
t r e i n t a y c u a t r o | Certamen de belleza (I) 🖤
Interrumpieron mi mañana productiva abruptamente. Estaba teniendo un maratón de documentales de historia universal cuando, de repente, mamá ingresa a mi habitación asomando su cabeza por el umbral. Su expresión era de una persona que estaba confundida y un poco asustada, pero más confundida, mientras que su voz sonaba un poco temblorosa.
—Cariño, creo que tienes visita —canturreó para alivianar esa confusión que la consumía—. ¿Puedes bajar a la sala?
Dejé mi iPad sobre mi cama antes de levantarme con la misma confusión de mamá. Antes de salir de mi habitación, me coloqué mis pantuflas abrigadoras y bajé al primer piso. Blake me dirigió hacia la sala, en donde ni bien me asomé al arco de entrada, divisé a Chang-gyu tomado de la mano con Minji.
Ahora comprendo la reacción de mamá. Y no la juzgo, yo también me hubiera comportado de ese modo: ¿Qué necesidad tiene mi exnovio y la chica que no me agrada como para venir a mi casa?
Ambos aún no se habían dado cuenta de mi presencia en la habitación, por lo que los ví charlando —mejor dicho, murmurando— entre ellos. Minji tenía una actitud un poco infantil: ceño fruncido, labios abultados y sus mejillas ligeramente infladas para acentuar mejor que su boca parezca pequeña. Por el otro lado, Chang-gyu estaba siguiéndole el puchero y se encargó de acariciar su barbilla y mejillas para que se recompusiera de su mal humor.
Cuando creo haber tenido suficiente de esta escena tan rara, carraspeo para llamar la atención de los dos chicos. El rubio se gira un poco y sonríe de lado de manera amistosa; mientras que Minji estaba aún con el gesto de antes y se aferró más al brazo del otro.
—Hola Soo-hyun, ¿podemos hablar contigo unos minutos? —Chang-gyu habla gentilmente, lo cual no me da buena espina ese tono. El chico desvía en un momento su mirada hacia mamá y regresa a verme otra vez—. Y con tu madre, por favor.
—¿Yo también? —pregunta Blake y el rubio asiente—. ¿Qué se les ofrece chicos?
Minji finalmente relajó su expresión infantil, aunque seguía aferrada al brazo de Chang-gyu. Ella asintió lentamente, como si se estuviera preparando para lo que iba a decir.
—Bueno, es un poco... incómodo —comenzó Minji, mirando hacia abajo por un momento antes de levantar la vista hacia mí y luego hacia mi madre—. Pero vine a pedirles un favor.
—Sí, linda, ¿qué necesitas? —preguntó Blake con su usual tono amable, tratando de alivianar la tensión.
—Es que... bueno, yo... —Minji se trabó con las palabras, mordiendo su labio inferior mientras luchaba por continuar—. Voy a participar en un certamen de belleza, "Miss señorita invierno", y... necesito ayuda.
La pausa que siguió fue incómoda, mientras Minji luchaba por continuar. Su frustración era palpable, y justo cuando parecía que no podría seguir, Chang-gyu intervino suavemente.
—Verán, Minji ha decidido participar en un certamen de belleza que se llevará a cabo en unas semanas, y necesitaba ayuda con algunos preparativos.
La sorpresa cruzó mi rostro por un segundo. Minji, la chica que siempre parecía tan segura de sí misma, estaba pidiendo ayuda para un certamen de belleza. Por otro lado, la mención de esto también trajo consigo un montón de preguntas.
—¿Y qué tipo de ayuda necesitas? —pregunté, sin ocultar mi curiosidad.
—Bueno, la verdad es que me gustaría que... —Minji hizo una pausa, mirándome con cierta vacilación antes de continuar—. Que tú, Soo-hyun, me ayudes a practicar para las entrevistas y a preparar mi discurso.
Mamá y yo intercambiamos una mirada. Blake parecía estar considerando la situación, pero yo aún no sabía qué pensar. Minji y yo nunca habíamos sido exactamente cercanas, y esta petición era lo último que esperaba escuchar.
—¿Por qué yo? —solté antes de poder detenerme, mi tono era más directo de lo que pretendía.
Minji soltó una pequeña risa nerviosa, mientras que Chang-gyu la animaba con un apretón de manos.
—Porque creo que eres la persona adecuada —admitió finalmente, sonrojándose un poco—. Eres directa, y no tienes miedo de decir lo que piensas. Además, eres buena en... bueno, Chang-gyu me ha dicho que eres buena en hablar en público y esas cosas. Sé que no hemos sido precisamente amigas, pero realmente me gustaría que me ayudaras con esto.
Había algo en la manera en que lo dijo que me hizo sentir un poco menos reacia. La pelinegra, a pesar de todo, estaba haciendo un esfuerzo para acercarse, aunque fuera de esta manera tan inesperada. Antes de que pudiera responder, mamá intervino.
—Bueno, Soo-hyun, me parece que podrías considerarlo —dijo mamá con una sonrisa tranquila—. Además, sería interesante verte como mentora.
Suspiré, sabiendo que estaba perdiendo terreno.
—Está bien —acepté finalmente, aún no muy convencida—. Te ayudaré. Pero no prometo ser amable en mis críticas.
Minji soltó un suspiro de alivio, y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.
—Gracias, Soo-hyun —dijo sinceramente—. Por otro lado, señora Jeon...
—No, por favor, formalidades no. Llámame Blake —contestó mamá.
Minji asintió, todavía un poco nerviosa.
—Blake, entonces —corrigió con una sonrisa más segura—. Me preguntaba si podría diseñarme un vestido para el certamen. Algo único que realmente destaque y se vea elegante.
Mamá se mostró entusiasmada ante la idea, sus ojos brillando con emoción creativa.
—Por supuesto, Minji. Será un placer. Podemos comenzar cuando quieras. ¿Tienes alguna idea en mente? Colores, estilo...
Minji negó con la cabeza, algo indecisa.
—No estoy muy segura, pero confío en su gusto. Quiero algo que me haga sentir segura y que se vea impresionante.
Blake asintió, tomando mentalmente notas.
—No te preocupes, encontraremos algo perfecto para ti. Te verás espectacular.
Mamá mantuvo su sonrisa amigable mientras asentía, pero noté el leve cambio en su expresión al ver a Chang-gyu. Aunque su tono seguía siendo amable, la tensión en el aire era palpable para ambas.
Minji asintió, pareciendo más a gusto con mamá, y respondió con un tono más relajado:
—Gracias, Blake. Confío en que me ayudarás a destacar.
Mientras ellas hablaban, desvié la mirada hacia Chang-gyu. Su presencia me ponía incómoda, no solo por nuestra historia, sino porque él me está ayudando en algo que ni mis padres ni nadie más que nosotros debe de saber. Él, por su parte, intentaba mantener una expresión neutral, pero podía ver que también se sentía fuera de lugar.
Blake, notando el ambiente, trató de suavizar la situación.
—Bueno, si necesitan algo más, estaré aquí para ayudar —dijo mamá, su voz serena pero con un sutil subtexto que dejaba claro que Chang-gyu no era exactamente bienvenido por mucho tiempo.
—Gracias, señora Jeon. Creo que ya hemos dicho todo —dijo Chang-gyu, tratando de sonar cortés pero consciente del clima tenso.
Su novia, percibiendo la incomodidad, tomó el brazo de Chang-gyu.
—Creo que deberíamos irnos entonces —sugirió ella, con una pequeña sonrisa de despedida—. Soo-hyun, Blake, nos vemos pronto para empezar a trabajar en el certamen.
—Claro, nos vemos pronto —contesto, mi tono más neutral que el de mamá, mientras les acompañaba a la puerta.
Cuando finalmente se fueron, solté un suspiro y cerré la puerta detrás de ellos. Mamá y yo nos miramos en silencio, comprendiendo mutuamente el alivio de que esa visita incómoda había terminado.
—Bueno, eso fue... interesante —digo, tratando de romper la tensión con una media sonrisa.
Mamá asintió, dejándose caer en el sofá con un suspiro.
—Sí, interesante es una palabra para describirlo —responde—. No puedo decir que me encantó tener a Chang-gyu aquí, pero al menos ahora tengo un nuevo proyecto que me emociona.
—Y yo tengo que ser mentora de Minji —digo, todavía tratando de asimilar la idea.
—Minji es... ¿Su novia? —inquiere con curiosidad. Mi cabeza asiente ligeramente y mamá suelta un ligero "ah"—. Ahora puedo entender por qué ustedes no son amigas. En fin, bebé, recuerda siempre la sororidad.
—¡Mamá!
Con esa reacción, Blake entiende al instante que lo último que dijo no me gustó. Ella sabe que no soy de esas chicas que se pelean por un hombre y que soy indiferente a los problemas que otras chicas pueden tener conmigo.
Blake levantó las manos en señal de paz, con una sonrisa conciliadora.
—Lo siento, cariño, no quise insinuar nada —dijo suavemente—. Sé que eres más madura que eso.
Suspiré y me dejé caer en el sillón junto a ella, sintiendo la tensión dejar mi cuerpo poco a poco.
—Es solo que, no sé... —dije, buscando las palabras—. Todo esto es tan raro. No es que me importe lo que hagan ellos, pero ser la mentora de Minji, y después de todo lo que pasó con Chang-gyu. Es como si de repente me pusieran a prueba, ¿sabes?
Mamá me miró con comprensión, asintiendo lentamente.
—Es natural que te sientas así —dijo, tocándome el brazo con cariño—. Y nadie espera que sea fácil. Pero míralo de esta manera: esta es una oportunidad para demostrarte a ti misma lo fuerte y segura que eres. No dejes que esta situación te defina, sino que tú definas cómo enfrentarla.
Me quedé en silencio, asimilando sus palabras. Era cierto, en el fondo, esto no tenía que ver con Chang-gyu o Minji, sino conmigo. Era una especie de reto personal, algo que tenía que superar por mí misma.
—Supongo que tienes razón —dije finalmente—. Sería una buena manera de demostrarme que ya he superado todo eso.
—Exactamente —respondió mamá, sonriendo con orgullo. Suelta un ligero suspiro de repente mientras una de sus manos pasa por su largo cabello—. ¿Te imaginas lo que hubiera sido para tu padre encontrar a ese chico aquí? —ambas reímos bajo al imaginarnos lo que hubiera pasado. En esta casa hubiera corrido sangre—. En fin, que bueno que tu padre no llega hasta la tarde.
—A mí me hubiera gustado verlo —digo lo que pienso inconscientemente.
—Tú y tu padre son tal para cual, ratoncita. —Suspira rendida—. Ojalá que Pericotito salga a mí.
Por poco y se me olvida que mamá está embarazada. ¿Ya habrá cumplido los tres meses?
—Hablando de "Pericotito", ¿cómo vas con eso?
Mamá parece perderse en sus pensamientos por un momento antes de responder, con una sonrisa que revela tanto su emoción como su preocupación.
—Bueno, ya han pasado dos meses y medio —dice—. Así que aún no he llegado a los tres meses, pero me siento bien. He tenido algunos mareos y náuseas, pero nada que no se pueda manejar.
Me acerco un poco, intentando notar algún cambio en ella, pero sigue viéndose tan radiante y fuerte como siempre.
—De hecho, en la tarde tengo que ir a mi examen de control para ver si está todo en orden. Si es así, creo que muy pronto pueda darle la noticia a tu papá.
Sonrío de manera genuina antes de que mamá se vaya de la sala para subir a su habitación y descansar un poco. Por mi parte, me quedo recostada en el sofá pensando en la tarea que tenía ahora de entrenar a Minji para su certamen de belleza.
No quiero sonar mala, pero mientras más pensaba en la idea del entrenamiento, más me desmotivaba.
***
Chang-gyu fue el encargado de organizar todo lo que estaba a su alcance para mi primera clase con Minji en la casa de este. Específicamente en su sótano, según él para amortiguar los gritos que podrían haber entre nosotras. Muy inteligente de su parte; pero para las peleas se necesitan dos personas que se rebajen a un mismo nivel.
Sin embargo, yéndonos a un posible caso hipotético en el que pase lo que Chang-gyu supone, un testigo no es suficiente por si pasa algo más, por ello, llevo a Jimin conmigo a la preparación de oratoria de Minji. ¿No dicen por ahí que mujer precavida vale por dos? Además, el rubio es mi mayor medio de transporte últimamente, así que también viajo gratis.
Llegando a la casa de su amigo, Jimin sale primero de su auto y da pasos largos para llegar a mi puerta y ayudarme a bajar. Todo un caballero, como siempre. Ambos caminamos tomados de la mano hacia la gran, gran, GRAN puerta de entrada para tocar el timbre.
—¡Soo-hyun! —Es lo primero que dice Chang-gyu una vez que abre la puerta—. Y... Jimin. Pasen, Minji ya está en el sótano.
Saludo de lejos al anfitrión de esta tarde e ingreso a su casa como si la verdadera dueña fuese yo. Escucho a los dos amigos saludarse a mis espaldas con un choque de manos antes que dé media vuelta y pregunte, curiosamente, dónde es que están las escaleras hacia el sótano. Chang-gyu se convierte en mi guía y camino otra vez junto a Jimin detrás de él.
La casa de Chang-gyu siempre fue un laberinto para mí. Su complejidad para saber dónde está cada área de su hogar es como estar en esos cuartos de espejos y no saber si al frente tiene un espejo o hay un camino libre.
Tras pasar por varios pasillos y algunos rincones innecesarios de la casa, llegamos a las escaleras que nos guiaban hacia abajo, hacia el "sótano" —y lo digo entre comillas, porque eso que hay abajo no puede llamarse de ese modo. Es una casa muy peculiar—. Ingresamos y puedo ver a Minji sentada en el sofá individual cuchicheando como si se estuviera memorizando algo.
—¿Qué haces? —inquiero, acercándome a ella—. Primera recomendación que te daré: no trates de memorizar discursos porque es muy probable que con los nervios te olvides de lo que practicaste. Además, no se vería muy natural, más parecerás un robot que está programado a decir eso que estás memorizando.
Minji eleva su mirada hacia mí y deja de lado esas tarjetillas que contenían abundante información. Frustrada por mi consejo, cruza los brazos y las piernas para recostarse más en el sillón.
Genial, aún ni empezamos y ya tengo a mi alumna malhumorada.
Para buscar algo de paciencia, reparo en Jimin con una mirada suplicante y una sonrisa falsa. Este solo acierta en levantar sus pulgares y tomar asiento en diagonal a nosotras.
La pelinegra soltó otro suspiro, pero no hizo ningún intento de relajarse. En cambio, su postura se tensó aún más.
—Soo-hyun, lo entiendes todo mal —dijo de repente, con un tono que sonaba a reproche—. No puedo hacerlo como tú dices. No todos somos tan... naturales.
Su comentario, aunque vago, llevaba veneno. La mirada que me dirigió dejó claro que no era solo frustración con el discurso. Esto iba más allá. Mis músculos se tensaron al instante, pero intenté mantener la calma.
—No se trata de ser perfecta desde el principio —dije con voz firme, tratando de no sonar molesta—. Solo necesitas dejar de memorizarlo como si fuera una fórmula matemática.
—Eso es fácil para ti decirlo, ¿no? —espetó Minji, y su mirada se endureció—. Siempre has sido buena en todo esto.
De repente, el ambiente se volvió mucho más denso. La tensión que había estado allí, subyacente entre nosotras, ahora flotaba en el aire. Me quedé en silencio unos segundos, porque sabía exactamente a qué se refería, y sentí cómo me hervía la sangre.
Jimin, que hasta ahora había estado observando en silencio, intervino rápidamente al notar cómo se estaba torciendo la situación.
—Muy bien, tiempo fuera —dijo con tono conciliador, poniéndose de pie y acercándose a nosotras—. Creo que estamos perdiendo el objetivo aquí, ¿no? Soo-hyun solo está tratando de ayudarte, Minji. No es una competencia entre ustedes.
Minji lo miró, respirando hondo, como si estuviera intentando no explotar frente a él. Yo también agradecí que interviniera. Las cosas se estaban saliendo de control mucho más rápido de lo que esperaba.
—Jimin tiene razón —añadió Chang-gyu, quien había estado más callado desde que llegamos. Se levantó del lugar en el que estaba sentado, apoyado contra la pared, y caminó hacia nosotras con un aire serio—. No se trata de quién es mejor en esto o aquello. Minji, te conozco. Sé que puedes hacerlo, pero no si sigues poniéndote a la defensiva.
La mirada de Minji se suavizó un poco cuando Chang-gyu se acercó. Aunque seguía tensa, su postura cambió apenas un poco. Había algo en su tono, en la forma en que él la miraba, que la hizo bajar la guardia.
Jimin, viendo que la atmósfera aún estaba algo tensa, decidió meter más leña al fuego pero de manera ligera.
—Además, Soo-hyun no es tan perfecta como crees —dijo, sonriendo de lado—. Todavía se pierde en sus palabras cuando trata de decirme algo bonito.
La broma cayó como un chorro de agua fría en medio del ambiente denso. Incluso a mí me sorprendió, pero no pude evitar esbozar una sonrisa. Chang-gyu soltó una pequeña risa, y Minji, aunque al principio no reaccionó, dejó escapar una risa discreta, casi forzada. Aun así, rompió un poco la barrera que había levantado.
—¿En serio? —Minji me miró con una ceja levantada, la tensión empezando a disiparse.
—No suelo expresar mis sentimientos constantemente. Todavía me cuesta —dije, riendo ligeramente, aprovechando la oportunidad de desviar el tema.
Minji rodó los ojos, pero ahora su postura era mucho menos agresiva. Soltó otro suspiro, esta vez más relajado, y dejó de apretar las tarjetillas entre sus manos.
—Ok, ok —admitió finalmente—. Solo... estoy nerviosa, ¿de acuerdo?
—Y es normal estarlo —dije suavemente—. Pero podemos manejar eso. Vamos a empezar de nuevo, ¿te parece? Pero esta vez sin las tarjetillas.
Minji me miró con algo más de confianza, y asintió, aunque con cierta duda. Por fin estábamos llegando a un punto en el que podíamos trabajar. Y aunque todavía había tensiones que no se habían resuelto del todo, al menos por ahora podíamos concentrarnos en lo importante.
Jimin volvió a levantar sus pulgares desde su asiento, como si estuviera satisfecho de que la tormenta hubiera pasado, y Chang-gyu se sentó de nuevo, más tranquilo y con una sonrisa de lado dedicada a su novia.
No sabía muy bien por dónde empezar, por lo que lo primero que se me ocurrió fue evaluar el tono de voz y la fluidez con la que Minji podía hablar; así que primero la puse a leer un fragmento de una novela y luego que recitara un poema. La primera prueba la pasó casi con éxito: hablaba bien, tenía buena voz, pero en ciertas partes no respetaba las pausas y eso provocaba que su voz suene cansada. Por suerte, mejoramos eso con algunos ejercicios y con muchas pruebas y error hasta que se fue acostumbrando y lo empezó a hacer bien.
Lo siguiente que se me ocurrió fue probar el el léxico que manejaba. En realidad, no es tan necesario que Minji se aprenda todas las palabras que hay en el diccionario; pero sí veía muy necesario saber si sabe utilizar las palabras adecuadas según el contexto. Actualmente se ve mucho que se usa una palabra para referirnos a algo como si su significado estuviera ligado a eso por mera costumbre, pero que en realidad no tiene nada que ver con lo que se trató de decir.
El ambiente finalmente se había relajado, pero sentía que aún quedaba algo de tensión entre nosotras. Minji había mejorado, pero sabía que podía dar más. Me quedé un segundo pensativa, mirando sus expresiones mientras hablaba, como si estuviera buscando algo más profundo.
—Bueno, sigamos con la siguiente parte —dije, pero mi voz sonó menos firme de lo que esperaba. Minji notó mi pausa, y antes de que pudiera continuar, soltó un suspiro.
—Soo-hyun —dijo, mirándome con una expresión entre seria y cansada—. Sé que no empezamos bien hoy, y... —dudó por un instante, mirando hacia Chang-gyu como si buscara apoyo—. A veces es difícil hablar contigo, ¿sabes?
Me sorprendió su honestidad, pero no quise retroceder. Era lo que ella sentía, y tenía derecho a decirlo.
—Sé que piensas que soy competitiva o que lo hago todo complicado —continuó, sus manos jugueteando nerviosamente con el borde de su falda—, pero en serio quiero hacerlo bien. Solo que no siempre es fácil. Especialmente... —su voz bajó—, especialmente cuando se trata de ti.
Por un segundo, el silencio se volvió incómodo, pero me di cuenta de que, aunque sus palabras llevaban cierto peso, no eran un ataque. Eran, en realidad, una confesión. Me aclaré la garganta, buscando la manera correcta de responder.
—No te preocupes —dije suavemente—. No creo que seas mala en esto ni nada parecido. Entiendo que esto es difícil. Y... sé que no soy la persona más fácil de tratar a veces, sobre todo considerando... bueno, ya sabes, él —señalo con un movimiento de cabeza donde está su novio—. Pero estoy aquí para ayudarte, de verdad.
Minji bajó la mirada, como si estuviera procesando lo que acababa de decir. Chang-gyu la miró con una mezcla de orgullo y preocupación, pero no intervino. Mientras tanto, Jimin se revolvía en su asiento, evidentemente incómodo con el tono emocional que la conversación había tomado.
—Bueno —Jimin rompió el silencio, sonriendo torpemente—, antes de que esto se convierta en una sesión de terapia... ¿qué tal si hacemos un pequeño descanso? Podríamos pedir algo de comer.
Su broma hizo que Minji esbozara una pequeña sonrisa, y Chang-gyu asintió con la cabeza.
—No suena mal —añadió él—. Quizás después de un descanso todo será más fácil.
—Yo paso. Me encuentro a dieta en estos momentos —contesta la pelinegra.
Luego, me miró y, aunque no dijo nada, su expresión mostraba un pequeño agradecimiento, como si una parte del muro entre nosotras hubiera empezado a caer.
—Sí, tal vez un descanso nos vendría bien —respondí, sonriendo levemente—. Hay que pedir hamburguesas.
Mientras que los chicos se encargaban de la comida, Chang-gyu yéndose a la cocina para prepararle algo especial a su novia, con Minji me quedé practicando un poco más el léxico antes de pasar a la parte de cultura general.
Este proceso más se trató de repasar lo que actualmente nos están enseñando en la escuela. Claro, añadiéndole nuestros propios puntos de vista, como por ejemplo: la Revolución Francesa promovió ideales de libertad, igualdad y fraternidad, pero también desató violencia y caos. ¿Crees que sus resultados justificaron los medios utilizados? ¿Qué impacto crees que ha tenido en la evolución de las democracias modernas?
Preguntas como esas fueron las que estuve practicando con Minji por varias semanas hasta que finalmente ambos nos sentimos satisfechas del resultado. Incluso simulamos algunas preguntas con Jimin de jurado y Chang-gyu de conductor del certamen.
La confianza de la pelinegra también aumentó que ya no le daba tanta inseguridad quedarse callada al no poder expresarse correctamente o trabarse al hablar. En esas ocasiones, seguía los consejos que nosotros le dimos para que siguiera adelante sin mostrarse derrotada.
Finalmente, el día de la gala llegó y todos los chicos vinimos a apoyarla. Minji nos invitó a todos e incluso a mis padres, pero esto se debió más a Blake y el vestido que le confeccionó.
Y bueno, mamá no perdió el tiempo e hizo de este momento una oportunidad para promocionar sus diseños.
Jimin está conmigo a un lado, cuidando de mi abrigo y bolso, mientras que con las chicas nos tomamos una foto con la protagonista de esta noche. Veo al rubio sonreír hacia mi dirección como nunca antes lo había hecho; incluso puedo decir que encuentro un atisbo de orgullo en su mirada y por la forma en cómo contiene la respiración para inflar su pecho.
Después de la foto con las chicas, es tiempo de que los chicos hagan lo mismo. Los rubios se colocan a cada extremo de Minji; Chang-gyu pasa un brazo por la cintura de su novia mientras que Jimin hace el símbolo de paz con una mano a la misma vez que su otro brazo está detrás de su espalda.
La música suave y el murmullo de las conversaciones llenan el salón, mientras Minji se adentra en el backstage con una última sonrisa que intenta ocultar sus nervios. A pesar de la atmósfera festiva, algo en su mirada me inquieta. Se veía radiante en el vestido de Blake, pero esa ligera sombra de tristeza al barrer con la vista la recepción no pasó desapercibida. ¿Dónde están sus padres?
Jimin, quien parece haber notado lo mismo, me da un suave empujón con el hombro, como si intentara romper la tensión que siento en el aire.
—Ella va a estar bien —dice con una sonrisa reconfortante.
Asiento, aunque no puedo evitar mirar una vez más hacia la entrada, esperando ver a alguien que se parezca a ella, alguien que justifique esa melancolía en sus ojos.
Las luces comienzan a atenuarse, lo que indica que la ceremonia está a punto de comenzar. La música cambia a una melodía más formal, y una voz anuncia que el certamen dará inicio en unos momentos. Me acomodo en mi asiento junto a Jimin, mientras los otros chicos también se reúnen, ansiosos por ver la entrada triunfal de Minji.
Los concursantes comienzan a desfilar uno por uno, cada uno más deslumbrante que el anterior. El público aplaude con entusiasmo, pero noto cómo todos nuestros ojos están puestos en el mismo punto: esperando a Minji.
Finalmente, su nombre es anunciado, y el salón estalla en vítores. Minji aparece en el escenario, moviéndose con una elegancia que parece innata. Su vestido, obra maestra de Blake, capta la luz de manera que casi parece brillar por sí mismo, y su sonrisa, aunque todavía algo tensa, ilumina todo el lugar.
De repente, mientras se desplaza por la pasarela, veo cómo su mirada se detiene en un punto más allá de nosotros. Siguiendo la dirección de su mirada, noto a una pareja que acaba de entrar al salón. No puedo ver sus rostros con claridad desde aquí, pero la reacción de Minji me lo dice todo.
—Sus padres —susurro, más para mí que para Jimin.
Su postura cambia, se vuelve más erguida, más segura, y ese brillo triste en sus ojos se desvanece lentamente, siendo reemplazado por algo que parece pánico.
Eso no se supone que debería de pasar.
*****
Antes de que empiecen a olvidar esta historia, mejor subo capítulo 😃
DIOOOOOOS, hace cuánto no su o capítulo? Soy el meme "han pasado 84 años..."
En fin, ¿qué me cuentan? Yo cumplí 20 hace dos semanas y me lo pasé bien ;)
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