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Doyoung sentía que nunca había sido más feliz en su vida, se sentía pleno y acompañado después de un tiempo en su vida, tenía a (según él) el mejor novio del mundo y, de repente, también era el papá de un lindo niño, los cuales amaba. Realmente, decir que estaba feliz era decir poco. Aunque, también, un poco ansioso se encontraba pues, Jeno, en unos meses empezaría, por primera vez en su corta vida, a ir a clases y, aunque estaba seguro no se le dificultaría mucho, porque, para empezar, era un niño inteligente, él también se había encargado de enseñarle un poco en los meses anteriores. Pensando eso y más se encontraba esa noche, acostado sobre la cama que ahora compartía con el mayor y esperando a que este terminará de bañarse para poder, ambos, dormir.

Jaehyun salió del baño y, sentándose en la cama, se puso una gruesa sudadera, hacía frío y resfriar era lo que menos quería.

—Cariño,— le llamó el castaño, ganándose su atención.— hoy estaba hablando con mi madre, dijo que querían venir a vernos, mañana, ya sabes, es sábado.

—Oh, bueno, ¿Y qué pasa?— preguntó con una sonrisa.

—Ah, solo te quería avisar y, bueno, ya sabes, mis padres aún no saben lo nuestro y...— de repente, el menor, borrando la sonrisa en su rostro, le interrumpió.

—No.— fue lo único que dijo, seco y directo.

—¿Cómo? Pero, mi amor...— alzó sus cejas, notablemente confundido.

—No, no quiero, no puedo.— se corrigió rápidamente.

—Pero... ¿Qué pasa? ¿Por qué? ¿No quieres que sepan?— cuestionó con una mirada triste, tomando las pequeñas manos contrarias.

—No, no quiero.— el pelinegro bajó su mirada, observando sus manos unidas.

—¿Por qué? ¿Hice algo?

—¿Por qué? Hyung, ¿En serio está preguntando eso? Dios, ¡Somos hombres! ¡Para mí no es un problema! ¿Pero ellos...? ¿Qué crees que pensarán?— volvió a alzar su cabeza, viendo al castaño.

—Mi amor, ellos nos apoyan...— le interrumpió.

—¡No! ¡No lo hacen! ¿Qué son sus padres y lo aman? ¡Yo también pensaba eso! ¿Qué pasó? Tuve que dejar de estudiar y casi quedo en la calle, hyung, eso no... Eso no pasa, ellos simplemente no...— y esta vez, Jaehyun no permitió que siguiera.

—Doyoung, cállate.— le dijo, serio pero si llegar a sonar muy enojado. El nombrado entre abrió sus labios, buscando decir algo que no salió de ellos.— Por favor, que tus padres te hayan tratado así, no significa que todos actuarán igual. Y duele, sé que te duele, pero no puedes simplemente dar por hecho que todos son igual a ellos. ¿Sabes, siquiera, gracias a quién me confesé?— el pelinegro bajó su mirada, negando y tratando de alejar sus manos de las contrarias, acción que fue denegada por el mayor, quién reafirmó su agarre.— cariño, si mi mamá no me hubiese dicho, ese día, que me apoyaban, nos apoyan, probablemente no seríamos nada, tú no estarías aquí ahora y tampoco seríamos una familia.— el menor tragó saliva y pasó una de sus manos por sus ojos.

—Yo... Lo siento, pero yo...— mientras hablaba, su voz temblaba, por lo que, buscando consolarlo, Jaehyun se acomodó sobre la cómoda superficie y lo acercó a sí, abrazándolo.— n-no quiero que ellos te odien por estar conmigo, no quiero que estés triste porque te alejaron, no quiero que Jeno crezca sin sus abuelos por mi culpa, quiero que ellos lo vean crecer y quiero que tú y Jeno los recuerden con amor. No quiero ser el responsable de alejarlos de su familia.— jugó con sus manos y Jaehyun se sintió mal.

—Mi vida... Eso no pasará, te lo prometo.— acarició la espalda ajena con cariño.

Un nervioso Doyoung pasó sus manos sudadas por su pantalón y, seguido, jugó con ellas, su mirada sobre sus temblorosas extremidades. A su lado, con Jeno dormido en su regazo, estaba un, aparentemente, muy tranquilo Jaehyun, ambos se encontraban sentados en uno de los sillones y, frente a ellos, los padres del mayor. Doyoung se preguntó cómo era el único que parecía nervioso con la situación.

—Mmm... Entonces— habló el mayor de cabellos oscuros, el padre del castaño.— ¿Qué pasa? Los queríamos visitar, pero Jaehyun nos dijo que tenía algo que informarnos, ¿No?

—Ah, sí, sí, pero ¿Podemos esperar a que llegue la comida? Quiero que Doyoung esté un poco más cómodo.— sonrió, apretando levemente el muslo del nombrado, intentando transmitirle confianza.

—Ah, está bien.— la señora también sonrió y el pelinegro pudo encontrar muchas similitudes con la sonrisa de su novio, lo que lo hizo imitar la acción.

Cuando la puerta sonó, el pelinegro estuvo a punto de levantarse para ir a abrirla, pero el mayor le detuvo, dejando a su hijo a su lado.

—Debe ser la comida, voy a ver.— informó, desapareciendo de la sala. Doyoung sentó a su Jeno, aún dormido, sobre sus piernas.

—Mmm... Esto, ¿Cómo han estado?— el menor habló, pensando que sería apropiado sacar un tema de conversación.

—Oh, bueno, hemos estado bien, aunque deseamos poder ver a Jeno y a nuestro Jaehyun más seguido.— respondió la madre de su pareja y él sonrió.

—Deberían venir más seguido, Jaehyun hyung suele decir que quiere dejarles a nuestro ángelito para que estén juntos por lo menos un día.— soltó a la vez que acariciaba los cabellos de su niño. Doyoung se preguntó porqué los mayores rieron apenas le escucharon.

Todos habían terminado de comer, por lo que volvieron a la situación inicial, en la sala. El bajo sintió que ya era momento de hablar cuando, a su lado, Jaehyun tomó su mano. Llenó sus pulmones de aire.

—Bueno... Lo que les íbamos a decir,— empezó su novio, viéndose, por primera vez en el día, un poco nervioso.— nosotros... somos pareja, novios.— Doyoung se sorprendió porque no imaginó, en ningún momento, que el mayor sería tan directo.— sé que nos apoyan, por lo menos sé que mamá lo hace, no creo que haya cambiado de opinión tan rápido.— Jaehyun rió, nervioso.— Y aún si no lo hicieran, seguiríamos juntos, nos amamos y, al menos yo, he sido tan feliz desde que estamos juntos, aunque, antes de siquiera ser algo, la presencia de Doyoung ya me hacía feliz. Incluso, estoy muy seguro de que mi hijo, nuestro hijo, también es feliz, nosotros somos una familia, nos queremos y amamos.

—Oh, bueno...— habló el señor Jung, tomando la mano de su esposa.— me estoy volviendo viejo, en definitiva, para mí, esto no es normal,— Doyoung apretó sus ojos, no quería llorar, pero pensar que estaría pasando, otra vez, esa situación, le afectaba un poco.— pero tú madre te apoya, los apoya, confío en su decisión y si esto los hace felices, no veo porqué tendría que molestarme o algo así.

—Además, Doyoung es buen chico, hasta nuestro nieto lo quiere, y puedo ver que los ama, a los dos.— dijo la señora con una pequeña sonrisa.

—Gracias, en serio muchas gracias, son personas muy hermosas, gracias por aceptarme, por no molestarse, ni con hyung ni conmigo, por apoyarnos, yo...— el pelinegro pasó una de sus manos por su cara.— hyung tiene mucha suerte de tenerlos como padres.

—Tú tienes suerte de tener a Jaehyun, cuídalo mucho, cariño.— le sonrió la mujer y él solo se limitó a asentir.

—Siempre, se lo prometo.

—Igualmente, hijo, tú también cuida de Doyoung, cuídense entre sí y demuestrense lo mucho que se aman.— habló el otro.

Doyoung definitivamente era muy feliz con Jaehyun.

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