¿Me acusaras?.
El hombre pasaba el cepillo de manera delicada por el cabello oscuro de la pequeña, era una tarde cálida un pequeño tarareo proveniente de la pequeña acompañado de un pequeño coro por parte de su padre llenaban aquella habitación.
¿Cuando podremos añadir una letra papi?.
La pequeña rompio la melodía.
El hombre dejó de hacer su tarea y se plantó frente a la pequeña de rodillas.
¿Quieres que intentemos con la guitarra?.
¡Si, la guitarra!.
Bien cariño vamos.
Y la sonrisa de ambos no cedió a desaparecer hasta el anochecer.
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Abrió sus ojos de manera lenta, dio un suspiro largo y secó las pequeñas lágrimas que se habían escapado.
Aquello era su recuerdo favorito junto a su padre.
Se quedó recostada en aquella cama escuchando los pasos apresurados ajenos y al escuchar la puerta principal cerrarse se levanto y tras revisar que la casa estaba vacía a excepción de ella, tomó una larga ducha.
Después de alistarse y poner su uniforme salió de casa y camino hacía la escuela.
Al llegar al salón de clases se había percatado de que era demaciado temprano, quizá ella hubiese sido la primera en llegar, si no fuera por que aquella chica de cabellos dorados que estaba en un pupitre cualquiera devorando un libro extraño.
Buenos días Leone.
Buenos días Johansson.
Y antes de que volvieran a mirarse, la multitud entro por aquella puerta.
Impidiendo que sus voces se volvieran a encontrar.
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Se sentía extraño, se habían cancelado las actividades del club esa tarde.
Una noticia sorprendente, pues su madre llegaría por ella cuando el horario del club terminara lo que claramente significaba, esperar dentro del instituto dos horas.
Comenzó a caminar por aquellos largos pasillos, el timbre de salida había soñado hace rato y la escuela estaba completamente vacía o eso es lo que Leone pensaba.
Y fue ahí cuando sus pasos se detuvieron, el sonido de las cuerdas de una guitarra entraron a sus canales auditivos.
Se quedó escuchando fuera del club de manualidades sabiendo que de ahí venía el sonido.
Una melodía corta, suave y dulce.
No pensó en el riesgo y se aventuró a pasar por aquella puerta.
Un pequeño suspiro salió de sus labios al ver a la dueña de cabellos azules tocando aquel instrumento, el cual probablemente habría tomado del club de música sin permiso.
Pensé que te habías ido.
La peli azul dejó de tocar.
Usted tampoco se a ido Johansson.
Es de mala educación entrar sin tocar Leone.
Sonrió con burla.
Y tomar el material de otro club también.
¿Me acusaras?.
Probablemente peridot se había dado cuenta de algo desde hace tiempo, y es ver aquellos ojos azules posados en ella le hacían sentir bien y de alguna manera le hacían sentir débil.
Cerro con cuidado la puerta del club y mirando aquellos ojos se acercó sentándose en el suelo frente a la peli azul.
Dejó de ver aquellos iris azules y observó la guitarra.
¿Tiene alguna letra?.
Y el corazón de la peli azul se contrajo un poco.
La tiene.
Y manteniendo el contacto de sus miradas comenzó a tocar de nuevo.
Sabes, tengo un deseo por lograr
Que nuestras voces en cada rincón
Se escuchen hasta el final.
Y los iris verdes habían tenido un pequeño brillo.
Si lo logramos dime, quiero saber
¿Cuáles palabras vamos a escoger?.
Y Lucho por que su voz no se quebrara.
Quisiera escuchar con todo mi corazón
Una promesa a la cuenta de tres.
Miro hacia el cielo reflejado en aquella ventana.
Algo para siempre, como lo es tu amor.
Y cerro sus ojos un breve momento cuando en su mente, apareció la sonrisa de su padre.
Canción : yumetourou - Alan rojas
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