Todo ha sido genial
Me separé y sonreí poniéndome otra vez al lado suyo, me pasó el brazo por los hombros y empezamos a andar mientras bebíamos nuestros cafés.
- Vamos a un parque aquí al lado, cuando mis padres compraron el apartamento solía venir a jugar al baloncesto y de adolescente venía como mi lugar seguro, porque siempre podía pensar y me calmaba. Parece una tontería porque es un simple parque no tiene nada especial, pero me gusta.
- No es ninguna tontería, si te gusta y te hace sentir así merece la pena ir.- le contesté apretándole la mano que tenía apoyada por la zona de mi clavícula.
-¿Por qué no he podido encontrarte antes?- me dijo con total sinceridad en su voz, lo que hizo que me diera un vuelco al corazón.
- Verónica no te pilles, no te puto pilles.- me grité mentalmente a mi misma, pero sabía que no iba a servir de nada porque nada más escucharlo se formó una sonrisa en mi cara.
- Si hubiera sido antes no habría sido lo mismo, ahora es el momento perfecto.
- No puedo discutírtelo.
Seguimos andando durante menos de diez minutos hasta que llegamos a la entrada del parque, era bastante bonito, ya que en su mayoría eran zonas verdes lo que lo formaban.
No me cansaría de pensar que en San Francisco había una cantidad increíble de parques.
En una esquina había un parque infantil y al lado una pista pequeña de baloncesto, en la que jugaba Daniel de pequeño, donde dos niños de unos 8 años estaban jugando a intentar encestar.
Nos acercamos al primer banco vació y nos sentamos, nos pusimos de tal forma que mis piernas quedaron encima de las suyas.
- Es bonito, no me extraña que vinieras a pensar es muy tranquilo y relajante.
- Eso me parece a mí, aunque poca gente lo conoce y la que lo conoce no suele compartir mi punto de vista. Simplemente ven a niños jugando y pasan de largo.
¿Desde cuándo hay que escuchar la opinión de los demás? se vive mejor sin prestarle atención. Importa lo que pensemos nosotros y ya está.
Me puso la mano en la cara y me acarició la mejilla, después nuestros labios hicieron un leve contacto de una forma lenta y dulce.
Estuvimos un rato bromeando, haciéndonos caricias y besándonos. Como si fuera una quinceañera otra vez.
- Venga levanta.- me dijo Daniel dándome unos golpecitos en las piernas.
- Voy, voy. No hace falta que me des.- le dije fingiendo que me había hecho daño para fastidiarle. Que maja soy.
- ¿Prefieres que te haga cosquillas?- me dijo de manera juguetona.
- Ni se te ocurra.- le mire con los ojos medio cerrados mientras me levantaba, en vez de parecer casi adultos parecíamos niños de 8 años.
-Vamos, muévete.- me riño Daniel cogiéndome del brazo tirando de mí hacia las pistas de baloncesto.
- Puedo andar sola, ¿sabes? No hace falta que tires de mí, tengo capacidad suficiente para eso.
Acto seguido Daniel me soltó y en vez de seguir caminando los dos a la misma altura decidió cogerme por las piernas y llevarme hasta las pistas como si fuera una princesa o una recién casada.
- Eh, ¿qué parte no has entendido de lo que he dicho?- le dije medio molesta pero no pude fingir y me acabó saliendo una sonrisa.- que todavía tengo la capacidad de andar sola.
- Lo había entendido pero no quería hacerte caso.- se rió mientras me bajaba. Yo me quedé parada con las manos cruzadas en el pecho mientras él se acercaba a los niños que estaban jugando al baloncesto desde hace un rato, eran muy tiernos y me imagine a un mini Daniel correteando con una pelota que al botarla era más grande que él. Se me formo una sonrisa.
- Verónica deja de sonreír, todo esto es demasiado dulzón a este paso nos provocas una hiperglucemia.- me mande callar a mi misma, era un poco raro, mi yo interior era un poco peculiar aunque tenía su encanto. En este momento no tenía nada de encanto.
Daniel volvió a mí botando la pelota y yo vi cómo los niños iban corriendo hacia sus madres para que les compraran algo con el dinero que parecía ser que les había dado Daniel.
-¿Has chantajeado a los niños con dinero para que te dejaran el balón?- le pregunté con un gesto de interrogación en mi cara.
- No, me lo habían dejado y yo les he dado el dinero para que no tuvieran que quedarse mirando a la nada.- me dijo con una sonrisa de suficiencia en la cara mientras que yo ponía los ojos en blanco.- no voy chantajeando niños por los parques Verónica.
- Me deja mucho más tranquila eso, si no me preocuparía.- me miró mal por mi tono y no pude evitar sonreírle altivamente.
-Anda ven a jugar conmigo.
- ¿Y a qué vamos a jugar exactamente?
- A ver quién mete más canastas en los mismos intentos.
- ¿Te ha costado mucho crear este juego tan sorprendente?
- No seas mala y tira.- me acerqué a él y le cogí la pelota de las manos. Después me puse en la línea de tiros libres y note el aliento de Daniel en mi oreja. - Concéntrate en el cuadrado, solo presta atención en que la pelota lo toque.- me susurro al oído mientras que mi cuerpo se sumía en un calambre producido por el contacto.
- Contigo detrás no puedo concentrarme.
Cuando se separó unos centímetros me concentré y tire, no fue un tiro limpio giró varias veces en el aro pero al final entró dentro de la canasta.
- Eres buena.-me dijo sorprendido.
- ¿Qué te pensabas, que era un asco?, jugaba mucho con mi hermano de pequeña. Porque te recuerdo que tengo un hermano mayor, y no seré yo la única hermana que se habrá librado de jugar a deportes de pequeña con él.
- En mi defensa diré que tu altura no es la mejor para jugar al baloncesto.
-Pero si mido 1,72, solo que no soy inmensa como tú que mides como mínimo 1,93.
- Casi, pero sigues siendo enana para mí.
- Para ti todo el mundo es enano por dios.
- Mira y aprende.- Daniel tiró la pelota con una mano y el tiro fue directo a la canasta sin rozar el aro.
- Jugador profesional de la NBA, me pongo a tus pies. Lo siento porque mi tiro no haya ido limpio, pero entró igual.
- Tampoco hace falta que te agaches mucho.- le mire con una cara que decía claramente "te odio" y él cogió el balón y me lo puso en las manos.- De esta forma vas a hacer mejor tiro que el mío, sujeta el balón y cierra durante un segundo los ojos.
- ¿Es necesario cerrar los ojos?
- Es súper importante, pero super importante.- dijo con gesto exagerado.- confía en mí,¿de acuerdo?
- Confío en ti.
Cerré los ojos y en menos de un segundo Daniel me cogió por las piernas y estaba subida encima de él con las piernas enroscadas en su cadera. Abrí los ojos y quedamos frente a frente.
Si cada vez que confíe en ti me vas a subir así en medio de la calle creo que me replantearé mi confianza.
- Este es el mejor método, no me juzgues, encima que te ayudo a hacerlo mejor.- Daniel se acercó corriendo a la canasta ignorando mis ruidos de protesta y de repente se paró.
- No pares tan bruscamente que has aplastado la pelota contra mi tripa.
- Quejica.- menos mal que algo le apreciaba.- ahora tira.
- No puedo tirar solo puedo dejar caer la pelota por el aro.
- Pues deja caer la pelota por el aro.
Solté la pelota y cuando volví a mirar a Daniel estampo sus labios contra los míos, mientras la pelota botaba ruidosamente, y comenzó de manera lenta con su lengua torturándome un poco. Pase mis manos hacia su pelo y las enrosque en esos rizos que tanto me gustaban, como no podía esperar más fui yo la que empezó a tomar el ritmo del beso haciéndolo pura desesperación y pasión.
Y si estábamos en medio de la pista, de un parque infantil, pero me daba igual, no iba a parar por eso.
Aceptaba si iba al infierno por ello.
Mis piernas se empezaron a desenroscar de su cintura y Daniel me bajó con cuidado antes de dejarme en el suelo y terminar ese beso que se podía definir como un arrebato de pasión.
- Si esto ha sido un beso aquí en medio no me quiero imaginar como va a ser esta noche.
- Va a ser mil veces mejor, solo te puedo decir que cuentes las horas hasta que llegue.- le dije mordiéndome el labio mirándole a los ojos.
- Joder.- dijo ahora mordiéndose el labio él.- Mejor yo no lo pienso mucho.- le mire con la boca abierta y note como mi cara ardía, y él me miró como si no hubiera dicho nada. Quien diría que fuera así detrás de la fachada de niño bueno. Sacó su móvil y antes de que pudiera darme cuenta nos estaba haciendo una foto, bastante cómica: yo roja como un tomate con la boca entreabierta y él con cara de niño bueno, luego reaccione y me acerque a él para hacer una foto más bonita aunque también graciosa, cogiéndole de los mofletes para apretarle los labios y yo poniendo morritos.- Pues ya esta, ya tengo nuevo fondo de pantalla, ¿te gusta?
- Me encanta, pasámelas todas.
- Descuida, ahora te voy a enseñar otro sitio antes de ir a mi apartamento.- me dijo poniéndome su mano para cogérsela, se la cogí sin dudarlo y algo en mi interior se iluminó.
Fuimos andando cogidos de la mano durante varias calles, como si fuéramos una pareja de enamorados, hasta llegar a "Embarcadero plaza".
Era muy bonito donde se encontraba, había una fuente con una escultura modernista encima y mirando al frente te encontrabas con el edificio donde se compraban las entradas para el ferry, el edificio era súper bonito de corte colonial, creo, pero no podría asegurarlo.
Estuvimos un rato mojándonos con el agua de la fuente, bailando en medio de la plaza las canciones que tocaba un grupo callejero de estilo jazz; eran bastante buenos, al final cuando empezaba a anochecer nos fuimos de vuelta al coche.
Cuando nos montamos en él me empecé a preguntar cómo sería el apartamento, que cenaríamos y sobre todo que haríamos después de cenar.
Esa cara de ángel que tenemos no concuerda con nuestros pensamientos. Que orgullosa estoy.
Mientras íbamos pasando las calles iluminadas de San Francisco nos pusimos los dos a cantar la canción de The chainsmokers "Side effects" que me encantaba. La verdad es que la escuché principalmente porque la protagonista del videoclip es Camila Mendes que a Ashley y a mí nos encanta. Creo que Ash tenía un crush secreto en ella, y no me extraña. Y después me enamoré de la canción.
- Oh, you're all that I want
No good at giving you up
Come on and give me some love tonight
Oh, you're all that I want - Daniel y yo estábamos más bien que cantando gritándonos, yo movía los brazos y las manos hacia delante mientras él movía la cabeza al ritmo de la canción, lo que daría por habernos grabado.
- Podríamos hacernos ricos montando un grupo y cantando como lo hemos hecho ahora- se ríe mientras se para en un semáforo en rojo.
- Pero si has desafinado como seis veces y nos haríamos ricos solo por la gracia que haríamos.
- Seis veces dice, que exagerada. Como máximo cinco.
- Te encanta molestarme y rebatir todo, ¿no?
-No, me encanta verte molesta porque eres monísima.
- No te aguanto.
- Mientes fatal.
- Y tú me caes fatal.
- ¿Cómo es eso posible?- me dice haciéndome un puchero.
- Aquí vemos como te mueres de amor y de ternura, que fácil de conquistar eres.
- No lo sé exactamente. ¿Cuánto queda?
- Ya hemos llegado.- dice bajándose del coche y abriéndome la puerta, me da la mano y me ayuda a salir.
-¿Dónde estamos?
- En Russian Hill, y el cuarto apartamento.- me dice señalando hacia la ventana del mismo.- Es el nuestro. ¿Me harías el favor de acompañarme a mi humilde morada, señorita?- dijo extendiéndome la mano y yo se la cojo mientras empezamos a andar hacia la puerta.
- Será todo un honor, mi dulce caballero.
Subimos hasta el cuarto piso en el ascensor cogidos de la mano. Cuando llegamos a la puerta me tapo los ojos con las manos porque no quería que viera algo antes de tiempo.
Mientras pasábamos después de que consiguiera abrir la puerta, con alguna que otra complicación y maldecir múltiples veces, fuimos avanzando, yo todavía con los ojos tapados, pero con una sonrisa en la cara.
-¡Tachan!- dijo Daniel quitándome las manos de la cara y poniéndose delante moviendo los brazos y las manos señalando a una mesa, para unas cuatro o seis personas, perfectamente colocada. La mesa estaba decorada de la siguiente manera: había puesto un mantel blanco con dibujos dorados claros, luego los platos, cubiertos, copas... y velas decorando la mesa.
No tenía palabras.
- ¿Has hecho todo esto tú?, ¿para mí?- le pregunté sin terminármelo de creer con una sonrisa de emoción en la cara.
- Claro que si, no lo he hecho para la vecina y he aprovechado a que venias. Todavía te queda ver la cena. Está para chuparse los dedos.
- Daniel no sé que decir. Gracias.
- No me des las gracias por algo que he disfrutado haciendo y solo con ver esa sonrisa merece la pena todo el esfuerzo.- me acerque a él y le bese varias veces mientras le iba dando las gracias.
- Deja que te enseñe el resto del apartamento.
La mesa donde comeríamos esta en una cocina súper moderna con una decoración muy urbana al igual que el resto. La cocina comedor estaba separada por unas puertas de metal negro del salón. El salón era inmenso y de frente había dos ventanas enormes con unas vistas impresionantes, había varios sofás, una mesa y una televisión. Al lado de una de las puertas había una escalera de metal como de color cobre que daban al piso de arriba donde estaban la habitación de Daniel y la de sus padres además de varios baños. El sitio era increíble, ya que además la planta de arriba era abierta y no había puertas si no una especie de dos cortinas blancas enormes para cada habitación.
Era el apartamento con el que cualquier niño hubiera soñado con tener al independizarse.
Mientras Daniel terminaba de preparar la cena yo me fui a cambiarme porque no aguantaba estar más en chándal y en ropa interior deportiva.
Me había traído un vestido, negro sencillo en el que resaltaba un escote precioso, por si salíamos a cenar. Además me puse un conjunto de ropa interior de encaje negro y de fondo rojo, con el que me sentía genial.
Siempre hay que estar preparada, ¿ quién sabía cómo acabaría la noche?
Me pase por la cabeza el vestido negro, me solté el pelo y por último me pinte los labios granate. Guardé la ropa sucia en la mochila y salí del baño para dejarla en la habitación de Daniel la mochila.
Me quedé flipando cuando vi que la habitación era enorme y supe que era la suya por la decoración. La habitación es toda gris, de frente había varias fotos enmarcadas de la NBA, luego estaba la cama que era bastante grande, un armario empotrado, al final estaba el baño y luego había una cómoda con un espejo encima. Deje la mochila encima de una silla que había al lado del baño.
Baje y fui a la cocina donde Daniel estaba sirviendo la comida recién hechas en sus respectivos platos, cuando me vio se quedo observándome de arriba abajo.
- Joder.- volvió a dar un repaso al vestido, sorprendido porque no se lo esperaba, y fijó su mirada en mi cara- Estás y eres espectacular.- le sonreí y me acerque.
- Que buena pinta tiene,¿ cenamos?
La cena fue increíble no paré de reírme ni un minuto, la mayoría del tiempo contamos más anécdotas, sobre todo del instituto, y alguna otra de cuando éramos niños. Incluso me enseñó una foto que su madre tiene en un marco de Daniel de pequeño con una camiseta bastante grande en la dentro de la manga lleva unos manguitos para nadar y tiene cara de asco, aún así está demasiado tierno.
-¿Cómo puede ser que de pequeño fueras casi rubio como yo y ahora tengas el pelo negro?- le pregunto riéndome mientras bebo.
- A lo largo de los años he hecho muchas teorías sobre eso y ninguna ha sido la correcta,- me dice muy serio y no puedo contener la risa.- lo que yo creo es que un día debí hacer algo que a mi madre le enfadó muchísimo y por la noche me corto el pelo como Rapunzel y me paso lo mismo que a ella. Estoy seguro. Y tiene la foto enmarcada para recordarse constantemente como hizo que pasara a ser pelinegro. Esa es mi única explicación. La crueldad de mi madre no tenía límites, ni mi pelo me respetaba.- le miré mientras no podía parar de reírme y él le daba un trago a su copa. Al final como yo no podía parar de reír y dicen que mi risa es bastante contagiosa acabamos muertos de la risa los dos.
Cuando terminamos de cenar Daniel se puso a recoger la mesa me senté en la encimera al lado del fregadero, después de ayudarle a llevar las cosas, y como no me había dejado ayudarle a terminar yo le miraba atenta mientras él fregaba. Cuando termino de hacer todo se puso delante de mí y me puso las manos en los muslos tomando una profunda bocanada de aire.
- Verónica, no sé cómo decirte esto y estaba buscando el momento perfecto y creo que no lo voy a encontrar nunca porque siempre pensaré que hay otro mejor. Pero desde la fiesta supe que necesitaba conocerte, incluso en el avión pero lo veía imposible, y ahora que lo he hecho sé que no me puedo conformar con eso. Por eso creo que ha llegado el momento.- le miró expectante porque aunque me imagino que será algo bueno siempre da miedo no saber que pasara...-¿Quieres que tú y yo salgamos? Es decir, oficialmente. Como novios.- estaba empezando a titubear por los nervios y no le deje continuar, no necesitaba que lo hiciera.
- Sí.- le dije sin dudar.
- Si no quieres lo entiendo, podemos seguir como ahora aunque bueno no sé. A lo mejor no quieres etiquetas o necesitas ir más despacio, dime lo que quieras, como quieres que sea esto.
- Daniel he dicho que sí, quiero ser tu novia.
- ¿En serio? Joder, eres mi novia, no me lo creo. Esto es simplemente, guau, no tengo palabras.
- A ver si así consigo que te lo creas.- le cogí la cara y le acerque lo poco que nos distanciaba y comencé a besarle aún estando todavía sorprendido no tardó en seguirme el ritmo.
Es un beso lento y sin ninguna prisa, el cual se sentía diferente y nuevo, ya que acabábamos de decidir empezar una nueva etapa juntos y eso hacía que hubiera más cosas de por medio, sentimientos, que se traspasaban también a la forma de besarnos.
Nos regocijamos en cada contacto de nuestras bocas y nuestros cuerpos, ya que mis piernas estaban a cada lado de las suyas y sus manos estaban en mis caderas.
Después de pasar un rato sin despegar nuestras bocas, meto mi mano por debajo de su camisa y la voy pasando por su pecho mientras sus manos pasan a mis muslos. Me separo para quitarle la camiseta y Daniel vuelve a pegarme y a besarme desesperado por la falta de contacto.
Me coge y me levanta de la encimera empezando a salir de la cocina para subir las escaleras agarrándome el culo, con la falda subida por delante y sus manos debajo de esta por detrás.
Podía haber imaginado cosas similares a éstas que podrían pasar esta tarde pero nunca con tantos detalles.
Llegamos a su habitación, abriendo la cortina sin ningún cuidado, por un momento tuve miedo de que la arrancáramos.
Cuando llegamos a la cama me tumba sobre ella y seguimos besándonos mientras sus manos pasan de mis piernas a mis pechos en poco tiempo. Sin darme cuenta estoy arqueando mi espalda para pegarme más, reclamando atención, y maldiciendo por todavía llevar el vestido puesto.
Decido cogerle por los hombros y echarle para el lado, ahora sería yo la que llevará el control, cuando Daniel queda tumbado sobre la cama me subo encima y cojo los bordes de mi vestido para sacarlo por la cabeza ante su atenta mirada, después de que él comenzara a desabrocharse el cinturón y empezará a bajar su pantalón, del que pronto se deshizo.
Verónica no tengo palabras.- dice con un leve suspiro mientras me subía encima de él, notándolo y jadeando.
No hace falta que digas nada.- volvimos a besarnos, sin casi tiempo respirar. Pronto mi sujetador desapareció, acabando en el suelo, su boca pasó de la mía a mi cuello haciendo que me alejara de la realidad en algunos momentos.
-¿Estás segura?- me preguntó con el pelo revuelto y los mofletes algo rojos.
- Sí.- le dije con una sonrisa.
-¿Quieres y estás plenamente consciente?
- Daniel si quiero, no te preocupes.
- Tenía que estar seguro, nunca haría nada que no quisiéramos los dos.
- Lo sé y gracias por preguntarme y no darlo por hecho.- dicho esto último la poca ropa interior que nos quedaba a ambos desapareció, le deje sitio a Daniel para que colocara uno de los muchos condones que nos habían dado mis queridos amigos y cuando ya no había nada más de lo que asegurarse me perdí en él.
Entre besos, gemidos, y caricias Daniel y yo nos miramos y sonreímos y ahí supe que estaría bien, que tal vez podría elegirlo a él
[...]
Cuando suena la alarma me muevo por la cama intentando no levantarme, odio levantarme temprano. Pero luego recuerdo que tengo a Daniel a mi lado en la cama, el final de la noche de ayer, las caricias y todo lo demás y entiendo que compensa levantarse más temprano de lo normal.
-Verónica no pienses en eso, que te acabas de levantar guarda un rato las formas.- no pude evitarlo y me pongo roja mientras suelto una risita tonta. Joder estoy saliendo con Daniel, no me lo creo, parecía que seguía soñando.
-Buenos días- murmura con la voz ronca, la cual me mata al escucharla, mientras estira los brazos.
- Buenos días.- le digo y le doy un pico en los labios.
- Quédate un rato más, por favor.- me dice abriendo los ojos, me tengo que negar. Espero que no me falle la fuerza de voluntad.
- Tengo que ducharme y luego me tienes que llevar al instituto.
- Iré a ducharme al otro baño y a preparar el desayuno. ¿Aunque si quieres...?
- Sé por dónde vas y no, tengo que ir al instituto.
- Aguafiestas.- me dice poniendo morritos.
- Podrás superarlo.- me levanté de la cama cogí mi mochila con la ropa, el neceser y todo y me metí a la ducha. Deje que el agua caliente me diera energía y me relajara mientras me perdía en los recuerdos.
[...]
Mientras bajaba las escaleras para desayunar después haberme arreglado empecé a oler el aroma de las tortitas recién hechas.
Hay que recuperar fuerzas.
Cuando llegue a la cocina me lo encontré sirviendo las tortitas en un plato que ya estaba a rebosar.
Estás guapísima, como siempre.- murmuré un gracias y un y tú mientras le abrazaba por detrás con mi cara pegada a su espalda.- Esto ya está terminado, ¿desayunamos?
- Claro.- ambos vamos a sentarnos en los mismos sitios de ayer.- Daniel gracias por lo de ayer, fue maravilloso- antes de que él pudiera decirme que no hacía falta que le diera las gracias le corte y continúe hablando.- Estás haciendo que todo esto sea más fácil.- le digo con una sonrisa triste y veo que la mirada de Daniel lo único que refleja es amor y cariño.
- Me hace feliz verte sonreír.Por lo que no me cuesta esforzarme para que todo sea más fácil.-
Terminamos de desayunar lo más rápido que pudimos porque no estaba muy cerca que digamos mi instituto del apartamento de Daniel. Nos metimos en el coche y el trayecto hacia el instituto se hizo muy corto por la conversación.
Ya cuando habíamos aparcado salimos del coche y nos pusimos delante de este.
-¿Cuándo voy a poder volver a verte, novia?
- Creo que el domingo lo tengo libre, novio. ¿Vamos a la playa?-
- Si, pero ni se te ocurra bañarte porque ya empieza a estar congelada.
- Vale, podemos dar un paseo.
- Perfecto, entonces nos vemos el domingo.
- Adiós.- le digo dándole un beso en los labios.
Después de despedirnos me acerco a la entrada del instituto donde están todos los chicos esperándome, Ryan y Jev con el orgullo claro en su rostro.
***
Que capítulo tan dulce y bonito e intenso en algunas partes. Me encanta la relación de Daniel y Verónica en estos momentos, es todo lo que necesitan y esta bien.
Por favor fijaros en todo lo demás de la canción y no solo en el fuck jajaj. (También fijaros en la tremenda promoción de calidad que he hecho por instagram del cap)
Nos vemos en el próximo capítulo, os quiere oldspirit9.
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