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Capítulo 4


Los días fueron pasando y poco a poco estaba adaptándome al cambio, no era fácil, pero hacía mi mejor esfuerzo. No solo por mí, sino para que mamá se sintiera más tranquila respecto a cómo me sentía. Ahora estaba un poco molesta conmigo misma porque estaba prácticamente babeando por un Dios griego, que justamente estaba en mi clase, todo el mundo lo conocía y lo que escuchaba de él, no era nada bueno, pero no creía ni la mitad de lo que comentaban. Me gustaba, no, me encantaba, mirarlo de reojo se estaba volviendo un pasatiempo favorito, pero es que Caleb Hamilton era tan precioso que se me encogía el corazón cada vez que él entraba o lo veía. Sé que exageraba, pero nunca me había pasado. 

 No sabía cómo podía describir sus rasgos duros y sus expresivos ojos azules mientras estaba sentado en la mesa conversando con sus amigos. Llevaba una chaqueta roja combinando con blanco y negro, pantalón negro con blanco y gris, y su cabello castaño, se notaba que era sedoso al tacto y te daban ganas de ir y pasar los dedos a través de él. No sabía lo que me estaba pasando, pero al tenerlo cerca me hipnotizaba toda. 

 Sí, había estado colada por varios chicos en mi anterior colegio, inclusive había salido con algunos de ellos, pero esto era diferente, no entendía que demonios me pasaba o que era diferente. Pero este chico me atraía mucho, o era por lo que había escuchado de él. Que lo que sentía era curiosidad y no quería hacer caso al efecto que me causaba. Era incomparable, que me ponía inestable con esa actitud de chico problemas.Era nueva este año, pero ya sabía que el chico era capitán del equipo de fútbol del colegio, una estrella en otras palabras. Él camina por ahí como si fuese dueño del lugar, bueno, la verdad decían que más o menos lo era, también que su familia estaba hinchada en dinero, solo con chasquear los dedos había una chica desesperada a su lado, regazo o le estaba metiendo la lengua hasta la garganta. Era llamado el chico problemas, y al parecer era odiado por varios, por la forma en la que actuaba junto a sus compinches. Normalmente, nunca me había fijado en un chico de esta magnitud, deportista para ser más exactos. 

 (Aunque amaba a cristiano Ronaldo y soñaba o bueno, anhelaba con algún día casarme con él, pero era una fantasía) 

 —Estás mirándolo otra vez. 

 La voz burlona de Valentina generó que mis mejillas se ruborizaran. 

Me había sorprendido babeando por Caleb ya el otro día y no tenía más remedio que decirle que me llamaba mucho la atención. 

 —No logro evitarlo. Pero... seamos sinceras, la mayoría de los chicos populares son una mierda y solo me daba curiosidad observarlo. 

 —No te culpo —susurró Valentina— pero deberías disimular algo.—Lo sé —levanté la mirada hacia ella. 

 Me miró con un poco de compasión y odiaba eso, no era como si estuviera enamorada, solo tenía curiosidad y quería averiguar este sentimiento que desconocía, que se apoderaba de mí cada vez que lo observaba. 

 —Bien... ¡Vamos! Que si puedes... Tampoco es que fuera el hombre más sexy del mundo. 

 Sonreí, al igual que Valentina, un poco demasiado fuerte, haciendo que Caleb girara la cabeza a nuestra dirección. ¡Mierda! Sentía mis mejillas arder, no era la primera vez que hacíamos contacto visual y cada vistazo era más intenso, y no sabía cómo carajos reaccionar. 

 ¿Le sonría?, ¿Decía hola?, demonios, cuando se trataba de él no sabía qué hacer, prácticamente quedaba en blanco.

Mi corazón dio un vuelco cuando un lado de su boca se elevó y una débil sonrisa se formaba y al mismo tiempo haciendo un gesto con su boca que me recordaba a Kim Tae Kyung del drama You're Beautiful y luego volteándose a seguir tomando atención a sus compañeros. Me quedé mirando la pizarra con mi corazón realmente queriéndose salir de mi pecho, ¡JODER! Varias semanas respirando prácticamente el mismo aire, hoy me miraba, es más me había sonreído. 

El profesor había entrado al aula. Era un hombre mayor y comenzó la clase de matemáticas presentándose como Daniel Aratia dándonos los temas que íbamos a cursar todo el año, empezando así con el primer tema "Los diez casos especiales" explicando ejercicios diciéndonos que sería provechoso para nosotros, no es que me quejara me gustaba mucho esta materia, los números.

Estábamos bien concentradas cuando una chica levantó la mano diciendo al profesor que debería de explicar el ejercicio. Vaya, no era nada menos que Megan Robinson, la capitana de las animadoras. Era una chica muy bonita, tenía sus grandes ojos celestes, era alta y de un cuerpo envidiable, con un cutis de porcelana, su cabello le caía por debajo de los hombros en rizos perfectos, también era una presumida y lo malo de esta niña era que se creía el centro de atención de todo el colegio, bueno tal vez si lo era. Decían que tenía mucho dinero, que conocía a Caleb desde la infancia y que sus padres eran igual de poderosos.

—¿Profesor? —preguntó.

—Decía señorita.

—Sería tan amable de explicar el ejercicio.

El profesor la miró por unos segundos.

—Cal también opina lo mismo —hacía saber Megan.

Espera... ¿Dijo Cal?, esta chica de plano ya me caía mal.

—Muy bien Señorita Robinson en un momento explicaré el ejercicio —señaló el profesor.

Pero que ¡Mierda! ¿Se tenía que hacer lo que ella decía?, acaso no sabían hacer un ejercicio tan fácil.

—Profesor.

Miré hacia atrás sobresaltada al escuchar esa voz, su voz. Al igual que toda la clase por el hecho de que estaba dando su opinión relacionada con la materia.

—Dígame señor Hamilton.

—Sería genial que explicase el ejercicio aunque yo ya lo había resuelto pero... creo que mis compañeros necesitan ayuda.

Guau... se notaba que no era un chico cabeza hueca. Y eso me gustaba.

—¿Cómo te salió a ti? —Preguntó Valentina— es solo que casi no logré entender cómo resolver este ejercicio.

—Mi mamá es Licenciada en Contaduría Pública —hice un gesto afligido— ya sabes, llevo prácticamente la matemática en la sangre.

Valentina se rio ante esta mención.

—Qué suerte tuviste.

—¡Que va! Mi madre estaba día y noche con su chancla para que aprendamos la tabla de multiplicar.

Eso hizo que Valentina se riera y se tapara la boca para evitar ser regañada por el profesor.

El profesor se volvió hacia la pizarra para poder resolver el ejercicio que tanto desesperaba a los demás. Comenzó a explicar paso a paso y yo estaba sumamente aburrida, por suerte sonó el timbre, pero eso no detuvo al profesor en darnos deberes para la casa... Que manera de fregarnos.

—¿Vamos a la cafetería? —preguntó Valentina mientras estábamos saliendo de clases.

—Sería genial.

—Bueno, podríamos pedir pizza o un sándwich. Aunque aquí puedes servirte lo que desees.

—Muy sano.

Decidimos ir hacía la cafetería para poder pedirnos algo para comer, nos formamos en la cola que había, una vez que conseguimos nuestros alimentos nos dirigimos a una mesa donde estaban dos chicas, Valentina recitó sus nombres: Dariana y Florencia ellas parecían simpáticas. Eso me agradaba, nunca me había importado de donde venía la gente con tal que sean buenas personas me conformaba. Mejor si conocías a alguien idéntico y que te apreciará por lo que eras y no así por tu dinero o por ser popular.

Mientras comía mi pizza, observé la cafetería viendo a Lucy sentada con unas chicas porristas. Un rubio la estaba mirando con adoración, ella decía algo y los demás se reían. Era increíble que en poco tiempo ya se estuviera volviendo una chica adorada por los demás. Miré hacia otro lugar y !Boom! Caleb estaba sentado en una mesa junto a sus amigos riendo y hablando, cuando Megan se apegó donde estaban ellos y tomaba asiento a lado de él, no era que me importaba, bueno ¿Pero qué Carajos hacía ella ahí? ¿Por qué estaba tomándole la mano?, ¿Qué rayos estaba pasando? Ella poco a poco iba poniendo su mano en la nuca en un gesto claramente posesivo, claramente le valía un bledo si a él le gustaba o no. Caleb se volvió hacia ella sonriéndole, adiós ilusiones.

—Escuche que andan en coqueteo —comentó Florencia.

—Así es —susurró Dariana—. Aunque ¿saben qué?, no creo que Caleb ande interesado en ella.

—¿Por qué lo dices? —pregunté.

—¿No es obvio?, solo míralos.

Levanté la vista nuevamente y el chico parecía algo aburrido más que todo incómodo.

—Pero ella es muy linda, el tipo de él —respondió Flor.

—Creo que no es de nuestra incumbencia —dije masticando y apresurándome a pasar un trozo de mi pizza.

Estaba realmente molesta y no sabía el por qué, en estos momentos me daban ganas de ir y sacarla de las mechas a Megan. ¡Bien! Era obvio que eso jamás pasaría. La cafetería de a poco se volvió más silenciosa, las chicas observaban la escena que se estaba dando al otro lado de la cafetería, bebí rápidamente un sorbo de mi jugo y sonreí a las chicas para que dejaran de mirar al otro lado o al menos disimularan un poco. 

Él estaba sonriendo y se veía muy sexy ¿Por qué tenía que verse todo un Dios griego? Tal vez no era la palabra adecuada para definirlo, ¿era hermoso para volverte loca? No lo creía, pero viéndolo con su cabello castaño, las cejas marcadas, volvían su expresión un poco seria aunque cambiaba cuando sonreía; sus ojos eran lo más interesante, ya que cambiaban según su estado de ánimo y a veces cuando estaba en la luz se volvían color turquesas aunque también de un azul oscuro extraordinarios y sus labios ¡Estaba obsesionadas con ellos!, eran unos labios apetecibles que te daban ganas de ir y comérselos o que ellos te coman toda. Megan se puso de pies y le dijo algo a Caleb en el oído que le sacó una sonrisa, de a poco se fue poniendo de pies junto con Caleb y empezaron a marcharse de la cafetería tomados de la mano. "Rayos, se acababa todo aquí", la burbuja se rompió. Como era que podía pensar que yo tenía una oportunidad con él.

—¡Guau! —se lamentó Valentina mirándome con tristeza.

—Se notaba que estaba inspirada —respondí algo aturdida.

—Bueno no creía que hubiera muchas chicas por aquí que Caleb no inspire.

Ese comentario provocó risitas tontas en las chicas.

—El año pasado fantaseaba con que me invitara a salir —suspiró Dariana.— Pero ya lo superé.

—Yo apostaría a que no van a durar mucho —dijo Valentina arrugando la nariz—. Aunque Megan no dejaría ir a su presa muy fácilmente.

—¿Tan mala es? —pregunté.

Dariana se burló y luego se puso seria.

—Es una chica mimada, pero dicen por ahí que cuando la conoces es una buena persona, pero debería decir que mejor no hay que meterse en su camino.

Estaba más que segura que no había de tenerla de enemiga a Megan. Uno no sabía realmente cómo era ella y tenía que dejar a un lado el deseo por mi Dios griego, si no quería tener broncas con nadie y menos por él.

(...)

Mi siguiente clase era de Filosofía pasábamos con la maestra Olivia Patterson, ella tenía el cabello castaño claro, lo llevaba recogido en una cola de caballo, estaba probablemente en sus 30 años, pero sus gafas y la manera en que te miraba la hacían parecer mayor, nos estaba explicando el plan de estudio, cuando tocaron y abrieron la puerta.

—Señor Hamilton es usted muy amable de acudir a mi clase.

Con todas mis fuerzas evité de mirar hacia donde estaba él.

—Lamento haber llegado tarde —dijo—. No volverá a pasar.

—Si vuelve a pasar, estará castigado.

—De verdad maestra que no volverá a pasar.

—Muy bien, vaya a su asiento —dijo la profesora— ¿Por dónde iba? Ah, sí. Esta asignatura será muy importante para ustedes en hora buena que estén llevándola, de aquí saldrán todos unos filósofos.

Espera, ¿Eso era sarcasmo?, vaya que la profesora tenía sentido del humor.

—Se nota que la maestra es buena —se burló Valentina que está sentada a mi lado.

—Si, eso parece —contesté.

—Pero es mejor cuando es estricta, así todos aprenderán que es la responsabilidad.

—Naturalmente.

—Bien dicho.

Así pues la clase se volvió de a poco aburrida, de rato en rato miraba de reojo a Caleb, quien se encontraba muy serio, no sabía que estaba pasando por su cabeza solo esperaba no fuera por culpa de Megan, o tal vez era por el regaño que le había dado la profesora. Justo cuando lo seguía mirando él levantó la vista frunciendo el ceño... y ¡Oh! ¡Oh! Esto estaba mal, me había pillado infraganti, no sabía dónde carajos esconderme, para mi suerte en ese momento sonó el timbre, recogí rápidamente mis cosas y salí casi corriendo del aula escuchando a Valentina gritar mi nombre.

Tenía una sensación de culpa, vergüenza, me había pillado con las manos en la masa, pero es que no podía evitarlo él era algo irresistible de mirar... Al fin y al cabo no creía que con mirar lo lastimaría... es más, si supiera que era lo que me hacía pensar cada vez que lo veía, que soñaba queriendo tener sus manos recorriendo mi cuerpo, deseando sentir sus caricias en mi piel, amanecer saciada de placer... solo que deslizara sus labios en lugares donde nadie había llegado, Mierda definitivamente saldría corriendo el pobre al saber que era lo que más deseaba. Mentalmente me di una patada y seguí caminando al estacionamiento.

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Multimedia: Megan Robison.

https://youtu.be/oZNhf3nrvKg


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GRACIAS POR SEGUIR LEYENDO LA HISTORIA. SE LOS AGRADEZCO MUCHO, ME GUSTARÍA QUE PUDIERAN COMENTAR PARA SABER EN QUÉ PUEDO MEJORAR.
GRACIAS Y LOS QUIERO.

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