Parte 9: Transition 1/2
Jimin entró sonriendo, avanzaba al ritmo del "uno, dos, tres", balanceando suavemente el peso su cuerpo entre un paso y otro. Se sentía en las nubes y disfrutaría hasta el último segundo de esa felicidad embriagante, porque era consciente que las emociones intensas duraban poco, después se atenuaría y no sentiría el hormigueo sacudiéndolo por dentro.
Al menos no hasta la tarde siguiente, cuando Yoongi le sonriera, le tocara y besara a escondidas en el turno de descanso. También si se ofrecía volver a llevarlo en bicicleta, momento perfecto para abrazarlo y escuchar los latidos apoyándose en su espalda. Ahí retornaría la emoción intensa que aceleraba su corazón.
Tres cabezas voltearon en su dirección y miradas curiosas se posaron en su rostro alegre. Su familia puso pausa a la película.
—¿Así que tuviste un buen día? —inició su padre
Asintió sin poder reprimir una risita suave.
—¿Yoongi del trabajo? —preguntó su madre más a modo de confirmación.
Volvió a asentir, sonrojado esta vez. Jimin no tendía a ocultarle cosas a su familia, sabía que era afortunado de estar rodeado de personas que constantemente lo apoyaban, aunque a veces la naturaleza curiosa y protectora incitara a que buscaran respuesta que ni siquiera él mismo tenía claras aún. Lo que sí constaba como una certeza era que iba por buen camino con su hyung.
Antes que pudieran seguir preguntando, avisó que iría a darse un baño y corrió por las escaleras directo a su habitación. Tras abrir su mochila se dio cuenta de una sorpresa maravillosa.
Una vez metido en su cama, luz apagada y preparándose para dormir, abrazó la chaqueta de tela brillante y suave. Olía más a detergente que a Yoongi, de cualquier forma, le gustaba. Releyó la despedida de buenas noches que intercambiaron por mensaje y pudo haberle escrito que se olvidó de su prenda, que mañana podría llevarla, pero fue como si escuchara la voz de Kookie, pequeño demonio malvado, diciendo "¿y si haces que venga él a buscarla?", apretó sus labios y sopesó la posibilidad.
Volvía a sentir que retrocedía muchos años ideando planes tontos e innecesarios. ¿No bastaba solo con decirle que lo acompañara a casa o de pedir por más tiempo juntos?
Restregó la cara contra la tela, raspando sin querer la mejilla con los bordados de hilo que la decoraban. Procuró buscar la parte lisa y, aun así, al día siguiente, despertó con el patrón surcando la piel. Frotó con su palma esperando que pronto recuperara la textura natural.
Gimió al estirarse y sentir como sus articulaciones reclamaban después del agitado día previo. Decidió disfrutar su mañana libre como aconsejó su hyung sabiamente, no abandonando la cama hasta después de mediodía. "Remedio para los dolores", había escrito antes del "descansa, Jiminnie".
Revisó novedades en las redes sociales, mensajes pendientes y, sin olvidar lo más relevante, puso la foto, preciado tesoro, de fondo de pantalla. Miró otras imágenes de su galería y se detuvo en las del tierno perrito de su hyung.
"¿Cuándo me presentarás a Holly? :("
"Buenos días mocoso, estoy bien, gracias ¿y tú?"
"Cuando vengas a mi casa"
"Puede ser después de la cita cuando sea tu turno de traerme a salvo".
Jimin sonrió volviendo a leer. Pequeñas confirmaciones que significaban un montón.
"Dalo por hecho <3"
Ahora era su turno de ser consumido por la ansiedad de la planificación. ¿Qué haría? Aún tenía tiempo para pensarlo y personas a quienes pedirle ideas. No quería preocuparse demás, no cuando podía iniciar su día con energías renovadas. Su cuerpo agradecía inmensamente el descanso.
Sus padres no estaban y terminó almorzando con su hermano menor y Jungkook. Les contó a ambos sobre la presentación de varias academias en el parque, los detalles en particular con Yoongi los omitió esta vez, su mejor amigo ya los sabía, anoche lo había llamado emocionado para contarle todo apenas respirando entre frase y frase.
—¿Nivel de seriedad de la relación? —preguntó su amigo camino al trabajo.
Justo en la falta de formalización. No quería apurar a su hyung. Se exigía a sí mismo no apurarse tampoco.
—Recién estamos comenzando algo —se defendió.
—Y me alegro que lo entiendas —lo examinó con la mirada de profundos ojos casi negros—. El hyung que conozco de hace años se arma un montón de planes, quiere que se cumplan en poco tiempo y se pone ansioso, entonces llama al pobre Jungkook, lo arrastra a comer bolsas de frituras envasadas y ver una mala película.
Jimin quedó mudo unos segundos en lo que procesaba bien todo lo que decía su amigo. No iba a negar que tenía razón y que luchaba por convencerse de sus propias palabras: "Estamos comenzando algo".
Más importante aún...
—¿Me acabas de llamar hyung? —preguntó con entusiasmo.
—¿Lo hice? Creo que no, debes estar soñando —semi sonrió y se hizo el desentendido.
Protestó el resto del camino, porque era una de las pocas veces que Kookie le decía hyung sin pedirle un favor de por medio y no era justo que se retractara. Lo máximo que consiguió fue una sonrisa arrogante acompañado de un "oh, quizás lo hice, no me di cuenta".
Dejó de insistir y derrotado fue a marcar el turno de entrada. Buscó a Yoongi a su alrededor, lo vio conversando con Hoseok y se debatió entre ir o esperar que lo notara.
Jungkook lo tomaba como algo simple y de paso tenía material para reír. Se acercó a sus mayores a desearles las buenas tardes.
—Me alegro que se hayan divertido en la cita de ayer, Jimin me contó todo.
—Jungkookie tienes que darme detalles, Yoongi hyung no lo ha hecho —pidió Hoseok agarrando la manga del menor.
—Por supuesto, vamos y te cuento, creo que Yoongi hyung me mira como si quisiera matarme.
Yoongi frunció más el ceño y Jimin enrojeció. Jungkook pensaba que ambos deberían agradecerle por su papel en la unión de esa relación. Estaba haciendo bastante por ellos.
—Lo siento, hyung.
—¿Por qué lo sientes, mocoso? —preguntó suavizando la expresión y rascando el cuero cabelludo bajo el pelo rubio.
—Creo que le doy bastante material a Jungkook para incomodarnos.
—Si no lo hace ese mocoso, seguramente lo hará Hobi —sonrió un poco—. Vamos, Jin hyung nos está llamando.
—Hyung —sonrió de vuelta—, espera...—abrió su mochila, buscó entre la ropa de cambio y no sintió la textura resbaladiza, ni vio los colores brillantes de la chaqueta—. Se me quedó.
Yoongi levantó las cejas sin entender y Jimin frotó su nuca, se supone que la había metido a su mochila...o parece que no, que soñó que lo hacía. No tenía pensado llevar a cabo el plan infantil, pero ahí estaba su inconsciente para cumplir su capricho de prolongar los tiempos compartidos con el mayor.
—Tu chaqueta.
El chico pálido había olvidado la existencia de su chaqueta y sabía que llevarla era sinónimo de sacarla a pasear en vano. O casi.
—Puedes traerla mañana o puedo pasar por ella después del trabajo.
—¿Me irás a dejar de nuevo? —preguntó con ilusión evidente.
—Claro, ¿quieres? —Yoongi quería, le parecía una buena oportunidad para extender el tiempo que pasaban juntos.
—Quiero.
Ambos coincidían aún sin necesidad de decirlo.
Jimin vio a su hyung soltar un suspiro resignado y sonreír mecánicamente al asomarse entre las mesas. Un sábado con el local lleno le daba poco espacio a compartir interacción que pasaran más allá del intercambio de caricias sutiles al rozar sus manos o apoyar la palma en el hombro ajeno.
A momentos miraba a Seokjin con ojitos de cordero y su jefe se limitaba a sonreír asistiendo. Compartir el descanso con Yoongi parecía convertirse en parte sagrada de la rutina. Pensaba en los besos que vendrían y tenía ánimos de sobra para atender sonriendo con espontaneidad.
Yoongi hábilmente escapó a la cocina cuando empezó el breve show que tanto detestaba. El rubio hizo un mohín, había fracasado su plan de sujetarlo por la cintura y hacerlo bailar.
—¿Querías aprovecharte de tu suerte? —dijo divertido cuando regresó con la bandeja llena para repartir en dos mesas.
Intenciones expuestas. Claro que aprovecharía cada oportunidad que tuviera.
—Quería volver a bailar con mi hyung favorito —hizo uno de los pucheros que sabía que derretían al mayor.
—Casi me convences.
Y con cuidado pasó por el lado del menor, manteniendo el pulso firme. Apenas estuviera lejos de la vista de todos, mordería ese abultado labio inferior.
Debía esperar paciente a que Seokjin avisara que podía tomarse una pausa y apoderarse de su lugar predilecto.
Desde que Yoongi entró a trabajar y se dio cuenta que por lo general la bodega era un santuario de paz, se apropió del espacio. Lo destinaba para sus cortas siestas, a veces para escuchar música y distraerse de la compañía humana. Ahora agregaba besar a Jimin a la lista.
Por eso odiaba cuando alguien utilizaba el espacio que quiso reclamar como suyo. Incluso si era por labores como ordenar cuando correspondía. Lo odiaba todavía más cuando quería estar a solas con su adorable compañero escondidos entre las cajas.
Terminaron en el baño y Jimin sentado en sus piernas le repetía que no le abrirían la puerta a nadie, que tendrían que aguantarse e ir al baño de clientes. Yoongi afirmaba riendo, sujetando sus mejillas para atraerlo, succionando, lamiendo y tirando su labio inferior con los dientes. Misión cumplida. El menor gimió despacito, apegándose más.
Jimin lo abrazó por los hombros y lo besó sin prisas, permitiéndose sentir cada milímetro de la delicada superficie ejerciendo presión sobre otra igual de blanda, como cada terminal nerviosa enviaba descargas cuando su lengua encontraba la ajena. Tenía tanta claridad en este instante de porqué la boca era una zona erógena por excelencia.
Hasta antes de Yoongi no recordaba que los besos podían generar tanto. Que se sentían tan bien y que podían ser una fuente de placer enorme. Cuando su hyung emitía algún ruido ronco la vibración sobre sus labios cosquilleaba.
Siguió su exploración, la piel clara de su hyung parecía tentadora y Jimin no tenía intenciones de resistirse. Besó el mentón y bajó hasta el cuello que Yoongi exponía a completa disposición de su boca.
Sabía que la desventaja de su palidez era lo fácil que resultaba dejar marcas. Estaba seguro que incluso los intentos de su dongsaeng por controlar la fuerza y apretar débilmente con los dientes pequeñas porciones debieron de enrojecer el área, aunque le gustaba y por eso le dejaba seguir.
Le dejaba seguir hasta los límites del autocontrol, porque cuando la forma en que se removía entre sus piernas comenzaba a generar determinadas respuestas, necesitaba frenar a ambos, por más que deseara volver a sentir esa delicada mano dentro del pantalón.
—Jiminnie —dijo con la voz áspera contra su oído—. Me encantaría llegar más lejos, pero tenemos que volver pronto.
Jimin atravesaba sentimientos encontrados. La frustración por el rechazo de sus avances —por más lógica que fuera la situación, tenían que volver presentables y seguir atendiendo— y la satisfacción de saber que su hyung sí quería llegar más allá. Lo que sí quiso dejar en claro era que no comenzaría su turno sin otro beso, que inició delineando los labios tibios del mayor con la punta de la lengua.
Yoongi lo abrazó firme por la cintura y entreabrió la boca disfrutando cada segundo. Fundiéndose a ojos cerrados, de muchas formas, ya que tenía la impresión que el beso no era lo único que se sentía como si algo se derritiera y mezclara.
Maldito y complejo mundo de las emociones. Yoongi estaba muy apaciguado antes de conocer a Jimin. Ahora todo se vivía intenso, agregando que sus hormonas parecían haber despertado con una fuerza arrolladora.
El rubio se reincorporó como si las piernas le pesaran, agradeció que entre ellas nada había alcanzado a tomar forma completa. Solo un poco y si hubiera seguido otro poco más, sabía que no pasaría desapercibido.
—Piensa en algo muy desagradable y terminará de bajar —señaló con la mirada la zona del problema.
—Besarte se siente muy bien —expuso la causa de sus reacciones.
—Jimin-ah, por mí lo haría todo el día, pero ahora no se puede.
—¿No? —dejó un beso cortito sobre sus labios.
—No —respondió suave, besando la punta de su pequeña nariz y ordenó su cabello.
Salieron y una de sus compañeras los miraba con una sonrisita y semblante de contener el entusiasmo, a Jimin se le subieron los colores y Yoongi mantuvo su expresión inmutable, ya se estaba habituando a la atención no deseada.
El rubio de mejillas lindas estaba pendiente de los movimientos de Yoongi. No se arrancaría esta vez. Cuando Seokjin hizo la señal notó como su hyung miró las rutas de escape bloqueadas, ya no tenía dónde ir más que caminar hasta el lado de Jimin en la alineación.
Desde que vio al mayor bailar obligado por primera vez pensó que era adorable. Que había algo en ese rostro de sonrisa forzada que le causaba gracia y ternura al mismo tiempo. Luego, en algún punto, notó los ojos rasgados y negros puestos en él. Lo miraba como si fuera una maravilla y Jimin terminó por darse cuenta que iba camino a la perdición.
Que Yoongi devorara sus movimientos o, más bien, absorber toda su atención con ellos, era una sensación asombrosa. Y poder envolverse juntos en una secuencia improvisada ya no tenía descripción. Que Yoongi se entregara a su guía e ignorara el sentido del ridículo por él significaba mucho. No debería aprovecharse de eso.
Justamente lo que acababa de hacer, sujetando su cintura, marcando el ritmo. Bailando con vítores y risas de fondo.
—Odio esto —había susurrado solo para que Jimin escuchara—. Eres lo único que hace que no sea un completo horror, supongo —el hecho de percibir la presión cálida de ese par de manos en sus costados era gratamente estremecedor, pero tener varios ojos encima y escuchar a sus compañeros corear "celebrate good times, come on!" no dejaba de ser un horror.
Nuevamente cedía y si de algo estaba consciente era que lo hacía, en el fondo de su ser, con agrado; no se lo diría en palabras, pero era su manera de darle a entender a Jimin que confiaba y se abandonaba a todo ese caos de emociones y sentimientos nuevos.
—Aprovecha estos momentos, mocoso —había agregado al terminar—. Después no se te hará tan fácil.
—Yoongi hyung —dijo en tono de protesta—, consiénteme un poco.
—¿No lo he hecho demasiado?
Era cierto, Jimin reconocía que el mayor lo consentía desde que entró a trabajar y fue en aumento. Al principio con detalles nimios como ir a las mesas numerosas en su lugar mientras se acostumbraba. "A la pobre Chaeyoung la mandó en seguida a una con varias personas para que se habituara al estrés de atender", le comentó Jungkook entre risas. Sumaba y seguía. El café, Yoongi era de llevarse un vaso lleno en lugar de comida y a medida que lo probaba y se quejaba por lo amargo, los siguientes sorbos iban sintiéndose más dulces en el transcurso de los días. Los besos, los bailes, las citas...
Lo consentía con creces.
Jimin le sonrió con ojos cerrados. Sentía los latidos apresurados en su pecho y un enjambre en su interior. Yoongi lo llenaba de gestos a diario, tendría que estar ciego para no verlos.
—Lo haces todo el tiempo —reconoció, aún con los recuerdos frescos de cada una de las veces.
Se contuvo de abrazarlo, tendría el momento por delante para hacerlo. Más bien, el mocoso lo haría en el trayecto que lo llevara a casa. Se agarraría a su cintura para no caer y lo sentiría tibio contra su espalda.
—Ahora que llegó el mochi a tu vida, me haces a un lado —dijo Hoseok fingiendo pena con una mano sobre el pecho al ver su puesto en la bicicleta ocupado.
—¿Debería sentirme mal?
—Un poco, pero no funcionó, mi hyung me acaba de cambiar —encogió los hombros—. No te lo tomes a mal, Jiminnie, me encanta que me robes la atención de mi mejor amigo —soltó una risa ligera al escucharse—. Eso sonó terrible, lo digo de todo corazón —hizo uno con los dedos y sonrió con hoyuelos remarcados—, es decir, estoy en el club de los Yoonmin shippers, me gusta que pasen tiempo juntos.
Ambos sentían el calor acentuarse en el rostro. Yoongi apartó la vista de su amigo.
—Te había dicho que si no era el mocoso de Jungkook, sería Hobi —le recordó en un susurro.
—Hasta mañana, diviértanse~.
—No le prestes atención —dijo al partir con un par de brazos comprimiendo a su alrededor.
—Creo que le robaré el puesto a Hoseok hyung —se apoyó contra su espalda—. Voy a solicitar que mi hyung favorito sea mi chófer particular.
—Así que... ¿soy tu hyung favorito?
—Sin ninguna duda.
—¿Y cómo pagarás mis servicios de transporte, joven Park?
—Señor Min, tenemos que negociar y creo que tengo buenas ofertas para usted.
La risa de Yoongi resonaba suave, tanto como el viento agradable acariciando parte de su rostro. Si Jimin hubiera contado como se imaginaba sus vacaciones no habría dicho que esperaba vivir una especie de película comedia romántica. Pensaba en juntar dinero y continuar con clases de verano en la academia. Quería realizar una buena presentación y entrar a la universidad lleno de ánimo.
Había ganado bastante más y realmente estaba de acuerdo con lo que una vez le dijo su madre sobre dejarse sorprender por la vida. Su hyung estaba siendo por mucho una de las experiencias más significativas e inesperadas abriéndose paso en su cotidianidad.
Jimin tampoco había esperado enamorarse. No lo había buscado, pero apenas vio los destellos de algo, se aferró como pudo. Yoongi también se aferraba a él.
—Puedes pasar, hyung —ofreció con las mejillas rosadas mientras abría la puerta—. Voy por tu chaqueta enseguida.
—Buenas noches —saludó su madre con una sonrisa amable—. ¿Yoongi del trabajo?
El mayor se sintió inspeccionado por la mirada afable de la mujer, aunque no dejaba de ser incómodo. Sacaba por conclusión que el menor había comentado algunas cosas sobre él.
—Buenas noches, Min Yoongi —se presentó haciendo una pequeña reverencia.
—Puedes quedarte a cenar con nosotros, un amigo de Jiminnie siempre es bienvenido.
Yoongi miraba a su anfitrión rubio como pidiendo ayuda silenciosa. Jimin solo le devolvía una mirada igual de perdida.
—Q-quédate a cenar con nosotros, hyung.
Asintió con un tímido "gracias". Recordaba que la experiencia con los padres de su ex novia fue uno de los momentos más tensos de su vida, comiendo en silencio en tanto las preguntas caían por goteo. No era buen candidato para su hija, primero por ser menor que ella, segundo el cabello color menta y las argollas no ayudaban a mejorar la impresión inicial y tercero, la idea fija de estudiar composición no logró convencerlos.
Ahora aparecía frente a los padres de Jimin con pantalones rasgados y varias perforaciones en las orejas. Quizás simplemente eran nervios producto de la mala primera experiencia con los ex suegros.
La mujer lo miraba con dulzura y su propio hijo también se teñía y tenía perforaciones. Nada daba señales de ser juzgado.
¿Ya estaba viendo a los señores Park como suegros? ¿No se estaba adelantando mucho? Aunque todo con Jimin resultaba en un orden tan caótico como sus emociones.
Terminó sentado en el sofá de la sala de estar con el rubio al lado apretando los bordes del cojín. Yoongi sonrió para transmitirle tranquilidad, pese a que tenía un desorden interno.
Jimin se regañaba por no haber meditado mejor cómo resultarían las cosas. Amaba a su familia, pero no quería que incomodaran a su hyung. La experiencia de ver la tranquilidad de Yoongi turbada no era exactamente algo bueno. Miró sus labios curvándose e intentó relajarse, llevando por mero impulso sus dedos a tocar la piel pálida que dejaba visible la rotura del pantalón.
Suave y tibia. Yoongi no daba señales de querer huir y podía respirar aliviado dentro de los márgenes posible.
—¿Yoongi? —preguntó el señor Park y los dedos que acariciaban su piel se retiraron con la rapidez que salta un resorte.
Asintió antes de volver a presentarse y hacer una venia formal.
—¿Así que eres Yoongi? —continuó su hermano.
Confirmado, la familia nuclear completa de su dongsaeng sabían de su existencia.
Cuando Yoongi se ubicó en la mesa sentía que mirar la comida era más cómodo que alzar la vista y caer en cuenta de lleno que era el centro de atención. Iniciaron con conversaciones cotidianas y aprovecharon de indagar en el día a día del trabajo, sonsacando experiencias graciosas del rubio, como los errores o los tropiezos. "Mi hijo puede ser un poco torpe", apoyaba la señora Park.
Lentamente fueron focalizándose en su invitado, contar que ya iba a comenzar su segundo año en composición sacó sonrisas y reacciones de interés que le permitió de a poco soltarse y hablar con mayor naturalidad.
Hasta que llegó la interrogante dorada que hizo a Jimin casi escupir y a Yoongi temblar el pulso de la mano que sostenía los palillos: —¿Amigo o novio de mi hermano?
Era la pregunta que todos habían querido hacer y Yoongi masticó lento, muy lento, porque con la boca llena no podía responder. ¿Y qué se supone que contestaba? Novios no eran, amigos como tal y convencional tampoco. Estaban en la fase intermedia e indefinida. ¿Era apropiado contestar un poco de ambas?
"Amigos, pero no solo eso...", ¿entonces qué? "Estamos en fase de ¿transición?".
¿Qué esperaba Jimin? Porque sus ojos denotaban confusión y menos sabía qué decir.
El silencio prolongaba lo incómodo que estaba resultando para las cinco personas.
—Invité a Yoongi hyung a la presentación —desvió el tema y todos parecieron entender en un mudo acuerdo.
La señora Park comentaba orgullosa cómo su hijo había iniciado en el mundo de la danza estudiando ballet cuando era un niño, prometiéndole mostrar todos los viejos videos cuando volviera a visitarlos. Yoongi asentía agradecido y más que dispuesto a aceptar.
Al despedirse el hermano de su amigo-en-transición-a-algo-más, se disculpó por la pregunta, y los señores Park le dejaron invitado para algún almuerzo o cena nuevamente.
Jimin cerró la puerta a su espalda y el mayor llevó las manos a su cuello, frotando su nuca con los pulgares, notando la tensión de los músculos.
—Dos a uno.
—¿Qué?
—La incomodidad, primero Jungkookie y ahora mi hermano.
—No será muy diferente el día que conozcas a mi familia, ahí será un empate.
Jimin acortó la distancia hasta su boca y Yoongi correspondió al contacto con calma, cerrando los ojos, sin profundizar, solo los labios mullidos acariciando y presionando.
Se despidieron con sonrisas tímidas y nuevamente había olvidado su chaqueta.
***
Vuelvo a descuartizar el capítulo. Además no superó cuando querido wattpad me cambia los guiones (sufrimiento x'D) y me dan ganas de mandar a volar el celu cuando son muchos los que tengo que volver a modificar </3
Al final esto tendrá 11 partes más epílogo uwu lo terminé de estructurar (y yo que al iniciarlo decía "nah, no creo que pase de las 5 partes". Luego "No, no pasará de las 7...").
Gracias a todas/os por leer, por los comentarios, votos >u<. Les envío mucho amor 💕.
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