Poco después de la firma de autógrafos, Leo decidió tomar un breve descanso de la rutina de la gira. Había estado sintiéndose agotado y necesitaba un cambio de aires. Decidió dar un paseo por el centro de Buenos Aires, disfrutando de la ciudad sin la presión de los eventos.

Mientras caminaba por un parque, Leo se detuvo en una pequeña cafetería al aire libre. Se sentó en una mesa y comenzó a leer un libro, intentando relajarse. Para su sorpresa, Valeria entró en la misma cafetería. Estaba con Mateo, el joven simpático que había conocido anteriormente, y estaban charlando animadamente.

Valeria no había notado a Leo al principio, pero cuando se dio cuenta de su presencia, se quedó en shock. Mateo le dio un pequeño codazo y le indicó que Leo estaba en la misma cafetería. Valeria sintió una mezcla de nervios y emoción, pero Mateo la animó a acercarse.

Valeria tomó una respiración profunda y se acercó a la mesa de Leo. —Hola, Leo. ¿Podemos hablar un momento?

Leo miró a Valeria con sorpresa, pero asintió. —Claro, siéntate. ¿Qué te trae por aquí?

Valeria se sentó y comenzó a hablar sobre su experiencia en Buenos Aires, contando algunas anécdotas divertidas y sobre su pasión por la música de Leo. Leo escuchaba atentamente, y poco a poco, comenzó a sentirse más relajado. La conversación fluía de manera natural, y Leo se dio cuenta de que disfrutaba mucho la compañía de Valeria.