CAPÍTULO 37
Una vez que Caleb me dejo en casa, quedándome parada, con la cara caliente y apoyada a la puerta, suspire pesadamente para tranquilizarme, dándome cuenta de que el lugar estaba en total silencio. Era raro que no estuviera mi madre en casa.
Fui a ver a la cocina por si ella estuviera ahí, pero no. Sola había una nota pegada en el refrigerador que decía:
"Alina, Lucy. Tuve que salir de inmediato por el trabajo."
Fue algo inesperado y más posible que este de regreso en dos días si se soluciona regresaría mañana. Las quiero y por favor se portan bien, nada de estar peleando ni haciendo travesuras.
Cuando llegue las llamaré.
Las quiero mucho, mamá.
Me sorprendió mucho la forma que mi madre había salido tan inesperadamente en un viaje de trabajo. No era muy común que hiciera eso, a menos que en el trabajo hubiera un problema muy grave. Solo esperaba que ese problema que decía se solucionara pronto y ella pudiera estar aquí mañana, siendo sincera, era la primera vez que nos dejaba solas en casa sin ninguna otra compañía. Esto me parecía muy raro, ya que desde que recibió esa llamada tan inesperada paraba muy nerviosa y asustada.
Desde esa vez, siempre trataba de llevándonos al colegio o de recogernos, pero casi no permitía que anduviéramos solas. Aunque ahora me había dado permiso para que asistiera a esa fiesta y ahora no la encontraba en casa, tal vez estaba paranoica sin ningún sentido, ya que por más que le había preguntado quien era la persona que la había llamado simplemente cambiaba de tema o si no de plano decía que no era nadie por quien preocuparse.
Despejando lo loca que se ponía mi mente en pensar tonterías, subí a mi habitación y me tire a la cama un poco cansada. Anoche había sido de locos, hice muchas cosas que si mi madre me hubiera visto se desbautizaría de la vergüenza. Accidentalmente, toque mi herida y agradecí que mi madre no estuviera para que no la viera. Tenía que buscar en Google o YouTube algunos métodos para hacer desaparecer esas marcas antes de que mamá llegue y así evitar un castigo.
Suspiré recordando que hoy hice de todo causando que me riera sola, entre ellas que era la novia de Caleb, que habíamos tenido nuestra primera pelea, aunque no era exactamente la primera, ya que parábamos tirándonos indirecta o molestándonos antes de ser pareja formalmente y lo más importante que casi terminé siendo comida por ese hermoso hombre.
Con solo recordar sus besos, sus caricias hacía que me estremeciera de placer. Comencé a bajar mis manos por mi cuello, mis pechos, a mi abdomen y por último a mi parte baja descubriendo que estaba húmeda. Con solo pensar en lo que podía haber sido hacer el amor con él, comencé a tocarme y acaríciame excitada, imaginándome que era Caleb quien lo hacía.
Me mordí los labios mientras me acariciaba los pechos y bajaba a mi parte baja acariciándolo nuevamente. Con urgencia metí mi mano dentro del bóxer que me había puesto de Caleb.
Toque mi clítoris dándole pequeños masajes causando que gimiera sin poder evitarlo. Estaba tan húmeda que deseaba que otra cosa más grande y gruesa entrara hasta lo más profundo. Saque el bóxer de mi cuerpo y seguí con el mismo trabajo de acariciarme, para luego insertar un dedo disfrutando el roce que me causaba. No era la primera vez que lo hacía, pero sentía que estaba vez, era mucho más intenso que las otras veces.
Moví mi dedo de adentro hacia afuera, pero sentía que no era suficiente, así que inserte un segundo dedo haciendo que casi me corriera. Con solo imaginar que Caleb me penetraba profundamente y rudamente logré que aumentara el ritmo de mis dedos de adentro hacia afuera. Hasta que no pude aguantar más, llegando al tan preciado orgasmo.
Estaba temblando y respirando pesadamente de la emoción, que luego me avergoncé porque me había masturbado imaginado a mi novio, que me lo hacía duro y desvergonzadamente.
Así que salí de la cama hacia el baño para darme una ducha, y luego poder llamar a mi madre o a mi amiga, mierda, me había olvidado de avisarle que estaba en casa. Una vez que salí del baño me vestí con un pijama, me cure la herida y luego me eche a la cama tomando el celular llamando a Valentina.
—¡Alina! ¿Dónde demonios estás? —respondió prácticamente gritándome en el primer tono.
—Valentina, yo...
—Nada, ¿Sabes lo preocupada que estaba? —chilló sin dejarme explicarle algo—. Tuve que sacar a Benjamín a buscarte por todos lados. Al pobre se le fue la borrachera cuando le grite que no te encontraba.
¡Mierda! Había salido toda ebria y enojada que olvide de avisar a mis amigos.
—Vale, para... Lo siento, yo...
—¿Tú, qué? ¿Dónde estás ahora?
Sonaba molesta con esa pregunta.
—En casa... Yo, no sé qué decir. —Me defendí y avergoncé a la misma vez—. No sé cómo decir esto, realmente me siento fatal por lo que les hice pasar anoche, soy una tonta.
—Amiga, soy todo oído. Así que puedes contarme todo.
Ahora ¿Cómo le decía que me había ido con Caleb?, ella era anti fans de él. Porque quería que su primo y yo fuéramos algo más.
—Anoche...
—¿Anoche qué?
—¿Puedo terminar de hablar?
—Claro que sí, te escucho —dijo con un suspiro.
Suspire y me senté en la cama preparándome para mi confesión.
—Anoche... Dormí con Caleb. —Listo, lo había dicho sin más. Cosa que mi amiga en unos largos segundos se quedó callada.
—¡Qué! ¿Estás loca? Es una broma ¿Verdad? —gritó.
—No dormí como crees... Solo dormí, estaba ebria y dije cosas que me dan vergüenza repetirlas —confesé nerviosa y ruborizada al recordar todo lo que hice en las últimas doce horas—. Y... Caleb y yo decidimos estar en una relación —terminé de golpe.
—...
—¿No dirás nada?
—¿Qué quieres que diga? —respondió enojada—. Me agarraste de sorpresa. Sabes qué concepto tengo de ese chico, pero si te hace feliz... Solo queda aceptar —dijo mientras daba un suspiro—. Pero es que yo quería que tú y Benja fueran algo más, maldición.
—Lo sé, pero no siento lo mismo que cuando estoy con Caleb —confesé sinceramente.
—Entiendo amiga, pero... aaahhhh —grito fastidiada y realmente la entendía—. Voy a matarte por no avisarme, hacerme andar y gritar como loca cuando no te encontrábamos.
—Lo siento, yo igual sigo sin creérmelo lo que estoy viviendo —dije mientras daba vueltas en la cama—. Incluso no recuerdo muy bien como llegue a su casa... Lo único que puedo decir es que estoy muy feliz.
—Esos amores que hacen que cometamos locuras... Ya quiero que me cuentes todos los detalles —chilló mientras se reía—. Voy a tener que romper el corazón de mi precioso primo.
Eso era cierto y me daba un poco de pena por él, pero no recordaba haberle dado esperanza de que podíamos ser algo más que amigos, o ¿Sí?
Si así era, entonces necesitaba un golpe por hacer algo que él pensaba que podría pasar.
—A esta hora ya debe saberlo —confesé.
—¿Por qué lo dices?
—Bueno... Hoy me llamo y discutió con Caleb por teléfono.
—¡Mierda! —maldijo mi amiga—. Debe estar muy enojado, lo conozco muy bien.
—...
—Menos mal que no estaban frente a frente —dijo suspirando—. Si no se hubieran agarrado a los golpes, ambos son tan cabezas huecas e impulsivos.
—No puede ser... Menos mal que no fue así ¿Qué haré cuando lo vea?
—Nada, solo ser sincera .
(***)
Después de terminar de hablar y seguir explicando cada cosa irracional que había hecho en la noche anterior, decidí avanzar el proyecto. En tres días teníamos que presentar y defenderlo.
Pasado mucho tiempo en mi habitación, me di cuenta de que estaba oscureciendo, dándome cuenta de lo tarde que era. Me la había pasado todo el día encerrada, había hablado con valentina mucho tiempo, luego con mamá sobre su trabajo y que estaba muy ocupada. Había avanzado el proyecto, solo faltaban algunas correcciones y me había dormido por mucho tiempo. Cuando desperté baje a la cocina por algo de comer, cuando pasaba vi a mi hermana en la sala viendo una película. Pase de largo por qué no quería hablar.
—Creí que te habías muerto —gritó cuando pasaba.
No le respondí y comencé a hacerme un sándwich para llevarlo a mi habitación.
—¿Sos sorda? O ¿Te estás haciendo? —preguntó un poco enojada—. Alina, te estoy preguntando.
La miré y suspire, realmente no quería pelear. Quería que nos lleváramos bien como los hermanos normales, pero con esa actitud era imposible.
—Estaba haciendo la tarea, y me quede dormida —conteste mientras pasaba de largo.
—¿Por qué no fuiste al colegio, hoy?
—Por qué me dormí.
—¿A qué hora llegaste anoche? No te vi esta mañana —volvió a preguntar. —y, ¿Por qué estás usando esa camiseta de cuello alto?
La verdad que no quería decir nada, porque yo estaba en mi error de no llegar a casa, no ir al colegio y que de paso mamá me castigaría por este chupetón en el cuello.
—¿No crees que haces muchas preguntas?
—Quiero saberlo, ¿No puedo?
—No, no puedes.
Y con eso subí las escaleras lo más rápido posible, incluso derramando un poco de leche al piso por no ser descubierta por Lucy. Ella era muy curiosa y como sea descubría algo.
¡Estaba en problemas!
Así que para poder dejar de pensar en lo que mi hermana esté pensando en vengarse o descubrir lo que había hecho, decidí ponerme los auriculares y escuchar música para relajarme.
Cuando estaba por dar una mordida al sándwich sonó mi celular. Y era ni nada menos que Caleb, así que conteste.
—Hola.
—Bebé, ¿Qué estás haciendo?
—Nada, escuchando música... y vos?
Caleb se rio cuando le conteste eso. Fruncí el ceño, siempre le gustaba burlarse de mí.
—Como siempre, sin hacer nada. —Caleb se reía, era un idiota—, yo estoy aquí pensando en ti, hablando de música, acabo de escuchar la que me cantaste hoy... —. Se quedó callado un momento y se rio— Alina, eres toda una diabla... Muero por hacerte todo eso.
—...
Había olvidado que le canté hoy una canción super sensual, y ahora estaba molestándome con eso.
—Me imagino que eso es un sí.
—Eso venís diciendo y nada de nada —conteste riéndome, porque no sabía cómo ocultar mi timidez a cuando él me hablaba en ese tono de voz.
—¿Pero quién es la que se queda dormida?
—¿Qué?
Punto para Caleb, ¡Maldición!
—¿Quién se queda dormida? Cuando simplemente la hago venir con dedos?
—¡Caleb! ¡Cállate! ¿Solo para eso me llamas? Sos un malo.
Él solo se reía a carcajadas porque sabía cómo me hacía sentir eso.
—¿Sabes? Este bebé quiere fotitos para poder recordar lo linda y tierna que es su novia —dijo con vos ronca y seductora—. Si no se pondrá triste.
¿Espera, qué? ¿Qué demonios estaba pidiendo? No es como si no me hubiera visto sin ropa.
—El bebé, va a tener que seguir triste —conteste riéndome.
—¿Por qué es mala con el bebé? Solo te pido unita.
—Por qué este bebé, se burla mucho de su querida novia —contraataque, esta vez él no me ganaría.
—Solo una, así el bebé será feliz.
—Hoy el bebé tendrá que estar triste, porque mamá no le va a complacer —dije riéndome, esto estaba poniéndose divertido. Me gustaba que me rogara y más con esa dulce voz.
—Bebé se sentirá conforme, si mamá le promete que lo hará.
—Nada, no le pasará nada. —Me reí, imaginando su cara.
Igual no sabía por qué estábamos hablando de estas cosas. Sé que éramos pareja, pero era un poco raro hablar con tanta naturalidad.
—Por favor, mamita linda —rogaba mientras se reía—. ¿Por qué te gusta hacer sufrir al bebé?
—El bebé, debe aprender que todo lo que desea o pide... No siempre lo va a conseguir. Fin de la historia.
—No creo, mamá quiere al bebé y no le gustaría verlo triste.
—Mamá quiere al bebé Caleb, pero no por eso le va a complacer en todo.
—...
—...
Ambos nos quedamos callados, yo moría de reírme fuerte, ya que me parecía divertido el dale y afloja en la conversación.
—Quiero verte... —habló más serio.
—Caleb, me viste esta mañana.
—Estoy llegando a tu casa.
—¿Qué? —grite mientras me levantaba de un salto de la cama para vichar por la ventana—. ¿Por dónde estás?
—Estoy a una cuadra... Ya...
—Espérame ahí, ya salgo. —No deje que terminara su oración por lo nerviosa que estaba.
No quería que llegara a casa porque mi madre no estaba y Lucinda le avisaría apenas Caleb pisara el patio. Así que me puse un abrigo y salí corriendo a la puerta sin hacer nada de ruido para que no sepa que salí.
Corrí despavorida hacia donde le dije a Caleb que me esperara, era un trayecto larguito, que cuando me di cuenta estaba a unos pasos de llegar. Me pare un segundo para calmar mi respiración de la corrida.
Mientras me iba acercando visualice a mi novio que estaba fumando y apoyado en el carro con el cabello todo desaliñado. Esto me recordó a los chicos de los tantos libros que leía. Él a sentirme caminar, me miro guiñándome y sonrió con esa sonrisa que tanto me gustaba.
—¿Por qué no quería que llegue hasta tu casa? —preguntó mientras tiraba la colilla de cigarro al suelo y lo pisaba.
—Solo...
—Solo que... —dijo mientras se acercaba y me tomaba de la cintura para acercarme a él— ¿Te gusta esta forma de vernos?
Dios, su fragancia era increíble más la mezcla con el olor al cigarro.
—Mi madre... no está en casa, y Lucy podría llamar... e inventar cosas... —tartamudee mientras ponía mis manos en su fuerte pecho para alejarlo un poco.
Caleb agarró mis manos y las coloco en su cuello, luego me rodeo la cintura con sus fuertes brazos. No era justo, sabía perfectamente que no podía resistirme a sus encantos. Mientras me abrazaba fuerte dejaba pequeños besos en mi mejilla.
—Te quiero besar —susurró en mi oído haciéndome temblar.
—...
—¿Tienes frío?
—No.
—¿Entonces porque te estremeciste?
—Eh... tu aliento... —respondí en un susurro.
Caleb ladeó su rostro y me sonríe pícaramente. Para luego acercar su rostro a mi oído nuevamente.
—Con que con solo hacer esto causo un estrago a tu cuerpo —susurra mientras muerde mi oreja, esto hizo que soltara un gemido— ¿Qué pasara cuando toque otras cosas? ¿Te vendrías o te irías?
Lo alejé un poco de mí avergonzada. Realmente a él le gustaba molestarme y ponerme de esta forma. Caleb soltó una risa y su mano la fue bajando hasta mi trasero para acariciarlo.
Mi cuerpo ese estremeció bajo su tacto, y aquel lugar sensible entre mis piernas pedía a gritos un poco de atención y por el bulto en los pantalones de Caleb, estaba segura de que él se encontraba igual que yo.
—Me refiero a...
—Para qué viniste... —Lo interrumpí para que no terminara de decir lo que estaba por soltar.
—Quería verte. Te extrañé hoy.
—Pero no vimos hace horas y hace minutos estábamos hablando por teléfono —dije confundida.
—No me importa si son horas, minutos, segundos... cuando no estás a mi lado te extraño con locura, bebé.
—Dale, Caleb... que decís —reí mientras lo miraba y no podía evitar de admirar esos hermosos ojos que tenía, sus labios.
—Me encanta cuando me miras así, con esos ojos tan...
—Tan ¿qué?
—Quiero un beso —cambio de tema, así como cuando cambia su estado de ánimo.
—No sos de esos que piden permiso.
—Exacto, pero no lo haré.
Levante la mirada confundida.
—¿Por qué no?
—¿Quieres que lo haga? —sonrió con malicia.
—...
Me quedé callada, este juego era un poco frustrante, a Caleb le gustaba burlarse de mí.
—Quiero que tú me beses.
—¿Qué? —pregunte nerviosa.
—Quiero que tú me bese...
Pero no siguió, porque tomé su rostro entre mis manos y le di un suave beso sobre los cálidos labios de Caleb y me retire rápidamente.
—¿Ya estás satisfecho?
—¿A esto lo llamas un beso?
—...
Hola, cómo están..?
Nada, soy yo de nuevo... Últimamente estoy muy alejada de la escritura y de a poco voy retomandola subiendo los capítulos que tengo en borrador.
Ojalá les guste el capítulo, cualquier cosa me dicen...
Agradecería sus comentarios y estrellitas. ☺️
Nataly.
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