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t r e i n t a y c i n c o | Nuevo novio 🖤

Después de huir del odioso certamen de belleza, Taehyung y Sol se encargaron de comprar cajas de soju mientras que Soo-hyun y yo comprábamos pollo frito para todos. Los demás fueron avanzando a la casa de Chang-gyu para reunirnos en su sala de abajo y celebrar por la libertad temporal de Minji.

Todo pasó tan rápido, pero sabemos que la pelinegra se siente aliviada y rescatada por todos nosotros. Eso es lo que hacen los amigos, ¿no?

Soo-hyun era la más orgullosa de cómo salió todo. ¿Y cómo no? Si ella es de ese tipo de personas que les gusta tener la razón en todo y que todo se haga a su modo. Aun así, no puedo evitar pensar que todo esto pudo haber salido mal.

Finalmente, cuando todos llegamos a la casa del rubio, este nos recibió como si fuera el amo y señor de la casa. Había puesto música genérica que se escuchaba desde la entrada y además había sacado más botellas de alcohol para beber cuando el soju se acabara.

—Oh Jesús, esto me trae malos recuerdos —comenta Soo-hyun con hastío mientras bajábamos a la sala—. Recuerda no beber tanto. De ti depende que llegue a tiempo a mi casa.

—Tranquila, no pienso beber mucho —contesto, sujetándola de la mano.

Cuando llegamos a la sala, Minji estaba sentada a un costado de los amigos de Soo-hyun y a su izquierda estaba Jisung haciendo algún tipo de chiste para hacerlos reír. Cosas de Jisung.

—Trajimos el pollo —canturreo mientras coloco las bolsas de comida en el centro de la mesita de vidrio—. ¿Y el soju?

—Sol y Taehyung se demoran mucho —chista Hoseok.

—Deben de estar besuqueándose por ahí —Soo-hyung encoge sus hombros, restándole importancia al detalle, y se sienta en el sillón largo—. En fin, a comer pollo todos. Aprovechen que sigue caliente.

Como si todos hubieran estado esperando aquellas palabras, en menos de diez segundos, cada uno ya tenía sus guantes de plástico puestos y una pieza de pollo en sus manos. Algunos hablaban mientras masticaban y otros permanecían en silencio dosfrutando únicamente del sabor del pollo frito.

Si Soo-hyun pueda escoger entre comer pollo o hablarme, sé que ella escogerá la primera opción sin dudarlo. Me causaba mucha ternura y gracia cómo la pelinegra era de realizar expresiones faciales cuando estaba degustando de una buena comida, y más si se trataba de su favorita. La forma en cómo abulta sus labios y frunce su ceño me resulta tan lindo de ver.

Soo-hyun echa un poco de salsa a su nuevo trozo de pollo y da un gran mordisco, el más grande que yo creo haber visto, para seguir saboreando de la jugosa y tierna carne del animal. Sin embargo, no puedo reírme por lo bajo cuando ella, por dar otro mordisco más grande, se mancha la punta de su nariz con la salsa.

Procurando que nadie más se percate de eso, cojo una servilleta y le limpio aquella zona con toques suaves. Ella enfoca su mirada en mi acción y me sonríe arrugando su nariz cuando terminé de limpiarle.

—Te ves muy tierna así —me inclino un poco hacia ella para empujarla un poco y hacer que se ría, pero lo que consigo es que me ignore olímpicamente.

Miro hacia mi alrededor para ver lo que están haciendo mis amigos, pero la mirada fija de Chang-gyu atrae mi atención. El rubio estaba con una expresión que podría tomarse como una advertencia a algo, como si con quien hubiese jugado fuera con su novia Minji. Lo único que acierto en hacer es alzarle mis cejas con indiferencia antes de seguir comiendo.

Cuando Soo-hyun y yo terminamos de comer, le extendí una servilleta para que se limpiara los restos de salsa y de pollo que tenía por las comisuras de sus labios. Después, nos relajamos en el sillón mientras que seguíamos viendo a nuestros amigos comer.

Minutos después, Sol y Taehyung aparecieron con las seis cajas de soju y sacaron dos botellas para abrirlas.

—Me gusta el labial que te pusiste, Sol. —Esa es Soo-hyun bromeando con su mejor amiga por el color de rojo intenso que tiene en sus labios—. ¿Cuál es la marca? ¿T Beauty?

—¿Qué? —Responde Sol, asustada. Saca su celular para revisarse en la cámara y ver lo mismo que todos nosotros—. ¡No es lo que parece!

—Y al parecer le prestaste de tu labial a Taehyung —tercia Jisung riéndose en complicidad con Hoseok y Songyi.

—No hay nada de malo en que acepten que son novios. —Dice Minji mientras muerde un pedazo de pollo.

El ambiente se llenó de risas y comentarios bromistas mientras Sol intentaba defenderse, con las mejillas enrojecidas, mientras Taehyung simplemente se encogía de hombros, aceptando las burlas con su habitual calma. Soo-hyun, siempre rápida para encender la chispa, soltó una carcajada sonora y se inclinó hacia mí, dándome un suave codazo. 

—¿Ves? Te dije que estaban besuqueándose por ahí —me susurra, su tono lleno de satisfacción. 

—Sí, sí, como siempre tienes razón —le respondo con una sonrisa, levantando mi vaso de soju en señal de rendición. 

Mientras el bullicio continuaba, no podía evitar notar que Chang-gyu seguía observándonos, pero esta vez con una expresión más seria. Sus ojos pasaban de mí a Soo-hyun con una intensidad que comenzaba a molestarme. 

—¿Qué le pasa? —murmuro, inclinándome hacia Soo-hyun mientras finjo que estoy sirviendo más soju. 

—¿Quién? —pregunta ella, distraída mientras mordisquea una papa frita. 

—Chang-gyu. No para de mirarnos como si hubiéramos hecho algo malo. 

Soo-hyun levanta la vista hacia el rubio, quien rápidamente desvía la mirada al ser descubierto. Ella se encoge de hombros con indiferencia. 

—Déjalo. Probablemente está celoso porque Minji no le presta atención. 

—¿Celoso de nosotros? —arqueo una ceja, no muy convencido. 

—¿Por qué no? —responde, apoyando su cabeza en mi hombro como si fuera lo más natural del mundo—. Somos un equipo imparable. Tal vez eso lo intimida. 

Su tono es ligero, pero hay un brillo de diversión en sus ojos que me hace sonreír. Aun así, no puedo sacudirme la sensación de que Chang-gyu tiene algo más en mente. 

El resto de la noche transcurre entre bromas, juegos y botellas de soju vacías. A pesar del ambiente relajado, no puedo evitar mantener un ojo en Chang-gyu, quien sigue lanzándonos miradas ocasionales. Es casi como si estuviera esperando que algo sucediera. 

Cuando la mayoría de nuestros amigos empiezan a dispersarse o a quedarse dormidos en el sofá, me levanto para recoger los platos vacíos y las botellas. Soo-hyun me sigue, como siempre, ayudándome sin que se lo pida. 

—¿Sabes? —digo mientras lavamos los platos juntos en la pequeña cocina de Chang-gyu—. A veces pienso que deberíamos darles algo de qué hablar de verdad. 

—¿Hablas de nosotros? —pregunta, alzando una ceja mientras enjuaga un vaso. 

—Tal vez. Podría ser divertido ver sus caras. ¿Y si les decimos que ya somos novios?

Ella sonríe, pero no responde. En cambio, me da un leve empujón con la cadera antes de volver a la sala, dejando la conversación en el aire. 

Y mientras termino de limpiar, no puedo evitar preguntarme si Chang-gyu tiene razón en preocuparse.

De pronto, y sin esperarlo en realidad, el mencionado ingresa a su cocina a pasos lentos y rígidos con su bastón en mano. Claramente se nota que el soju le afectó y ahora parece estar un poco desorientado de todo; sin embargo, eso no le impide acercarse a mí.

—¿Qué haces, Jimin? —pregunta Chang-gyu, apoyándose en la encimera con el bastón, sus ojos entrecerrados por el alcohol.

—¿Qué parece? —respondo sin mirarlo, concentrado en secar un vaso—. Limpio el desastre que todos dejaron. 

—No hablo de eso. Hablo de ti y de Soo-hyun. —Su tono es más cortante ahora, como si estuviera tratando de mantener la compostura. 

Dejo el vaso sobre la encimera y lo miro directamente, sin molestia, pero con firmeza. 

—¿Y qué pasa con nosotros? 

—No finjas que no sabes. —Chang-gyu se endereza un poco, aunque tambalea ligeramente—. Todos lo notan, amigo. La forma en que la miras, cómo la cuidas... ¿Qué se supone que eres para ella? 

Me cruzo de brazos, apoyándome en el borde de la encimera. 

—Lo que sea que yo sea para Soo-hyun, no es asunto tuyo. 

Su mandíbula se tensa, y puedo ver cómo el enojo empieza a asomarse en sus ojos. 

—Claro que es mi asunto. Soo-hyun es mi exnovia. 

—Exacto, exnovia —replico con calma, sin levantar la voz—. Lo que significa que ya no tienes ningún derecho sobre ella. 

La provocación lo irrita aún más. Da un paso hacia mí, dejando el bastón a un lado, como si estuviera tratando de imponer su presencia. 

—¿Y tú sí? ¿Qué te hace pensar que puedes estar tan cerca de ella? 

—No es algo que yo haya decidido —respondo, encogiéndome de hombros—. Soo-hyun y yo somos lo que somos porque así lo queremos. Tú no tienes nada que ver con eso. 

—¿Así lo quieren? —replica, su voz subiendo un poco más—. ¿Te has preguntado si ella realmente quiere eso, o si solo te está usando para olvidar lo que tuvimos? 

Su comentario me hace reír, pero no de diversión, sino de incredulidad. 

—¿Olvidar lo que tuvieron? —repito, mirándolo directamente—. Chang-gyu, si Soo-hyun quisiera recordar lo que tuvieron, estaría contigo ahora mismo. Pero no lo está, ¿verdad? 

El rubio aprieta los puños, claramente molesto por mi respuesta. 

—Tienes mucha boca para alguien que ni siquiera sabe lo que significa estar con ella de verdad. 

—Y tú tienes muchas palabras para alguien que no debería preocuparse por eso —le respondo, manteniendo la calma—. Mira, entiendo que el soju te afecte y que estés confundido, pero te lo diré una vez: lo que pase entre Soo-hyun y yo no es de tu incumbencia. 

—¡Claro que lo es! —exclama, dando un paso más cerca, su voz ahora casi un grito—. Porque tú no sabes nada. ¡Yo fui su primer amor!

—¿Y tú sí? ¿Solo porque eres su primer amor? —le corto, alzando una ceja—. Porque, hasta donde sé, tú no supiste valorarla cuando la tuviste. Quisiste cambiar su forma de ser y aun así te avergonzaste de ella.

El silencio que sigue es pesado, cargado de tensión. Chang-gyu parece a punto de explotar, pero yo no tengo intención de retroceder. Este no es su terreno, y no pienso dejar que lo convierta en uno.

—¡Dímelo! —Chang-gyu alza un poco más su voz—. ¿Estás enamorado de Soo-hyun?

—¿Y a ti qué te importa? —replico—. Si me gusta o no Soo-hyun es mí asunto.

Mi amigo tira su cabello hacia atrás mientras que va caminando de un lado a otro por la cocina. Sinceramente no comprendía su actitud.

—Además, tú estás con Minji desde hace mucho por lo visto —me cruzo de brazos—. ¿Qué tiene si yo estoy con Soo?

—¡Que Soo es mi exnovia, entiende! ¡Deberías de respetar eso porque somos amigos!

Los gritos de Chang-gyu hacen que Minji venga a la cocina para verificar que todo esté bien entre nosotros. Se acerca al rubio para calmarlo de su enojo sinsentido.

Antes de querer brindar cualquier explicación a Minji, me salgo de la cocina para buscar el abrigo de Soo-hyun y mi chaqueta. Luego, voy a la sala y la agarro de la mano antes de decirle que ya nos teníamos que ir. Los dos nos despedimos de los que aún estaban despiertos antes de salir de la casa de Chang-gyu.

—¿Pasó algo entre tú y Chang-gyu? —Pregunta Soo-hyun mientras la ayudo a ponerse su abrigo.

—Me dijo que debo de respetar que tú eres su exnovia. —No le veía ningún problema en decirle lo que hablé con el otro, ya que sé que Soo-hyun le restará importancia—. Tus padres te dieron permiso hasta las dos, ¿no quieres ir a mi casa?

—Vamos —la bajita me sonríe y camina conmigo hasta mi Jeep.

Al ser más de las doce de la noche, las calles ya se encontraban parcialmente desoladas, lo que nos benefició en llegar más rápido a mi casa y entrar a esta entre pequeños picoteos por la carita de Soo y abrazos.

Ambos bajamos hasta el sótano para ver una película. Ella se recostó en el sofá-cama en lo que yo buscaba el control remoto del televisor para prenderlo y poner una de esas plataformas de streaming. Al final, Soo-hyun lo encontró debajo de la almohada en la que reposado su cabeza y me lo lanzó con una sonrisa de lado.

Ingresé a Netflix y coloqué una películas de comedia romántica que a ambos nos llamó mucho la atención. Mientras que se presentaban los títulos y el nombre de la casa productora de dicho filme, me quité los zapatos y la chaqueta para estar más cómodo con Soo-hyun.

Una vez que estoy a su lado, me acerco más a ella hasta tal punto de que nuestras narices rozan. Soo-hyun se mantiene con un rostro sereno mientras que sus ojos siguen fijos en la pantalla del televisor, pero sé que ella solo está fingiendo ignorarme para no reírse como siempre lo hace cuando estamos muy cerca. Incluso pone su mano derecha entre su boca y la mía para que así yo no pudiera cruzar esa línea con ella. Aun así, empiezo a besar su frente. Bajo por su nariz hasta llegar a la punta de esta y dejar un pequeño besito y una leve mordida.

Ella empieza a empujarme lejos con el ceño fruncido y emitiendo algunos quejidos que solo me hacen reír. No me rindo con Soo-hyun y vuelvo a la carga. Esta vez paso a sus mejillas para besarlas y provocarle cosquillas con el contorneo de mi nariz. Mis besos bajan por su cuello por unos pequeños instantes antes de que ella ladee su cabeza hacia un lado y se retraiga en su propio lugar. Finalmente aprovecho que ha quitado su mano de su boca y la beso sin más.

Al inicio son picoteos inocentes que ella recibe con sus ojos expresando malhumor y millones de amenazas de muerte. Pero luego de que mis manos se posaron en una de sus piernas, el beso se fue intensificando entre los dos; Soo-hyun ya había colocado sus manos detrás de mi cuello para acercarme más a ella en lo que nuestras bocas buscan seguir el ritmo del otro. Finalmente, ella termina recostada sobre mí y yo con mis manos en su cintura, la voy abrazando hasta que no tenga escapatoria. Una mano de Soo se posa en mi mejilla para intentar alejarse, pero lo evito a toda costa porque siento que me volveré loco si detengo todo esto.

La castaña se sienta sobre mi abdomen luego de que pudo zafarse de mi agarra. Por un momento siento que esto puede llegar a... eso; ya que verla sobre mí, con sus labios un poco hinchados, provoca que solo quiera tenerla ahora mientras que la película se va viendo sola. No obstante, Soo-hyun se baja y otra vez vuelve a echarse a mi costado.

—Dijiste para ver una película, no para besarnos. —Habla ella en voz baja.

—El besarnos hace que disfrute mejor la película —mi mano derecha otra vez la agarra de la cintura para girarla y hacer que nos veamos cara a cara—. Tú me pareces más interesante que la película.

—No vamos a tener sexo si eso crees —ella frunce su ceño y agarra uno de los cojines para ponerlo entre nosotros.

—¡Jeon Soo-hyun, ¿por quién me tomas?! —exclamo exageradamente. La castaña no hace más que torcer sus ojos y negar con la cabeza—. ¿Acaso no puedo besar a mi...

Soo-hyun deja de mirar la pantalla del televisor y se centra en mí para escuchar esa palabra que no estoy seguro si encaja con ella.

—¿A tú qué? —pregunta ella, retándome.

—Tutora —es lo primero que se me ocurre decir y sé que la he jodido.

Soo-hyun alza una ceja, claramente escéptica. 

—¿Tutora? —repite con incredulidad, cruzando los brazos—. ¿Eso es lo mejor que se te ocurrió? 

—Bueno, técnicamente... —intento justificarme, pero el peso de su mirada me hace callar. 

Ella se sienta y toma el control remoto para pausar la película. Luego, se vuelve hacia mí, con una expresión que mezcla curiosidad y algo de diversión. 

—¿Por qué no lo dices de una vez, Jimin? —pregunta, su tono calmado, pero con un matiz desafiante—. La pregunta. O al menos dime qué soy para ti.

La pregunta me toma por sorpresa, aunque sé que tarde o temprano llegaría. Soo-hyun no es del tipo que deja cosas sin aclarar, pero su manera directa de enfrentarme siempre logra descolocarme. 

—Eres... —empiezo, buscando las palabras correctas mientras ella me observa con atención, como si analizara cada movimiento—. Eres alguien importante para mí. 

—Eso no responde a mi pregunta. —Su tono es frío, casi clínico, pero sus ojos revelan una chispa de interés. 

Tomo aire, intentando no arruinarlo más de lo que ya lo hice. 

—Soo-hyun, no quiero presionarte. Sé que no eres como las demás personas y que necesitas tu tiempo para procesar las cosas. Pero... —me detengo un momento, mirándola directamente a los ojos—. Para mí, eres más que una amiga y que una saliente. Mucho más. 

Ella no responde de inmediato. En cambio, su mirada se desvía hacia la pantalla pausada, como si estuviera procesando mis palabras. Su silencio me pone nervioso, pero trato de mantenerme tranquilo. 

Finalmente, habla, aunque su tono es distante. 

—No sé si puedo darte lo que esperas. 

—No espero nada que no quieras darme, Soo-hyun. —Me acerco un poco más, tomando su mano entre las mías—. Solo quiero estar contigo, sea lo que sea eso para ti. 

Ella me mira nuevamente, sus ojos brillando con algo que no logro descifrar. Luego, sin decir nada, se recuesta otra vez a mi lado, apoyando su cabeza en mi pecho. 

—Eres un idiota, Jimin. —Su voz es suave, casi un susurro, pero hay un rastro de ternura en sus palabras. 

Sonrío, sintiendo cómo mi pecho se relaja después de toda la tensión. 

—Y tú eres mi tutora favorita. —Bromeo, recibiendo un leve codazo de su parte. 

La película sigue pausada, pero en este momento, no importa. Lo único que importa es que me he dado cuenta que ya no debo de demorarme más con aquella pregunta. El hecho de que ella me haya preguntado qué es para mí me hace saber que Soo-hyun solo quiere escucharme decir...

—¿Puedo ser tu...

—¿Puedo ser tu novia? —Ella habla al mismo tiempo que yo, interrumpiéndome en la misma pregunta que yo le iba a hacer.

—Soo-hyun... —reprocho—. Yo debía decir eso.

—Te demorabas mucho. Pero si quieres decirlo, hazlo.

—Está bien —carraspeo un poco mi garganta—. Jeon Soo-hyun, ¿puedo ser tu nov...

—Por supuesto que sí, Park Jimin. —Y otra vez no me deja terminar de hablar, pero sé que esta vezo hizo a propósito—. Listo, ya somos novios.

—¿Sabes? Yo quería hacerlo más especial y no así —confieso.

El ambiente en el sótano se siente más cálido, más íntimo, como si el mundo fuera solo nuestro. Soo-hyun, con su típica actitud despreocupada, se recuesta nuevamente en mi pecho, acomodándose como si ese fuera su lugar natural. 

—No soy de las personas que necesitan algo especial, Park. —Su voz es suave, pero cargada de sinceridad—. Lo simple está bien para mí. 

Miro hacia el techo, intentando procesar lo que acaba de pasar. Soo-hyun, con su forma única de ser, había dado el paso que yo tanto demoré en dar. No porque lo quisiera, sino porque siempre he sabido que ella necesita más tiempo para procesar sus emociones, para decidir qué es lo correcto para ella. 

—¿Estás segura? —pregunto, casi en un susurro, acariciando su cabello con cuidado. 

Ella asiente contra mi pecho, su respiración calmada, como si esa pregunta no tuviera ninguna complicación en su mente. 

—Nunca hago algo de lo que no esté segura. —Sus palabras son simples, pero tienen un peso que me reconforta. 

El silencio que sigue no es incómodo; al contrario, es una especie de pausa para que ambos asimilemos lo que acabamos de decidir. Mis dedos se enredan en su cabello, jugueteando distraídamente, mientras ella cierra los ojos, como si este momento fuera suficiente para ella. 

La película sigue pausada, el televisor emitiendo un leve brillo en la habitación. No puedo evitar sonreír mientras la observo, preguntándome cómo una persona como ella, tan compleja y fascinante, había decidido darme una oportunidad. 

—¿Qué? —pregunta sin abrir los ojos, notando mi mirada. 

—Nada. —Río suavemente, inclinándome para besar su frente—. Solo estoy feliz. 

—Eres un tonto. —Su voz tiene un tono burlón, pero sé que detrás de esas palabras hay algo más. 

Y así, entre caricias y silencios cómodos, dejo que el momento nos envuelva. No necesito más pruebas de que esto es real, de que, aunque Soo-hyun no sea la típica persona que expresa sus emociones abiertamente, sus pequeños gestos dicen más que mil palabras. 

En algún punto, sus dedos comienzan a trazar pequeños círculos en mi brazo, un gesto que parece casual, pero que para mí significa mucho. Es su forma de decir que está cómoda, que confía en mí. 

—¿Sabes? —rompo el silencio después de un rato—. Aún quiero hacer algo especial para nosotros. 

—No te compliques, Jimin. —La castaña abre los ojos, mirándome con una mezcla de ternura y exasperación—. Solo no arruines esto. 

—No lo haré. —Aseguro, apretándola un poco más contra mí—. Nunca. 

Ella no responde, pero su leve sonrisa es suficiente para mí.

Finalmente, reproducimos la película y empezamos a verla en silencio. Para asegurarme de que todo está bien entre nosotros, mis pies buscan los suyos para jugar con ellos mientras seguimos concentrados viendo el televisor.

Las horas pasaron y Soo-hyun se quedó dormida a mitad de una segunda película que colocamos. Casi iban a ser las dos de la mañana y ella debía de regresar a su casa, así que me tocó despertarla para poder llevarla.

Antes de salir de mi casa, la castaña se fue al baño para lavarse la cara y para enjuagarse la boca, ya que decía que sentía un sabor raro por el soju.

Mientras Soo-hyun estaba en el baño, aproveché para buscar mis llaves y mi chaqueta. El aire nocturno de invierno no perdonaba, y aunque el trayecto hasta su casa no era tan largo, prefería estar preparado. 

Cuando regresó, llevaba su abrigo puesto y el cabello un poco desordenado, probablemente por haberse lavado la cara apresuradamente. No dije nada, pero me aseguré de arreglarle un mechón que le cubría los ojos antes de abrir la puerta. 

—Vamos, antes de que te quedes dormida de nuevo. —Sonrío, señalando hacia la salida. 

Ella solo asintió, con los ojos todavía algo adormilados. Caminamos juntos hasta mi Jeep y la ayudé a abrir la puerta del copiloto para que ella entrara. Después me subió y encendí el carro para empezar a manejar. Los primeros minutos, Soo siguió despierta y hablaba algunas cosas conmigo; pero luego parece que las canciones que sonaban la comenzaron a arrullar y se quedó dormida otra vez.

La miré de soslayo y sonreí un poco, porque mi nueva novia es muy tierna durmiendo.

El silencio de la ciudad a esa hora era interrumpido solo por el ruido del motor. De vez en cuando, el viento helado hacía que Soo-hyun se acurrucara más en su abrigo, y yo, sin pensarlo mucho, suneté una de sus manos para mantenerla en calor mientras seguía conduciendo. 

Cuando llegamos frente a su casa, detuve el motor y me quedé en silencio un momento, observándola. Soo-hyun seguía profundamente dormida, con la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado y las manos recogidas sobre su regazo. Parecía tan tranquila que casi me sentí culpable por tener que despertarla. 

—Soo. —Susurro suavemente, tocándole el hombro con cuidado. 

Ella se movió un poco, frunciendo el ceño como si estuviera soñando algo importante. Volví a llamarla, esta vez un poco más fuerte. 

—Soo-hyun, ya llegamos. 

Abrió los ojos lentamente, parpadeando varias veces antes de enfocarse en mí. Parecía desorientada, pero al darse cuenta de dónde estaba, esbozó una pequeña sonrisa. 

—¿Ya estamos aquí? —Pregunta con voz ronca por el sueño. 

—Sí. Vamos, te acompaño hasta la puerta. 

Salí del auto primero y rodeé para abrirle la puerta del copiloto. Soo-hyun bajó con pasos lentos, todavía algo adormilada. Caminamos juntos hacia la entrada de su casa, y ella buscó las llaves en el bolsillo de su abrigo mientras yo me aseguraba de que no tropezara con nada en su estado. 

Cuando finalmente abrió la puerta, se giró hacia mí, mirándome con ojos somnolientos pero llenos de calidez. 

—Gracias por traerme. 

—Siempre. —Respondo con una sonrisa, inclinándome un poco para rozar su frente con mis labios—. Duerme bien, Soo. 

—Tú también, Park. —Dice en un susurro antes de entrar y cerrar la puerta suavemente. 

Esperé unos segundos, escuchando el sonido del cerrojo al asegurarse, antes de regresar al auto. Mientras conducía de vuelta a casa, no podía evitar sonreír. Soo-hyun y yo éramos oficialmente novios, y aunque el día había sido un tanto peculiar, no podía imaginar un final más perfecto.

*****
Finalmente noviecitos

UN APLAUSO PARA ESTA PAREJA QUE ESTÁ ENAMORADA

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