun - bromeó y solo los adultos rieron.
― No entiendo.
― Tus tíos no tienen tiempo, cariño. - Intervino Taehyung.
― Pero tío Jimin dijo que tío Yoongi está cansando - Insistió.
― Bueno, me refiero a que no tiene fuerzas para cuidar de un bebé ahora, si apenas puede jugar contigo. - Dijo Jimin, tratando de voltear lo que realmente había querido decir.
―Uh, entonces usted debe dormir mucho, tío Yoongi. - Aconsejó el pequeño y el omega asintió con una sonrisa en sus labios.
― Lo haré. Trataré de cobrar fuerzas. - Dijo y acarició el cabello de Yeonjun.
― Hablando de eso, es un poco tarde y mañana tengo una exposición. Debo ir a arreglar algunas cosas. - Dijo Taehyung, dirigiéndose a Jungkook.
― Ah, es cierto.
― ¿Exposición? - Preguntó Yoongi.
― Una exposición de arte, tengo un taller creativo. Todos los artistas que forman parte de él donan sus obras para hacer una exhibición y luego una subasta. Todo con fines benéficos. - Explicó en resumen y Yoongi quedó boquiabierto.
― ¿Tienes un taller de pintura? - Dijo estupefacto - ¡¿Por qué no me lo habías dicho?! - Reclamó dándole una pequeña palmada en el hombro a Jimin.
― ¡Perdón! Lo olvidé.
― ¿Te interesa el arte? - Intervino Taehyung animado.
― Si, por supuesto, me encanta. No tenía idea que tú te dedicabas a ella.
― ¡Wow! Es genial, yo tampoco tenía idea que te gustaba, puedes venir mañana a la exhibición, ¡incluso puedes unirte a nuestro grupo!
― Me encantaría - Asintió con entuciasmo y observó a Jimin. - Si puedo, ¿verdad?
― ¿Eh? Si, obvio. No tienes porque pedirme permiso - Respondió algo sorprendido por la acción del menor, en realidad nunca le había exigido permiso para hacer algo. Pero supuso que fue una acción infantil de su parte, y pensó que era tierno.
― Te enviaré la invitación por Kakao Talk, será mañana a las diez de la mañana. Y los talleres son todas las tardes de jueves a sábados, desde las tres hasta las seis.
― Bien, ahí estaré. - Asintió alegre.
― Tenemos mucho de que hablar, pero prometo que tendremos tiempo pronto. Ahora tenemos que irnos. - Dijo levantándose del sofá y Jungkook le imitó.
― Bueno, ahora que tienen esto en común creo que serán inseparables - Mencionó Jungkook con entuciasmo también.
― Me alegro, Yoongi estaba enloqueciendo aquí encerrado. - Bromeó levantándose también para acompañarlos a la puerta.
― ¡No me quiero ir! - Habló Yeonjun de pronto.
― Ay, cariño. Vendremos luego, ahora papá tiene pendientes por cumplir. - Dijo Jungkook tendiendo sus brazos hasta el cachorro y este obedeció con un puchero en sus labios.
― Nos veremos pronto, Yeonjun - Yoongi pellizcó su mejilla y junto a ellos, fue hasta la puerta para despedirlos. Allí cruzaron algunas palabras más, hasta que por fin, se fueron y la casa volvió a llenarse de silencio.
Yoongi miró su alrededor con un poco de melancolía, y suspiró. Con esa sensación de vacío que quedaba justo después de ver a quienes te hicieron divertir por un momento marcharse.
― Creo que si hace falta algo de ruido aquí - Mencionó bajito.
― ¿Hablas de un cachorro? - Preguntó Jimin, a su lado.
― Tal vez - Asintió. Jimin le miró algunos segundos, y tomó aire. Sinceramente, no se sentía preparado para dar aquel paso, ni siquiera sabía si algún día lo estaría, pero, después de todo, podría considerarlo si era lo que Yoongi necesitaba para ser feliz.
― Tú... ¿te sientes listo para eso? - Se atrevió a preguntar, sintiéndose un tanto tímido al respecto.
― No, en realidad, no lo creo - Confesó. - Digo, me encantaría, pero, en la situación en la que estamos como pareja, creo que no es ni lo mas conveniente, ni lo más sano para mi, para ti y mucho menos para un bebé. - Explicó en un tono bastante resignado. - Si no podemos mantenernos emocionalmente estables, ¿cómo podríamos darle seguridad y amor a un niño? Sólo sería traerlo a una campo de batalla, en el que aún no sabemos quién ganará.
― Si, tienes razón. - Afirmó en aquel tono bajo.
― Iré a tomar algo de aire, no me siento muy bien. - Dijo y se dio la vuelta para salir por la puerta.
― ¿Te acompaño?
― No, quiero estar solo. - Respondió y salió. Jimin mordió su labio inferior y simplemente exhaló.
"Lo siento, Yoongi".
Este capítulo me gustó. Espero haber plasmado bien mis ideas, y sobretodo que a ustedes les haya gustado.
Quiero leer sus opiniones.
En el próximo capítulo, estaré narrando como fue el convenio que organizaron las madres de Yoongi y Jimin, y que le hicieron creer a Yoongi. Luego, para ir dándoles ideas, iré explicando otros detallitos acerca del pasado de Jimin y sus líos xd
¡Gracias por leer! Les amooo
No olviden dejar sus votos, son mi vitamina 🌟
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