u n o | El cubo de rubik 🖤
—Eres increíble. —Dice con asombro Sol durante nuestra videollamada—. No, esto es un maldito talento que tienes, ¿cómo puedes batir tu récord de unos doce segundos a ocho segundos con el cubo rubik?
Sonrío de lado mientras dejo mi juguete favorito sobre la mesa de noche. Realmente hasta yo me impresionaba por la gran habilidad que tenía de resolver ese cubo, nadie ha podido y ha tenido la valentía de retarme para ponerme a prueba. A veces quisiera un poco de acción, pero otras veces, cuando lo pienso mucho mejor, me digo a mí misma que así estoy bien creyéndome la mejor de todo mi círculo social; porque si llegase a existir alguien que me gane, o bien podría pedirme formas de cómo asesinar a mi padre para que sea un crimen perfecto o me podría a llorar porque mi ego ha sido cruelmente lastimado.
—Tus manos son mágicas.
—No es nada de eso —le contesto a Sol—, es simple práctica. También es la costumbre de que cuando me sienta aburrida lo use para desestrezarme.
—¿Cómo eso te puede desestresar? —Replica con escándalo—. A mí me da un tic en el ojo y me estreso más.
—Depende que cada quien —me defiendo.
Sol estaba a punto de decirme algo más con respecto a mi gran habilidad para el cubo rubik, sin embargo, se queda callada cuando en su rostro puedo ver que está arrugado mucho la nariz y va abriendo la boca de a pocos. Reparo mi mirada en las uñas que hoy Blake se encargó de pintarme y solo espero a ese momento en el que Sol estordune; cuando lo hace, sonrío de lado antes de volver a mirar la imagen de mi amiga en la pantalla de mi laptop.
—Tienes alergia otra vez.
—No es cierto —dice ella, chistando—, solo me dio un poco de comezón en la nariz.
—Desde aquí veo que no has limpiado tu habitación desde hace unas dos o tres semanas atrás. Tu costumbre es limpiar tu habitación luego de un mes y medio —Sol estaba a nada de replicar pero se queda callada cuando ve que eso no es lo único que tengo en mente decirle—. Extrañamente tú te enfermas por toda una semana o más, andas con la nariz roja por la escaldadura del papel higiénico con tu nariz; además, te vuelves más friolenta que otras veces por lo que eso conlleva a que tus ojos se pongan rojizos de los estornudos y otros malestares que presentas. Luego, todo esos malestares se van cuando pasa una semana de que hayas limpiado tu habitación. Mi conclusión: Estás iniciando con tu alergia al polvo. Mi recomendación: No esperes a que tu alergia comience para recién limpiar tu habitación —sonrío una vez más frente a la cámara mientas que Sol está con una cara de pocos amigos. Tuerce sus ojos antes de mirar hacia atrás de ella y echar un vistazo a la suciedad de su cuarto.
—A veces me da miedo cuando haces eso. —Dice burlona—. Pero supongo que es entendible desde que me dijiste en secundaria que querías ser doctora. Gracias, Doctora Jeon; luego iré por una pastilla.
—Si te sorprendes con las cosas que digo, imagínate si escucharas hablar a mi padre con sus casos criminales.
—Ya lo he escuchado —me corrige ella—. Ambos me dan miedo.
—Genética, supongo.
Poco después, Sol va a la cocina para buscar una pastilla de su alergia. Como ella estaba hablando conmigo mediante su celular, no duda mucho en llevarme con ella por toda su casa hasta encontrarnos con su madre y saludar a la señora solo por respeto. Al mismo tiempo, Blake entra a mi habitación no sin antes tocar la puerta para ver lo que estaba haciendo y a su vez dejar mi ropa planchada a los pies de mi cama; Sol y su madre también saludan a Blake, la felicitan por el nuevo lanzamiento de prendas que había hecho hace unas pocas semanas y por el éxito que estaba teniendo. De un momento a otro, mi conversación solo con Sol, antes de irnos a dormir, se había vuelto en una conversación de dos madres hablando sobre quedar algún día en salir a tomar café con nosotras y así poder hablar de mejor manera.
La señora Jung se despide de mi madre y de mí para irse a su habitación mientras que Sol se iba a su sala de estar, ya que la conexión de Internet comenzó a fallarle.
—Niñas, ustedes dos tienen escuela mañana, deberían de estar descansando —nos reclama Blake—. Soo, tu hora de sueño ya pasó.
—Sol es una mala influencia para mí —curveo mis labios hacia abajo a la misma vez que Blake suelta una risa por la reacción de Sol cuando me escuchó.
—¡¡Eso es mentira!!
—Ustedes nunca cambiarán, niñas —dice Blake con ternura y adoración hacia nosotras. Besa mi frente antes de desearme buenas noches y despedirse de Sol.
Cuando ella se va de mi habitación, vuelvo a mirar la hora en mi laptop y me doy cuenta que ya eran más de las 9:30 de la noche. Tendré un horario de sueño de bebé, pero eso siempre me ha servido para despertar con mucha energía al día siguiente; muy cliché pero es verdad.
—Bebé, ¿ya te irás a dormir? —dice Sol con ese tono burlesco.
—Mañana nos vemos en la escuela.
—Oye, antes de que te vayas a contar ovejitas o que Blake te cuente un cuento, tengo que decirte que mañana habrá una fiesta en casa de un amigo.
Miro hacia el techo para hacer memoria de todos los amigos que Sol tiene. Conozco a algunos de ellos y, la verdad, no siempre soy de juzgar por lo que veo a primera instancia, pero extrañamente con el grupo de Sol no puedo evitarlo, algunos de ellos parecen de no fiar; por eso, cuando Sol se va con su grupo de amigos, yo prefiero irme con Songyi —otra amiga mía— y con Hoseok —o «Hobi», como quiere que lo llame— antes de seguirla a ella.
—¿Cuál de todos tus amigos delincuentes?
—No son delincuentes.
—Lo dudo mucho —niego con mi cabeza.
—Son chicos geniales —responde.
—Lo dudo mucho —otra vez digo.
—Bueno, uno de ellos hará una fiesta en su casa. Songyi y Hobi irán, solo faltas tú —dice Sol—, ¿vas?
—Déjame que lo piense hasta el domingo —Sol otra vez pone esa cara de aburrimiento antes de negar con la cabeza—. Sol, no soy para fiestas.
—¡Pero solo es una, por favor!
De cierto modo, comencé a generar un miedo, o tal vez odio, a las fiestas entre amigos luego de haber terminado con mi primer novio, debido a que prácticamente nos habíamos conocido en una y me terminó en otra años más tarde. Ridículamente, ahora las fiestas me recuerdan a él; y lo que menos quiero es eso, me dije a mí misma que lo olvidaría.
Pero cómo si es que estoy evadiendo una parte de este al no querer ir nunca más a fiestas.
Suelto un suspiro mientras tallo mi ojo izquierdo con la mano del mismo lado. Tendría que pensarlo muy bien si es que quisiera ir otra vez a una fiesta.
—Déjame pensarlo. Mañana te daré una respuesta.
La cara de Sol cambia rápidamente, ella me agradece por haberle dado esperanzas de que asistiría y me aseguró que me divertiría en la fiesta y que no me dejaría sola en ningún momento. Finalmente, ella se despide de mí mandándome un beso y cortando la llamada.
***
A la mañana siguiente todo comenzó siendo normal para mí. Tampoco es que esperara a que hoy saliera la noticia de que un meteorito acabe con la raza humana y todo el planeta Tierra; ya que esto sería burlarme del uno por ciento de probabilidad que los científicos estiman con respecto a este fenómeno cósmico. Así que, sin ningún meteorito amenazando mi vida, me levanto de la cama para arreglarme e ir a la escuela.
A diferencia de otras chicas de mi salón y muchas chicas de las redes sociales —incluyendo a mi mamá—, yo no sigo una rutina de belleza matutina. Me gusta hacer las cosas más simples y así ahorrar tiempo, me conformo con ducharme y lavarme la cara con un jabón antiacné, y de vez en cuando utilizar el jabón en gel para quitarme los restos de maquillaje que se me pueden acumular en los ojos. Luego, voy directo a mi armario para sacar la blusa manga larga blanca con la corbata de color guinda con líneas blancas y azules en diagonal; en otro colgador estaba la falda de color marrón junto al blazer mediano de color camello. En este último se encontraba un broche que todos los estudiantes debían de vestir para representar a la Preparatoria Internacional Langdale.
Me gustaría decir que no es como las otras preparatorias elitistas que existen en Corea del Sur, que este tiene algo que lo hace especial a las otras; pero simplemente serían puras falacias genéricas. Lo que sí debo de destacar son el intercambio de estudiantes provenientes de otros continentes para pasar un semestre, o un año, con nosotros. El resto de cosas sí son idénticas.
De uno de mis cofres de madera, en donde guardo accesorios para el cabello, saco tres ganchos pequeños: uno de color guinda y dos de color blanco. Agarro un mechón de mi cabello del lado derecho y me coloco los accesorios uno por uno. Siempre me ha gustado combinar mi cabello castaño con la ropa que me coloco.
Una costumbre que me heredó mamá Blake.
Lo último en ponerme son las pantis negras junto a un short que suelo utilizar debajo de la falda. De otro cajón saco las medias blancas que la escuela dicta en utilizar para las chicas junto a los zapatos Mary Janes negros.
Me dirijo a mi escritorio para tomar mis cuadernos de los cursos que me tocan hoy y los meto a mi mochila mediana de color negro con tiras blancas. Asimismo, también llevo mi tableta, pues la mayoría de mis apuntes se encontraban en este dispositivo que en mis cuadernos; por eso, estos mismos no me ocupan gran espacio.
Ya estando lista, salgo de mi habitación y bajo las escaleras hasta llegar a la gran cocina de mi casa. Justamente donde está Blake siendo acorralada por mi papá entre su cuerpo y la isla de mármol por donde se encontraba el lavador de manos.
Ambos se besaban mientras que mi mamá no dejaba de sonreír sobre los labios de papá. Por otro lado, Jungkook tocaba la cintura de Blake como si fuese la cosa más frágil de esta casa, y de la cual teme romper con su tacto.
Después de un rato, ellos dos se dan un último beso para juntar sus frentes y disfrutar de la burbuja romántica que los ciega de ver que estoy a unos cuantos metros de ellos. Blake le dice muchas cosas lindas a mi papá, como que es el mejor esposo y está orgulloso por lo que es él como persona; que lo ama, así como lo ama desde ya hace dieciséis años.
—Ya sé que me amas, Blake —sonríe de lado Jungkook, casi avergonzado—. ¿A qué quieres llegar con esto?
Blake sonríe, enamorada, y une su nariz con la de mi papá antes de hablar.
—A lo que quiero llegar es a ti. —Blake pasa sus brazos por el cuello de mi papá para colocarse de puntillas y besarlo con delicadeza.
Me veo en la necesidad de intervenir si no quiero que esto se ponga algo más cursi y sobrepase mis niveles de tolerancia hacia estos dos; así que camino con normalidad y carraspeo mi garganta para darles una señal a los dos de que he presenciado toda su escena romántica.
La primera en saludarme y abrazarme es mi mamá, quien, literalmente, había abandonado los brazos de mi padre como pudo para besar mi frente y sonreír con ternura.
—Mi ratoncita preciosa, buenos días —dice cerca de mi oreja.
Por el hombro de Blake veo a mi papá acercarse de a pocos a su mujer para tomarla de la cintura y apartarla de mí y así poder poder saludarme como se le plazca.
Jungkook no es de tanto contacto físico, a no ser que se trate de Blake, por lo que lo mío solo se resume en un medio abrazo y un beso en la coronilla antes de dirigirse conmigo hacia el comedor y poder desayunar.
Los tres nos sentamos como la familia feliz que somos. Blake al parecer ya había servido los platos de su omelette en la mesa, su presencia en la cocina solo se debió a que papá quiso intimidarla un poco... Claro, en el aspecto de seducción, por supuesto; porque por más psicópata que papá sea, él nunca lastimaría al amor de su vida.
—Hoy tengo un día muy agitado —suspira Blake antes de tomar los cubiertos—. Tengo que ir a la boutique para ver que todo esté bien; luego, tengo una sesión de fotos con Calvin Klein, y...
Jungkook interrumpe a mamá con su tos. Al parecer lo agarró desprevenido lo último que dijo.
—¿Con quién? —Blake le vuelve a decir el nombre en voz baja y mi papá parece que está a nada de colapsar—. ¿Esa no es una marca de ropa interior?
—Pues sí... —responde con obviedad—. Hace poco más de un mes te dije sobre la propuesta sobre ser su embajadora. Y no solo es de ropa interior. Tienes una chaqueta mezclilla que es de Calvin Klein.
Papá una vez más pierde con mamá; pues sabe que lo que dice ella es verdad, solo es su propia cabeza olvidándose de pequeños detalles como este. Jungkook tartamudea intentando decir algo coherente, pero al final no lo logra y termina por rendirse.
Luego papá habla sobre lo que hará en el día, el cual se resume en seguir trabajando en el caso de una niña que misteriosamente apareció a orillas del río Han y con amnesia. Este caso, según yo recuerdo, lo estaba haciendo junto la ayuda de mi tía Hayoung; quien parece ser psiquiatra y criminóloga igual que mi papá.
La tía Hayoung, a pesar de haber mostrado una personalidad sociopatía en su adolescencia, ella terminó ejerciendo dos carreras. Ahora gana bien y va ganando terreno en lo laboral, hasta tiene a sus propios enemigos que detestan verla viva.
—¿Puedo regresarme sola a casa? —pregunto antes de terminar mi desayuno.
Mamá y papá se dan una mirada para saber la opinión del otro; luego, regresan a mirarme para asentir sin preocupación alguna.
—Envíanos un mensaje cuando llegues a casa. En el cajón de las llaves te dejaré dinero por si no llego a tiempo para almorzar contigo, ¿okey? —me dice Blake a la misma vez que con una de sus manos acuna mi cara.
Acato a las indicaciones. Me levanto de la mesa con mi plato en manos para dejarlo en la cocina antes de subir otra vez al segundo piso y poder cepillar mis dientes.
Jungkook me llama desde abajo luego de un par de minutos para llevarme a la escuela. Los dos nos despedimos de Blake, quien se quedará unas horas más en la casa antes de irse. Ella nos ve entrar al auto negro de papá y se despide de nosotros una vez más por la ventana de la casa.
Llegando a la escuela, papá estaciona el auto cerca de la puerta de entrada. Aprieta mi mano, despidiéndose de mí, antes de dejarme bajar.
Camino hacia ese enorme edificio con acabados de concreto y enormes paneles de cristal con marco de madera. No obstante, cerca del estanque de agua veo a mi amigo Jung Hoseok con Kim Songyi dándole de comer a los peces.
Sin hacer mucho ruido me acerco a ellos y apoyo mi cabeza entre sus hombros. Obviamente colocándome de puntillas para alcanzar el hombro de mi amigo. Después, ellos se asustan un poco de verme antes de saludarme y caminar conmigo al interior de la escuela.
Al lado izquierdo de la entrada estaba una vitrina enorme que mostraba todos los trofeos de campeonatos deportivos como fotografías de alumnos que han aportado al prestigio de la escuela; y en la derecha había una gigantografía enmarcada de cómo fueron los inicios de esta escuela, la cual era un poco más pequeña de lo que es ahora.
Con mis amigos pasamos de esas fotografías y nos dirigimos a las escaleras de madera con baranda de metal para ir al segundo piso.
—¿Saben si ya llegó Sol? —Les pregunto a los dos chicos que me acompañan.
—Debe de estar en el salón durmiendo. —Supone Hoseok—. O quizás vendrá tarde como siempre lo hace.
Songyi bufa a la misma vez que oculta sus manos en los bolsillos de nuestro blazer.
—Ella vive relativamente cerca a la escuela. ¿Cómo puede ser que siempre llegue tarde?
—No estimula su hipotálamo, eso es lo que pasa —les doy la respuesta mientras me dirijo a mi casillero guinda.
—Explicación. —Pide Hoseok detrás de mí.
—Algunos cerebros están atraídos a comportamientos sedentarios, es decir, están atraídos a trabajar menos —comienzo—. En la anatomía se explica que el hipotálamo, además de regular nuestra temperatura, nuestra sed y nuestro hambre, también regula nuestros ciclos de sueño. ¿Y cómo se puede estimular este último? —regreso a ver a mis amigos para que me den la respuesta; sin embargo, ellos se quedan en silencio—. Son dos cosas que la mayoría de personas detesta a la hora de despertar.
—¿La luz? —Inquiere Songyi, dudando.
—Exactamente. Y también el ruido, por eso siempre se usan las alarmas cuando una persona tiene el sueño pesado —digo—. Alerta a todo nuestro cerebro, el cual comienza a trabajar de inmediato ante tal estímulo. Sin embargo, sabemos que la habitación de Sol no tienen estos estímulos, solo el del ruido; que es cuando su mamá tiene que gritarle para levantarla.
—Y así es como tenemos otra clase de anatomía gratuita por Soo-hyun —bromea Hobi.
Después de haber sacado de mi casillero mi libro de lenguaje, voy con mis amigos a nuestro salón antes de que ingrese nuestro profesor.
Con mis amigos sigo conversando de otras cosas que al instante me aburren. Por ello, de mi mochila saco mi juguete favorito para dárselo a Songyi y pedirle que ella lo desordene por mí.
—Ya se me hacía raro verte sin tu cubo de Rubik —dice la castaña mientras va girando los piezas a distintos lados—. ¿De cuánto es tu récord?
—Anoche, con Sol presente, batí mi récord de doce segundos a ocho.
Mis amigos se sienten sorprendido por mi habilidad, por lo cual crece un instinto de competitividad entre los tres para desafiarme a mí a armar el cubo de Rubik antes o al mismo tiempo que ayer.
Songyi me entrega el cubo luego de darle muchas vueltas. Ellos me dan unos segundos para mirar el juguete antes de iniciar. Cuando ya me siento lista, Hoseok de encarga de empezar a cronometrar el tiempo ni bien Songyi termina la cuenta regresiva. Muevo mis dedos de un lado a otro con mucha agilidad, ellos parecen ni siquiera notar mis movimientos por esto que digo.
Finalmente lo termino medio segundo antes que el de ayer. Mis amigos no dejan de sorprenderse a pesar de que Songyi aseguraba que me había dejado muy fácil la tarea de armar el juguete.
Poco después, Sol ingresa al salón junto al maestro, quién desde ya le había colocado una tardanza. La de mechones rosados prefiere ignorarlo y pasa a sentarse conmigo a mi lado para que yo copie por las dos.
—¿Irás a la fiesta? —Susurra Sol en medio de la clase.
—Creo que no —le respondo del mismo modo—. Mis papás parece que vendrán tarde a la casa, así que no puedo.
—Pero podemos irte viendo. Mi mamá puede hablar con Blake.
Prefiero no seguir con el tema y encojo mis hombros para así finalizar nuestra conversación.
****
—¡¡Jimin-ah!! —escucho a alguien gritar a mis espaldas.
Se trataba de Sol quien venía caminando junto a Jisung. Ambos terminaron encontrándome en el estacionamiento de la escuela.
—¿Qué pasa? —inquiero.
Sol saca de su mochila un cubo de Rubik y me lo entrega. Miro el objeto en mis manos antes de reparar en la chica que tengo al frente con mi gesto de confusión.
—¿Y qué mierda es esto?
—Quiero que lo guardes en tu auto —dice. Mi confusión se hace más notoria, y la de Jisung también; Sol suspira antes de seguir hablando—. Es de una amiga. Quiero que vaya a la fiesta de hoy, pero se niega.
—¿Y qué tiene que ver con ese juguete? —Tercia Jisung, señalando el cubo de Rubik.
—Que ese juguete es suyo; le diré que se lo devolveré luego de la fiesta, la cosa es ocultárselo y que ella lo recupere.
—Esto me suena como si quisieras extorsionarla —vuelve a hablar el pelinegro—. ¿Conocemos a la chica? —Sol niega rápidamente—. Como se trata de mi cumpleaños, puedo guardar su juguete en mi casa. Conociendo a Jimin, puede que se olvide de esto.
—Perfecto. Gracias, inútiles —Sol se va saltando de regreso a la escuela mientras que yo me quedo con Jisung.
Con el pelinegro nos miramos sin ninguna expresión. Lo ví guarda ese juguete ochentero en su mochila para después caminar por el estacionamiento hasta su Mercedes Benz blanco, su suerte le había hecho conseguir su licencia de conducir más rápido que cualquiera de nuestro grupo; además del gran regalo que su papá le había dado esta mañana con aquel auto.
Han Jisung era el segundo chico que más se pudría en dinero. El primero era Chang-gyu; pero como ya no está entre nosotros supongo que eso hace a Jisung el primero de todos.
¿Y yo soy millonario? Sí y no. La economía de mi casa es buena, no me quejo en lo absoluto, les agradezco a mis padres por hacerme estudiar en una escuela como esta; pero por motivos personales, el dinero a veces llega a ser lo justo y necesario para nosotros.
A veces quisiera tener la vida de mis amigos.
Chasqueo mi lengua antes de darme cuenta de que tal vez me veo como un idiota parado en medio del estacionamiento sin hacer nada. Es por ello que me subo a mi Jeep cuando escucho la campana de salida.
Antes de que las puertas de la escuela se abrieran, yo ya me estaba yendo a mi casa para recoger a mi hermana menor de su escuela.
Durante el camino me acuerdo del cubo de Rubik de la amiga de Sol, y empiezo a preguntarme cómo es que a alguien de ahora le puede gustar un juguete tan arcaico como este. Solo a los geeks les podía gustar esa basura.
A decir verdad, sabiendo la actitud que tiene Sol, me sorprende mucho que ella tenga amigos tan... Raros que no se parezcan nada a ella.
Su amiga definitivamente no iba a ir a la fiesta por su cubo de Rubik; o tal vez sí, dependiendo de qué tanto quiere a su juguetito.
*****
Y he aquí el primer capítulo AAAAA
Va a tener mucho drama, romance y acción... So... PREPÁRENSE 🏁
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