v e i n t i u n o | Distancias y regresos 🖤
—Oye, Soo —me habla Jimin con la boca llena de un buen trozo de pizza.
—No me hables con la boca llena, es asqueroso.
Aún seguía en la “Jimicueva” estudiando con el rubio; solo que en este momento nos hemos tomado un receso para comer antes de seguir con nuestra tarde de estudio. Debo de decir que está siendo fructífera y estoy segura de que él aprobará estos exámenes.
Jimin traga el pedazo de pizza que tenía con la ayuda de un buen sorbo de soda. Por la velocidad en la que tomó su bebida, le provocó gases que intentó no soltar pero que, de igual modo, salieron de manera silenciosa por su boca.
—Perdón por... —otro eructo salió y no pude evitar reírme un poco—. Perdón por eso —volvió a decir, esta vez sin ninguna pausa.
—Ahora sí, ¿qué ibas a decirme?
—Te iba a preguntar por tu cumpleaños. Nos estamos conociendo, pero aún no sé eso. Supe más rápido los cumpleaños de tus padres que el tuyo.
—¿Cuándo es tu cumpleaños? —le devuelvo la pregunta. Jimin hace el ademán de querer hablar para replicarme mi jugada; pero cuando me ve con las cejas alzadas ya no lo intenta más—. Dime primero tú.
—El 13 de octubre.
—Ya dentro de poco —el rubio asiente sin un atisbo ánimo—. Eres mayor que yo. Mi cumpleaños es el 12 de mayo. ¿Qué edad vas a cumplir?
—Dieciocho —el trozo de pizza lo dejo caer sobre la caja luego de escuchar a Jimin. El rubio debería de estar en último año de escuela, no con nosotros—. ¿Por qué me miras así?
—Tú deberías estar en último año, casi ingresando a la universidad.
—Es porque tuve que repetir un año cuando me mudé. ¿Sí sabes que soy de Busan?
—Hasta ahora no me lo habías dicho —vuelvo a agarrar de mi pedazo de pizza para seguir comiéndomelo.
Jimin y yo seguimos hablando un poco más de él y sobre la nueva vida que fue formando aquí en Seúl luego de haberse mudado. Me contó la forma en cómo conoció a todo su grupo y de cómo estos lo introdujeron al mundo de las carreras ilícitas. Luego, el rubio sintió interés por mí; así que empecé a hablarle de los mismos temas que él me contó, supuse que era algo justo. Hablamos de mis amigos y cómo fui conociendo a cada uno.
Las horas pasaron, la pizza ya se había acabado hace como una hora y media, las luces de las calles se fueron encendiendo y yo seguía perdiendo mi tiempo con Jimin hablando de cosas que no van con los estudios. Doy por finalizado el tiempo de descanso y retomo las lecciones con el rubio, quien, a estas alturas, solo quiere descansar en su sillón.
Una resondrada mía bastó para que diera su mayor esfuerzo para estudiar química, un curso que creí que iba a ser difícil de enseñarle; pero la verdad es que lo maneja excelentemente, incluso mejor que yo.
Después, pasamos a estudiar física. Primero repasamos un poco de la teoría del movimiento rectilíneo uniformes antes de pasar a la práctica con algunos ejercicios. Así como pasó en química, Jimin se desenvolvía muy bien al realizar los ejercicios, se concentraba a la hora de hacer los cálculos para obtener el resultado correcto. No fallaba ni en los ejercicios que eran un poco más tediosos y largos.
—Entonces eres bueno con los números —digo como una conclusión. Jimin deja de su lápiz a un lado y encoge sus hombros.
—Es más sencillo que memorizar y retener mucha información. Aun así, mis notas no creo que lleguen a las tuyas.
Jimin me sonríe con gentileza. Seguidamente, agarra otra vez su lápiz y continúa con los ejercicios que estamos practicando.
Por último, estudiamos matemáticas; aunque solo un poco ya que el cansancio mental se hacía presente entre nosotros dos. Además, Jungkook estaba bombardeando mi celular con mensajes cada media hora para saber si seguía todavía con mi amigo y si ya habíamos terminado de estudiar.
A eso de las siete y media de la tarde, Jimin y yo salimos de su guarida para ir al auto e ir a casa. A este punto ya me acostumbré a ir delante como copiloto en el Jeep del otro y siento que este espacio ya me pertenece, solo falta que le ponga mi nombre para marcarlo como mío.
Durante el camino, ninguno de nosotros habla, solo escuchamos música de las emisoras de radio mientras que dejamos que el viento juegue con nuestros mechones de cabello. Al llegar a mi casa, Jimin apaga el motor del auto y el silencio que antes era cómodo, se carga de una sensación como tensión.
—Por tu cumpleaños... —soy yo la que toma la iniciativa de hablar—, ¿piensas hacer algo?
El rubio no me mira, sus ojos están fijos en el escondite de sus manos; o sea, entre sus piernas. Lo único que veo de él es la media sonrisita que hace.
—No tengo nada planeado. Mis amigos quieren que haga una fiesta, pero es un gran gasto para mí.
—¿Tus padres tampoco te lo celebran? —inquiero.
—Solo me compran un pastel y mi mamá cocina mi platillo favorito. —Mi mente parece explotar luego de escucharlo hablar. Creí que su cumpleaños significaba lo mismo que para Blake significa el suyo; pero estaba muy alejada de la realidad, Jimin es como yo, sencillo—. Igualmente, creo que iré a las carreras y después beberé algo con mis amigos. Claramente estás invitada.
—¿A la taberna de Moe? —él asiente—. Muy bien, iré.
Quizá salga mal lo que estoy pensando en hacer, pero luego de pasar mucho tiempo con el rubio y de conocer algunas pequeñas oscuras cosas de su vida, no puedo evitar pensar en hacer de su cumpleaños un día especial que él quiera repetir una y otra vez.
Me despido de Jimin con un medio abrazo y bajo con mis cosas de su Jeep, abro la puerta de mi casa y voy corriendo al segundo piso para buscar a mi madre. No había nadie mejor que conociera de días especiales que Blake, ella podría ayudarme a organizarle algo bonito a Jimin; pero dejándole en claro que tenía que ser sencillo.
Estaba a punto de abrir la puerta del cuarto cuando escucho el sonidos de besitos y risitas dentro. Hago una mueca de disgusto y me sonrojo al instante cuando caigo en cuenta que ahí dentro mamá y papá estaban reviviendo sus días de juventud.
—¡Ya llegué por si acaso! —es lo único que digo enfrente de su puerta antes de irme a mi habitación y meterme a mi baño.
Me doy una ducha que dura más de lo usual debido a que me sentía demasiado sucia. Una vez que salgo, meto mi uniforme al canastón de ropa sucia, realizo mi rutina básica de skin care y voy a mi armario para sacar mi pijama.
Supuse que mamá y papá ya habían terminado de hacer lo suyo, así que me encaminé hacia la planta inferior para buscarlos. Papá apareció saliendo de su oficina vistiendo su pijama y pantuflas negras: luego, Blake salió del cuarto de lavado con su pijama rosa de Victoria Secret y una diadema blanca en su cabello. Mis sospechas de lo que pasó en esa habitación se confirmaron cuando noté que ambos traían en cabello aún goteando agua y con una mirada nerviosa dirigida a mí.
—¿Escuchaste algo? —papá es el que tiene menos pelo en la lengua con respecto a estos temas; sin embargo, basta que yo bromee con el mismo tema para escandalizarse. Es un tanto bipolar.
—Supongo que yo vine al final de todo el espectáculo —encojo mis hombros de manera relajada. Jungkook finalmente puede soltar el aire que estaba conteniendo antes de llegar a donde estoy y llevarme a la cocina para cenar—. Hoy descubrí que Jimin tiene una especie de minidepartamento.
—¿En serio? —inquiere Blake con interés. Por otro lado, papá ya está pensando en un montón de escenarios de mí con Jimin haciendo lo mismo que él hace con mamá. A eso le llamo cargo de conciencia—. ¿Y dónde es?
—Muy cerca de su casa. Es como una área recreativa para chicos como su grupo —digo mientras que en mi cabeza tengo la imagen de las cajas de pizza que estaban por el suelo—. Lo lamentable es que no sabe mantenerla limpia.
Papá no pudo soportar más mi conversación con mi mamá y se fue hacia el segundo piso mientras refunfuñaba la frase “Ese chico estará muerto la siguiente vez que venga a la casa”, yo solo me reí por lo bajo con la complicidad de Blake, quien, además, torció sus ojos.
Pasando del tema de departamento de Jimin, le empecé a contar a Blake sobre el cumpleaños del rubio y lo que este piensa sobre su día. No era sorpresa que mamá se pusiera triste por la forma en cómo mi amigo veía su cumpleaños, expresó su empatía antes de dejarme hablar otra vez. Le conté sobre mi plan, ella estuvo de acuerdo conmigo y se propuso a ayudar.
Justo como lo pensé.
—Jimin quiere celebrar su cumpleaños en un lugar llamado La taberna de Moe —Blake asiente con atención—; entonces, ahí sería su fiesta sorpresa. Otra cosa que sé que a él le gusta son los autos, le gusta mucho las carreras... Como Fórmula 1.
En realidad no sé si a Jimin le guste realmente la Fórmula 1, pero fue lo primero que se me ocurrió para disfrazar la realidad de que al rubio sí le gustan los autos, le gustan las carreras; pero ilícitas, con autos que saben quién de dónde provienen.
—Puedo hacer una orden a mi pastelera para que haga un pastel en forma de auto o decorado con cosas parecidas a las carreras —dice mamá, cogiendo rápidamente su celular para buscar su contacto—. ¿Qué más vas a necesitar? ¿Alquilar el bar? Se lo puedo pedir a mi asistente. También me contactaré con el planner que organizó la fiesta de cumpleaños de tu papá y el mío. ¿Mando a hacer invitaciones? Puedo escribirle a...
—¡Mamá! —la detengo antes de que empiece a hacerse ideas equivocadas—. No es necesario todo eso, solo me gustaría que pudieras colaborar con el pastel... Alquilar el local es demasiado, con una reservación bastará —ella asiente en lo que teclea en su celular—. Decoración no se necesita y las invitaciones estarán de más. No tiene que ser la gran cosa.
—Entendido —responde con una voz calmada—. ¿Y qué le regalarás? Podemos ir de compras mañana y buscar un buen regalo para él.
—Sí, creo que me parece bien.
¿Qué cosa puedo regalarle a Jimin? Siento que él lo tiene todo para un chico de nuestra edad. Habrá que hacer una recopilación de datos en la opinión pública; es decir, a su grupo de amigos.
***
Aproveché para que llegara el siguiente fin de semana, el cual lo teníamos un poco más relajado de los deberes escolares, y acompañar a Jimin a las carreras de autos. Sus amigos y los míos ya nos estaban esperando. Ahora, tanto Songyi y Hobi como yo nos sentíamos parte de esta costumbre de las carreras ilegales los fines de semana por la noche; incluso Hoseok ya se sentía muy interesado por querer conducir que no para hablar sobre los motores de los autos, el modelo de estos y sobre los competidores más retados junto a Se-young.
Justo ahora Jimin estaba a punto de competir. Este era el momento perfecto para reunir a todos sus amigos y decirles sobre el regalo sorpresa que le tengo al rubio el día de su cumpleaños. Sol y Songyi ya saben de esto, solo faltaba decírselo a los demás para que guarden discreción y a la misma vez puedan apoyarme.
Sol se encargó de reunir a sus amigos mientras que Songyi se encargaba de lograr que Hobi prestara atención. No viene al caso, pero se puede notar a millas que a Hoseok le interesa mucho la chica de mechones fucsias.
—Muchachos, escuchen a Soo —dice Sol mientras que se pone delante de Taehyung. Sus amigos me miran atentos.
—Bueno, como va a ser el cumpleaños de Jimin, quería de su ayuda para que me contribuyan a una pequeña fiesta sorpresa por su cumpleaños en el bar de...
—¿La Taberna de Moe? —se adelanta en preguntar Taehyung con mucha emoción—. ¡Cuenta conmigo! ¿Qué es lo que necesitas?
—Más que todo que ese día distraigan Jimin en lo que yo me ocupo de arreglar todo. Pediré un pastel, reservaré un espacio para nosotros, pagaré por adelantado las bebidas —comencé a enumerar todo lo que tenía planeado para dicha fiesta sorpresa y a los chicos pareció gustarles porque no paraban de ensanchar su sonrisa para mostrarme que estaban de acuerdo—. También quiero que guarden el secreto y no le digan nada. Háganle pensar que no hay nada preparado para él.
Los chicos fueron aceptando mis condiciones e incluso daban sus aportaciones de acuerdo a lo que ellos conocen de Jimin. Sin embargo, solo había una chica que evitaba mirarme por más de dos segundos y que tenía los brazos cruzados.
—Perfecto, entonces cuento con ustedes...
—Yo te recomiendo no hacer nada —habla Minji con ese tono de voz irritante que solo ella sabe hacer—. A Jimin no le gustan las sorpresas. Al ser tan cercana a él deberías de saber eso.
—Ji, por favor, no empecemos, ¿sí? —le habla a Jisung por ser quien está más cerca de ella—. Va a ser un buen regalo para Jimin.
—Yo conozco a mi amigo —sabía que esto lo decía por hacer énfasis en las dos últimas palabras mientras me miraba amenazante—. Yo no voy a participar de ello.
—Bueno —inclino mi cabeza respondiendo con indiferencia—, igual estás invitada a la celebración.
Minji rodó sus ojos antes de alejarse de todos. Los demás se quedaron mirándose entre sí, incómodos, mientras que yo mantenía una mirada filosa en la dirección de la pelinegra. Aún estoy tratando de entender el fastidio que ella tiene conmigo, pero no encuentro ninguna razón; yo solo aparecí y ella me empezó a odiar.
Después de un minuto, Sol llama otra vez mi atención para que continúe hablando sobre la reunión sorpresa de Jimin. Le recalqué a todos lo que iba a haber ese día y que todo iría por mi cuenta, además, les pedí de favor que, al ser más cercanos a Jimin, le pasaran la voz a los otros amigos que él pueda tener.
Jisung asintió comprometido. Seguidamente, sus amigos hicieron lo mismo, incluyendo a Jae-beom.
Terminada nuestra pequeña organización para la celebración, seguimos viendo la carrera. Jimin iba con delantera, solo le faltaba hacer una vuelta más para que gane el premio. Sol y Songyi estuvieron a mis costados entrelazando sus brazos con los míos para aferrarnos ansiosamente y esperar la victoria del rubio.
Jimin cumple con las vueltas y gana. Mis amigas y yo gritamos con alegría entre brinquitos sobre nuestros sitios. Jisung y Taehyung se acercaron al auto de Jimin para recibirlo con alegría y proporcionarle al rubio palmadas en su nuca mientras que se dirigía a recoger el dinero.
Después de todas las felicitaciones, Taehyung se anima en competir contra uno de sus amigos de ese lugar. Mientras tanto, Sol se va de nuestro lado para acercarse a Hoseok y a Se-young, que sabe quién de qué estaban hablando ahora.
Songyi también terminó yéndose una vez que el rubio se acercó a nosotras con dos latas de cerveza. Claramente una siendo para mí. Debido a este tipo de eventos, he aprendido a tolerar el sabor de la cerveza; sin embargo, sigue siendo una de mis bebidas menos favoritas y que hasta el momento no puedo decir que la amo o me guste, solo puedo decir que lo tolero.
—Aquí tienes el pago de mis clases de esta semana —Jimin saca de ese sobre amarillo lleno de dinero la cantidad que me debe. Lo tomo y lo guardo en mi bolso blanco—. ¿Qué tal me viste?
—Estuviste bien —respondo teniendo la lata de cerveza muy cerca de mis labios—. Aún me sorprende que hagas algo como esto. ¿No tienes miedo de accidentarte otra vez? ¿Y tú insensibilidad congénita?
—Tranquila, pequeñina, siempre me encargo de hacer todo con ciudado —Jimin me toma por los hombros para guiarme hasta el estacionamiento donde están los autos de los chicos. Bueno, creo que vamos a tener una conversación en su Jeep.
Con Jimin no siempre encuentro temas de qué hablar, ya que aún estoy tanteando el terreno de lo que es su vida personal. Es obvio que él tiene alguna idea de que me siento muy interesada por su historia, por saber el origen de esa foto de esa chica que tiene en su "Jimicueva", por saber más de si su padre sigue con lo mismo; aunque, al ya no ver ningún hematoma por su cuerpo, puedo hacerme una idea de que ese abuso ha estado cesando.
El rubio saca las llaves de su auto para quitar el seguro y permitir que entremos. Para ser honestos, era un buen lugar para evitar que el frío nos recorra por todo el cuerpo ahora que el clima sigue cambiando. Poco a poco empieza a haber indicios de que este año el invierno será matador.
Jimin enciende su auto solo para permitir que la radio suene en lo que nosotros nos vamos acomodando en los asientos. El mayor hacer un ademán para que choque su lata de cerveza con la mía y, seguidamente, darle un trago; Jimin se ríe un poco al ver el gesto que hago con el sabor de la cerveza.
En la radio empieza a sonar Pov, de Ariana Grande, lo que ocasiona que el ambiente del auto cambie a uno más íntimo. Jimin se siente más cómodo y yo solo puedo mantener mi mirada en la abertura de mi cerveza como si fuera lo más interesante ahora.
—¿Alguna vez te enamoraste? —finjo como si estuviera pensando en mi respuesta, intentando recordarlo—. ¿Tuviste alguna relación?
—¿Por qué me preguntas por eso? —dejo mi teatrito de antes y reparo en él para saber el origen de su curiosidad.
—Porque me siento interesado. Te percibo de una manera en la que no puedo verte con un chico, pero a la vez sí. De seguro ya te lo han dicho, pero eres muy linda Soo, y conozco a chicos que les has llegado a gustar, pero por verte con una actitud segura y... Un poco altanera no se han acercado a ti —dice.
—¿Entre esos chicos no estaba Jisung? —bromeo cabizbaja. Aún siento al mencionado le sigo gustando y este hace su esfuerzo por tratar de no ser tan obvio—. Él es el último chico que quiso invitarte a salir, pero lo rechacé.
—¿Por qué? Mi amigo es un buen chico.
Juré que no hablaría más de él, pero otra vez se me atraviesa de una manera en la que no lo puedo evitar.
Ya qué, se supone que está fuera de mi vida desde hace mucho.
—Porque el primer y el último novio que tuve me dejó una inseguridad enorme. En resumidas palabras, y espero que escuches muy bien para que no preguntes luego, mi primer novio inició conmigo conquistándome con mucha labia que resultó siendo mentira, ya que al final salió su verdadera cara para decirme que jamás había sentido algo fuerte por mí y que le empezaba a enfermar su relación conmigo —digo en medio de una sonrisa forzosa—. Después de él no he vuelto a tener un novio y no he vuelto a creer en las palabras de un chico. Prefiero que demuestren lo que sienten por mí mediante acciones en lugar de palabras; fácil es decirlo, pero hacerlo se vuelve complicado.
Y con eso, Jimin apagó la radio y se quedó en silencio para procesar todo lo que he dicho. Suspira varias veces, se pierde mirando hacia un punto en específico de su auto y ladea su cabeza. Hace ademanes para hablar, pero al final se calla, no opina, y cambia drásticamente el tema.
Sin palabras en la boca.
***
Hoy se termina el tiempo de parciales. Con Jimin estudié arduamente para que tanto él como yo pudiéramos aprobar y celebrar con toda tranquilidad su cumpleaños el fin de semana. Al igual que él, mis amigos y yo aprovecharíamos en salir a distraernos en la semana de vacaciones que tenemos para ir a comer o ir de compras con Sol y Songyi.
Y hablando de la fiesta del mayor, ya todo estaba listo para el domingo. La verdad es que Blake me ayudó mucho al estar al pendiente de todo lo que le pedí.
Salí de mi salón una vez que entregué mi examen y esperé en el pasillo a mis amigos y a Jimin. El examen tenía una duración de una hora y media para ser resuelto, yo lo acabé en una hora; y esto ya no es por sonar como una sabihonda, pero estuvo sencillo de resolver: marcar la respuesta correcta, rellenar espacios y contestar algunas preguntas abiertas.
Unos minutos más tarde, Jimin sale de su salón con su mochila en el hombro, cruzamos mirada pero él se va en dirección contraria a la mía. Me sorprende un poco esa reacción suya, así que lo sigo para saber cómo le fue en la evaluación. De seguro no supo algo y se siente frustrado; sí, debe ser eso.
—¡Jimin! —digo detrás de él. Lo agarro de la mochila y hago que se detenga—. ¿Cómo te fue en el examen? ¿Sí respondiste todo?
—No tengo tiempo ahora, Jeon. Me iré a casa.
Desde que hablo con Jimin, él nunca ha sido de decirme solo por mi apellido; mi nombre completo, sí, pero nunca Jeon, y menos con el tono que usó.
—¿Se puede saber qué tienes? —empiezo a molestarme rápido y lo miro con el ceño fruncido—. ¿Qué pasa?
Jimin se toma un tiempo para observarme como si la respuesta fuera obvia y yo solo me estuviera haciendo la tonta. La verdad es que nunca había visto al rubio tan fastidiado como ahora, mucho menos como si mi presencia no fuera de su agrado.
Chasquea la lengua antes de por fin enfrentarme.
—Minji ya me dijo lo que tienes planeado por mi cumpleaños. —Finalmente lo escupe. Con que era eso—. Te dije que no quería nada, ¿por qué haces esto?
—¿En serio te pondrás así por una reunión? —digo, cruzándome de brazos—. Moléstate si te hubiera hecho una fiesta, pero es solo una reunión con tus amigos.
—¿Y acaso yo te pedí que lo hicieras? Dime Soo-hyun, ¿de quién es el cumpleaños, tuyo o mío? —el rubio da un paso hacia mí para intimidarme, pero yo me quedó inmóvil y con una cara seria—. Desde ya te digo que no iré a esa fiesta.
—Eres un desagradecido —farfullo—. Pero bueno, eres de esos que no valora lo que uno le da.
El mayor apretó sus puños en las orejas de su mochila antes de irse a pasos largos hacia el estacionamiento. Yo me quedé molesta por lo que había pasado y porque Minji se había atrevido a contarle todo al rubio cuando no tenía la necesidad de hacerlo.
Por la tarde, tuve una rápida reunión con los amigos de Jimin para ver qué solución se le puede dar a este problema. Taehyung y Jisung se ofrecieron a ayudarme con hablar con su amigo en lo que los demás harían como si nada estuviera pasando para no elevar sospechas; asimismo, Se-young se ofreció para hablar con Minji sobre lo que hizo.
La verdad es que yo veía muy innecesario gastar nuestro tiempo en ella, pero si los chicos querían saber la razón por la cual mandó todo al caño cuando se respetó su decisión de no participar, allá ellos. Luego Hobi me hizo comprender que ellos lo hacen más por el hecho de que Minji, a pesar de todo, sigue siendo amiga de Jimin y debe de estar en su celebración.
El sábado llegó. Ese fin de semana me encargué a hacer cosas productivas para mí misma como el de jugar ajedrez, armar el nuevo cubo Rubik que papá me compró y hacer unas cuantas compras yo con mis amigas. Tenía mucho miedo por lo de esta noche: Jisung y Taehyung terminaron por discutir con Jimin el día que trataron de cambiar su opinión, sin embargo, no se dan por rendidos y tienen otro plan bajo la manga que nadie sabe.
Mientras que el resto de chicos hacía lo mismo de siempre, actuando con indiferencia y celebrando al modo de Jimin su cumpleaños, yo me encargaba de que el espacio en el bar estuviera listo y con al decoración que mi madre les específico. Todo se veía muy bien, ni parecía que se trataba de una reunión.
Al caer la medianoche, Jisung y Taehyung traen a rastras a un Jimin mareado que se ríe de todo. Al parecer su plan b era embriagar a Jimin de cerveza para que pueda venir sin chistar. Sus amigos venían detrás de ellos, y detrás de los chicos habían más personas que deduje que eran amigos de Jimin.
El protagonista de este día se emocionó mucho cuando vio la decoración y el pastel. En pocas palabras, le gustó mucho a pesar de que en un principio odió la idea de celebrar su cumpleaños.
—Como ya viste, no es ninguna fiesta; solo una reunión —me cruzo de brazos. Jimin aplana sus labios en forma de vergüenza—. Este es mi regalo de cumpleaños, junto a otro obsequio que se me olvidó en casa.
—Soo... Gracias —por unos milisegundos, veo los ojos de Jimin cristalizarse y me abraza con fuerza. Yo solo puedo corresponder a su acto casi al instante—. Todo está muy bueno, el pastel me gustó mucho. Nadie había hecho algo así.
—Lo siento por llamarte desagradecido —musito solo para él.
—No. Tenías razón —el chico me abraza más fuerte y esconde su cabeza en mi cuello.
Veo el panorama que hay ante mis ojos y sus amigos están con una cara sonriente viéndonos a la misma vez que otros están cuchicheando entre risitas.
Separo al rubio de mí una vez que me está dando vergüenza que nos estén viendo.
Jisung y Taehyung ofrecieron un brindis por su amigo una vez que las copas de champagne fueron pasándose entre todos. Ellos estaban frente al cumpleañero, hablándole animadamente y levantando sus copas en honor a su amistad. Sin embargo, mis pensamientos se dispersaron cuando vi entrar a Minji con un chico a su lado, quien reconocí de inmediato: Chang-gyu, mi ex.
El corazón me dio un vuelco al verlos juntos. Sentimientos encontrados se agolparon en mi pecho: dolor, sorpresa y una pizca de nostalgia. No pude evitar recordar los momentos compartidos con él y lo difícil que fue nuestra ruptura para mí.
Mi distracción fue interrumpida por la mirada maligna de Minji cuando pasó a mi lado con el que ahora tiene el cabello rubio como Jimin. Ignorándola, dirigí mi atención de nuevo hacia la reunión, pero ya no tenía ánimos para seguir en la celebración.
—¡Chicos! —habla Minji de manera cantarina—. Miren quién ya llegó.
Jisung y Taehyung dejaron de hablar para observar a quien estaba acompañando a Minji. Ellos se acercaron muy emocionados a saludar, incluso Jimin sonreía ampliamente a Chang-gyu. Por otro lado, Sol, Songyi y Hoseok parecían sorprendidos por la presencia de este último antes de notar mi incomodidad.
—¿Cuándo llegaste? —¿Se había ido de Seúl? Fue la pregunta que me hice luego de escuchar a Se-young—. Hombre, aún no tengo listo tu auto.
Entonces todo pareció conectar: Chang-gyu estaba aquí con un bastón porque él fue el amigo de ellos que sufrió un grave accidente y su auto quedó destruido.
El ambiente festivo se volvía cada vez más opresivo, y sentí como si estuviera atrapada en un bucle de emociones dolorosas.
Opté por retirarme un momento de la fiesta, sintiendo un nudo en la garganta y un pesar en el corazón. Esta reunión, que debería haber sido un momento de alegría, se convirtió en una dolorosa confrontación con mi pasado.
De pronto, me sentí como si estuviera repitiendo esa noche en la que él rompió mi corazón.
*****
Al fin, al fin, al fiiiin
No saben cómo extrañé actualizar, pero la universidad me tiene ahogada de responsabilidad 😭
Ojalá les guste mucho
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