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Siempre

-¿Qué haces? - la voz chillona y tan reconocida para blue, la sacó de su trance.

Viró sobre sus talones y la observó. Tan pronto como sus ojos se encontraron con el verde brillante de los ojos de Leone, su corazón comenzó a latir como loco.

-Estoy pintando - contestó de manera torpe - ¿te gusta?

Blue señaló el cielo a medias que permanecía plasmado en un lienzo.

-Veamos - Leone se acercó al lienzo de manera expectante. Lo miro con fascinación y casi pudo ver el verdadero cielo entre el azul de aquella pintura.

Leone quitó su atención del lienzo y miró a blue y casi como un rayo que acompañaba a las tormentas de julio, se dio cuenta.

-Hylm

Blue se sorprendió al escuchar aquello. La manera en que ella pronunciaba su apellido, la manera en que la miraba.

La manera en que su atención le pertenecía sólo a ella. Todo, todo en Leone, le oprimía el corazón.

-Tienes el color del cielo en tus ojos - La voz de Leone abrazó su corazón. De manera lenta y tortuosa.

-No - su voz por fin salió - no es así - miró a Leone y contuvo las ganas de tocarla, de tomarla en sus brazos. - no podría ser tan pura.

Tras aquello, Leone miró la pintura nuevamente, permaneció en silencio por unos segundos. El viento de invierno llegaba lentamente y golpeaba las cortinas del aula de una manera melancólica.

-No existe tal cosa como la pureza - la voz de Leone se volvió dura, seca.

Amarga.

Después de eso, Leone abandonó el lugar. Blue permaneció con la mirada en el lienzo, mientras sentía como la brisa abandonaba el lugar, se dio cuenta de que estaba llorando.

Una gota, tras otra y otra más.

Lloró silenciosa  en la habitación fría, hasta que oscureció.

Salió mucho tiempo después, guardar los lienzos y pinturas le tomó más tiempo de lo usual, quizá porque sus lágrimas la retenían y debía limpiar sus mejillas cada lapso de tiempo.

-No sabía que eras una de esas chicas rebeldes que se quedan a vagar por la escuela hasta que anochece - Lapis la abrazó por los hombros - pensé que sólo yo iba con ese papel.

-Lo siento - blue sonrió un poco tímida - es sólo que me olvidé del tiempo mientras pintaba.

Lapis se sorprendió.

-No sabía que pintabas - dijo mientras se detenía frente al salón de música.

-No lo hago a menudo - comentó blue - es sólo que ayudó al club de teatro con la decoración para una obra.

Lapis asintió mientras tocaba la puerta del salón.

En cuanto terminó de tocar, la puerta se abrió de golpe, una amatista muy enojada salía  echando humo del aula, mientras sadie y Peridot la seguían.

-¿Cómo es que no lo entienden? - preguntó amatista a las dos rubias - tú más que nadie debe entender esto - señaló a sadie - tu lo vives con él todos los días.

Sadie suspiró cansada - Escucha - miró a amatista - no es lo mismo, el y yo estamos cerca todo el tiempo, vamos a la misma escuela y somos compañeros de trabajo - miró a Peridot - en cambió, tu sólo la conoces por que la has visto un par de veces con ella - señaló a Peridot - y porque Leone te dijo su nombre.

-Es mi niñera - Peridot habló con mala gana - no la tuya, si te la llevas. ¿Quién me cuidará cuando mamá no esté en casa?

Amatista estalló en furia tras aquellas palabras - ¡Ya no eres una niña Peridot!, eres casi un adulto y aún no puedes hablar con alguien sin sonar estúpida.

Los gritos cesaron tras aquellas palabras.

La sangre de Lapis ardía en furia, su puño se había cerrado con tanta fuerza, que sus uñas comenzaron a clavarse en su piel.

Estuvo a punto de enfrentar a amatista, si no fuera porque el rostro de amatista se movió en una bofetada.

-Eres una imbécil - la voz de blue sonaba llena de cólera - hablarle de esa forma - su mano ardía, la bofetada que le había dado fue realmente fuerte - mira que hablar de esa manera sólo porque no aceptas un rechazo de perla.

-La única estúpida eres tú - sadie se unió a la pelea señalando a amatista - sólo acéptalo, ella ya te ha dicho que no.

Lapis miró a amatista y mientras se ponía a un lado de Leone, le ordenó que se disculpara.

-Leone no tiene la culpa de que te rechazaron por tu idiotez - Lapis apretó la mano de Peridot, que parecía comenzar a ponerse mal - le debes una disculpa.

-No quiero - Peridot habló con dificultad, su pecho comenzaba a subir y bajar repetidamente - quiero irme, no quiero más gritos.

Lapis asintió y junto a blue, llevaron a Peridot fuera de la escuela.

-Leone, está bien - tan pronto como salieron, Lapis estrecho a Peridot contra sus brazos.

Beso su frente, después sus mejillas y finalmente sus labios.

-Te amo - Lapis la consoló - y siempre voy a cuidar de ti.

Leone se calmó un poco y tras sentir el amor y la calidez de Lapis, se tranquilizó por completo.

-Necesita ir a casa - blue las interrumpió y sonrió aliviada de ver a Peridot más calmada.

Lapis asintió, tomó el teléfono de Peridot y llamó a la madre de esta.

-Gracias - la madre de Peridot miraba a Lapis - de verdad, muchas gracias.

Lapis negó con su cabeza - Sólo, dígale que me llame, quiero saber que va a estar bien.

La madre de Peridot asintió, abrazó a Lapis y le dejó un beso en la mejilla.

Blue observaba con detenimiento y se sorprendió al ser abrazada por la madre de Peridot.

-Eres una buena muchacha - la mujer acarició con dulzura las mejillas de blue - gracias por los detalles, ella los ama.

Blue se sorprendió, pero no hizo nada más que asentir.

Observaron como el auto desaparecía a la distancia.

Lapis tomó la mano de blue y sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Es Leone - Lapis habló con dificultad - alguien se atrevió a insultar a mi Leone.

Blue la abrazó y acarició su espalda.

-La amo - Lapis habló en el llanto.

-Lo sé - blue la abrazó aún más cerca.

-¿Crees que mamá lo acepte? - preguntó Lapis con miedo.

-No lo sé - blue beso la mejilla de Lapis mientras secaba sus lágrimas - pero qué importa si no lo hace - blue sonrió - tu siempre nos tendrás a mi y a zafiro.

Lapis sonrió y tomó a blue de la mano, caminaron entre la penumbra de la noche de esa manera hasta llegar a casa.

Sí, blue amaba a Leone, pero amaba más a su hermana.

Y ese amor era más fuerte que cualquier otro.

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