Capítulo 7: Entre tantas miradas
¡Lunes! Faltaban tan sólo nueve días para la navidad y en Radio Stadust estaban más que contentos; Verne llegó ese día con la intención de hablar con Ruth y descubrir—o al menos tener una idea—, de quién podría ser la chica que le mandaba los regalos.
Le había pedido a Nicolás que estuviese pendiente de la entrada del estudio para que así pudiese ver quién era la chica que llegaba cada noche a mitad de su programa para darle un regalo. Le encantaban las sorpresas pero esa no era una de ellas.
—Julio, ¿cómo estás? —saludó Christian al verlo llegar, Ruth estaba dentro de la cabina acomodando las cosas—. Te está acomodando tu desastre—indicó.
Verne miró a Ruth y suspiró, quería hablar con ella pero con Christian cerca lo dudaba.
—Darla dice que hoy no va a venir porque tiene que verse con el papá de su hijo—Verne asintió y le comentó que entraría a la cabina.
—Hey, feliz casi navidad Ruth—ella se sobresaltó al escucharlo, volteó a verlo y le dio una pequeña sonrisa—. ¿Cómo estás?
—Bien—respondió y tomó varios papeles de la mesa que seguro eran los guiones de los pasados programas que él nunca sacaba.
—Genial, mmm, ¿emocionada por ver tu regalo hoy?
—Sí, algo—dijo—. Como todos.
—Claro—bajó la mirada y luego la miró nuevamente, se quedó ahí de pié observándola, sintiéndose estúpido al no saber qué decirle.
Ruth salió sin darle una mirada—ni despedirse— y le hizo pensar en por qué seguía fijándose en ella cuando ella no se fijaba en él. Fácil, era un masoquista de sentimientos, capaz de elegir entre la persona más difícil de tener.
Christian le indicó que ya tenía que comenzar y se sentó en su mesa, se colocó los audífonos y esperó a que el letrero Al Aire se encendiera.
—Buenas noches Leosville y ciudades a su alrededor, mi nombre es Verne, casi como el escritor y estás escuchando La Invasión de Verne, el mejor programa de Radio Stardust a las siete de la noche—hizo una pausa—, para no decir el único—rió—. La noche de hoy hablaremos sobre lo que nos identifica y los que nos inspira.
Comienzo yo. Si tuviese que escoger con algo con qué identificarme, diría que soy como las olas del mar, tengo mis momentos altos y bajos, aquellos que destrozan y los que te dan paz. Soy impredecible como el mar, o eso es lo que deseo mostrar—hizo una pausa—. Aunque mi mejor amigo se empeña en decir que soy muy predecible, gracias Nicolás—rió—. Deja tu comentario en Twitter con la etiqueta Verne en Stardust y dime con qué te identificas.
Sacó su celular y buscó la etiqueta, sonrió al ver más de trescientos tweets.
—Los iré leyendo—dijo—. Me identifica el color amarillo, así como a Van Gogh; interesante eso—opinó y leyó otro—. Soy como un árbol de navidad blanco, todos dicen quererme pero pocos se atreven a tenerme; wow wow wow, me gustó mucho este—rió—. Creo que lo usaré; continúo: Las aves porque me quiero sentir libre.
Leyó un par de tweets y luego pasó al momento de las llamadas de teléfono. Presionó el botón y atendió:
—Aquí Verne, ¿quién allá?
—Hola, es Julie—Verne sonrió—. Te fallé Verne, no le he podido decir al chico que me gusta que las notas son mías.
—Nunca es tarde—dijo—. Estamos a pocos días de navidad, ¿no es todo posible en ella?
—Quizás, ¿no te ha pasado a ti? —preguntó—. A veces siento que las cosas para ti deben ser más fácil, eres lindo, simpático y tienes unos ojos azules que...
— ¿Cómo sabes que mis ojos son azules? —la interrumpió y su sentido de alerta se activó.
—Lo has dicho en el programa—respondió—. Desearía poder verte en persona y agradecerte todo lo que haces por nosotros—miró a Christian por el vidrio y éste sólo se encogió de hombros.
¿Sí había dicho alguna vez que sus ojos eran azules?
—Soy yo el que quisiera agradecerles por darme su apoyo cada noche—dijo—. Debo dejarte, tengo otra llamada.
Julie se despidió y Verne sintió que debía hacerle dicho algo más, Quitó esas ideas de su cabeza y presionó el botón para atender otra llamada.
—Aquí Verne, ¿quién allá?
—Hola, soy Mike—comentó el chico al otro lado—. Quiero decir que es la primera vez que estoy en tu programa. Mi novio y yo lo escuchamos cada noche.
—Dile a tu novio que tanto tú como él, tienen buenos gustos—Mike rió—. Dime Mike, ¿alguna historia que contar?
—Realmente te llamé porque me di cuenta que no dijiste lo que te inspiraba—respondió—. A mí me inspira el arte, a pesar de que no pinte, viví alrededor de pinturas toda mi vida, y creo que cuando me siento forzado o en un hoyo sin salida, una buena visita al museo hace que mi mente vuele.
—Eso es increíble, Mike—dijo—. A mí me inspira la capacidad que tiene el ser humano de adaptarse ante toda situación; es como que somos a prueba de todo. Pero si tuviese que escoger algo físico, diría que me inspira sentarme en una cafetería poco conocida y tomar de su café moca—respondió—. Es algo que hago cada sábado y me siento completo al hacerlo.
—Vaya—dijo Mike—. Deberías recomendarnos el lugar—Verne sonrió.
Quizás, pero prefería mil veces que fuese sólo de él.
~•~
—No sé quién es mi amigo secreto pero quiero que sepa que lo amo—dijo Dominic al ver un dulce de leche en su bolsa de regalo, Verne se rió y tomó su regalo.
Le sorprendía que todos recibieran su regalo a pesar de que Darla había faltado. Tomó su bolsa y abrió, estaba llena de palitos de chocolate y caramelos de fresa; suspiró y abrió uno de los palitos para comérselo, amaba el chocolate.
Sergio, el vigilante del estudio, llegó con su regalo de la amiga secreta y se lo entregó. Se sintió ansioso por querer ver lo que tenía dentro pero necesitaba esperar a estar solo, no quería que sus compañeros lo vieran.
—Si no te haces novio de esa chica, yo mismo lo haré—rió Christian al ver la caja, Verne rió y supo que ya era hora de marcharse.
Se despidió de ellos y caminó hasta la salida, vio a Nicolás sentado en las bancas cerca del estudio y se acercó a él.
—Misión fallida, no pude verle el rostro—dijo, Verne frunció el ceño—. Estaba de espaldas y cuando me di cuenta de que podía ser la chica que buscábamos, ya era demasiado tarde. Pero tiene el cabello largo y oscuro no sé si es castaño o negro.
Verne asintió sabiendo que esa pista era tan genérica que tardarían años en descubrir quién podía ser. Se sentó a su lado y destapó la caja de regalo.
«Espero que con esto puedas inspirarte un poco, hice mi mejor intento en escribir para ti. Espero te funcione!
Feliz casi navidad, Verne
Att: Tu (no) amiga secreta.»
—Una taza de café—hizo una mueca Nicolás—. ¿Por qué?
—Porque me inspira—sonrió al ver lo que estaba grabado en la taza con marcador negro.
Moka.
Siempre tan ingeniosa.
—Lo dije en el programa, que tomar café moca me inspira a tener ideas—explicó—, por eso el regalo—Nicolás asintió—. ¿Comemos en el Subway de aquí? —señaló el restaurante de comida que estaba en la esquina.
Nicolás se levantó del banco y caminó junto a su mejor amigo hasta el lugar. El negocio no era muy grande sin embargo tenía una gran cantidad de personas esa noche. Se acercaron a la cola para comprar y miraron el menú escogiendo la mejor opción del día.
Miró a la cajera y se sorprendió al verla, era Alexis, una de sus compañeras de clases.
—No esperaba verlos aquí—sonrió la chica—. ¿Qué desean ordenar?
—El menú del día para ambos—dijo Nicolás—. Nos da flojera escoger—ella rió y asintió anotando los pedidos y dándoles luego la orden.
— ¿Siempre trabajas aquí? Es la primera vez que te veo—comentó Verne, Alexis asintió con su cabeza.
—Llevo un año aquí—dijo—. Aunque no siempre estoy en la caja—comentó, Verne asintió—. Escuché tu programa hoy, desde el celular mientras trabajaba—rió—. Me gustó lo de las olas y lo que comentaste sobre nuestra capacidad de adaptarnos, pienso igual.
—Sí, creo que es la única forma que tenemos de mejorar siempre—le sonrió, ella les entregó sus órdenes y ambos fueron a sentarse en una mesa.
Nicolás tomó su pan y su bebida para luego apoyar los codos sobre la mesa y mirar fijo a Verne.
—Pudo decir que le gustó también lo del café moka—se burló.
—No, ella no es la chica, nunca hemos hablado, no tendría sentido—Nicolás le dio una mirada a Alexis y la descubrió observándolos. La chica volteó hacia otro lado.
—Yo diría que sí lo tiene.
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Holii, ¿cómo están? ¿Qué tal el capítulo?
Preguntas!
¿Qué los inspira?
¿Con qué se identifican?
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