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Capítulo 15

Después de la clase de educación física vamos de camino a nuestra taquilla con Valentina que estaba mandando un mensaje no sé a quién. En la puerta de mi taquilla encontré un trozo de papel lo saqué y vi que es un mensaje de Caleb "Nos vemos en el estacionamiento al terminar las clases" ¿Quién se creía para darme órdenes?

—¿Qué era eso? —preguntó Valentina.

—Nada —dije esperando que capte por mi tono de voz que no me apetecía hablar del tema.

—Así que, ¿Te enteraste de que habrá una fiesta? —me comentó Valentina como si nada hubiera pasado.

Aparté la mirada de mi casillero y la miré extrañada, ni idea de la fiesta, es más, ni me interesaba.

—Bueno, no tenía idea.

—Sería buena idea ir, ¿no crees? —declaró— además ahí estará Caleb y mi primo que deseo presentarte.

—Estás loca, ¿Lo sabías?

—Hablando del rey de Roma allí está él —soltó Valentina sonriendo.

Miré hacia donde ella estaba mirando y había cuatro chicos, no quería que ella lo llamara, pero era tarde para eso. Porque mi amiga ya estaba gritando su nombre.

—¡Benjamín! —gritó mi amiga.

—¿Qué haces? — dije. Pero ya era tarde.

Vaya, el tal Benjamín sí que era lindo, con cabello oscuro desaliñado, tez blanca, una nariz bien recta, labios finos, sus ojos de un color marrón claro intensos. El chico tenía un cuerpo bien trabajado por lo deportista que era y podría decir que era igual o un poco más bajo que Caleb. Sin lugar a dudas era muy lindo en especial con esos lunares que le daban un toque dulce a su rostro, con esas cejas espesas y sus pestañas muy rizadas. Poco a poco se iba acercando y yo no sabía donde meterme.

—¡Piojo! ¿Qué haces? —preguntó a mi amiga.

—Aquí hablando con mi amiga —respondió Valentina.

Ladeó la cabeza a mi dirección. Y Guau. La intensa mirada de sus ojos marrones me estaba poniendo nerviosa. Además olía fenomenal y viéndolo de cerca era muy guapo y él lo sabía.

—Hola, soy Benjamín —se presentó antes de que mi amiga lo hiciera.

—Mmm, encantada de conocerte Benjamín —tartamudeó en respuesta— Soy Alina.

Me sonrió. Mierda el chico sí que era hermoso y espera ¿Estaba coqueteándome?

—No coquetees con ella, retrocede. No porque seas mi primo vas a tener derecho —Valentina bromeó.

Benjamín la ignoró y mantuvo su atención en mí.

—¿Así que eres amiga de Valen?

—Así es.

—De hecho buenas amigas —contestó Valentina.

—¿Irán a la fiesta del sábado? —preguntó. Oh, no. Otra persona que sabía de la dichosa fiesta y yo ni idea de lo que pasaba a mi alrededor. ¿En dónde estaba mi Cabeza? Bien, pues todos sabían que en una sola persona y esa persona era nada menos que Caleb. — ¿Vas a ir Alina?

—No lo sé, recién acabo de enterarme. Además tengo algunas cosas que hacer —expliqué mirando a mi amiga.

—¿No quieres que vayamos a comer algo después del colegio? —habló Benjamín, cerca de mí.

—No creo que pueda tenemos tarea —comunicó Valentina.

Benjamín siguió sin prestarle atención a su prima y estaba estudiándome muy de cerca.

—¿Te estoy asustando con lo directo que soy? —preguntó— no te preocupes de que soy inofensivo.

No me sentía segura qué hacer con él. No era buena con la cosa del coqueteo y estaba bastante segura de que él era un experto en eso.

—No, claro que no. Es solo que no estoy acostumbrada a este tipo de cosas —contesté educadamente no sabía que más decir.

—¿Qué tipo de cosas? —preguntó con curiosidad.

—Chicos y coquetear al menos eso es lo que creo que está pasando ¿No?—soné a la defensiva o como una idiota no lo sabía. Benjamín de a poco me sonrió y eso hizo que me dieran ganas de salir corriendo.

—Sí, estamos definitivamente coqueteando. ¿Y cómo alguien tan jodidamente hermosa como tú no está acostumbrada a estas clases de cosas?

Me tensé ante sus palabras y sacudí la cabeza.

—Ya te dijo. ¡No seas fastidioso! —respondió Valentina.

La miré agradeciéndole con la mirada.

—En realidad estaba ocupada.

Benjamín asintió con la cabeza y se apartó un paso.

—Lo siento. No quise incomodarte. Me gustaría que fuéramos amigos. —aclaró— ahora si me disculpan debo irme. —Piojo nos vemos, se cuidan sí. Gusto en conocerte Alina.

Dicho eso se marchó hacia donde estaban sus amigos. Y yo me le quedé mirando un poco desconcertada antes sus palabras.

—Lamento lo que te dijo a veces es un tonto —se disculpó Valentina.

—No te preocupes igual no paso nada, podía contra él —la tranquilicé— y debería decir que me agradó, el chico te dice las cosas claras.

—Te dije que te gustaría conocerlo.

Me reí junto con ella y salimos al estacionamiento para irse a casa. Cuando estaba por llegar a mi Jeep apareció Caleb. ¿Era en serio? ¿Este chico nunca se daba por vencido? ¿No se cansaba de molestarme? No tenía ganas de hablar con él, así que lo miré no disimulando mi descontento cuando me encontré con sus centelleantes ojos azules. Pasó su mano por su cabello rubio oscuro y mostró una sonrisa de medio lado.

—Hola, Alina, me alegra que hayas esperado.

—Si, bueno. No es como si te estuviese esperando —murmuré— ¿Qué quieres?

—Una compañera para hacer la tarea.

—Es que no la tienes ¿aún? —sonreí falsamente.

—¿Sabes lo que hice anoche? —dijo sin responder al sarcasmo.

—Si, ¿acosarme con mensajes?
Resopló.

—Antes de eso, quiero decir.

Hago como si reflexionara.

—Eh... No lo sé ¿Estar con la capitana de las animadoras? O tal vez ¿revisándote la cabeza?

—En realidad no —respondió todo engreído— lo que digo es lo que hice anoche —elevó una ceja rubia —Pero estoy muy intrigado por tu interés en mi vida sexual te puedo dar detalles en otro momento.

Se cruzó de brazos, me di cuenta de que tiene unas manos grandes con dedos largos y uñas cortas, estaba con el cabello recién lavado. Caí en cuenta que debió de estar entrenando.

—Ayer estuve haciendo algo de investigación —me informó— y ¿sabes qué? No entendí nada. "TE NECESITO NINA".

¿Nina? ¿Eso era un apodo? ¿Cómo se atrevía? ¡Ahhhh! Caleb se dio cuenta de mi mirada sorprendida y levantó la ceja de nuevo todo divertido.

—He averiguado mucho de ti en estos días. Sé tu número de celular, tu nombre completo, incluso me he enterado de dónde vives.

¿Qué? ¿Qué sabía qué? ¿Cómo sabía todo eso? Idiota...!

—Guau. Eres de verdad un idiota acosador.

—No, simplemente soy muy meticuloso me gusta saber con quién me enfrento o de quién estoy cerca.

—¡Por el ángel! Ni que fuera alguien peligrosa ¿Bien? —señalé mi jeep que estaba al frente de nosotros— por favor, solo vete y déjame que vaya a casa ¿sí? No tienes por qué estar hablando con una chica fiera y peligrosa.

—¿Por el ángel? —Caleb se rio antes de retroceder un paso— ¿De dónde sacaste eso? ¿Por qué mejor no vamos a comer algo, y platicamos? Y por cierto lo de Fiera es verdad necesitas ser domada.

—¡Idiota!

—¡Fiera Salvaje!

—¿Sabes qué? Tengo otras cosas que hacer más importante que estar hablando idioteces contigo.

—¿En serio? —se burló— ¿Qué es más importante que nosotros? Y es que no estamos hablando idioteces.

Resoplé y empecé a guardar mi mochila a mi Jeep. No miré en su dirección, pero podía sentir esos ojos color azules seguir cada uno de mis movimientos. Seguramente me estaba enviando órdenes telepáticas para que le disculpe o acepte ir con él a comer algo y tenía razón lo más importante era la tarea no quería suspender así que miré por encima del hombro frunciendo el ceño profundamente.

—Cómo sea, no quiero hablar de lo que pasó el sábado por la noche ni nada, pero creo que lo más importante es la tarea y debemos pensar en ella.

—Exacto, eso quería decirte siempre —se encogió de hombros—. Solo no quiero suspender y tú tampoco me imagino.

Me giré a toda velocidad para mirarlo de frente, era la cosa más sincera que había escuchado salir de su hermosa y rosada boca.

—Que bueno escuchar eso.

—Muy bien ya lo escuchaste ahora —comentó reflexionando sobre ello.

—Si no tienes más que decir, ¿Puedes desaparecer ya de mi vista?

Comencé a abrir la puerta del conductor ignorándolo por completo mientras me disponía a entrar cuando me dijo.

—¿Qué tal una cita?

Genial ¿Ahora que se proponía? ¿Jugar con mis sentimientos? No era justo él se aprovechaba de su belleza. Sabía cómo atrapar a una chica.

—¿Qué?

—Ahora sí tengo tu atención.

—No, ¿De verdad crees que quiero salir contigo?

—Todo el mundo quiere salir conmigo.
Me eché a reír y esperé a que no se sintiera ofendido por mi reacción.

—Solo por curiosidad —pregunté acercándome a él— cuando te despiertas por las mañanas ¿Te admiras frente al espejo? O ¿Te preguntas lo idiota que eres?

—En realidad me encanta hacer la primera opción, podría decir que me toma una o dos horas admirándome lo hermoso que me hicieron mis padres —contestó sonriendo— en cuanto a lo otro ya no me ofende que me llames así.

—¿Hablas en serio? Entonces ¿Puedo llamarte idiota en lugar de Caleb?

-—Y yo puedo llamarte ¿MI FIERA SALVAJE? —sonrió burlándose.

¿Era enserio? Fiera Salvaje de ¿Dónde sacaba algo así? Su respuesta me hizo resoplar y hacer que ría a carcajadas.

—Vaya... lo lamento señor Perfecto, pero realmente no estoy interesada en salir contigo —dije queriendo golpear mi cabeza en el Jeep. Pero que carajos me pasaba no se suponía que eso era lo que quería, que me notase y estemos juntos ¡Demonios!

—Creo que me estás malentendiendo, Nina. No estoy buscando una relación amorosa contigo. Sé que no te gusto y nada de lo que haga cambiará eso.

Oh, oh... Eso sí que no era verdad. Obvio que me gustaba, no, me encantaba pero eso no se lo admitiría.

—Pues sí que me haces sentir mejor —dije mientras intentaba meterme al Jeep, Caleb agarró la puerta para detenerme.

—Estaba hablando en serio.

—¿Hablar en serio?

—Sí... No eres la primera chica que se hace la difícil.

Me hizo reír sin ganas. Definitivamente era un idiota.

—Estoy perfectamente contenta de no ser la única. Pero muchas gracias por decírmelo. Eres un amor Caleb, de verdad.

Se veía frustrado con el comentario que le acababa de decir.

—¡Haré que cambies de opinión! Respeto a lo que piensas de mí.

—Estás perdiendo el tiempo —dije algo frustrada— mira si invirtieras todo el esfuerzo que estás utilizando en acosarme y diciéndome no sé qué... Mejor deberías preocuparte por hacer tu parte del trabajo y ya.

Empujé su mano apartándolo del Jeep, deslizándome en el asiento del conductor cerré la puerta, encendí y arranqué el Jeep. Él se apartó instantáneamente de donde estaba parado y yo pongo en marcha mi Jeep mirando por el espejo retrovisor que seguía parado en el mismo lugar que se había quedado.


Multimedia: Benjamín Santander.

GRACIAS POR SEGUIR LEYENDO MI HISTORIA...!! ESTOY MUY CONTENTA, CON MUCHAS GANAS DE SEGUIR ESCRIBIENDO.
AGRADEZCO A LAS PERSONAS QUE ESTÁN SIGUIENDO LA HISTORIA EN CADA PUBLICACIÓN. LOS QUIERO MUCHO Y NUEVAMENTE GRACIAS...!!

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