Capítulo 11: Regalos extraños
—Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe—dijo Verne luego de la presentación de su programa—. ¿Tienen planes para mañana? Yo estaré en mi cuarto llorando porque no podré hablar con ustedes.
Christian colocó un papel en el vidrió y lo leyó.
«Hablar con Julie» Verne sonrió y luego negó.
—Nuestro tema de hoy es sobre los regalos más raros que han dado o recibido en navidad—comentó—. Por ejemplo, una vez recibí unas medias que tenían forma de reno de navidad—rió—. Creo que no es lo más raro que hay pero quedé sin entender por qué me lo había dado mi papá; me dijo: es que no tienes medias limpias—volvió a reír—Deja la etiqueta Verne en navidad y coméntame tus regalos más raros.
Sacó su teléfono y buscó para leer lo que habían escrito. Le gustaba que sus radioyentes hicieran todo tan rápido.
—Salí con una chica que me regaló para navidad queso de cabra—leyó y se echó a reir—. Nunca he probado el queso de cabra, pero no lo veo como la mejor opción para un regalo—rió y leyó otro comentario—. En un amigo secreto me regalaron un álbum de fotos de puros hombres de calendario—leyó—. Emmm, eso no es algo que me agrada—se rió—. Un colibrí rosado; que lindo—comentó—. Me dieron un set de instrumentos de cocina y yo no cocino ni un pan—volvió a reirse—. Te entiendo compa.
Continuó leyendo algunos comentarios que habían dejado sus seguidores para ver por el vidrio a Darla con un regalo en la mano, la chica tomó una hoja blanca y la colocó en el vidrio para que pudiese leer lo que decía. «Romeo, te trajeron tu regalo» decía, sonrió y asintió para poder pasar al siguiente segmento del programa.
—El día de hoy no tenemos llamadas pero sí tenemos a una invitada especial—comentó—. ¿Conocen las ricas galletas y pasteles que venden en Signore? ¡Pues tenemos hoy a nuestra bella chef y todos sus secretos para tener una navidad llena de dulce! —dijo—, pero primero colocaremos un poco de música navideña al mejor estilo de Taylor Swift para celebrar sus recientes treinta años.
~•~
—¿Dónde tienen mi regalo? —fue lo primero que dijo Verne luego de despedirse del programa, Chrstian se cruzó de brazos.
—Ah no, si te pones exigente no te daremos nada—dijo y luego se rió—. Ahí está—señaló la pequeña mesa.
Verne caminó y tomó el regalo que estaba al lado de la caja de los amigos secretos y sonrió porque ese era su momento favorito del día desde que todo comenzó. No por el regalo sino por el mensaje que la chica le escribía.
«¡Felices 10 días de conocernos Verne!
En realidad nos conocemos desde antes sólo que han pasado diez días desde que decidí hacer mayor presencia en tu vida.
Te contaré un secreto, entre mis regalos más raros (y más hermosos) de navidad se encuentra una joya que mi abuelo me regaló; es una pequeña brújula que llevo siempre cargada en el cuello, él dice que si tengo alguna duda o me siento perdida la brújula siempre me regresará a casa. Nunca he intentado usarla pero te digo que prende luces de colores.
Espero que este no sea el regalo más raro que te hayan dado, pero que sea lo suficientemente bueno para gustarte.
Feliz casi navidad Verne.
Att: Tu (no) amiga secreta.
Pd. Faltan cinco días para navidad! Y sí, esta fue una nota larga.»
Verne sonrió y guardó la nota nuevamente en la caja y tomó el objeto envuelto en papel decorativo. Desenvolvió todo y miró con adoración la pequeña caja de música que tenía en sus manos. Era de forma de piano y sobre este estaba sentado un muñeco de cera con un árbol de navidad en sus manos.
Le había encantado y se había convertido en uno de los regalos más lindos que le habían dado en navidad.
—Esa chica te ama, en serio—dijo Darla mirando fascinada la caja de música—. ¿Se supone que eres tú? Porque se parece a ti—rió la chica, Verne se encogió de hombros, no se había peguntado eso.
—Está muy lindo—dijo Ruth, Verne la miró y le sonrió, ella quitó la mirada—. Me voy—dijo y saludó a todos con la mano para marcharse.
Verne la miró y luego negó, no sabía qué había visto en ella para gustarle. Ruth era bonita pero ahora que la veía bien, no se sentía de la misma forma que antes. Quizás era el misterio y la timidez que ella mostraba lo que llamaba su atención, pero sabía que entre ellos no habría nada.
Tampoco quería hacerlo ya.
—Imagino que te irás ya—dijo Christian, Verne sonrió sabiendo que tenía razón con eso.
—Sí, mi papá debe estar afuera esperándome—dijo y se acercó a Darla para darle un abrazo—, chao chicos, nos vemos—chocó puños con Christian para luego salir del estudio y caminar hasta llegar al carro de su papá.
Entró y se sentó en el copiloto, su papá lo saludó y comenzaron a hablar sobre su día, Verne le mostró el regalo que le habían dado y le entregó el dulce que su amigo secreto del trabajo le había dado.
—Tu hermana está en la casa con una de sus amigas—Verne frunció el ceño.
— ¿Por qué? —su papá se encogió de hombros.
—Dijo que quería pasar tiempo con nosotros, las dejé escogiendo una película—Verne asintió curioso por la verdadera razón de su hermana.
Normalmente su hermana no los visitaba, era él el que la visitaban a ella y a su mamá y se le hacía raro. Quizás era alguna nueva meta de año nuevo, querer pasar más tiempo con su padre.
Llegaron a casa y Verne bajó del auto con su regalo, sacó las llave de su casa y abrió la puerta principal y la dejó abierta para que su papá pudiese entrar luego. Vio a su hermana en la sala junto a su mejor amiga y se acercó a ellas para saludar.
—Hola, Chantel se me hace raro que estés aquí—dijo y miró a su hermana con una ceja levantada. Ella se encogió de hombros y sonrió.
—Quería pasar tiempo con ustedes—dijo—. Escogimos Realmente Amor para ver, no sabía que tenían esa película en la casa.
—Es de Verne—dijo su papá apareciendo en la sala.
—Sí bueno, tiene a Keira Knightly y a Hugh Grant, está más que bien para mí—respondió, su hermana rió.
— ¿Te dieron un regalo en el trabajo?
—Una admiradora—respondió nuevamente su padre, Verne se sonrojó y luego negó.
—Eso no te importa—dijo y se sentó en el sofá de su sala.
Su papá caminó hasta la cocina con la intención de buscar algo para comer. Su hermana miró a su amiga y luego lo miró a él.
—Verne, ¿recuerdas a Julie? —señaló la chica, Verne volteó rápido y miró a la chica que estaba al lado de Chantel.
Era más alta que su hermana, tenía el cabello rubio, los ojos marrones y llevaba lentes de pasta. La había visto miles de veces en las reuniones en la casa de su mamá pero nunca le había tomado en cuenta, ni siquiera recordaba su nombre o el nombre de alguna de las amigas de su hermana.
Su corazón se aceleró al escuchar el mismo nombre de su radioyente y existió en su cabeza la posibilidad de que fuesen la misma persona.
A Julie le gustaba un chico, lo había expresado varias veces en su programa, pero ¿y si él era ese chico? ¿Y si esa era su forma de hacerse conocer con él? O mejor (o peor)...¿y si su amiga secreta era ella?
— ¿Verne? —dijo su hermana al ver que no hubo respuesta, el chico negó.
— ¿Tú eres esa Julie? —miró a la chica y esperó a su respuesta. Ella suspiró.
—Sí—escuchó su voz, la misma voz de la chica en el programa.
Deblin que estaba jodido.
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Holi, a que no se esperaban eso
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