23. Pillados
📅 DÍAS DESPUÉS
📅 MEDIADOS DE JULIO
-No hacía falta que subieras. No creo que tarde -llevo una de mis manos al estómago de Marc y la dejo allí mientras me recuesto en su pecho.
-Es que me estoy haciendo pis -Marc empieza a dar pequeños saltitos que mueven el ascensor, para dar más énfasis a sus ganas de ir al baño- además, que no me fío, que eres capaz de acostarte en tu cama y quedarte frita.
-¡Cómo me conoces, amor!
Le doy un pequeño beso en los labios y sigo recostada en su pecho hasta el momento en el que ascensor se abre. Salgo la primera, dirigiéndome hacia la puerta de casa para abrirla. Solo vamos a coger mi portátil, porque a Marc le hacen ésta tarde una entrevista los de Eurosport y el suyo no funciona. Solo hace media hora que llegamos de Bali. En un par de días, nos vamos a Escocia, a visitar a Drea y a Max, quienes han aprovechado que este finde no hay carrera para estar con la familia de mi amiga. Pensé que Marc no querría ir, pero, dice que la pareja le cae bastante bien y que nos vendrá bien unos días más días de descanso.
-Pienso acostarme en cuanto llegue a tu casa -le advierto abriendo la puerta de la mía y dejando mi bolso en la entrada.
-No lo descartaba. Apenas has dormido en el avión... -me recuerda él pues si es cierto que no me acostumbro a dormir en esas cositas grandes que vuelan.
-Y eso que tenía una almohada muy có...
Unos gemidos llaman mi atención, los cuales, resuenan por todo el piso. Me giro para mirar a Marc conteniendo la risa pues Iria, por lo que se ve, está acompañada y lo está dando todo.
-¡Siii! ¡Siii! ¡No pares que me corro viva!
Marc se lleva la mano a la boca aguantándose las carcajadas, pues los gritos y gemidos de mi compañera de piso han subido de volumen y de intensidad. Le doy un golpetazo en el hombro y le hago un gesto con mi mano para que no haga ruido.
-¿Nos vamos y venimos luego? -me pregunta él algo incómodo por la sesión de sexo de mi compañera de piso.
-Mejor que no. Conociéndola, es capaz de estar así hasta mediodía. Quédate en el comedor si quieres -le propongo siendo mi propuesta aceptada por Marc sin ningún tipo de discusión- cojo el portátil y nos vamos. Por suerte, Iria grita tan fuerte que ni nos habrá escuchado.
Dejo un beso en la mejilla de Marc y camino en dirección a mi cuarto. Gracias a dios, el de Iria está al fondo del pasillo y no tengo que pasar delante suya. Ella y su acompañante están en el punto álgido del polvo, pues sus gritos son cada vez más fuertes. Entro en mi habitación y voy hacia la mesa para coger el portátil que descansa en ella. Cojo un bolsa de asas de tela y lo meto dentro, junto con el cargador. Diviso una chaqueta vaquera que sobresale del armario, y decido cogerla también, pues Drea dice que en Escocia refresca por la noche.
Con todos mis bártulos, salgo de mi habitación sin hacer ruido. Más tarde llamaré a Iria para que me cuente con quien estaba, y felicitarla por su orgasmo. Al entrar en el comedor, Marc se levanta del sofá donde estaba sentado.
-He cogido una chaqueta para llevarme a Escocia -alzo el objeto del que le hablo y le sonrío al hacerlo.
-¿Nos vamos? el porno en directo me está avergonzando -Marc me guiña un ojo y yo le respondo asintiendo porque la verdad es que no es muy agradable escuchar según que cosas.
Estamos dándonos la vuelta para irnos, cuando la puerta de Iria se abre, quedándonos tanto mi novio y yo, estáticos en el comedor sin saber que hacer. Escucho pasos en el pasillo y decido que nos podríamos quedar un poco para burlarme de ella. O por lo menos para decirle que ya he llegado.
Pero, la sorpresa me la llevo yo, porque quien aparece caminando por el pasillo y entrando en el comedor, no es otro que Marcos. Y si tenía alguna duda de que estuviera follando con mi amiga, el verlo solo con unos bóxer y mirándome con cara de circunstancias, confirma lo que ha estado haciendo.
Apenas reacciono pues esto es lo último que esperaba encontrarme. Y me molesta tanto que no puedo disimular mi desagrado mirando mal a mi amigo.
-¡No me jodas, Marcos! -no puedo evitarlo y le pego un grito. Porque esto es algo que me cabrea.
-Alba, joder, ¿Qué coño haces aquí? -el tono de su voz no me gusta para nada, pues más parece que me está recriminando mi presencia en mi propia casa, que el que se haya acostado con mi amiga.
-Vivo aquí, aunque parece que se te ha olvidado -voy hacia Marcos y lo agarro del brazo alejándolo del pasillo, antes de que Iria aparezca por la puerta.
-Se suponía que vendrías más tarde...
-¡Vaya! lo siento por joderte la sorpresa -alzo mis brazos hacia arriba dejándolos caer de nuevo contra mis costados- ¿Qué has hecho, idiota? ¿te has acostado con Iria?
-Alba... -su tono condescendiente hace que mi enfado aumente considerablemente, y es algo que no puedo ocultar.
-¡Ni Alba ni mierdas! Joder, Marcos, ¿Cómo has podido? que eres gay y ella está medio enamorada de ti. Y lo sabes, ¿Qué pasa contigo? -el tono cabreado de mi voz, es algo que él nota perfectamente. Marcos se revuelve de mi agarre y me mira de una manera bastante furiosa.
-No tengo que darte putas explicaciones de lo que hago o dejo de hacer. Igual que haces tú -me recrimina él poniendo sus brazos en jarra, algo que me enfada aún más.
-¡Pero serás embustero! -golpeo su estómago con mi puño cerrado, algo que no le afecta pues el cabrón lo tiene más duro que una tabla de cortar pan- en serio, que me cabreas cuando haces estas cosas.
-¿Qué cosas? -la voz de Iria apareciendo por el pasillo me hace callarme e intentar no enfadarme más. Algo que no puedo, al ver la mirada soñadora de mi amiga en cuanto sus ojos se posan en Marcos.
-Alba, que me está echando la bronca porque hemos follado -las palabras de Marcos me hacen soltar un jadeo y apretar mis puños. Intento contestarle, pero, siento los brazos de Marc que me sujetan de la cintura y tiran de mi para alejarme de él.
-Nosotros nos vamos. Solo hemos venido a por una cosa -Marc no me deja hablar y es él quien se despide de la "pareja". Y como estoy tan enfadada, lo dejo hacer, no sin antes, darme la vuelta para dirigirme de nuevo a Marcos.
-Ya hablaremos, Marcos -le digo a mi amigo, encontrándome con una mirada hastiada por su parte.
-No tenemos nada de que hablar -me contesta él con tanta prepotencia, que me dan ganas de darme la vuelta y darle dos hostias. Algo que me impide Marc, sacándome casi a rastras del comedor.
-¡Pues vale!
Le grito antes de enfilar el pasillo para coger mis cosas que descansan en la entrada. No quiero ni mirar a Marc porque sé que en cuanto lo haga, me voy a poner a llorar. Y es algo que Marcos ahora mismo, no se merece.
Salimos de casa los dos en silencio. En cuanto nos montamos en el ascensor, apoyo mi cabeza en la pared sintiéndome bastante entristecida. Porque odio cuando Marcos hace eso, el no asumir sus responsabilidades y que ha metido la pata. Porque lo ha hecho y no parece darse cuenta.
-Alba -la voz suave y calmada de Marc me hace levantar mi cabeza para encontrarme como me sonríe, que es algo que le devuelvo instantáneamente.
-Es un puto desgraciado. Iria está pillada por él y ahora se va a hacer más ilusiones -le digo a Marc incapaz ya de contenerme.
-¿Y qué es lo que más te cabrea? -sopeso su pregunta unos segundos, pues sé perfectamente porqué estoy así de enfadada.
-Que estoy en medio. Y seguro que por esto, perderé a uno de los dos.
📅 PRINCIPIOS DE AGOSTO
📅 DOS SEMANAS DESPUÉS
📍GRAN PREMIO DE GRAN BRETAÑA
Dos semanas. Dos semanas llevo sin hablar con el capullo de Marcos. Cagándome en su puta madre un par de veces todos los días. Y a veces, la llamo para decirle que su hijo es un capullo. Algo que ella ya sabe. Y no es que no me haya llamado, es que lo estoy ignorando porque aún me dura el enfado, más si Iria no para de hablar de lo bien que se lo pasó con él.
A veces cuando estoy nerviosa, o me da por hacer pastelitos sin parar, o por comer. Y ahora mismo, la segunda opción es la que gana. Meto de nuevo mi mano en la bolsa que sujetan mis piernas y me llevo otra pieza a los labios mientras mi pie golpea en el suelo.
-No sé si eso es muy sano que digamos -Rober se sienta a mi lado mirando la bolsa que no soy capaz de cerrar.
-Es fruta deshidratada. No es como si me estuviera hartando de gominolas -le respondo con una mueca. Mi móvil vibra de nuevo justo a mi lado. Miro quien me llama y al ver en la pantalla el nombre de Marcos, lo ignoro concentrándome en lo que sucede en el asfalto.
-En algún momento se lo tendrás que coger... -Rober me señala el teléfono y como respuesta, le gruño, a la vez que decido que es mejor dejar de comer.
-Tú lo has dicho, en algún momento. No ahora cuando mi novio está a punto de subirse en la moto -le contesto intentando dar por zanjada un tema que me molesta.
-¿Y porqué coño no estás abajo con los demás? -me pregunta él señalando hacia la zona del box de Honda.
-Porque me ponen nerviosa las putas cámaras enfocándome. Y solo quiero estar concentrada en Marc. Prefiero estar aquí. Baja si quieres, Rober -le hago un gesto con mi mano para que entienda que no me importa estar sola, pero él niega con su cabeza y permanece a mi lado sin moverse.
-Me quedo aquí. Ya está Dani para sufrir por los tres.
Rober me guiña un ojo y ambos nos reímos, pues Daniel es bastante intenso cuando hay una carrera. Estamos en una de las terrazas desde donde podemos ver perfectamente, casi todo el circuito. Sé que Marc está preparado, pero, no por eso, dejo de estar preocupada por como se sentirá al volver a montarse en la moto.
Unos minutos más y la carrera comienza de forma frenética. Me llevo la mano a la garganta cada vez que lo veo tomar una curva. Nunca me voy a acostumbrar a verlo conducir a esta velocidad.
-Anda, dame de tus chuches, estoy atacado de los nervios.
Le paso a Rober la bolsa de fruta que compré ayer en un mercadillo al que fui con la mujer de Pol Espargaró, Carola. Un encanto de chica, con la cual he congeniado rápidamente, de las veces que he venido a los circuitos. Es increíble, con lo mucho que yo odiaba estar aquí, todo este ambiente, y ahora no me importa lo más mínimo. Lo único que quiero es que Marc sepa que estoy con él apoyándolo.
-¡Mierda!
Alzo mi vista concentrada de nuevo en el circuito. Me llevo la mano a la garganta al ver que Marc está derrapando a la salida de una curva. Me pongo en pie al verlo tirado en el suelo y siento como me escuecen los ojos, de las ganas de llorar que tengo tan grandes.
-¡Dime que está bien! -busco la mano de Rober y se la agarró bien fuerte pendiente de las pantallas. Marc se levanta por su propio pie y aprieta los puños. Levanta uno de ellos hacia arriba para mostrar que está bien, algo que me alivia bastante.
-Lo está, al parecer -contesta Rober, para después, negar con su cabeza- pero el cabreo de cojones que tiene, no se lo quita nadie.
📅 MÁS TARDE
Acaricio la mano de Marc mientras le terminan de examinar la rodilla. Por suerte, todo esto ha quedado en un susto, y lo que a él más le jode, es que son dos carreras sin puntuar, y está empatado con Francesco Bagnaia en la clasificación.
-Todo bien, Marc. Hoy haz algo de reposo y mañana ejercicio suave -el fisio del equipo le da una palmada en el hombro y se dispone a recoger sus cosas.
-Gracias, Jeff, ya me veía siendo atendido otra vez con la fisio nazi -miro a Marc bastante indignada, porque se está refiriendo a mi con ese mote. Mi novio me da una sonrisa burlona que me hace darle un empujón con mi hombro.
-Anda, no te quejes -le dice Jeff disponiéndose a salir de la sala donde estamos- que gracias a ella te has recuperado antes. ¿Tú no has pensado en estudiar Fisioterapia?
-No tengo vocación para eso -le contesto encogiendo mis hombros- bastante tengo con los pasteles.
-Uy, si, y no lo dejes. Delicioso el bizcocho de coco que has traído esta mañana para el desayuno.
Jeff vuelve a palmear el hombro de Marc, para, segundos después, abandonar la sala y dejarnos a solas. En cuanto lo hace, mi novio apoya su cabeza en mi hombro dejando que un pequeño suspiro salga de su garganta. Llevo mi mano a su mejilla y se la acaricio despacio intentando tranquilizarlo de esta manera. Una de sus manos se posa en mi estómago, quedándose ahí mientras los dos permanecemos en silencio, uno que rompe Marc a los pocos segundos.
-Estoy harto de caerme -me confiesa él en un tono de voz bastante bajo y decaído.
-Y yo de verte en el puto suelo, pero, no eres de los que más se caen, y hoy, por suerte, no ha pasado nada grave -lo aparto de mi hombro poniendo una de mis manos debajo de su barbilla. Le levanto el rostro para que pueda mirarme, y acabo curvando mi boca en una ligera sonrisa antes de volver a hablarle- eres fuerte, Marc, una mierda de caída no va a poder contigo.
-Lo sé, pero ahora mismo, déjame que me regodee un poco en mi desgracia -me pide agarrando mi mano, para poder llevársela a los labios y dejar un beso en ella.
-Pero sólo un poquito, ¿vale? -Marc asiente a mi petición y se acerca para rozar mis labios unos segundos, el sonido de mi móvil, le hace cortar el beso. Como ve que no respondo, me hace un gesto con una de sus cejas, algo que ignoro mirando hacia otro lado.
-Alba. Tienes que cogerle el teléfono -el tono de voz de Marc suena como si me estuviera regañando. Me hace un gesto señalando mi bolsillo y yo le contesto negando con mi cabeza un par de veces.
-No quiero hablar con él. Y menos ahora. Tú eres más importante -mis palabras parecen no convencer a Marc, pues él acaba frunciendo sus labios y siendo él, quien ahora niega con su cabeza.
-Amor, sabes que te quiero, pero, ya basta. Marcos no ha actuado bien, pero, eso son cosas de Iria y de él. Tú ya has dado tu opinión, ya le has dicho que no estás de acuerdo. No lo tortures más y llámalo. Ojalá tuviera yo un amigo como el que tú tienes -las palabras de Marc llaman mi atención, porque, aunque me joda, tiene toda la razón. Quiero replicarle, pero, no puedo, así que tomo el teléfono y lo agito en su dirección para que vea que voy a llamarlo- anda, habla a solas con él mejor. Voy a llamar a Dani para que venga.
Me bajo de la camilla dejando a Marc apoyado en la pared. Antes de irme, dejo un beso en sus labios y le doy un pequeño abrazo. Saco el móvil de mi bolsillo y camino saliendo de la sala para buscar un sitio tranquilo donde hablar, algo casi imposible, pues la carrera terminó hace media hora y aquí andan todos como locos.
-Hola -es lo primero que le digo a Marcos nada más descolgar el teléfono. No me extraña que mi corazón empiece a latirme muy fuerte, pues me siento bastante nerviosa en este momento.
-Hola, ¿cómo está Marc? -escuchar la voz de mi amigo después de tantos días, me dan ganas de llorar. Nosotros nunca nos habíamos peleado de una forma tan fuerte, y tampoco habíamos estado tantos días sin hablarnos.
-Bien. Por suerte no le ha pasado nada. Un poco de reposo y listo -me dirijo hacia una zona de mesas que hay tipo picnic, y me siento en una de ellas, poniendo las piernas en el banco. Me muerdo los labios esperando que sea Marcos quien inicie la conversación.
-Me alegro mucho. Buena hostia que se ha pegado.
-Otro susto más -le contesto a la vez que llevo mis manos a mi cuello para darme un ligero masaje.
-¿Hablamos ya de lo nuestro?
Escucho la voz de Marcos con un tono de voz bastante alto. Me separo el teléfono de la oreja al ver una sombra frente a mi. Es alzar mis ojos y siento como se me para el corazón y casi que me cuesta respirar. Mi rubio está aquí. Frente a mi. Luciendo tan perfecto como siempre. Trago saliva y siento las lágrimas como amenazan con rodar por mis mejillas. Me pongo en pie sin poder aguantarme más, y voy hacia él arrojándome a sus brazos.
Necesitaba tanto esto. Necesitaba tanto a mi amigo. Durante segundos, ambos estamos así, abrazándonos, sin hablar. Solo en silencio disfrutando de nuestra cercanía.
-La culpa es mía, Alba -empieza a decirme Marcos sin querer apartarme aún de su pecho- me conoces mejor que nadie y creo que te he decepcionado con lo de Iria.
-Lo que me jode, Marcos, es que lo hayas hecho con mi mejor amiga, y sabiendo que para ti no ha significado nada -dejo de poner mi cabeza en su pecho, pero no de quitar mis manos de su cintura. Una de las suyas me aparta el pelo de la mejilla y aunque intenta sonreírme, lo que le sale es una mueca algo tristona.
-Lo siento mucho. Me encontré a Iria en una tienda. Entré a comprar los bombones esos belgas que tanto te gustan y estaba tan deprimido, que no quería estar solo esa noche -Marcos me lleva poco a poco hacia la mesa donde ambos nos sentamos aún con nuestras manos unidas.
-¿Qué es lo que te pasa, Marcos? no eres el mismo desde la Final de la Champions. Estás como ausente -alargo mi mano hasta acariciar su pequeña barba poblada, la cual se la ha dejado crecer este verano.
Marcos aparta su mirada de la mía, y se concentra en mirar al horizonte. Su rostro se muestra bastante apesadumbrado, algo que me entristece, pues, lo conozco perfectamente y sé que lo está pasando mal. Pasan unos segundos, en los cuales no le digo nada más, para darle tiempo y que hable cuando quiera.
-Pensé que era un polvo más, pero, no lo es -al principio no entiendo a lo que se refiere Marcos y hasta pienso que habla de Iria, pero al ver la expresión de su rostro, es entonces cuando lo entiendo todo.
- Es Kepa, ¿verdad?
Por la forma en la que Marcos me mira, sé que he dado en el clavo. Mi rubio baja la cabeza hasta ponerla sobre sus manos, quedándose en esta postura unos buenos segundos. Pongo mis manos en su cuello y se lo acaricio muy despacio intentando infundirle algo de valor.
-¿Estás enamorado, Marcos? -dejo que él piense unos segundos su respuesta, y cuando alza su cabeza para ladearla y mirarme, en sus ojos veo la respuesta.
Y el dolor que ésta le causa.
📅 MÁS TARDE
Cruzo mis brazos frunciendo el ceño, y le doy una fría mirada a Marcos, el cual me la devuelve haciéndome una mueca.
-Como te pegues una hostia con la moto, seguro que el Madrid te echa -le advierto alzando uno de mis dedos.
-Eres una puta aguafiestas, Alba -Marcos me hace un gesto fastidiado que no hace sino aumentar mi preocupación por él.
-Si te quedas más tranquila, puede montarse detrás de mi -le propone Marc a mi amigo, recibiendo una mueca de desagrado por parte de Marcos.
-Entonces no tiene gracia, Marquez. Lo guay es montar en tu moto, joder -le replica Marcos dirigiendo su mirada de nuevo hacia mi- ¿puedo, mami?
Le gruño a Marcos y sigo estática en mi sitio sin querer dar mi brazo a torcer, pero, después de lo que me ha contado hace un rato, se merece despejarse un rato y llevarse una alegría.
-De acuerdo -le contesto siendo contestada por un eufórico grito por parte de Marcos- pero no vayas rápido y solo una vuelta.
-Lo que usted diga, mami.
De nuevo le protesto a Marcos pero le dejo mientras le ponen el casco. Me retiro hasta irme hacia una de las vallas, para no perderme detalle de como rueda con una de las motos de Marc. Segundos después, los brazos de mi novio me rodean y acabo agarrándome a sus brazos, colocando mi cabeza apoyada en su pecho.
-No estés nerviosa -me pide Marc besando mi mejilla- no es la primera vez que coge una. Tú me contaste que ibais al instituto en moto.
-Si, pero en cuanto lo hicieron profesional, ya no pudo conducir ninguna más.
-¿Y qué pasó con la moto? -me hace gracia que Marc se preocupe más por la moto que por otra cosa. Miramos ambos como Marcos lleva la moto hasta la línea de salida del circuito, dándole bastante gas para que suene bastante bien.
-La vendió. A uno de su equipo. Aquí donde ves a Marcos, es un negociante de puta madre.
Miramos ambos como mi amigo rueda con la moto en el asfalto de Silverstone. A juzgar como lo hace, sé que lo está disfrutando, algo de lo que me alegro. Los brazos de Marc rodean mi cuerpo haciendo que todo este se estremezca a causa de su cercanía.
-Amor, tengo que preguntarte algo muy importante -siento el aliento de Marc en mis mejillas y como baja su tono de voz al hablarme- si tú eres mami, entonces, ¿yo soy tu papi?
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