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s e i s | Reprobado 🖤

Pasaron dos semanas después de mi accidente en la carrera de autos. El médico hizo todos los estudios posible para descartar una lesión en mí. Lo que fue de buena suerte es que no me hallaron nada, el accidente solo provocó una herida en mi frente y ya. Por otro lado, Soo-hyun, cada vez que me veía por la escuela, me preguntaba cómo estaba y si tenía o no esa enfermedad que ella dedujo; ella fue otra persona que me hizo sus estudios para afirma que lo mío sí era insensibilidad congénita en el lado izquierdo.

A decir verdad, Soo-hyun me hace recordar a Gregory House.

Otra cosa que pasó en este tiempo fueron los exámenes de la escuela. Maldita cosa del averno. No es que sea el estudiante más vago de la escuela, pero tampoco soy el más listillo y el que siempre saca buenas notas, solo me conformo con aprobar y poder graduarme el siguiente año con todos los demás. Sin embargo, mi penúltimo año parece estar yendo de picada porque no logro entender bien la Literatura ni los otros cursos, la única materia que estoy aprobando es Educación Física, y no precisamente porque estoy atento a las clases y las actividades que hace en maestro, es más bien porque estoy en el equipo de básquet de la escuela y rara vez juego en los partidos.

Pero mi mayor problema va directamente con Anatomía. Los cursos de ciencias jamás me gustaron en lo absoluto; y es peor si me toca una maestra de casi cincuenta años que se desquita con sus alumnos.

—Bien chicos —habla la maestra Wang—. Ya tengo sus calificaciones de la última práctica y quiero decir que estoy muy decepcionada por alguno de ustedes.

La profesora toma asiento en su escritorio, dejando un paquete de hojas a un lado, para hablar sobre lo que pasó en el examen. Dijo todo un discurso acerca de que nosotros simplemente no estamos aprovechando las oportunidades que nos dan nuestros padres de estudiar en una escuela como esta, que nuestra única responsabilidad a nuestra edad era estudiar y sacar buenas notas; pero con el examen que ella calificó le quedó muy en claro que nosotros no estamos siendo responsables y que era mejor serlo de una vez por todas antes de entrar a la universidad porque ahí dentro ya íbamos a depender de nosotros mismos y ya no de los docentes o de nuestros padres.

Así se la pasó hablando por alrededor de diez minutos hasta que finalmente nos pidió que hagamos un compromiso con el curso y con ella para alzar nuestras notas. A continuación fue nombrando a cada uno de mis compañeros para que se acercaran al escritorio y pudieran recoger sus exámenes.

Una costumbre que tiene esta maestra para hacer saber si te fue bien o mal en la práctica sin la necesidad de ver tu nota es que ella dobla la hoja si tienes una nota desaprobada y te da una mirada como si te estuviera juzgando; pero, por otro lado, si aprobaste, ella no te va a mirar y tampoco doblará el examen. Aunque existen veces en donde apruebas e igual dobla la hoja.

—Ryu Minji —Minji se levanta casi al instante de escuchar su apellido.

Jisung y yo estamos al pendiente de lo que hace la maestra. Ella no mira a Minji, pero sí dobla su examen.

La pelinegra agradece y regresa a su asiento para revisar su examen. Sus dos amigos seguimos esperando a que diga algo para saber si aprobó o no. Minji suelta un suspiro de alivio y guarda su examen.

—¿Y? ¿Cómo te fue? —Pregunta primero Jisung.

—Tengo doce. —Aprobó.

—Han Jisung —llama la maestra. Jisung se levanta y hace lo mismo que Minji, regresa a su asiento y celebrar que ha tenido un quince punto cinco—. Park Jimin.

Y como si esto fuera un programa de comedia, escucho el sonido de un cachorrito triste. Todo parece ir en cámara lenta cuando me levanto de mi asiento y voy directo hacia el escritorio de la maestra Wang. Asimismo, volteo a mirar a mis amigos y ellos me susurran un «Fighting» con sus puños levantados.

Paso saliva cuando veo a la maestra mirarme con una ceja arqueada y con mi examen doblado entre sus dedos. Agarro la hoja y frente a la profesora veo mi nota.

Un seis.

«Carajo —quise decir en voz alta.»

Doy media vuelta y regreso a mi sitio sin ninguna expresión en el rostro. Estando ya en mi silla, me desmorono y pego mi cabeza a mi carpeta. Minji agarra mi examen y suelta un “Uy” al ver mi nota.

El timbre suena justo en ese momento, la maestra da permiso para que salgamos una vez que termina de entregar todos los exámenes. Era la hora del almuerzo, así que con Minji y Jisung caminé hasta la cafetería.

Por los pasillos nos encontramos a Sol con sus otros amigos. Soo-hyun rápidamente se pegó a mí y empezó a hacerme las preguntas de siempre, sobre cómo me sentía y cómo iba cicatrizando mi herida de la cabeza.

Estando dentro de la cafetería, todos nosotros nos fuimos a una mesa redonda grande para seguir hablando. Minji y Sol se fueron a la cafeta para comprarse algo de comer de modo que en la mesa solo quedábamos Soo-hyun, Jisung, Hoseok y Songyi.

Entre Jisung y Soo-hyun empezaron a hablar acerca de algo que no estaba entendido del todo. Por lo que escuchaba, el pelinegro le estaba agradeciendo a Soo-hyun por haberle ayudado en el examen de anatomía. Los otros amigos de la chica fueron acoplándose a la conversación una vez que Jisung sacó su examen y les mostró su nota.

La pequeña Gregory House empezó a revisar el examen de mi amigo y hacerle saber sus errores porque al parecer el marcador rojo de la maestra no es suficiente, y también le fue explicando teóricamente el porqué de la respuesta correcta.

Ahí me di cuenta que Soo-hyun era como una enciclopedia andante y que esta chica sabía más que cualquiera de nosotros.

—El cromosoma no es una célula —le dice a Jisung—. En mis apuntes estaba claro, cromosoma: estructura que está en el núcleo de las células y que lleva fragmentos largos de ADN.

—Si te soy sincero, solo leí de manera rápida los apuntes de esa clase —se excusa Jisung.

—Esperen. —Llamo la atención de todos—. ¿Tú estudiaste con Soo-hyun?

—Yo no estudio con nadie —se adelanta a responder la mencionada—. Jisung solo me pidió prestado mis apuntes y se los dí.

Cuando estaba a nada de hablar otra vez, Soo-hyun muestra su dedo índice para pedir silencio una vez que la pantalla de su celular se enciende por una llamada de su padre. Ella agarra el dispositivo y se va de la cafetería.

Entre los demás chicos sigo hablando del examen y de lo mal que me había ido. Sol y Minji llegaron justo a tiempo para ayudarme a encontrar una solución para mi problema.

Y vale, la solución más obvia es tener más empeño a la hora de estudiar ahí en casa, quitarme las salidas nocturna los fines de semana y dejar de procrastinar tanto toda la semana con las responsabilidades de la escuela. Eso ya lo sé y lo he intentado, pero aun así no parece funcionar en mí porque sigo igual; y comienza a ser desesperante.

La pelinegra vuelve a la mesa luego de unos minutos, pero solo para excusarse que debe de irse. Con mis amigos nos quedamos mirando extrañados mientras que a los otros chicos se les hace normal esto. ¿Cómo es que ella puede salirse de la escuela así tan de repente? Está más que claro Soo-hyun es todo un misterio por resolver, así como un acertijo solo para personas listas.

Veo a Soo-hyun desaparecer por la puerta de la cafetería. Vuelvo a mirar a mis amigos y ellos han retomado la conversación de antes sobre el examen.

—¿Y tú cuánto sacaste, Jimin? —Me pregunta Sol, apoyando sus codos sobre la mesa.

—No me fue tan bien. —Es lo único que me atrevo a responder.

Sin embargo, Minji nunca deja de ser tan bocona y termina diciendo mi nota enfrente de todos.

—Bueno... —vuelve a hablar Sol. Al parecer quiere darme una solución a mi problema—. No sé qué decir.

—Puedes pedirle ayuda a Soo-hyun —sugiere Jisung.

Por supuesto que no.

Tengo muy claro que Jeon Soo-hyun es la chica más estudiosa e inteligente que pueda conocer en toda mi vida. Su pequeña cabeza alberga mucha información y sabe más cosas que cualquier chico de nuestra edad; y precisamente por eso es que no quiero juntarme a estudiar con la pelinegra. Sincerándome en estos momentos, me causa repelús estar con una chica con una inteligencia superior a la mía, y Soo-hyun rebasaba todavía ese límite que yo me había impuesto; no por nada siempre me fijo en chicas que sé que son más huecas que yo.

Muy a pesar de que si me junto con Soo-hyun solo sean por temas de la escuela, igualmente no puedo dejar de pensar en lo otro; ya que considero que ambos van de la mano.

Niego a la sugerencia de Jisung y dejo de entrometerme en la conversación. Saco mi teléfono del bolsillo y dejo pasar los minutos del almuerzo sentado aquí sin hacer relativamente nada.

****

Ingreso al edificio como si fuese la jefa de todos los que trabajan aquí. Recibo miradas extrañas por parte de algunos, quizá sea porque aún llevo puesto mi uniforme, pero les resto importante y me dirijo al ascensor para subir al cuarto nivel.

Al departamento de investigación criminal e interpol. ¿La razón? Ya lo verán.

Veo a todos los policías trabajando, yendo de un cubículo de escritorio a otro mientras que cargan archivos de suma importancia. Mis comisuras se elevan ligeramente hacia un lado por toda la tensión y adrenalina que se acumula en este piso. Sin embargo, continúo manteniéndome al margen de todos y camino hasta llegar a un escritorio que está muy cerca de los servicios higiénico. Lamentable.

Ahí dentro estaba el agente Jung Kyungyoo, veinticuatro años, recién egresado de la academia de policías para el puesto de Criminología. Sin embargo, ha terminado aquí en un departamento muy distinto al que él quiso.

Ambos tenemos una relación casi prohibida —no en el sentido romántico—. Mi padre nos presentó una vez que vine a la estación solo por él y justo ese mismo día le dió unas indicaciones y reglas acerca de mí, como por ejemplo el no intentar sobrepasarse conmigo y no darme información valiosa acerca de absolutamente nada. Jungkook está más que preparado para lo que sea que yo quiera hacer porque sabe que su hija es una copia de él, la misma a la que no le gusta seguir las reglas y actuar con su propia autonomía. No obstante, papá no sabe que el agente Jung y yo hemos seguido mantenimiento contacto apartir de ese día, y es mejor que todo continúe así.

Carraspeo mi garganta para llamar su atención, Jung se sorprende un poco y al instante se relaja cuando ve que se trata de mí.

—¿Y bien? —ladeo mi cabeza.

—Creí que estarías en clase. —Responde el chico, llevándose una mano a su cabello—. Te dije que no había problema juntarnos después.

Las clases se vuelven aburridas cuando lo que te enseñan no resulta ser tan asombroso como para otras, quería decirle. Si yo estoy en la escuela es solo porque el gobierno así lo pide más no porque realmente lo necesite. Si por mí fuera, yo ya estaría en la universidad.

—Después no podré —replico mirando hacia otro lado—. Y el asunto es muy urgente para mí, así que no puedo esperar.

La razón por la que me encuentro aquí es porque le pedí un favor hace semanas a Kyungyoo para que me ayudara a investigar a Choi Min-kyu, el tipo que chocó a Jimin en las carreras. Sería divertido si dijese que lo estoy buscando porque sé que tiene antecedentes penales y yo estoy trabajando como policía encubierta para atraparlo. Eso sí sería muy, muy divertido. Pero no. Mi único motivo es tomar venganza por lo que hizo ese día de la carrera. Si no fuera porque los amigos de Jimin se preocuparon de ver que el rubio aún no llegaba con el auto, algo más trágico pudo haber pasado ese día.

Es gracioso que toda esta idea de investigar a Min-kyu fue gracias a Sol y a sus maldiciones por querer que algo malo le pase a ese tipo.

—Si tu papá se entera de que te estoy ayudando, me trasladarán a otra estación de policías. —El agente Jung bufa, preocupado.

Sigo esperándolo con los brazos cruzados, mi cabeza hacia un lado y mi pie dando golpecitos impacientes al piso. Mis mocasines resonaban en el lugar, llamando la atención de otros.

—Si te demoras más, habrá mayor probabilidad de que alguien que conozca a mi papá nos vea y eso a lo que temes se haga realidad —muestro una sonrisa falsa—. El expediente.

Jung me mira con recelo antes de sacar de uno de sus cajones un folder negro que decía en letras mayúsculas «CHOI MIN-KYU».

—Iré a por un café —dice el más alto, levantándose de su asiento, cansado—. ¿Quieres algo tú?

—Chocolate con crema y dos de azúcar, por favor —respondo sin mirarlo.

Ocupo el lugar de Jung en su escritorio y me pongo a leer con detenimiento todo lo que las bases policiales tienen acerca de él. Lo que más me interesaba a mí era algo con qué poder sabotearlo; si no había nada, me conformaba con saber la dirección de su casa.

En su historial no marcaba ningún delito como traficante de droga o de armas ilegales. Tampoco mencionaba algo de alguna infracción de tránsito. Su expediente estaba totalmente limpio y eso me sorprende mucho. Tuerzo los ojos molesta por no tener nada con qué realizar mi ventaja, así que me concentro en lo básico como sus datos personales. Ahí veo que tiene casi la misma edad que Jung, es ciudadano natal de Seúl, desempleado y vive en el distrito de Bundang-gu. Figuraban también sus parientes y el número de identificación al igual que su número de teléfono. Lo último que veo es el nivel socioeconómico que tiene, es de la clase media baja.

Muy bien, no hay nada que pueda hacer en contra de él directamente; pero estaría bien si, accidentalmente, llamo a uno de sus familiares y provoco una extorsión.

Pero para ello iba a necesitar un nuevo favor de Jung.

—Volví. ¿Encontraste lo que querías? —Dice el agente.

—Lamentablemente, no —respondo mirando hacia la pantalla del computador de Jung—. Uh, un criminal en fuga.

—¡No hagas nada ni toques nada! —se adelanta a apartarme de la computadora gracias a su silla con ruedas—. Sal de mi sitio. Ahora.

Tuerzo los ojos y me levanto de la silla a la misma vez que Kyungyoo me da el vaso grande de chocolate caliente que le pedí. Abro su tapa sin más y le doy un trago antes de volver a mirar al azabache, ladeando mi cabeza hacia un lado y actuando lo más tierno que puedo.

—Kyungyoo oppa —lo llamo con una voz pretenciosa. Él me mira en silencio hasta que suelta una risita, ofendido.

—Ni sueñes que te haré otro favor —niega con la cabeza.

—¿Sabes algo? —le doy otro trago a mi bebida antes y señalar a Jung con esta—. Me gusta como has venido hoy. Ese abrigo largo de lana negro te hace ver muy profesional, al igual que tu peinado... —siseo mientras que me voy acercando a él—. Hay algo en ti ahora que no he visto en ti los otros días. ¿Te cortaste el cabello o te lo pusiste más negro? ¿Un nuevo perfume quizá?

Jung tartamudea sin poder decir alguna palabra. De cierto modo, este truco siempre me funciona con él. Tal vez es porque le gusto.

Raro.

—Jung oppa no tiene novia, ¿verdad? —una de mis manos se dirigen a su cabello para acariciarlo. Él me da un espacio entre sus piernas y se inclina hacia atrás sobre su silla—. ¿Cómo es posible si eres tan guapo? Este lunar en tu ojo izquierdo es tan encantador.

Luego de muchos halagos a su persona, el agente Jung termina por rendirse ante mí y hacerme el otro favor de darme toda la información que tienen en su base de datos sobre los familiares directos de Choi Min-kyu.

Terminado mi trabajo aquí en este departamento, me voy de la estación de policías cuando me doy cuenta que la hora de salida de mis clases se acercaba. Tenía que regresar a la escuela antes de que me cruzara a mi padre en este edificio y antes de que él vaya por mí a la preparatoria. Por suerte, todo sale de acuerdo a mi plan, Jungkook me recoge en el lugar de siempre y juntos vamos a recoger a Blake de su boutique para ir a comer en un restaurante lujoso.

Estando finalmente en casa, primero me encargo de realizar todos mis deberes escolares hasta las siete de la noche. Me doy una ducha nocturna, hago mi rutina facial y me coloco mi pijama de seda rosa.

En mi tablet recibo una notificación de mi correo electrónico. Era Kyungyoo enviándome los documentos que le pedí. Fue tan tierno cuando leí en el asunto del correo su mensaje:

«No me pidas más o sino me despedirán».

—Como si te fuera a hacer caso —murmullo antes de abrir el primer documento. Era de la madre de Choi Min-kyu.

Nombre, nacionalidad, edad; bla, bla, bla; muerta desde el 2016 en un accidente de tráfico. Nada. El siguiente que abrí fue el de su padre y decía lo mismo que el de su madre, al parecer sus padres murieron juntos y eso hace que Min-kyu haya pasado al cuidado de su hermana mayor.

Bingo.

Choi Saya, veintiocho años, coreana nacida en Seúl... Trabaja. Ambos hermanos viven en el mismo lugar. Así que Min-kyu es un mantenido.

Si la única persona que da ingresos a esa casa es la hermana del chico, y teniendo en cuenta el nivel socioeconómico que ambos poseen, puedo deducir que Min-kyu participa en las carreras ilícitas para ganar un poco de dinero y que de esto su hermana no tiene o tiene muy poco conocimiento. Justo ahí estaba mi venganza.

Apunto en un papel aparte el número de teléfono de Choi Saya. Si ella no sabía lo que su querido hermano hacía por las noches, entonces se lo diría yo con una llamada anónima. Soy brillante.

Sin embargo, para esto debo de esperar hasta mañana que tengo clase de Educación Física y debo de quedarme en la escuela. Aprovecharía la salida para irme a una cabina de teléfono —la más cercana que haya—, la llamaría y me haría pasar por alguien peligrosa que busca solventar las deudas que Min-kyu tiene pendientes. Claramente su hermana le pedirá explicaciones, lo castigará y hará que el chico no vuelva a pisar las pistas de carreras como un modo para protegerlo.

Soy brillante y perversa.

Si así lo quisiera, puedo dejar la escuela y montar mi propia banda criminal con la que podría robar millones de wones a toda esa gente estúpida e incrédula. No obstante, a pesar de que suene muy tentador, prefiero estar en el lado de los buenos y atrapar a quienes tienen una mente criminal como la mía.

****

—¡Adiós, Jimin-ah! —Woo-hee se suelta de mi mano una vez que estamos en la puerta de su escuela.

La veo caminar sola y con la cabeza caída mientras que otros niños pasan de ella y se juntan con otros para jugar unos minutos por los pasillos del edificio.

Cada vez que dejo a mi hermana a la escuela, llego a la preparatoria con un sentimiento de frustración y molestia por todos esos compañeros suyos que prefieren ignorarla antes que acercarse a ella e incluirla en sus juegos.

Llegando a mi escuela saludo a unas chicas compañeras mías hasta que por fin me encuentro con Jisung. Él estaba por las vitrinas de los trofeos, aparentemente, mensajeándose con algo alguien; cuando me ve, guarda rápidamente su celular y juntos nos vamos hasta nuestro salón.

—Oye —Jisung golpea ligeramente mi pecho para llamar mi atención—. ¿Viste lo que puso Se-young en el chat del grupo?

—No. No he tenido tiempo para revisar mis mensajes.

—Su mamá la echó de casa. —Me dice "la gran noticia".

—¿Otra vez? —Bufo—. Esa es la... ¿Décima, onceava vez? Que eso pasa.

—Pero creo que esta vez sí es la definitiva —insiste Jisung—. Estuvo diciendo por el grupo quién puede recibirla en su casa.

—Conmigo no cuenta. Mis padres me matarán si la dejo entrar de nuevo a mi casa —suspiro con cansancio, me reclinó sobre mi silla y cierro mis ojos.

Cada uno de mis amigos tienen sus propias luchas en casa, la de Se-young es tener una madre destruida desde que su esposo murió hace mucho tiempo. Ella es mayor que todos nosotros, este año acaba su carrera de negocios empresariales; aparte trabaja y debe de cuidar de su mamá alcohólica. Sin embargo, a veces no le es fácil sobrellevar todo y explota, provocando que su madre la eche de casa las veces que ella quiera y la regresa solo cuando su reserva de alcohol se acaba para pedirle que le compre más.

Mis demás amigos se sienten idiotas cuando hablan de sus problemas porque Se-young es la que peor está de todo nuestro grupo.

Jisung comienza a soltar sus típicas frases de compasión, las mismas que no le puede decir a nuestra amiga si no quiere que luego le dé una paliza; así que mejor me las dice a mí. Por otro lado, yo solo le quedo en silencio, esperando pacientemente a que el pelinegro se de cuenta que a mí tampoco me interesa escucharlo.

—Ella es tan buena chica...

—¡Hey! —susurra una voz femenina—. ¡Pss!

Abro mis ojos y miro hacia la puerta. Ahí veo la cara de Soo-hyun asomada. Lo único que alcanzo a ver de ella es esa diadema roja con perlas blancas de distinto tamaño como adorno.

Regreso a ver a Jisung extrañado para saber si a quien buscaba era a él o a mí.

—¡Jimin! —susurra Soo-hyun.

¿Por qué actuaba así?

—¿Por qué susurras? —Inquiero—. No hay nadie aquí más que Jisung.

Soo-hyun entra a mi salón encogiéndose de hombros. Llega hasta el sitio de Jisung y lo mira directamente antes de señalar la puerta, con su dedo pulgar, sobre su hombro.

—Allá está la puerta —le dice a Jisung—. Quiero hablar unos minutos con Jimin, porfa.

Mi amigo nos mira a los dos rápidamente antes de cederle su asiento a la azabache. Se van del salón y me quedo con la chica, la cual ha acercado más toda la carpeta para estar cerca de mí.

Todo esto se sentía como si Soo-hyun está a punto de revelarme la noticia del año o algún secreto del gobierno.

—Mis amigos han hablado conmigo —empieza—. Me han dicho que necesitas ayuda en el curso de Anatomía.

Cierro los ojos otra vez mientras que me hago una nota mental de hablar con Sol y Jisung. Uno de ellos debió de decírselo, y es más probablemente que haya sido Sol.

—Soo-hyun...

—¿En serio sacaste un seis? —No me hubiera tomado su pregunta como una ofensa si tan solo la chica no se hubiera reído.

—¿Qué te importa a ti? —Farfullo a nada de enojarme.

Soo-hyun cambia repentinamente su gesto, se ergue sobre su sitio y tira todo su cabello hacia un lado. Ahí veo que tiene unos pendientes en forma de aro de oro, medianos.

—Me importa porque se trata de ti —responde—. Como te dije ayer, yo no estudio con nadie; pero puedo darte clases y hacer que mejores en tus calificaciones.

¿Por qué Soo-hyun se ofrecería a enseñarme? Encima de manera gratuita.

—Claramente te cobraré por cada clase —vuelve a sonreír.

Hablé —o pensé— muy pronto.

******
Si les va mal en algún curso, busquen ayuda 🤞🏻 consejo de una universitaria

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