d o c e | Un chico en la casa 🖤
Llegué a eso de las diez y media a mi casa. Intenté no hacer mucho ruido a la hora de entrar para no llamar la atención de mis padres o de Woo-hee, quién supongo que ya está durmiendo.
Sin embargo, jamás me imaginé que papá fuese tan silencioso como para interceptarme a medio pasadizo que conectaba el comedor con la sala. Él me mira sobre sus lentes y da dos pasos que a mí me hacen retroceder. También tiene los brazos cruzados para mostrar una pose más amenazante.
—¿Dónde has estado? —pregunta con su voz autoritaria.
—Estudiando con una compañera de la escuela en su casa —respondo con un tono de voz tranquila. Alzar la voz con él no me serviría de nada, más llamaría la atención.
Papá me lanza una bofetada que lograr moverme la cabeza hacia la izquierda. No me muevo, solo espero a que esta sea el único gesto violento que me da. Pero me equivoco y papá vuelve a golpearme de otro lado.
Suspiro frustrado antes de volver a mirarlo con impotencia. Mis labios se abultan, pero trato de ocultarlos y tenerlos normal; sin embargo, estos empiezan a temblar, delatando mi ansiedad.
—¡¿No piensas decirme algo?! —Espeta con sus manos hechas un puño a sus costados.
—N-No... —titubeo.
—¡Por tu culpa! —papá me da un empujón en el hombro mientras que se va acercando a mí. Mi instinto hace que retroceda para que no me tocará más—. ¡Por tu culpa! —Repite seguido de otro empujón— ¡Por tu culpa tu mamá y yo no pudimos ir a una importante reunión de trabajo! ¡Woo-hee no tenía a nadie con quién quedarse!
—Woo-hee no es mi responsabilidad —musito. Quise responderle con más firmeza, pero ahora me encuentro muy vulnerable.
Muy tarde me di cuenta que no debí haber dicho eso enfrente de mi papá. Él se ofendió más y me lanzó un puñetazo a la cara.
Luego, papá entró a su oficina. Era mi momento para correr a mi cuarto y encerrarme ahí, pero había un problema: mis piernas no reaccionaban. Mis manos sudaban al igual que mi frente, en mi oído escuchaba un zumbido que me estaba inquietando mucho y mi corazón no paraba de latir rápidamente.
Giro mi cabeza hacia la puerta de la oficina de papá para ver qué es lo que estaba haciendo. Todo parecía ir en cámara lenta cuando lo vi sacar de uno de los cajones de su biblioteca el látigo que usaba para castigar. Justo en ese momento mis piernas reaccionaron y comencé a correr a mi habitación.
Papá fue detrás de mí a zancadas para atraparme antes de que yo pudiera cerrarle la puerta en la casa. Al final pasó así, pero sabía que esto recién comenzaba para él; así que, luego de forcejear con la perilla de la puerta y notar que le había puesto seguro, él se alejó a gritos. Respiré de manera agitada mientras que buscaba un lugar donde esconderme. Todo esto me recordaba a las anteriores veces que pasaba lo mismo, y ya sabía el resultado que esto tendría.
Escucho a mi padre otra vez enfrente de mi puerta, sus gritos ahora eran acompañados del tintineo de las llaves de las puertas. Veo la perilla de mi puerta moverse otra vez, él va a entrar.
Cuando el click del seguro sonó, marcó el inicio de mi martirio.
—¡Tú piensas que puedes faltarme el respeto, ¿no?! —mi papá me agarra de la chaqueta para quitármela y dejarme solo con mi polo blanco—. ¡Tú solo eres un jovencito malcriado!
Papá alzó la mano donde traía el látigo y ¡Zaz! El primer golpe cayó en mi brazo derecho, dejando una marca roja en mi piel.
¡Zaz! Me dio otro golpe en el otro brazo. Después, tres golpes seguidos los sentí en mis brazos y torso.
En vano era que llorara, porque eso no cambiaría el comportamiento de mi papá. A él le importa muy poco si lloro o grito, lo que quiere él es lastimarme hasta verme en el suelo casi agonizando.
Lo mismo pasaba con Ye-eun, cuando ella le respondía de una manera que él no le gustaba, le pegaba y la dejaba con muchas marcas.
Para algunos les parecía raro que mi papá no tuviera delicadeza ni con su hija, la que se suponía que debía ser la niña de sus ojos, su pequeña princesa. Pero la verdad es que para él no existía la desigualdad, a ambos nos golpeaba del mismo modo y nadie podía cambiarlo.
Papá continuó con sus golpes. Para este punto, él solo me pegaba sin mirar hacia dónde se dirigía la punta del látigo. Las zonas en las que más marcas tenía era en los brazos y espalda. Otros me cayeron en la cara. En uno de sus azotes, cometí el error de cubrirme la cara con mis manos, así que también tengo una marca rojiza en estas.
Mi piel picaba por cada azote, me daba esa necesidad de querer rascarme. Era desesperante no poder hacer nada y solo quedarme parado, esperando a que esto terminara.
—A mí —me golpea— no me vas —otro golpe— a faltar el respeto. —Masculla furioso.
—¡¡Ya, Seok-hwan!! —el grito de mi mamá afuera de mi cuarto llama la atención de papá—. ¡¡No seas un animal!!
Mi papá finalmente me deja en paz y se coloca a un lado de mí para mirar a mamá.
—¡¿Acaso quieres matarlo?! ¡Míralo! —continúa gritando mi mamá.
Papá regresa a verme. Mira cada marca que me ha dejado y bufa con enojo antes de irse de mi habitación.
Si había algo que Seok-hwan era incapaz de hacer, precisamente era pegarle o discutir con mi madre.
Mamá me ve con sus ojos abiertos y se marcha de mi puerta sin decir algo. Por mi parte, camino a rastras hasta mi cama para sentarme y quitarme mi polo. Bajo la mirada y veo mi abdomen con líneas rojas, en mi pecho también estaban al igual que en mis brazos; aunque una llamó más mi atención debido a que esta derramaba un poco de sangre.
Con valentía, camino hasta el espejo que tengo colgado al costado de mi cama para ver las marcas que tengo en la cara. Mi labio inferior estaba roto, mis mejillas rojas y al costado de mi ojo había una línea roja. En mi cuello también cayó un azote, esta era más larga que la de mi ojo.
Estoy hecho un desastre.
Mi mamá se aparece otra vez en la puerta de mi habitación. Veo que en sus manos trae un botiquín de primeros auxilios. No espera a que yo le diga algo, entra para agarrarme del brazo con delicadeza y me sienta en mi cama mientras que ella pone el botiquín a un lado antes de sentarse a mi costado.
Saca algunos algodones y agua oxigenada para curar las heridas abiertas que tengo en el brazo y en la cara. Con mucho cuidado las va limpiando mientras que mantiene su ceño fruncido. Luego, corta un poco de gasa para colocarme ese pedazo en mi herida del labio.
Una vez que terminó con eso, pasó a echarme una crema para la irritación de los golpes. En esta parte no pude evitar moverme, ya que en serio me ardía mucho y dolía. Mamá me dio un pequeño regaño para que ya no me moviera y continuó con lo suyo.
—Gracias —musito. Mamá repara a verme de manera fugaz antes de volver a mirar las marcas—. Woo-hee... Ella no se levantó, ¿verdad?
—Sí lo hizo, pero la volví a dormir. —Contesta cortante—. ¿Por qué tu papá te pegó?
—Porque le respondí —es lo único que digo. Mamá niega con su cabeza, como si estuviera decepcionada.
—Para la próxima solo cállate. No busques esto.
Sin palabras.
Sé que era injusto permitir que mi padre abusara de su autoridad para hacer estas cosas, a veces simplemente me dan ganas de devolverle cada golpe que nos dio a mi hermana y a mí; sin embargo, yo solo era el hijo. ¿Cómo puedo enfrentarme a mi papá si él tiene todas las de ganar?
Por eso, me es mejor quedarme callado y tener una postura estoica ante el asunto hasta ser independiente de él.
Cuando mamá acaba de sanarme todas mis heridas, guarda lo que utilizó en el botiquín y se va de mi habitación, deseándome de paso las buenas noches.
Estando solo —por fin—, me quité toda la ropa restante para colocarme la pijama y meterme bajo las sábanas de la cama con cuidado. Busco mi celular por toda la cama hasta que lo encuentro y empiezo a revisar todas mis notificaciones, de las cuales la mayoría venía de mis amigos y sus mensajes en nuestro chat grupal.
Reviso las fotos que han enviado, respondo unos cuantos mensajes de ellos hasta pasarme a otra aplicación para ver los vídeos que mis amigos han subido a sus perfiles. Por ahí reconozco a los amigos de Sol y Soo-hyun bebiendo y jugando con otros chicos. A todos ellos se les veía muy alegres y ebrios, sobretodo esto último.
Finalmente apago mi celular para colocarlo en mesa de noche. Al quedar a oscuras pienso en lo distinto que fue tomar clases con Soo-hyun. La verdad es que no tenía muy buenas expectativas de esto, porque creí que la pelinegra no iba a entenderme y al final se rendiría conmigo; pero se siente bien que todo terminó siendo muy distinto a mis expectativas.
¡Y por favor! Incluso pude estar en una escena del crimen, creyéndome todo un detective.
Sin duda alguna, eso fue mejor que haber ido a una reunión.
****
—Blake me matará si se entera que te he traído aquí —dice mi papá cuando va entrando a su oficina.
—No exageres. No es la primera vez que vengo —bufo.
Papá me trajo con él hasta su trabajo para seguir con el caso del alcalde. La autopsia ya se realizó y todo lo que Jungkook y yo sabíamos se confirmó con los resultados. Asimismo, algunos vecinos del alcalde dieron sus propias declaraciones de lo que habían visto o conocen de la vida de Hwang Jeong-seok.
Ahora Jungkook estaba trabajando con todo su equipo a recolectar las declaraciones de todos los amantes que ha tenido el alcalde. Algunos eran recientes, otros eran de años. De veintitrés que son, hasta el momento solo se tiene las declaraciones de once hombres, de los cuales papá sospecha de dos.
El primero se llama Do Gu-won. Hombre de treinta años que trabaja en el departamento de Créditos y Cobranzas de una empresa. La relación que tenía con el alcalde era por tener amigos en común. Do Gu-won fue el penúltimo amante de Jeong-seok, su relación duró alrededor de seis meses y terminó en noviembre del año pasado debido a que ambos hombres discutieron por asuntos de dinero.
Según las propias declaraciones de Do Gu-won, el alcalde le prestó medio millón de wones para un tratamiento que este se quería hacer. No dió muchos detalles sobre el tipo de tratamiento que se hizo, por lo que eso llamó la atención de mi papá. Siguiendo con el testimonio de Do Gu-won, Hwang Jeong-seok poco tiempo después empezó a reclamarle sobre el dinero que le prestó para que se lo devolviera, ya que, como cualquier otro político deshonesto, el alcalde había robado ese dinero y quería recuperarlo antes de que alguien se diera cuenta. Finalmente, a Hwang Jeong-seok lo comenzaron a investigar por presunto robo de dinero y este le echó la culpa a su amante, logrando que a él también empezaran a investigarlo.
Así que, sí; Do Gu-won sí tenía un motivo para asesinar al alcalde.
El segundo sospechoso que mi papá tiene es al mismo Cha Yong-tae por el simple motivo de que hasta ahora no es encontrado por ninguna parte. Incluso Jungkook ya ordenó una alerta a todos los aeropuertos, terminales y fronteras del país para que lo encontraran antes de que fuese demasiado tarde; aunque, siendo honesta, una alerta de captura ya es tarde a estas alturas, una alerta de Interpol es mucho mejor.
—¿Y si también investigas a la familia del alcalde? —le pregunta a mi papá mientras que tengo la mirada perdida.
—¿A su familia?
—Ellos pueden saber algo más —digo, esta vez más interesada en el asunto—. Todo lo que has hecho es investigar con lo que has encontrado en la casa del alcalde, más no en su familia o en personas que trabajan con él. Aunque... —siseo— Sí está un poco difícil este caso, porque estamos hablando de una autoridad municipal y las autoridades siempre tienen sus propios enemigos.
—El alcalde no tenía hermanos, sus padres ya murieron; pero sí tiene a sus cuatro primos con los que siempre se trató como hermanos —dice papá con un tono pensativo—. De hecho, todos ellos son parte de su partido político.
—Yo te digo que deberías de interrogarlos también, ya ves que hay veces en donde también se asesina por venganza a un familiar —contesto con sabiduría mientras que me levanto de la silla de papá. Cruzo su escritorio y extiendo mi mano—. Ya debo irme a casa. Tengo que hacer tareas.
—Está bien —papá choca mi mano, lo que me hace fruncir el ceño. Si extendí mi mano no era para que él la chocara, sino para que me diera dinero.
—Oye, te estoy pidiendo dinero —reniego. Jungkook suelta una sonrisa para luego decirme "estaba bromeando".
Una vez que tengo el dinero en mis manos, salgo de su despacho, me despido de mis tíos en el camino y salgo de la estación de policía para tomar un taxi a casa. En pocas horas Jimin llegaría a mi casa y yo ni siquiera he podido preparar la clase de hoy con el método que al rubio le funciona. ¿Qué analogías podría hacer para explicarle el sistema endocrino?
Bueno, habrá que improvisar.
Un par de minutos después, el taxista me dejó en la esquina de un minimarket, esto porque se me había antojado comer un poco de ramen; así que entré al lugar y busqué dos potes de mi ramen instantáneo favorito para compartirlo con Jimin mientras que estudiábamos.
Después, fui caminando a casa hasta llegar. Abrí la puerta con mis llaves y primero me dirigí a la cocina para dejar lo que compré sobre el mesón de la isla. Justo ahí encontré una nota de Blake que decía que había salido a una reunión de último minuto con respecto a su boutique.
Revisé la hora en mi teléfono y me di cuenta que aún tenía tiempo para cambiarme y ponerme algo más cómodo en lo que venía Jimin. Rápidamente subí a mi cuarto y de mi armario saqué un buzo celeste de algodón junto a una polera del mismo color y material.
Entré a mi baño para cambiar y colocarme una banda blanca en la cabeza. Me sonreí al espejo antes de salirme del baño para buscar mi laptop y cambiar las diapositivas de la clase de hoy.
Pensé por mucho tiempo en alguna analogía que explicara bien el sistema endocrino, incluso di vueltas en mi cama para ver si así alguna idea llegaba. Cuando ya estaba a nada de rendirme, abrí una pestaña de Internet para encontrar algún ejemplo que pueda ayudarme; sin embargo, mi investigación no salió bien al notar que no había nada que me ayudara, solo habían diapositivas que explicaban lo que era el sistema endocrino.
Pero sucedió el milagro, mi foco se encendió y pensé en la analogía más acertada que podría ayudarme. Inmediatamente, comencé a corregir mis diapositivas, adaptándolas a mi gran idea.
Aprovecho en mirar la hora en mi laptop y veo que Jimin ya no tardaría en venir para estudiar; así que fui bajando mis cosas justo como ayer para preparar la sala. También fui preparando los ramen instantáneo en el microondas para que estuvieran listos cuando el chico rubio llegase. Por mientras, me acosté en el mueble grande de la sala para responder a unos cuantos mensajes que Sol me había enviado cuando yo estaba ocupada ayudando a mi papá con el caso.
A los pocos minutos de haberme acomodado en el sillón, el timbre de la casa suena. Con una pequeña sonrisa en mi cara voy hasta el intercomunicador para verificar que se trataba de Jimin; y sí, era él quien había tocado. Fui a pasos largos hasta la puerta de mi casa, le di la bienvenida justo como ayer y lo llevé conmigo a la sala.
—¿Repasaste los temas que vimos ayer? —le pregunto mientras que lo ayudaba a acomodar sus cosas en la mesa del centro.
—Sí. Los repasé y estudié —contesta con seguridad—. ¿Me pondrás a prueba?
—Tal vez para después —digo, tomando asiento en el suelo, justo a su lado—. Bien, lo que te enseñaré ahora es el sistema endocrino, ¿vale?
Jimin asiente en lo que va sacando sus cosas de su mochila.
—Avísame cuando estés listo, iré un rato a la cocina —vuelvo a hablar mientras que levanto otra vez. Antes de seguir caminando, doy media vuelta y reparo en el rubio—. Por cierto, ¿gustas de agua?
—Sí, claro. Gracias.
Asiento y voy a la cocina para revisar si el ramen ya está listo y también para servirle su vaso de agua a Jimin. Primero serví el vaso de agua y luego saqué los potes de ramen del microondas. Llevé a la sala el vaso de Jimin con mi pote de fideos, los dejé en la mesa y volví a por el otro pote junto a los palillos de madera. Este lo puse enfrente de Jimin junto a sus cubiertos en lo que yo volvía a tomar asiento.
—¿Es para mí? —asiento—. Oh, gracias.
—Tómalo como una muestra de agradecimiento por la pizza de ayer. —Entrecierro un poco mis ojos a la misma vez que infló un poco mis cachetes. Jimin sonríe de lado por mi gesto y le da la primera probada al ramen—. ¿Está bueno? ¿Quieres picante?
—Así está bien —me responde luego de absorber los fideos.
Ya sin tanta distracción de por medio, inicio mi clase de Anatomía con Jimin. Hicimos un rápido repaso de los temas que vimos ayer para pasar al sistema endocrino. Comencé por explicarle lo que era en sí el sistema endocrino, con sus términos específicos y las funciones de cada glándula del cuerpo.
Una vez que vi que Jimin ya tenía toda la información escrita en su cuaderno, pasé a explicárselo con la analogía que había hecho.
—Imagina que el sistema endocrino es como un equipo de mensajeros en una ciudad —digo—. Las glándulas endocrinas son como oficinas de correo que producen y envían cartas, que son las hormonas, a través del sistema postal, que viene a ser la corriente sanguínea. Cada tipo de carta, cada tipo de hormona, lleva instrucciones específicas para ciertos lugares de la ciudad, que aquí me refiero a los órganos o los tejidos, y afecta cómo funcionan. —Me doy una pequeña pausa para ver si esto estaba funcionando—. ¿Sí entiendes?
—Un poco —ladea el rubio la cabeza de un lado a otro.
—A ver —suspiro—, imagina que la glándula tiroides envía cartas que regulan el metabolismo, mientras que el páncreas envía cartas para controlar los niveles de azúcar en sangre —Jimin asiente a mis palabras mientras que vuelve a apuntar en su cuaderno—. Estas "cartas", las hormonas, son transportadas por la sangre a diferentes áreas de la ciudad (la ciudad es el cuerpo), donde influyen en cómo funcionan los órganos y tejidos para mantener el equilibrio y la regulación adecuada. Así como en una ciudad, donde diferentes tipos de cartas tienen impactos específicos en diversas áreas, las hormonas del sistema endocrino tienen efectos específicos en distintos órganos y sistemas del cuerpo.
Jimin hace un gesto de entendimiento, abre su boca y se echa un poco para atrás mientras que va asintiendo. Tomaré eso como un progreso.
—¿Ya entendiste? —Inquiero, a lo que él afirma—. Genial. Ahora explícamelo tú.
El rubio acepta mi desafío, pero primero le echa un ojo a sus apuntes para saber qué decir. Cuando se siente listo, empieza a hablar, explicándome con sus propias palabras lo que él ha entendido de mi explicación. Aún tiene algunos errores, pero son mínimos, con la memoria los irá mejorando.
Al finalizar, lo felicito y lo invito a comer un poco más de ramen como forma de premio. Nos tomó media hora para que entendiera el tema, pero siento que está listo para el control de la semana que viene.
—Oye, por cierto, no quiero sonar metiche, pero ¿qué te pasó aquí en el labio? —me señalo en mis propios labios. No quise comentarlo antes, pero como ahora estamos en nuestro receso, quise preguntárselo.
—Ah... Esto es por un accidente que tuve en mi casa por estar a oscuras. —Jimin baja la mirada a la misma vez que también baja el tono de su voz. Presiento que está mintiendo—. Quise caminar en la oscuridad de mi casa y terminé pegándome contra la pared.
—Como tú digas —respondo. Es tan obvio que me está mintiendo—. Mi ramen tiene un poco de picante, ¿quieres probar?
Al principio Jimin se negó a mi invitación, diciéndome que él estaba bien así, pero ante mi insistencia, terminó aceptando. Enrrollé un poco de fideos en mis palillos antes de acercárselos al rubio junto al pote de ramen para que nada se cayera.
Sin embargo, antes de que Jimin se los pudiera comer, un ruido proveniente de la puerta hizo que ambos nos quedáramos estáticos para saber quién era.
La puerta se abre e inmediatamente se escucha una voz masculina:
—¡Blake, ya llegué! —era papá. Jimin y yo nos miramos entre sí antes de volver a ver la entrada de la sala—. ¡Blake! ¡Soo! —los pasos de papá se van acercando a donde estábamos—. Raton...
La voz de papá se desvanece a media palabra cuando se asoma por la sala y me ve junto a Jimin.
Ahí estaba, yo, sentada en el suelo, sosteniendo mi pote de ramen que le ofrecí a Jimin. La expresión de papá pasó de confusión a una mezcla de celos y preocupación en un segundo. ¿Qué clase de drama coreano se estaba formando en mi sala?
Aquí comienza el espectáculo.
—¡Soo-hyun! —llamó otra vez, su tono oscilando entre la preocupación y el regaño—. ¿Quién es este chico y qué hace aquí?
—Papá, es solo Jimin —traté de explicarle con la mayor calma posible—. Estaba aquí ayer mismo.
—Buenas noches, señor Jeon —dijo Jimin con una sonrisa tensa.
Pero papá, sin ceder, continuó con sus preguntas.
—¿Por qué están solos? ¿Dónde está mamá? ¿Por qué no están bajo la supervisión de un adulto? —por cada pregunta que hacía, sentía que se alteraba más. Nos señalaba a los dos como si estuviéramos haciendo algo malo—. ¿Y tú por qué le estás dando de comer en la boca, eh?
Jimin, tratando de mantener la compostura, agregó rápidamente:
—Señor Jeon, vine para repasar la lección de Anatomía con Soo-hyun.
Papá, con su cara de celoso profesional, me dio a entender que aún no estaba muy convencido; y mucho peor ahora que sabe que estamos estudiando Anatomía. Tuve que recordarle que era Park Jimin, el "hobbit" que él mismo apodó, y que estuvo conmigo ayer en la casa del alcalde. ¡Ni así se calmó!
—Conque anatomía, ¿eh? —Jungkook eleva una ceja.
Decidió instalarse en la sala, observándonos como un halcón vigilante. Su mirada iba de Jimin a mí, como si temiera que en cualquier momento pudiéramos desaparecer en una nube de humo.
Así que allí estábamos, Jimin con sus palillos suspendidos en el aire y una expresión nerviosa, yo tratando de contener la risa ante la situación cómica y mi papá todavía en su modo de celoso protector convertido en árbitro de nuestras lecciones de anatomía. Era una escena tan ridícula como divertida.
Como sea, seguí con mis clases con Jimin para estudiar el tema de la piel y las capas que esta tiene. Para explicarle mejor al rubio este tema, agarré su brazo y con mi dedo empecé a explicarle lo que era la epidermis y las funciones que esta tenía.
—Soo-hyun, esas manos —tercia mi papá justo detrás de nosotros.
—No veo la hora en la que venga mamá para que te lleve al cuarto —digo frustrada. Miro a Jimin y este hace un pequeño gesto de diversión, yo hago lo mismo antes de seguir con mi explicación—. Los vello que tenemos en la piel tienen la función principal de ser sensores táctiles, además, también tienen la función de ayudarnos a regular nuestra temperatura. Antiguamente, el ser humano tenía más vello que ahora, por lo que tenía un papel más prominente en la regulación térmica del cuerpo.
—Entiendo.
—Soo —otra vez es papá hablándome. Giro hacia él y fuerzo una sonrisa—, invítame un poco de ramen.
Solo para mantenerlo callado, le doy mi pote de ramen con mis palillos antes de seguir con mi clase.
Gracias al cielo, Blake llega a la casa y hace lo mismo que hizo papá al llegar, nos llamó a los dos para ver si estábamos en la casa y soltó una risita cuando nos vio a los tres en la sala.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó con una sonrisa curiosa.
La tensión en la sala aumentó. Papá explicó rápidamente su "descubrimiento", mientras yo intentaba mantenerme calmada y Jimin trataba de no desaparecer en el sofá.
—Mamá, es solo Jimin, estábamos estudiando. Va a estudiar conmigo todos los fines de semana, ya lo sabes —intervine, tratando de aliviar la situación.
Blake miró a Jimin con una sonrisa.
—¡Ah, me alegra que pueda verte otra vez Jimin! —exclamó.
La presión se alivió un poco con la llegada de mamá, pero papá seguía con su postura protectora.
—¿Por qué no me avisaste, Jeon Soo-hyun? —replica—. Yo también vivo aquí y debo de saber estas cosas.
—Ya, amor, déjala seguir estudiando con su amigo —interviene Blake otra vez. Papá intenta decir más cosas, pero lo único que sale de él son palabras tartamudas hasta que se deja ir por mamá.
Finalmente solos.
Regreso a ver a Jimin con una sonrisa. Este se encontraba comiendo lo que le quedaba de ramen antes de llevarse el pote a la boca y beber del caldo. En eso, me fijé en el movimiento que hacía su manzana de Adán cuando estaba pasando la comida y pude notar algo rojo; pero no un rojo suave, sino uno oscuro, casi inclinándose a morado.
Con todo el atrevimiento del mundo, bajé un poco la chaqueta que traía puesta Jimin junto al suéter de cuello largo. ¿Quién se podría poner estas prendas en verano si no es para... Oh?
—¿Qué te pasó aquí? —le pregunto al instante de ver su cuello con una línea casi violácea—. ¿Cómo te hiciste eso?
—No importa. ¿Podemos seguir? —Jimin me aparta la mano antes de volver a mirar su cuaderno.
—¿Tienes más marcas así? —inquiero.
—Soo-hyun, por favor, no preguntes...
Jimin ancla sus ojos con los míos. En estos puedo ver bastante vulnerabilidad y dolor, lo supe con tan solo ver aquellas pupilas temblar un poco.
—¿Acaso tus padres te pegan? —vuelvo a preguntar. Jimin parece desesperarse, así que solo le pongo una de mis manos en su hombro para demostrarle mi apoyo—. Puedes hablar conmigo.
—No lo entenderías —se resigna a responderme con esa frase están trivial—. Prefiero no hablar de ello.
—Es tu padre, ¿no? —Jimin repara en mí con cierto gesto de asombro. Entonces sí es su padre—. Él te lastima, ¿no?
—Me da mucha vergüenza admitirlo, pero sí.
Jamás creí que el rubio pasaba por ese tipo de abusos en su propia casa. La verdad es que no lo parecía; y eso que he conocido a algunos chicos de mi generación que sí pasan por maltratos en su casa y se les nota a kilómetros de distancia, primero por las marcas en el cuerpo y luego por la actitud.
Pero con Jimin es distinto. A no ser que solo sea en ocasiones específicas, como en el tema del estudio.
—¿Es por el estudio? —Jimin asiente sin soltar alguna lágrima. Era fuerte o estaba tratando de serlo—. ¿Tu papá qué es?
—Abogado. Mi mamá también.
—Con razón. —Respondo. Jimin regresa a mirarme como si estuviera tratando de entender a lo que me refiero—. Las personas que son médicos, profesores, abogados e incluso detectives —intento bromear con lo último señalando la dirección en la que se fue papá con Blake—, ellos siempre buscan tener la razón y la perfección. Son muy narcisista.
Jimin vuelve a asentir para darme la razón con lo de su padre.
—¿Sabes qué? —le pregunta con una pequeña sonrisa—. Solo por hoy, dejemos el estudio para mañana y vamos a que te distraigas. ¿Quieres ir a las carreras?
*****
¿Qué tal? ¿Les va gustando el libro? Ojalá que sí 😔
Se me hizo muy divertido escribir la escena de Jungkook sobreprotector xd 😂😂 en fin, linchen al papá de Jimin
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