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Capítulo 26:

Pov Ryan:

Termine de ducharme y me puse una toalla alrededor de la cintura y me empecé a pasar otra por el pelo para quitarle algo de agua dejándolo con las puntas para todos los lados.

Como hoy no había salido a correr decidí que ya era hora de afeitarme porque llevaba días sin hacerlo.

Tenía el móvil apoyado contra el espejo cuando sonó mostrando la llamada entrante de mi padre, no podía llamar al salir del instituto que él tenía que hacerlo a primera hora.

Entendía perfectamente que era abogado y que su horario desde que yo era un crío iba en función del caso y por ello que mi infancia mi padre era una figura a la que veía de vacaciones lleno de regalos para suplir su ausencia.

Entendía que tenía trabajo, que no siempre podía estar presente, porque de hecho no lo estuvo, que no podía llamar cuando quisiera pero podría tener en cuenta que yo iba al instituto, que tenía que hacer cosas antes de ir y que si quería hablarme ahora podía valer con un simple mensaje.

Pero no lo captó, y al ver que la primera vez no le conteste volvió a insistir y ahí no pude hacer más que coger el teléfono con desgana y descolgar.

 -    Hola papá.- dije sin ningún atisbo de emoción.

 -    Hola Ryan, menos mal que has cogido el teléfono, te había llamado antes pero no has contestado a saber que estabas haciendo. Seguro que durmiendo, ¿eres consciente que en una hora tienes que estar en clase?- así era mi padre, me echaba en cara que supuestamente estaba durmiendo y que en una hora entraba al instituto pero él era el que me llamaba dos veces si no cogía el teléfono.

 -    No papá, no estaba durmiendo. Estaba afeitándome y ya se de sobra a la hora que entro al instituto.- conteste con un tanto de aspereza en el tono.

 -   Ryan esa no es forma de hablar a tu padre.- suspiré cansado y salí del baño para ir cogiendo lo que me pondría.

 -   ¿Por qué se supone que llamas? ¿Hay algo importante?- como era de esperar mi padre solo me llamaba cuando quería decirme algo o simplemente para fustigarme por mi inútil existencia, o eso me hacía creer.

 -   Solo venia a recordarte que estás en tu último año, que ya no debes estar perdiendo el tiempo en esas fiestas que tanto te gustan, tienes que estudiar. No puedes dejarme mal el año que viene delante de los catedráticos de derecho, que te recuerdo son amigos míos. Además de los estudios debes centrarte en el fútbol y resaltar más que la temporada pasada, no te quise decir nada para que no te afectará como dicen estos psicólogos modernos, para que no afectará a tu autoestima. Pero hubo partidos en los que solo parecía que corrías de un lado a otro sin sentido.-

 -   Eh claro papá, me esforzaré este año pero ya tengo notas buenas desde siempre y el entrenador nunca me dijo eso así que no creo que deba mejorar sino mantenerme.- puse el móvil el altavoz para poder quitarme la toalla y ponerme los calzoncillos junto al pantalón.

 -   Tu entrenador no está en la liga nacional, para él el tipo de juego de niños de instituto debe ser genial, pero no lo es para los demás. Debo colgar, a diferencia de ti, yo si tengo cosas que hacer en las que se requiere más esfuerzo que en todo lo que tu haces junto. No me decepciones más.

Con su tan amable despedida termine de vestirme con un amargo sabor de boca. Mi padre prácticamente me obligaba a seguir sus pasos: estudiar derecho en su universidad, graduarme con nota mientras juego en el equipo de fútbol americano de la universidad resaltando entre todos, y meterme en su despacho de abogados después de algún máster internacional.

El problema: no quería ser abogado.

El segundo problema: quería estudiar criminalistica, ser inspector. Por ende, estaba en el lado contrario de los abogados como los de su bufete.

No me había atrevido a decírselo, porque mi padre no era fácil de abordar, para él todo estaba decidido y no me había dejado nunca opinar. Aunque nunca estuviera en casa, él ya había decidido mi vida sin haberse preocupado de conocerme.

Sabía que este año tendría que decírselo, que tendría que aceptar su enfado y su incluso posible odio y segura decepción hacia mi pero no había podido y no sabía cuando podría.

Llevaba meses pensando si hacerlo por teléfono o esperar a navidades y decírselo en persona con mi madre delante y mi hermanastra, jugando a la familia feliz cuando ni siquiera mis padres estaban juntos desde hace años y para hacerlo todo más complicado traían a sus parejas. Y yo en esos momentos tenía que fingir que todo era normal y maravilloso.

Todavía tenía tiempo, podía seguir esperando, ya que lo único que tenía claro es que lo hiciera antes o después, en persona o no el resultado sería el mismo: reproches, decepción y a saber que más.

[...]

Ya había acabado la clase y estaba saliendo de ella bromeando con Verónica sobre el profesor y la cara de Elliot de dormido mientras que Harvey se había dedicado a mirar su cuaderno con frustración.

Verónica estaba sonriendo cuando nos despedimos y fuimos cada uno a la taquilla.

Desde la fiesta había tenido un par de pensamientos sobre ella, sobre nosotros terminando lo que empezamos pero las cosas habían evolucionado de una forma muy distinta a la que me había imaginado.

Ahora ella estaba con Daniel, aunque no fuera oficial, y eso que paso habíamos decidido sin hablarlo dejarlo en el olvido.

Pero eso no quiere decir que en algún momento, en un futuro, pudiera pasar algo. Es decir, Verónica es jodidamente guapa y es un espectáculo verla, sabe lo que hace y lo que es y juega muy bien con ello. Por eso mismo que no haya podido olvidar que ambos tenemos una cuenta pendiente.

Que aunque sea para saciar la curiosidad de ambos debíamos cumplir con ella.

En un futuro podría recordarla, que como la dije, las cosas no se iban a quedar así.

Pero solo era eso, algo esporádico, no buscaba más.

Ni con ella ni con nadie.

Además en lo relacionado con Verónica había otro factor en juego, mejor dicho otra persona y yo no iba a ser quien se metiera en medio.

Yo solo sería un leve recuerdo, esperaba que fuera bueno.

Al levantar la vista para ir a clase me encontré con Alice quien me sonrió después de darme un repaso y cuando se empezó a alejar yo hice lo propio.

Ella sí que era un buen recuerdo, que por lo que parecía, podría revivir pronto.

Pov Jev:

Como ya habían acabado las clases fui hacia los vestuarios para cambiarme de ropa, estirar un poco y relajarme antes del segundo entreno del año.

Les había dejado mi mochila a los chicos por lo que solo iba con la bolsa de deporte, nada más abrir la puerta del vestuario, pensando que entraba solo, oí como alguien más entraba y la cerraba lentamente.

Me gire sobresaltado nada más dejar la bolsa en uno de los bancos para encontrarme a Raven con un dedo en la boca pidiéndome silencio.

La hice caso y me callé mientras ella comprobaba que estábamos solos, y haciendo eso me dio una vaga idea de lo que había venido a hacer.

Cuando volvió yo estaba sentado en el banco, con la bolsa al lado, y las piernas abiertas observando como se acercaba con una sonrisa triunfal.

 -   Debía comprobar si estábamos solos.- dijo lentamente.- Si no hubiera sido un tanto incómodo.

 -    ¿Y eso por qué, Raven? El día ya ha acabado para ti.

 -   Creo que es obvio, que quería despedirme digo.- contestó sentándose encima de mí, obligándome a juntar un poco mis piernas para que las suyas se colocaran a cada lado de las mías.

 En cuanto se sentó no pude evitar poner mis manos sobre su espalda baja y mirarla a los ojos, intentando no caer rendido tan rápido.

Pero con Raven era complicado.

Pero esa era la gracia de lo nuestro, que cada uno teníamos ese efecto en el otro.

 -   Tengo entrenamiento, no tengo casi tiempo.- conteste con la respiración algo pesada.

 -   No es que necesitemos mucho, ¿no? ¿O me equivoco? Te dejare libre en menos de quince minutos, para que puedas ir a correr y a desfogarte. - pasó su dedo por mi pecho y luego paró hasta mi barbilla para mirarme a los ojos y sonreír como si de una niña buena se tratase.

Pero una niña buena no estaría haciendo esto, las que lo hacían eran aquellas que sabían las normas del juego y a lo que se enfrentaban, pero aún así las daba igual con tal de ganar.

Y yo no iba a impedir que lo hiciera, y llegado a este punto tampoco estaba en posición de impedirlo.

No dude ni un segundo más y fui directo a su boca sin ir primero a por un comienzo más lento que fuera subiendo poco a poco de velocidad, no había tiempo, así que todo fue brusco y rápido desde el principio.

Cogí a Raven del culo y ella inmediatamente terminó de enredar sus piernas en mi cintura para que yo pudiera levantarme e ir al lavabo para apoyarla en él.

La deposité encima y después ella separó nuestras bocas para coger mi camiseta y tirar de ella, tirándola al suelo pocos segundos después.

Cada vez nos pegábamos más mientras nuestras bocas no se separaban impidiendonos respirar correctamente pero permitiendo que con nuestras lenguas ambos perdiéramos la cabeza.

Mientras las manos de Raven estaban en mi espalda y en algunos momentos me clavaba las uñas una de las mías la deje en uno de sus pechos antes de darle un pequeño apretón provocando que Raven, en mi oído, gimiera y acabara con sus manos en mi cinturón, tirando de él y quitando los botones después.

Entre besos y con nuestras manos que no se quedaban quietas subí su falda, ella terminó de bajar mi pantalón y después de una rápida mirada a la puerta, la cual seguía igual a como la habíamos cerrado. Dejamos de lado todas las prendas y el espacio que nos distanciaba.

Y en ese momento, después de que me colocara demasiado rápido hasta casi resultar torpe el condón, ambos perdimos el control.

[...]

 -   ¿Ves como no pasaba nada? Vas a llegar a tiempo, y algo más motivado.- dijo Raven riendo bajándose del lavabo mientras yo iba a sacar mi ropa de deporte.

 -   Y más cansado, creo que es obvio que ambos hemos gastado bastante energía.- la conteste con una sonrisa mientras ella pasaba por mi lado y me cogía la barbilla para darme un rápido beso en los labios antes de ir hacia la puerta.

 -   Pero ha merecido la pena, te veo mañana.- sonrió Raven abriendo la puerta y girándose para mirarme por última vez antes de irse.

Raven me volvía loco, más de lo que debería.

Sabía que lo nuestro solo era un rollo, que no era nada serio y que en un futuro tampoco lo habría.

Yo acepté, pensando que me compensaba, y en parte lo hace pero creo que ya mis sentimientos se están intentando meter en medio.

Y eso no va a salir bien, no para mi.

Pero no puedo evitarlo, Raven tiene algo que las demás chicas con las que he estado no tienen. No es solo la química sexual que tenemos, que es increíble, es ella. Es su forma de; te atrapa y te deja pidiendo más.

Aunque sepas que ese más nunca va llegar.

Así que si, estaba bien jodido, solo esperaba no joderme más.

Ya con los pantalones y la camiseta para entrenar estaba en la pista de atletismo calentando y bebiendo agua viendo como llegaba el entrenador con cara de enfado.

 -   Por fin te dignas a aparecer, he tenido tiempo hasta de ir a por lo que se me había olvidado.- comentó de mala gana.

 -   Me había llamado mi madre.- mentí sin titubear.

 -    Pues dile a tu madre que si quiere que su hijo llegue algo le debe dejar entrenar, o se quedará en esta liga escolar también el año que viene sin beca alguna.- me mordí la lengua y no le conteste mientras terminaba de estirar.

>> Hoy vas a empezar con tres vueltas a la pista incrementando la velocidad, ya que debes ir volviendo a recuperar tu resistencia y velocidad después del verano. después harás 15 minutos a buena velocidad, no me vale que resistas si vas a 1 km por hora, y luego harás ejercicios de velocidad de 20 a 60 metros. ¿Has entendido lo que haremos hoy o te lo tengo que volver a explicar?- asentí con la cabeza y empecé a hacer lo que me había dicho.

No me caía bien el entrenador, era bastante déspota y maleducado pero era bueno, y solo con él podría obtener la beca y que se fijaran en mí para el equipo nacional.

Sin él no podría optar a nada.

Yo estaba en el equipo del instituto pero solo un día de entrenamiento me juntaba con ellos, normalmente entrenaba solo al ser el mejor del equipo, ya que se me exige más y no podía perder el tiempo.

Fui subiendo de velocidad manteniendo la respiración ante la atenta mirada y el ceño fruncido del entrenador.

Después de hacer los quince minutos de resistencia y empezar con velocidad de repente me sobresalte al escuchar el pitido del silbato.

 -    ¡Para! ¿ Qué se supone que esto? ¿Estás corriendo o dando un paseo? ¡ Jev así no vas a llegar a nada! ¡Vuelve a empezar!- respire con resignación y volví a empezar, y me hice a la idea de que hoy el entrenamiento sería aún más largo de lo normal.

Pov Elliot:

Hoy es el aniversario de boda de mis padres, además de que en su primer aniversario les llamaron diciéndoles que podrían adoptarme y que solo había que arreglar los papeles. Por lo que era un día bastante especial en mi casa.

Por ello hoy me quedaría con ellos a dormir y a cenar, en modo de celebración.

Estaba terminando de guardar mi cuaderno después de darle vueltas a una canción cuando uno de mis padres, George, llamó a la puerta y la abrió un poco.

 -   Elliot ya esta la cena, baja en rápido.- me sonrió y se subió las gafas de montura negra antes de volver a cerrar la puerta y bajar de vuelta al salón.

Yo deje todo medio ordenado y conteste con una foto tonta al último mensaje de Noa.

 -    Si quieres puedo ayudarte con ello, se me da bien.- puse debajo de la foto, cuando lo envié apague la pantalla y salí de la habitación hacia el salón.

Al llegar a la cocina olía exageradamente bien que no me pude resistir e intentar coger algo de comida antes de tiempo pero como siempre, Tom me lo impedía.

 -   Elliot no seas ansioso y espera cinco minutos.- me regaño.

 -   Pero papá tengo hambre.- hice un puchero y solo conseguí que Tom subiera las cejas y me mirara de tal forma que no pude evitar reír.- Es que he echado de menos vuestra comida, voy a tener que venir más a menudo o vosotros ir para alimentar a los seis adolescentes que echan de menos la comida de verdad.

 -   Sabes que les puedes traer siempre que quieras, amamos a esos chicos, ¿y quien es el sexto?- pregunto sacando la comida del fuego.

 -   Sexta, es la hermana de Scott, Verónica.

 -   Oh es verdad, pobres Scott y su hermana. Bueno y cuéntame, ¿cómo es?

 -   Es genial, la verdad que hacía falta el punto de vista femenino en casa. Deberíais conocerla pronto, os gustaría, nos pone a todos firmes.

 -   Ya era hora de un poco de orden en esa casa, y cuando queráis os venís a comer que a tu padre le encantará. Ya sabes lo que le gusta que Jev le ayude cocinando mientras Ryan habla con él de fútbol.

 -   Cuenta con ello, ¿te ayudo?

 -   Claro.- cogí los platos que me tendió y fui a dejarlos a la mesa y me senté cuando George que había sacado vino para ellos se sentaba y Tom llegaba con las últimas cosas.

 -   ¿Cómo llevas las clases? Es el último año, sabes que lo tienes que tomar en serio.- me dijo George sirviendo el vino.

 -   De momento bien, ya sabes, no hay mucho de momento. Así que también voy tranquilo con los entrenamientos, este año me ha costado menos adaptarme.

 -   Eso es genial cariño, ¿y tu música?- me pregunto ahora Tom.

 -   Termine de componer esa de la que os hablé la última vez, y estoy dándole vueltas a una melodía y unas cuantas frases. Va bien, últimamente estoy inspirado.

 -   ¿Y eso por que? ¿Hay alguien que te inspira?- me reí por la curiosidad característica de Tom en estos temas. Además amaba poder hablar con ellos de todo y poder abrirme sin ningún problema, criarme con ellos había sido tan fácil que no parecía real. Me habían criado basándose en el respeto, la libertad y la confianza por lo que no me importaba decirles la verdad, que había alguien que me había estado inspirando.

 -   Pues la verdad es que si, se llama Noa, desde verano hemos estado hablando algo o coincidiendo en fiestas pero últimamente más que nunca. El otro día me ayudó con un par de cosas de clase y no me pude concentrar del todo porque en fin, ella es genial, y no podía dejar de mirarla mientras me explicaba.- dije con una sonrisa mientras cenaba siendo escuchado por mis padres.

 -   George, nuestro hijo está enamorado.- dijo Tom con gesto dramático.

 -   No, no estoy enamorado, solo me gusta.- negué rápidamente.

 -   De momento.- corrigió George mirándome por encima de las gafas.

 -   Lo que digáis, continuo, tiene los ojos marrones y el pelo también castaño pero claro llegando al rubio en las puntas y todos sus mofletes están llenos de pecas que le quedan realmente bien.

 -   No tiene mal gusto el niño, eh. Espero que en un futuro nos las puedas presentar.- dijo Tom.

 -   Cómo su padre, que eligió realmente bien, solo mira a su esposo.- contestó George a lo que no pude evitar reír mientras que Tom ponía los ojos en blanco y luego le ponía la mano en la cara como sujetándola y George le colocaba la suya encima.

 -   Yo también lo espero, y que sea pronto.- conteste con una sonrisa genuina viendo lo mucho que se querían.

[...]

Mientras mis padres reían rememorando algunos recuerdos del día de su boda note como mi móvil vibraba por primera vez en toda la cena y no pude evitar mirar que era.

Tenía unos cuantos mensajes de los que ni me había enterado y uno nuevo de Noa que fue el único que abrí.

Era una foto de ella, en la que solo se le veía la mitad de la cara, y la que estaba apoyada sobre su mano con un gesto de cansancio y aburrimiento.

Yo:

Estás demasiado mona aburrida, eso no debería ser justo.

Noa:

¿Y eso por qué?- me preguntó inmediatamente.

Yo:

Porque yo me suelo ver fatal.

Noa:

Seguro que no.

Yo:

No miento.- le mande una foto con ojitos de cordero y después de que me dijera que iba a ayudar a su padre deje el móvil y observe a los míos. Se miraban con tanto amor mientras se reían y brindaban que no pude ocultar mi sonrisa, se veían demasiado bien juntos.

Tom y George habían sido unos padres geniales, que desde el primer momento se sacrificaron por mí y me dieron lo mejor y me trataron con tanto amor que no puedo tener ninguna queja de ellos como padres.

Siempre me habían apoyado en todo y me habían criado con tanto cariño que solo podía agradecérselo. Y más cuando la sociedad no se lo ponía fácil, ni casarse ni ser padres.

Ya que ciertamente como la sociedad casi les arrebataba esa posibilidad no se iban a arriesgar.

Esa sociedad que acepta más fácil que le hagan bullying a un niño porque sus padres sean gays que aceptar que cada uno puede amar a quien quiera.

Pero eso ya daba igual, el tiempo en el que venía a casa llorando porque alguien se había metido con mis padres se acabó y ahora solo quedaban los momentos felices sin que nadie los juzgará.

 -   Papás, os quiero.- dije de repente con una sonrisa triste y orgullosa, y viendo sus caras se agrandó aún más.

 -   Y nosotros a ti, eres lo mejor que nos ha pasado.- dijo George mientras que Tom se quitaba una lágrima con el dedo.

 -   Anda ven aquí y danos un abrazo.

Me levanté de la mesa y fui hacia Tom que apartó un poco su silla para que pudiera abrazarle, y le dio la mano a George mientras este nos miraba con cariño.

No podía haber tenido mejores padres, no podría haber sido tan feliz con ninguno otro.

Para ser una familia no hace falta un padre y una madre, hace falta amor y ganas de seguir adelante, eso era lo único que hacía falta.

*** 

Una de las cosas que más suelo odiar en las novelas románticas es que los secundarios no tengan más vida que ayudar al prota y que no sepamos nada de su vida, por eso yo tenía que darles toda la importancia que tienen.

Sinceramente Ryan me da pena por tener un padre así, Jev por pillarse de quien no debe y a Elliot le tengo envidia por tener unos padres tan dulces.

Nos vemos en el próximo capítulo, os quiere oldspirit9.

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