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d i e c i o c h o | Lucha de pulgares... O simplemente una lucha 🖤

Lucha de pulgares... O simplemente una lucha

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Creo que ni cuando mi padre invitaba a sus clientes más importantes a cenar a la casa me he sentido como un maniquí a quien le seleccionan la ropa indicada.

Necesito un poco más de contexto: después de la gran invitación que me hizo Soo-hyun y Blake a su fiesta familiar —que esa era la idea inicial— del fin de semana, la castaña no ha parado de hostigarme en la escuela para preguntarme lo que me pondría a la ocasión. A veces, indirectamente, me lanzaba amenazas sobre las prendas que no debería ni de considerarlas para vestir ese día, me dijo desde las telas hasta los colores. Luego, el jueves, cuando creí que ya tenía armado mi atuendo para la celebración, Soo-hyun aparece en mi salón con la noticia de que algunos planes habían cambiado y que ya no solo se trataba de una simple fiesta familiar, sino que iba a ser la gran fiesta de su madre para personas de su círculo sociélite, por lo que sí o sí mi atuendo debía de ser totalmente elegante manteniendo un poco el estilo casual para los fotógrafos que habrían en el evento. Al no tener idea de lo que podría usar, le pedí ayuda a Soo-hyun; ya que no me cabe duda de que ella fácilmente puede ser la it girl de la sociedad coreana por su fabuloso sentido de la moda, el cual también debe de tener para quienes acudan a ella en una emergencia de moda... Pues no. Soo-hyun no me fue de ayuda para nada.

—Solo ponte una camisa y pantalones. Es casual y elegante a la vez. —Ese era su respuesta para todas mis dudas de moda.

La fiesta iniciaba a las cinco y yo ya iba media hora tarde por no saber aún con qué irme. Mi mamá apareció en mi habitación como un milagro y dejé que ella me vistiera de acuerdo a los colores que tenía permitido usar según Soo-hyun. Ella sacó de mi armario la camisa de un traje que no sabía que tenía, lo puso sobre mi cama mientras que buscaba un pantalón formal negro. Después, también sacó un abrigo largo color negro con bordes rojos.

De accesorios me puse el único Rolex que poseo y el anillo que comparto con Woo-hee. Mamá se fue de mi habitación una vez que me vió listo para ella terminarse de arreglar. Al final mis padres también irían al evento, ya que, a palabras de mi padre, solo la gente modesta y que no quiere seguir creciendo puede dejar perder una oportunidad como esta para agrandar su círculo social.

Supongo que las voces de mis señores padres abogados tienen la razón. Es mentira. Yo no lo creo así.

Veinte minutos después, la niñera que mis padres contrataron para cuidar a Woo-hee llega a la casa. La recibo en la sala y me encargo de darle algunas indicaciones para que cuide bien de mi pequeña. Finalmente, papá apenas saluda a la chica que cuidará de su nieta y nos apura a mamá y a mí para subirnos en su Mercedes Benz.

Por teléfono me contacto con Soo-hyun para decirle que ya estaba en camino. Ella responde con un emoji de conejo emocionado, lo cual me hace sonreír un poco.

Al llegar al lugar, desde el estacionamiento se podía ver lo bien organizado que quiso la mamá de Soo-hyun que fuera su fiesta; ya que un chico de vallet parking se acercó a nosotros para guardar el auto de papá por él. Otro nos guío hasta el ascensor que debíamos de tomar para subir a la azotea del hotel en donde se daría la fiesta. La entrada estaba resguardada por un guardaespaldas que tenía entre sus manos una lista de los invitados, di mi nombre y me dejaron entrar con mis padres. Después, lo que seguía era una pequeña alfombra roja en donde había cuatro fotógrafos esperando a que nosotros nos posicionáramos para la foto, obviamente.

Esto último no le gustó del todo a mi padre. De todos modos, lo aceptó si es que quería dar una buena imagen con todos estos invitados que le doblaban de fortuna.

Mirando el lugar, no pude evitar sentirme dentro de esas series adolescentes elitistas como Gossip Girl. Todo era una completa locura. Había como alrededor de cincuenta personas bebiendo de champaña mientras que entre ellos se paseaban los camareros. A unos cuantos metros ví a los amigos de Soo-hyun y a Sol; luego, me encontré a la castaña al costado de su padre y su madre mientras que estaba hablaba con otras personas.

Llevé a mis padres a esa dirección tan pronto como el fotógrafo y el encargado de guardarropa nos dejaron libres.

—Soo-hyun —la mencionada ladea su cuello a la izquierda y sonríe ni bien me reconoce. Luego, Blake hace lo mismo y hace una reverencia hacia mis padres y a mí—. Feliz cumpleaños señor y señora Jeon. Él es Park Seok-hwan, mi padre; y mi madre, la señora Park Hye-joo.

—Mucho gusto, Jeon Blake Jones —dice la mamá de Soo—. Mi marido, Jeon Jungkook.

Los cuatro adultos empezaron a hablar entre sí. Primero mis padres siendo amables y modestos con los señores Jeon antes de pasar a temas más de adultos que Soo-hyun escuchaba con tanto ánimo.

Siendo sincero, pensé que ella y yo nos iríamos de aquí en cuanto ellos empezaran a hablar de esas cosas; ¿pero cómo iba a pasar eso si la castaña es admiradora del trabajo de su padre? Imagínense el éxtasis que debe de sentir en este momento al tener a dos abogados hablando de leyes penales y compartiendo sus mayores casos de homicidios.

En todo caso, que Soo-hyun estuviera distraída y tan ensimismada en la conversación, me dió acceso de poder mirar la manera tan Jeon Soo-hyun con la que está vestida esta vez. Su vestido era corto, de color rosa melón, con mangas largas y falda con volumen. La tela de la superficie era de organza, ya que se transparentaba un poco; pero por algo estaba la tela inferior que parecía algodón.

Solo por esta ocasión, la castaña no tiene ninguna diadema o lazo en su cabello; solo una trenza que le hace como una corona y una media cola hacia atrás. Lo que sí deslumbraba era su joyería dorada, como sus pendientes largos y su collar con piedras brillante incrustados. De calzado ella utilizaba unos tacones de punta gruesa color rosado y sus pantis blancas.

—¿Otra vez mirándome? —pregunta Soo-hyun entre dientes. Genial, sí me atrapó observándola.

—¿Podemos irnos de aquí? ¿Dónde están tus amigos?

—En la mesa de dulces. De seguro engulléndose todas las fresas de la fuente de chocolate. —Responde. Busco la dichosa mesa de dulces y ahí encuentro a Sol y a los otros dos hablando muy cerca de la fuente de chocolate—. Si quieres puedes ir con ellos. Yo me quedaré unos minutos más aquí.

—¿Te agrada escuchar todo esto? —Pregunto con incredulidad. Okey, creí que había exagerado cuando dije lo del éxtasis de la conversación.

—Es interesante —la castaña encoge sus hombros antes de cerrar un poco más el círculo entre sus padres y los míos hasta dejarme afuera.

Tuerzo mis ojos y me voy con los otros para saber de lo que están hablando. Ellos me saludan ni bien me ven y me incluyen en su plan de atacar la mesa de dulces con sutileza. Ahora me siento como en las reuniones familiares donde eres muy pequeño para estar en conversaciones de adultos, pero muy grande para convivir con los que sí son los pequeños de la familia. Conclusión: no soy nada.

Songyi y Hobi están decididos a acabar con la mesa de dulces a como dé lugar mientras que Sol está muy tranquila viendo a sus amigos volverse locos por el chocolate mientras que bebe una copa de champaña. ¿Dónde puedo conseguir una copa también? Quiero beber.

—He visto que has traído a tus padres —me dice Sol luego de entretenerse un poco con sus amigos.

—Soo-hyun me dijo que podía traerlos. —Contesto mientras meto mis manos en los bolsillos de mi pantalón—. Por cierto, lindo vestido.

La pelirroja traía un vestido corto, negro, de tiras, ceñido en la parte superior a su cuerpo y con una pequeña abertura en la parte izquierda. También estaba decorado por una tira de piedras brillante que bordeaban su escote circular, debajo de su pecho y su abertura.

Ella sonríe ladina y me lleva con ella a otra parte de la fiesta para desaparecernos por un momento.

—¿Soo-hyun ya se entretuvo con tus padres? —Pregunta con un tono burlesco. Yo asiento, curveando mis labios hacia abajo—. No puedes evitarlo, ella es así. Solo era a que se acuerde ti.

—¿Estás insinuando algo acaso?

—¿Debería? —Conozco a Sol, o al menos a mi modo. Ella es tan cizañosa y entrometida cuando se lo propone; y por esa sonrisita pícara que ahora hace con su ceja arqueada, me está dando a entender que ella algo cree saber algo.

—¿Puedes hablar con más claridad? —la enfrento.

Sol solo se ríe y niega con la cabeza, como si lo que hizo es para ponerme un poco irritado.

—Solo me da curiosidad saber cómo es que Soo-hyun y tú se han hecho amigos. Quiero decir, sabes cómo es ella y yo sé cómo eres tú.

Relamí mis labios con nervios. Es verdad que nunca le dije a mis amigos que Soo-hyun y yo somos cercanos porque estudiamos juntos; o bueno, esa noticia no ha sido dicha por mí directamente, porque la castaña se adelantó en decirlo aquella vez que fue con Jisung al taller de Jae-beom.

—Ella me está enseñando anatomía para aprobar —confieso. Sol abre un poco su boca antes de asentir y abultar sus labios—. Por favor, no digas nada de esto enfrente de mis padres.

—Está bien. Entiendo. ¿Pero no crees que es mejor tener a Soo-hyun lejos de tus padres? Digo, a menos que le hayas dicho que no les revele esa información.

Y no lo hice.

La tarde caía en Seúl mientras yo, junto con Sol, buscábamos a Soo-hyun. Una tensión nerviosa se apoderaba de mí, y cada minuto sin encontrarla aumentaba mi preocupación. Finalmente, la divisamos a lo lejos, hablando con mi padre en un rincón de la azotea, muy cerca del escenario. Mis nervios se intensificaron al ver la escena, y Sol y yo nos acercamos, interrumpiendo su conversación.

—Hasta que por fin te veo otra vez —dice Soo-hyun con su mirada irónica pero sutil, como si disfrutara de la situación.

—¿Te ha gustado tanto hablar con mi papá? —pregunté, tratando de disimular mi ansiedad.

—Oh, sí —respondió Soo-hyun con una sonrisa que parecía ocultar algo más—. Me encantaron sus ideas sobre la política de Seúl, el movimiento femenino en la actualidad y, por supuesto, la familia tradicional. Siempre es un placer escucharlo.

Sus palabras estaban cargadas de ironía, y por un momento, me lo creí. Mi padre, Seok-hwan, se unió a la conversación, elogiando a Soo-hyun y halagando su inteligencia.

—Es una chica tan lista. Ha sido todo un asombro encontrar a alguien de tu edad que esté muy bien informada sobre cualquier cosa —dijo mi padre—. Finalmente, Jimin, parece que estas aprendiendo a seleccionar mejor a tu círculo social y ya no juntarte con cualquier cosa.

Soo-hyun asintió con gracia, agradeciendo los halagos, pero una vez que mi padre se fue, soltó todo lo que realmente pensaba.

—Vaya hombre, Jimin, compadezco tu vida —dice entredientes. Deja salir todo lo que había estado observando de mi padre que me deja sin palabras.

Sol también expresó su molestia por la indirecta de mi padre sobre el tipo de persona que pensaba que ella era.

Traté de calmar las aguas, deteniéndolas a ambas de sus quejas para que la castaña me escuchara.

—Chicas, por favor, es mi papá, las entiendo. —Suspiro poniendo mis manos en mi cintura. Veo a Soo-hyun y llamo su atención—. ¿Hablaron sobre mí y la escuela?

La más baja me mira con una sonrisa ladina mientras inclina ligeramente la cabeza.

—Las clases privadas que ambos tenemos siguen siendo un tema desconocido para tu papá o tu mamá, si es que eso es lo que te preocupa.

La ironía en su tono no pasó desapercibida, y su respuesta dejó claro que Soo-hyun sabía cómo manejar las situaciones complicadas con astucia y elegancia. La tarde seguía su curso, esta vez los más jóvenes estuvimos juntos comiendo lo que nos ofrecían los camareros mientras que los adultos se seguían entreteniendo en charlas de mayores o se perdían en el alcohol.

Un fotógrafo llegó hasta la mesa en donde nos habíamos instalado para sacarnos unas cuantas fotos y también de manera personal a Soo-hyun. Supongo que ella ahora tiene relevancia por ser la hija de los anfitriones de la fiesta. De todos modos, los cuatro vemos la forma en cómo se desenvuelve la castaña frente a la cámara y posa de distintas maneras hasta que despecha al fotógrafo de nuestro sitio.

Al conocer personalmente a Soo-hyun y el poco gusto que le tiene al mundo de su madre, creí que hoy sería como ella es usualmente y rechazaría esa pequeña sesión de fotos que le han hecho porque pensé que lo tomaría como una invasión a su privacidad o algo así. Pero frente a todas mis suposiciones, debo confesar que me dió gusto su comportamiento amable frente a ese fotógrafo.

Cuando las luces cálidas de la azotea se encendieron ni bien el cielo oscureció, tres camareros se hicieron presentes en el lugar mientras empujaban la mesa donde estaba el pastel de cumpleaños. Soo-hyun tuvo que buscar a sus padres, arrastrándonos con ella hasta el frente del escenario donde yacían Jungkook y Blake abrazados por detrás y agradeciendo a cada invitado que tenían cerca cantándoles.

Hubieron más fotografías de la familia para tener recuerdos de este momento. Finalmente, Jungkook dejó que su esposa soplara las velas por los dos mientras que se mantenía con un brazo encima de su hija.

—¿Park Jimin, cierto? —Un hombre de cabello negro y traje de smokin tocó mi hombro para llamar mi atención.

—S-Sí.

—¿Te acuerdas de mí? Soy Kim Seokjin. Estuve con Jungkook la noche que tú y Soo-hyun fueron a la casa del alcalde para ver la escena del crimen.

—Sí, ya lo recuerdo. Un gusto volver a verlo —disimulé mi nerviosismo con simpatía para este señor, que supongo que es uno de los tíos de la castaña. Dentro de los bolsillos de mi pantalón, mis manos estaban sudando.

—¡Tío Jin! —Tercia Soo-hyun con emoción. Rápidamente el mayor abre sus brazos para recibirla y abrazarla—. ¿Dónde está la tía Joo-kyun?

—¡Aquí estoy! —Una mujer más baja que Kim Seokjin aparece detrás de él junto a los dos chicos que estudiaron con Soo y conmigo antes de las vacaciones de Julio—. ¡Ay por Dios, Soo-hyun, estás hermosa!

—Un vestido de mamá —responde ella de manera modesta—. Te presento a Park Jimin, mi amigo.

—¿Y a mí no me lo presentarás? —Otro hombre aparece al círculo que se ha formado. Este tiene una apariencia más mayor que la de los otros dos: piel bronceada, ojos pequeños rasgados, cejas pobladas, naríz fina y boca grande con labios gruesos. Debo de admitir que me intimida un poco.

—Tío Namjoon, Park Jimin; Park Jimin, mis tíos Jin, Namjoon y Joo-kyun. Ahora, si no es mucha molestia, me llevaré a Jimin a otra parte. Sigan disfrutando de la fiesta con mis padres.

Soo-hyun me agarra del brazo y empieza a arrastrarme. Apenas puedo despedirme bien de sus tíos antes de caminar por la multitud hasta la salida. Veo que Sol, Songyi y Hoseok ya están saliendo del evento para esperarnos a un lado.

Ahora me pregunto adónde estoy siendo llevado sin mi consentimiento.

La castaña y yo recogemos nuestros abrigos y los cinco nos subimos al ascensor para ir hacia algún destino desconocido. Soo-hyun estaba a mi lado, con una sonrisa traviesa que sugería que algo estaba a punto de suceder.

—¿Hacia dónde vamos? —pregunté con curiosidad, tratando de descifrar sus intenciones.

Ella solo me mira con complicidad.

—Solo necesitamos un pequeño escape del evento. Vamos a otro lugar por unos minutos.

La puerta del ascensor se abrió en el primer piso, y antes de salir, giré para ver a Sol, Songyi y Hoseok. Intercambiamos miradas, y mi expresión buscaba respuestas silenciosas. ¿Qué estaba tramando Soo-hyun? Pero ellos simplemente se rieron, dejándome aún más confundido.

La castaña tomó mi mano, y juntos corrimos hacia las instalaciones exteriores del hotel, específicamente hacia la zona de la piscina. Las chicas se deshicieron rápidamente de sus tacones, y Hoseok se limitó a quitarse la corbata.

—¿Alguien puede explicarme qué está pasando aquí? —pregunto con la voz agitada, tratando de comprender la situación.

Songyi, con una sonrisa pícara, se acercó.

—Es una tradición nuestra, Jimin. Escapamos por un momento de las fiestas para relajarnos lejos de los flashes y todo el ajetreo.

El pánico se apoderó un poco de mí. ¿Estar aquí no sería arriesgado? Pero antes de que pudiera expresar mis preocupaciones, Sol intervino.

—Tranquilo, Jimin. Los padres de Soo-hyun saben de esta tradición y nos apoyan —dijo, como si leyera mis pensamientos y calmara mi conciencia.

Con las aclaraciones, decidí relajarme y seguir la corriente. Me acomodo en tumbonas mientras observo a los otros cuatro jugar un poco en la piscina. La risa y la alegría llenaron el aire, y pronto me sumergí en la diversión, dejando atrás las tensiones de la fiesta. Era un momento fuera del tiempo, lejos de las expectativas y las formalidades, donde simplemente éramos los jóvenes que somos, disfrutando de la complicidad de una tradición que me acababa de revelar.

Soo-hyun se recuesta en la tumbona junto a la mía, sus manos reposando sobre su abdomen mientras disfrutamos del casi silencio que nos rodea. La miro, admirando su rostro sosegado.

—Pensé que no te gustaba mucho el mundo de la fama de tu madre. Pero después de ver cómo te desenvuelves frente a esos fotógrafos, siento que te debo una disculpa —expreso, esperando su reacción.

Ella permanece en silencio por un momento, como si estuviera meditando mis palabras. Finalmente, se incorpora en la tumbona y me mira directamente.

—En realidad, no es que no me guste ese mundo; solo prefiero mantenerme al margen de la fama que viene con él. —Soo-hyun se queda observando hacia el frente, donde están sus amigos sentados en el borde de la piscina—. En mi familia hay una regla de privacidad; tanto mi padre como yo nos exponemos solo para eventos importantes, como lanzamientos de colecciones, desfiles o fiestas de cumpleaños. Es parte de mantener un equilibrio.

Asiento, comprendiendo mejor su perspectiva. La castaña ha revelado una parte desconocida de su vida, y es evidente que lleva consigo el peso de las expectativas familiares.

Inspirado por su apertura, comparto un poco de mi propia carga.

—Mi papá, a pesar de ser el mejor abogado de Seúl, a veces lo veo como un oportunista —escucho a Soo-hyun reírse levemente—. Utiliza a las personas para su propio éxito. Estoy aquí en esta fiesta porque él cree que puede abrirnos las puertas de la alta sociedad. Pero a veces me pregunto si realmente vale la pena.

Ella asiente con empatía.

—A veces, la ambición del ser humano los coloca en situaciones incómodas. —Responde sin más—. De hecho, cuando estaba hablando con tu padre de la política, hablamos también del nepotismo... Una cosa llevó a la otra y tu papá me estaba tratando de persuadir para convertir a mis padres y a mí en sus nuevas cuentas.

Soo-hyun estaba a punto de profundizar más sobre lo que había observado de mi padre apartir de ese intento de él por tener nuevos clientes. Sin embargo, interrumpí cuando noté que el tema se volvía más delicado. Yo sabía lo que era mi papá, pero si lo escuchaba de esta chica, sería extraño y humillante. Decidí aliviar la tensión quitándome la corbata y dejándola a un lado.

—Vamos a cambiar de tema —propuse con una sonrisa—. ¿Qué te parece una lucha de pulgares?

Ella aceptó el desafío con entusiasmo, y mientras nuestras manos competían en un juego amistoso, conversamos sobre temas más ligeros.

—¿De verdad creías que yo sería capaz de delatarte con Seok-hwan sobre las clases de anatomía? —pregunta, con una sonrisa traviesa bailando en sus labios.

Me quedo un poco sorprendido por su pregunta directa, pero decido ser sincero.

—Por un momento, sí lo creí posible —admito, con una mueca de disculpa.

El silencio se cuela entre nosotros mientras seguimos luchando con nuestros dedos. Concentrados en el juego, no podemos evitar sonreír mientras intentamos superar al otro.

Finalmente, soy yo quien gana la primera ronda. Empiezo la siguiente con una pregunta propia.

—¿Qué cosas habló mi padre contigo? —inquiero, curioso por lo que podría haber discutido con ella.

Soo-hyun responde con un brillo travieso en sus ojos. Algo va a decir en mi contra.

—Sobre política y el peso del nepotismo en la actualidad. Ya sabes, temas de adultos casi tan complejos como la devaluación de la moneda —dice, con una pizca de burl.

La lucha de pulgares que comenzó de manera amistosa, se convirtió en una desafiante cuando apartir de ese comentario suyo. Nuestros dedos peleaban entre sí para ver quién aplastaba a quien.

A veces la castaña era mala conmigo y metía sus uñas a la contienda para lastimarme y así ganar, pero yo no me quedaba atrás y metí mi dedo índice para agarrar su pulgar y aplastarselo.

Soo-hyun se burla de nuestros intentos por querer ganar a la misma vez que sigue con sus comentarios sarcásticos para infravalorar mis habilidades en temas que ella considera complejos.

—¿En serio crees que no sé nada sobre política, economía y el nepotismo? Pruébame —le digo, con una sonrisa confiada, mientras nos encontramos aún en las tumbonas junto a la piscina.

Soo-hyun acepta el reto, y así, mientras continuamos relajados en las tumbonas, entramos en un debate animado sobre, primero, el nepotismo.

—El nepotismo crea un ambiente donde la meritocracia queda en segundo plano. Las personas deberían ser ascendidas o seleccionadas basándose en sus habilidades y esfuerzos, no en sus conexiones familiares. —Digo sin quitar mi vista de nuestros dedos.

—Entiendo eso, pero también hay que considerar que a veces, tener familiares en posiciones clave puede ayudar a estabilizar una organización. La confianza y la lealtad familiar pueden ser activos valiosos en el mundo empresarial y político.

—Eso no es tan cierto, eh. No siempre se está la confianza y lealtad familiar; sino no hubieran casos de peleas familiares por saber quién tiene más poder —contraargumento—. Además, eso crea desigualdad y frustración entre aquellos que no tienen esas conexiones. Se pierde la equidad y la justicia.

Soo-hyun tuerce sus ojos, como si mis puntos de vista son errónea o poco justificadas.

La conversación se vuelve más profunda y matizada, mientras exploramos diferentes perspectivas sobre el nepotismo. Aunque nuestras opiniones difieren, Soo-hyun y yo declaramos una tregua, como un tratado de paz.

—¿Cuál es el siguiente tema a debatir, nepo baby? —Soo-hyun alza su mirada hacia mí, como si lo que dije fue el insulto más grande. Esbozo una sonrisa ladina cuando me doy cuenta que ese sustantivo no le ha gustado—. ¿Qué pasa?

—¿Cómo me has llamado?

—¿Nepo baby? —Repito, fingiendo un tono de voz dubitativo.

—Yo no soy nepo baby. ¿Tienes idea de lo que eso significa?

—Sí, y tú sí eres nepo baby. Tu mamá es famosa —digo sin darle tanta importancia solo para seguir molestándola un poco.

De pronto, Soo-hyun pasa de mirarme con sus ojos entrecerrados, de manera amenazante para que me  retracte, a morderme la mano hasta dejarme marca de sus dientes.

—¡Hey, eso es trampa! —exclamo, soltando su pulgar y frotándome la mano.

—Es guerra, Jimin —declara, y nuestros dedos vuelven a la lucha frenética.

La conversación entre nosotros se vuelve cada vez más absurda, intercambiando apodos bobos mientras seguimos luchando; pero ya no con los dedos, sino con manotazos y patadas. Terminamos parándonos de las tumbonas para ver quién le gana a quién con las patadas detrás de las piernas. De repente, Soo-hyun me hace perder el equilibrio cuando logra doblarme la rodilla y terminamos cayendo en la piscina con un grito conjunto.

Soo-hyun me maldice mientras empezamos a forcejear dentro del agua, enviando chapoteos al otro; pero ella es la más enojada y me tira grandes cantidades de agua a la cara. Finalmente, ella logra nadar hacia las escaleras, molesta, y sale de la piscina mientras yo me quedo flotando, riendo a carcajadas sin parar.

Songyi y Sol van al rescate de su amiga para envolverla en toallas y llevársela a los servicios higiénico. Por otra parte, Hoseok me ayuda a salir. Él también vio todo y me acompaña en la risa a la misma vez que también me ofrece una toalla.

Al final lo divertido no se encontró en la fiesta de sus padres, sino afuera de esta. Que gran noche. Ahora, es momento de pensar en una excusa para explicarles a mis padres por qué estoy mojado.

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La canción de arriba pueden escucharla mientras leen el comienzo de este capítulo o cuando Soo-hyun es fotografiada con sus amigos :p

Ayer se me escapó publicar el capítulo cuando no lo tenía listo, je. Perdón 😞✌🏻

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