♥️ Prólogo ♥️
📅 MEDIADOS DE DICIEMBRE
📍MADRID
El volumen de la música estaba en un tono medianamente aceptable. Jazz mezclado con ritmos latinos, que hacían las delicias de los asistentes a la fiesta. Los que querían bailar, ya lo hacían en la improvisada pista, y los que no, bebían de sus copas a la vez que socializaban con sus acompañantes, repartidos por las mesas a tal fin. El evento de esta noche había reunido a una buena cantidad de destacadas personalidades del mundo del deporte peninsular. Todos mezclados, pasándolo bien, sin importarles con quien estaban o dejaban de estar, pues esa noche los medios gráficos no estaban invitados a la fiesta. Esta, se celebraba en el jardín de un pequeño hotel, recientemente rehabilitado, el cual se inauguraría en escasos meses.
- Alba -el chico rubio de tez morena a causa de su prolongado bronceado, intentaba llamar la atención de la rubia de pelo ondulado, no sin mucho éxito, pues su mirada seguía centrada en un punto del jardín, y parecía no querer apartar su vista de ahí.
- De todos los putos sitios, Marcos, tiene que estar precisamente él, aquí. ¿Porqué tengo tan mala suerte? -se quejó ella chasqueando su lengua un par de veces.
- Te diría que no es mala suerte, pero, si que lo es. Lo siento. De verdad que lo siento, Alba. Si llego a saber que él estaba invitado, no te hubiera pedido que me acompañaras -el rubio intentó disculparse, sintiéndose contrariado por haberla arrastrado hasta aquí con la excusa de no querer venir solo.
- ¡Tú qué sabías, Marcos! -la rubia siguió mirando como su ex-novio, el hombre con el que había compartido su vida hasta hacía solamente un par de meses, posaba su mano en el muslo de la joven morena que tenía a su lado, hablándole al oído de forma bastante cómplice. Lo que le hizo apretar su mandíbula y sentir su corazón romperse aún más.
- Pues no lo mires, más. Por favor te lo pido, Alba. Así sólo consigues torturarte -le pidió él, consciente de que, probablemente, ella, empezaría a llorar de un momento a otro si seguía mirando lo que hacía su ex.
- ¡Y qué más da! Ya me ha roto el corazón, ¿Qué más podría hacerme?
La pregunta de Alba, tuvo fácil contestación, pues su ex, el chico moreno del que estuvo enamorada, del que creyó que sería su felices para siempre, hasta que él la dejó, besó a la chica que había a su lado sin vergüenza alguna, y consciente de que ella estaba allí, probablemente, mirándolos. Un pequeño jadeo salió de su garganta al contemplar la escena.
- No es ni la misma tía con la que estuvo después de dejarme. Es otra más, Marcos, ¿Cómo puede ser tan cabrón?
- Alba, cariño -la mano de Marcos, su mejor amigo la asió del brazo volteándola para que no siguiera contemplando la escena. Él también ardía de rabia de ver lo que los ojos de la rubia contemplaban, y por otro lado, se sentía culpable, pues él fue la persona que los presentó. Algo de lo que siempre se arrepentía.
- Estoy bien. De verdad, Marcos. Necesito... necesito respirar un poco. Ahora vengo.
La rubia le hizo un gesto con su mano para que le diera su espacio, algo que él entendió perfectamente, dejándola marchar. Ella simplemente dejó atrás esa parte de la fiesta, para buscar un lugar algo más tranquilo. Para eso, se internó dentro de las instalaciones del hotel, las cuales también albergaban parte de la fiesta, y se dirigió hacia unas escaleras intentando no mirar atrás para volver su vista a su ex. Pero era tan difícil, que de nuevo, dio un rápido vistazo, sin mucho éxito, pues desde donde estaba, no veía nada. Decidió seguir su camino hacia la parte de arriba, la más alejada de todo, cuando, sin querer, tropezó con alguien que bajaba esas escaleras, derramándole parte de su bebida en la manga de su camisa.
- ¡Oh, por dios! ¡Que idiota soy! -Alba se excusó con el muchacho con el cual había chocado, repitiendo sus palabras varias veces. Se sintió torpe y con unas terribles ganas de llorar, debido al cúmulo de sentimientos que arrastraba.
- No te preocupes. Creo que ninguno de los dos mirábamos por donde íbamos.
Alba levantó su mirada para sonreírle al dueño de esa voz, y al hacerlo, todo su cuerpo sufrió una pequeña descarga eléctrica. Delante de ella tenía a un muchacho de más o menos su estatura, con unos increíbles ojos color café y un rostro casi perfecto. De marcados pómulos y labios gruesos que parecían toda una invitación a ser besados. Y si, tuvo que admitir que aunque su ex siempre le había parecido muy guapo, este chico era aún más atractivo que su anterior pareja.
Impactado se quedó también el joven castaño con la chica rubia de triste mirada que se disculpaba una y otra vez por su torpeza. Le llamó la atención sus ojos color miel y su rostro sonrosado acorde con el tono pastel de su piel. Apenas iba maquillada, pero eso no le impedía tener un rostro de bellas facciones.
- De verdad, que lo siento -le dijo ella sintiéndose cada vez más avergonzada.
- Ei, tranquila -le repitió él poniendo una de sus manos en su cintura. Un gesto algo tímido que ella no rechazó- si te sientes mejor, tómate una copa conmigo y así te perdono.
Alba miró al chico algo sorprendida por su propuesta. No encontró segundas intenciones en ello, y si las había, no le importaba. Era un chico bastante mono. Con un cuidado físico que demostraba a causa de sus acentuados brazos, marcados por esa camisa blanca remangada. Debería huir. Debería irse de allí y excusarse volviendo con Marcos, pero, estaba tan harta de ser ignorada, de sentirse la última, que aceptó sin pensarlo dos veces.
- De acuerdo. Pero no te voy a pedir perdón más. Aunque siento lo de tu camisa -le contestó ella aceptando su sugerencia.
- Solo es una camisa -él levantó su mano quitándole importancia al hecho de que estaba ligeramente manchada.
Acompañó al chico de pelo castaño oscuro a otra parte del recinto, no sin antes mandarle un mensaje a Marcos para que no se preocupara. Su amigo era muy protector con ella, ahora más después de todo lo que estaba sufriendo a causa de la ruptura con su ex.
Acabaron los dos en uno de los pequeños salones, apenas ocupado, tomando esa primera copa. A esa, vinieron un par más, pues la compañía era muy grata para ambos. Hablaron de cualquier cosa. No de a lo que se dedicaban. De las cosas que les gustaban. De sus hobbies. De esas cosas que jamás harían. De relaciones.
-¿Y porqué estás escondido aquí y no estás fuera? -le preguntó ella dejando que él pusiera una de sus manos en su cintura.
-Porque hay alguien fuera que no quiero ver -la frase fue pronunciada muy cerca de su oído, tanto, que Alba pudo sentir el cálido aliento del moreno, logrando que todo su cuerpo se estremeciera- ¿y tú?
-También hay alguien que no quiero que me vea -le confesó ella tras dejar que su rostro estuviera a apenas centímetros del suyo.
Se acercaron ambos con algo de sutileza al principio, para directamente, perder sus manos en el cuerpo del otro. Para cuando Alba quiso darse cuenta, abrazaba al castaño con sus dedos hundidos en sus cabellos, perdida ya en un mar de sensaciones demasiado vertiginosas para ella.
- Si te doy un beso, ¿me lo vas a rechazar? -le preguntó él con una sonrisa burlona, a la vez que mojaba sus labios dispuesto a recibir lo que le pedía.
- No lo haré. Pero aquí no -le rogó ella siendo consciente de donde estaban.
- Ven.
El chico la agarró de la mano y tiró de ella dirigiendo sus pasos, fuera de esa parte del hotel. Justo a la derecha, había un pasillo, y al final, un pequeño baño semioculto, que él no dudó en abrir y llevarla hasta allí. Era de dimensiones reducidas. Individual. Pero perfecto para lo que ambos querían. Perderse el uno en el otro sin importarles nada.
- ¿Eres consciente de dónde estamos? -le preguntó él apoyándola en la pared mientras ponía sus manos a ambos lados de sus caderas. Su intensa mirada oscura parecía querer traspasar el alma de Alba, aunque, se sintió demasiado cómoda a su lado y no rechazó esa mirada.
- Si, lo soy. No estoy tan borracha, morenito -le respondió Alba mordiendo sus labios para conseguir provocarlo de ésta manera.
- ¿Y sabes que quiero follarte? -la boca de él se posó en su cuello recorriendo este con ardientes besos que la dejaron temblando.
Alba no había sentido en la vida algo así. El temblar por solo un beso y en desear más de una persona. Esa noche decidió dejar de ser invisible. Ser audaz y decidida. Bajó sus manos hasta la cinturilla de sus pantalones y después de bajarle la cremallera, metió su mano por dentro de estos buscando su endurecido miembro, el cual masajeó nada más tocarlo.
- Ya me estás respondiendo -acertó a decir el moreno, mientras echaba su cabeza hacia atrás disfrutando de las caricias de la rubia.
- Espero que vayas preparado. No quisiera que me dejaras a medias -siguió ella acariciando su dureza a la vez que sus labios buscaban los suyos, besándose ambos de una manera rápida y salvaje.
- Dejarte a ti a medias, es como cometer un pecado. Y el único infierno en el que quiero arder ahora, es en el de tus piernas.
Buscó él un preservativo en su cartera, mientras ella seguía con sus movimientos. Sentir sus dedos en el, y como lo masturbaba le estaba gustando demasiado. Él no hacía estas cosas. Él no llevaba a chicas a los baños. Pero con ella, todo estaba siendo tan diferente, desde el momento que sus miradas se cruzaron.
Alba se entregó a sus besos, aquellos que dejaban un rastro en su piel que sabía que serían un recuerdo muy difícil de borrar. Tomó su boca y su lengua respondiéndole con el mismo ímpetu, dominada ya, por su creciente excitación.
No fue un encuentro dulce y tierno. Fue uno apasionado de dos personas que se desean y quieren darlo todo en los pocos minutos de los que disponen. Cuando ella lo sintió en su interior de una forma tan salvaje y lujuriosa, tuvo que admitir que este era el mejor sexo causal y no tan casual que había tenido en su vida. Ambos se compenetraron a la perfección. Moviéndose casi en sincronía. Llegaron a la vez al orgasmo e incluso se abrazaron al terminar.
Alba fue la primera en abandonar ese baño con la excusa de que tenía que irse. Lo cierto fue, que le dio miedo verse reflejada en los ojos del moreno y darse cuenta de que el olvido, estaba cada vez más cerca.
Él la vio marchar con una sonrisa en los labios. Deseó encontrarla de nuevo y esta vez, ser más valiente y no dejarse llevar por sus pasiones. La rubia había dejado huella en el. Una tan profunda que pasarían días y él aún seguiría pensando en ella.
Encontró Alba a Marcos, apoyado en una barra diferente hablando con algunos de sus conocidos. Se enganchó a su brazo y le rogó por irse del lugar, sin ni siquiera buscar de nuevo, la presencia de su ex. Por el camino, le contó a su mejor amigo, lo que había estado haciendo durante su ausencia.
- ¿Te lo has pasado bien? -le preguntó Marcos con una traviesa sonrisa mientras la ayudaba a bajar las escaleras para dirigirse fuera del hotel. Alba no era de esas tías que acaba en los baños de ningún sitio. Pero, esta noche, su amiga tenía que abrir los ojos y al parecer, había espabilado de la mejor manera posible.
- Demasiado bien. Necesitaba esto, joder -le respondió ella agarrándolo del brazo. Cada vez tenían más cerca la salida y a causa de esto, Alba buscó su cuerpo para "esconderse".
- ¿Porqué tiemblas?
- Por los de fuera. Seguro que la prensa me preguntará si ha habido algún encuentro con él dentro y como ha sido. Odio esto -le respondió ella temiendo lo que se encontrarían una vez fuera del recinto.
- Bueno, tú agárrate bien fuerte y démosles que hablar. Seguro que seremos la comidilla de los programas del corazón. El futbolista del Real Madrid, Marcos Llorente, saliendo de madrugada de un hotel, con la ex- novia de Carlos Sainz. Seguro que seremos trendic topic, cariño.
*** Supongo que ésta es una sorpresa para todo el mundo, incluso para mi. Tengo que ser sincera, jamás me había planteado escribir este tipo de historia y con este protagonista, pero, cuando las ideas acuden a tu cabeza, por lo menos yo, intento no dejarlas pasar mucho.
Aunque sea un FanFic de deporte, necesitaba escribir otro registro y hacer algo nuevo, y creo que ésta historia es lo que me apetece escribir ahora mismo. Espero que también os apasione tanto como a mi.
Como sabéis, casi nunca me ciño a la vida real de mis personajes y me suelo inventar nombres y situaciones, algo que aquí pasará también. Solo recordad, que esto es una historia de ficción. Y que aunque odiéis a alguno de los personajes, más adelante, os daréis cuenta del porqué actúa así.
La historia será contada siempre por Alba, y si en algún momento, la cuenta otra persona, lo indicaré mediante un banner.
También, quiero hacerle una dedicatoria especial con ésta historia a msmileag , mi paparazzi y mi amiga del alma. Sé que eres una gran aficionada a Moto GP, así que, seguro que ésta historia te va a encantar, y que te va a traer muchos recuerdos. Muchas gracias por estar ahí y apoyarme tanto desde que empecé. Te adoro amiga.
Gracias a mis dos peques (ya sabéis quienes sois) porque sé que ésta historia, solo por el simple hecho de deciros que la iba a hacer, ya os vuelve locas.
Y gracias a todas las personas que estáis conmigo desde el principio y aún os emocionáis con lo que hago.
Y a los demás. Espero que os guste y que le deis una oportunidad a otra nueva de mis locuras. Nos vemos pronto con el primer capítulo ***
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