Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16: Feliz Nathvidad

— ¿Nath es la chica? —preguntó su papá con la vista puesta en la carretera.

—Sí—respondió—. No me lo ha dicho pero estoy segura de que es ella. La conozco demasiado bien como para saberlo.

—Entonces me apuraré—comentó y apretó el acelerador. La calle estaba vacía por lo que no se preocupó de lleno por seguir las reglas en ese momento.

Llegaron y el papá de Verne lo dejó frente a la casa de la chica, le mostró su dedo pulgar hacia arriba y Verne sólo sonrió para luego bajarse del auto y caminar hasta la puerta, la tocó y esperó impaciente que alguien abriera. La mamá Nathalia apareció y lo miró, luego una sonrisa apareció en su rostro y le dio un abrazo.

—Oh Verne, que bueno verte—le dijo—. Tenía mucho tiempo sin saber de ti, Nathalia te menciona pero le hemos dicho que te invite un día y no lo hace.

Verne sonrió.

—Justo vengo porque quiero verla—la mamá sonrió.

—Está en la cocina terminando de hacer las galletas—dijo y le dio paso—. Pasa pasa, que está haciendo frío afuera.

Verne pasó y caminó hasta la cocina, gracias a que la mamá de Nathalia prácticamente lo había empujado. Al entrar la vio agachada mirando por el vidrio del horno, sonrió y creyó que lo mejor era esperar que ella se levantara para hablar.

—Se ven buenas—dijo, Nath volteó al instante y lo miró impresionada.

—Tú...¿qué haces aquí?

—Vine a buscarte, es navidad.

— ¿Viniste a buscarme? —preguntó—. Verne, ¿no deberías estar en tu casa comiendo pizza con tu papá y viendo alguna película?

—Sí, pero tenía que pasar por aquí primero—ella alzó una ceja—. Necesitaba decirle a mi amiga secreta que no importa lo mucho que intente actuar que no, yo ya sé que es ella.

—No sé de qué me estás hablando—respondió y se volteó—. Me dijiste que posiblemente era Julie, la chica que te llamaba siempre.

—Sí pero Julie no tiene una brújula colgando en su cuello—caminó hacia ella y tocó su hombro haciendo que ella volteara—. Nath, llevas esa brújula desde que te conozco; además las referencias de Romeo y Julieta decían bastante—rió—. Pasará mucho tiempo para que se me olvide el guión de esa obra.

Ella sonrió.

—La practicamos muchas veces.

—Me gustas, Nath—ella negó.

—No te gusto yo, te gusta la idea que tienes de mí—dijo—. De mí como tu amiga secreta.

— ¿Cómo puedes estar tan segura? —cuestionó y se acercó más a ella logrando que sus pechos chocaran.

—Verne...

—Cada vez que sonríes te aparece un solo hoyuelo en el lado derecho—tocó su mejilla un tanto juguetón—. Juegas con el lápiz siempre en clase y a veces haces garabatos en la hoja del cuaderno, también frunces el ceño cuando hay un tema que no entiendes y suspiras cuando te sientes satisfecha con las respuestas que te dan. Cuando tenías doce te caíste de la bicicleta y estuve contigo para ayudarte, le decía a todo el mundo que no podías moverte y lo usaba como excusa para estar más tiempo contigo; esa fue la primera señal.

—Recuerdo eso, fueron cuatro días de tenerte sobre mí a cada rato—rió, tomó los guantes de cocina y se agachó ligeramente para abrir el horno y sacar las últimas galletas que faltaban.

Las colocó en una bandeja y dejó que se enfriaran un poco. Verne se acercó un poco más a ella y continuó hablando:

—A los quince me molesté porque preferiste bailar en tu fiesta con Nicolás y no conmigo, me sentí cambiado y creí que lo elegirías a él siempre; esa fue la segunda señal. A los diecisiete tuve una novia y en lo único en qué pensaba era sobre qué opinión tendrías sobre ella, si te agradaba o si no, quería saber cómo podías sentirte respecto a ella; esa fue la tercera señal.

»A los diecinueve me di cuenta de lo aburrida que podía ser mi vida sin ti cuando faltaste a clase y no supe qué hacer para divertirme durante el resto de horas. A esa misma edad, hace casi dos semanas, me alegré un montón al saber que escuchabas mi programa de radio y desde ese momento intenté hacer todo lo posible para que saliera excelente y de la mejor forma; esa fue la cuarta y la quinta señal.

Nathalia dio un paso hacia atrás y bajó la mirada avergonzada. No quería verlo a los ojos porque sabía que al hacerlo ya se daba por perdida.

—De ti Julieta, quiero escuchar "¡Amado mío!", una nueva vida en la que dejaré de ser Romeo—dijo, Nathalia rió bajo al escucharlo citar la obra.

— ¿Qué hay de Ruth? ¿Y de Julie? —preguntó, lo miró curiosa respecto a lo que podía decirle.

—No me gusta Ruth, ya no más—dijo—. Fue una forma de distraerme a mí mismo intentando no aceptar lo que debía ser aceptado a los doce años—confesó—. Con Julie todo fue aclarado, es la amiga de mi hermana y es así cómo debe quedarse. Me gustas tú Nathalia—le dijo—. Me gustas desde hace tanto tiempo que quise hacerme creer que no era así.

»Una de las frases que citaste fue: Antes de tocar tus labios quiero tocar tu corazón y antes de conquistar tu cuerpo, quiero conquistar tu amor—dijo—. Ya mi corazón lo tienes y mi amor pide que me aceptes.

Natalia caminó hasta uno de los taburetes de la cocina y se sentó sobre él. Le dio una mirada a Verne y suspiró.

—Te dije que tuvieras cuidado porque te enamorarías de mí—dijo con una leve sonrisa, Verne negó divertido para luego empujarla de forma juguetona.

—Muy tarde, ya lo estaba—respondió.

—Sí soy tu amiga secreta, Verne—aceptó—. Sólo quería que pensaras en mí de una nueva forma, no solo como Nath, mi amiga del colegio que se siente siempre conmigo en clases— él negó.

—Nunca te vi de esa forma—respondió—. De mis amigas, eres la mejor. Y de las chicas, eres la única que tiene toda mi atención; te quiero—ella sonrió y se acercó a él para darle un abrazo.

Verne subió sus manos y tomó sus mejillas, le dio un pequeño beso en la frente y luego se acercó más para tomar sus labios por completo. Nathalia aceptó su beso y se acomodó un poco para tomar el control de ello con movimientos lentos. Colocó sus manos detrás del cuello del castaño y ésta pasó una de sus manos a las caderas de ella para acercarla un poco más.

Un beso nos da el poder de ser valientes, y cuando somos valientes somos capaces de hacer lo que sea. Vivimos en una constante lucha, en una guerra con nuestros miedos y un solo beso es lo que calma cada uno de ellos; cada duda, cada momento en el que sientes que no es el momento en realidad, cada sensación, cada quizás y cada tal vez, los besos son a prueba de todo.

—Te quiero demasiado Nath, que seas mi amiga secreta lo hace mil veces mejor—besó cortamente sus labios.

—Lo mejor de ser tu amiga secreta fue haberte dado esos libros de Julio Verne que sé que no te gustan—rió—. Necesito ver un video con tu reacción al abrir esos regalos—sonrió.

—Muy graciosa—respondió—. Tuve que haber reconocido desde el primer momento tu característico humor—le dijo.

—Quizás el próximo año te des cuenta más rápido—se alejó de él y tomó una galleta de la bandeja para entregársela—. Creí que te darías cuenta cuando te di chocolate blanco.

—No lo vi venir—se encogió de hombros—. El premio para el más lento es para mí, por no darme cuenta antes—sonrió y jugó con la brújula que ella llevaba en el cuello—. Oh, sí prende luces—se rió.

—Y este es el chico que todas las chicas de la ciudad se mueren por conocer—rió—. O que hace estar en la radio.

Verne le mostró el dedo medio y ella sólo rió. Le gustaba la relación que ambos tenían, eran amigos pero también se gustaban mutuamente y Verne no podía desear algo mejor que eso. Se quedó un rato más y luego regresó a su casa para pasar lo que quedaba de la noche y gran parte de la madrugada con su papá.

Al final, su regalo de Navidad, había sido poder tener con Nathalia ese momento juntos porque a pesar de lo que otros consideraban sobre la navidad, siempre era época de pasarla con sus seres queridos.

Y más cuando era con la chica que más quería.

¿Fin?


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro