SEIS 🌺
- Venga Jennie, tranquila... ¿Puedes dejar de dar vueltas? - Nam intentaba controlar a una pelinegra algo alterada.
- No puedo, ¿Tú lo estás? - Pregunto mirándolo con su ceño fruncido. El mayor asintió, para su pesar. -¡Ah, no lo soporto!
- Tranquila, primeramente deja de caminar que me mareas, segundo, debes relajarte, solo la conocerás y ya, nada puede salir mal de esta pequeña reunión - Le advirtió señalándola mientras cogía un pequeño trozo de queque que había comprado en la cafetería del hospital.
Jennie se encontraba muy impaciente en aquel momento por el simple hecho de que conocería a Lisa en pocos minutos, se sorprendió cuando la chica pidió verle y que sea afuera de su habitación. No pudo evitar sentirse algo ajetreada por aquel asalto, la podía entender por haberla visto casi morirse en sus manos y ahora mismo, ella estaba viva y con una vitalidad increíble, como les comento el médico.
-¿Y sí meto la pata? Yo soy una especialista en eso, tú lo sabes muy bien. No soy buena para comenzar las conversaciones.
- En eso puedo estar de acuerdo contigo, la primera vez que me acerque a ti, me preguntaste como estaba mi gato y ni siquiera tenía uno - Burlándose cruelmente de una nerviosa Jennie, el mayor se rió de ella.
- Cállate o te cortaré las bolas - Amenazó. - Lo único que quiero es q...
-¿Tú eres Jennie? - Una voz algo conocida para ella y a la vez tan desconocida llamo su atención, dándose vuelta rápidamente se encontró con una chica.
Su aire se fue de sus pulmones como si no esperarán ver la belleza que traía la chica.
Un pelo verde menta que parecía ser tan suave que le daban ganas de tocarlo, unos ojos bastantes peculiares poseían un negro intenso que podría llevarte al cielo, sus orbes dejaban ver su alma, ella podía notar mil de emociones traspasarlo.
La sonrisa que poseía Lisa era la octava maravilla del mundo, resplandeciente y brillante como lucia ella.
Un pequeño empujón la hizo reaccionar, asintiendo algo atontada, soltó una pequeña sonrisa que hizo a Lisa ensanchar la suya.
El mayor de ambos al ver que ninguno hablaba, solo se dedicaban a mirarse uno a otros como si estuvieran reconociéndose, decidió intervenir en una atmósfera algo incómoda para él;- Un gusto Lisa, mi nombre es Nam - Musitó dándole la mano, la menor la acepto con respeto.
- Un gusto Nam, debo darte las gracias por ocuparte de mí y ser mi tutor en la estadía que llevo aquí - Agradeciéndole con total sinceridad, ahora fue el turno de Nam para sonreírle.
- No ha sido nada, creo que es lo menos que podría haber hecho por ti, oh y déjame presentarte a mi amiga la mudita - Moviéndola un poco, hizo que al menos le mirará fijamente por el apodo tan feo que le dio - su nombre es Jennie, tal y como le llamaste, ha sido quien salvo tu vida en aquel trágico accidente, Jennie Lisa. Lisa Jennie - Agarrando la suave mano de la chica, la estiró para que la peliverde la tomara mientras reía por lo que estaba haciendo Nam.
Juntando sus manos, ambos la estrecharon sin saber que jamás volverían a soltarlas-a pesar de tanta mierda-.
Soltándose poco a poco, Jennie sonrió.
- Jin, eres un jodido pesado - Refunfuñando se dirigió al chico que tenía de su lado, volviendo la mirada hacia delante observó cómo Lisa los miraba divertida- Lo siento por ello, mi amigo no tiene ningún respeto hacia mi persona - Se disculpó haciendo una mueca chistosa.
- Tranquila, debo decir que me ha encantado la presentación Jennie - Musitó dándole otra sonrisa.
- Oh - Fue lo único que pudo decir, rápidamente se dio cuenta que estaba haciendo el ridículo al no invitarla a sentarse con ellos- Pero ven aquí, ponte junto a nosotros - Le invito haciendo un ademán con su mano.
El dúo tomó asiento y Lisa se acomodó como pudo, porque sí, estaba en sillas de ruedas gracias a su pierna lastimada.
-¿Cómo te sientes? - El primero en hablar fue Nam.
Jennie asintió a la pregunta que hizo su amigo.
- Bien, de hecho estoy sintiéndome muy bien - Contestó mientras le dio una pequeña pero rápida mirada a la pelinegra. - aunque algo molesta con la cantidad de medicamentos que me aplican para que no sienta dolor en mis costillas y cualquier parte del cuerpo magullado.
- Es un milagro que estés aquí con nosotros, te veías realmente fatal aquella noche - Murmuró Jennie.-
- Pude morir - Acepto Lisa. - Pero gracias a ti, estoy aquí para viva y coleando.
El corazón de la chica se apretó pero por felicidad, por eso amaba trabajar de lo que hacía. Jamás se arrepentiría.
- Estás aquí porque has sido demasiada fuerte para soportarlo, es sorprendente que estés sentada fuera de la habitación, conozco gente que demoró un mes en poder hacerlo - Nam le dijo mientras apretaba levemente su hombro.
- Y apenas han pasado diez días de aquello, tus moretones y raspones casi no se ven - Siguió Jennie - eres sorprendente.
Lisa bajo su mirada algo avergonzada por tantos halagos.
-¿Puedo preguntar algo? - Sintió la voz de ella y rápidamente alzó la vista, asintiendo le dio el paso para que preguntara lo que fuera necesario.
-Mmm, ¿Qué causó que fueras a gran velocidad? - Hablando bajo le pregunto. - ayer hemos recibido las grabaciones del puente y puede verse perfectamente a la velocidad que tú ibas, Lisa.
Mordiendo su labio, suspiró sintiendo como el corazón se le apretaba por dolor;- He discutido con mi novia -¿Novia? Venga, eso fue como un balde de agua fría para Jennie- quise llevarle una sorpresa por nuestro cuarto aniversario, pero la encontré con un hombre muchísimo mayor que nosotros tres juntos - Murmuró con un poco de vergüenza- había comprado un departamento para que ambas fuéramos a vivir juntos, eso fue el causante de que chocará. Ni siquiera recuerdo haber visto el coche, lo único que recuerdo fue cuando sentí un golpe y volé por los aires, todo fue borroso para mí, pensé que moriría pero...
- Jennie llegó por ti - Concluyó Nam.
- Exacto, llegó para soportar mi miedo y lágrimas - Mirándola con una media sonrisa, la pelinegra recordó cuando Lisa le pidió desesperadamente que no la dejara mientras largaba un par de lágrimas.
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