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Capítulo 13

Pasadas una hora o más llegué a casa ya un poco más tranquila no queriendo que mi madre me vea en esta situación, se enojaría mucho con Caleb por hacerme ir a perder el tiempo y más me pediría que hiciera sola la tarea. Aunque a la maestra eso no le agradaría y terminaría por reprobarnos tanto a Caleb como a mí. Estacioné el Jeep en el garaje y exhalé un suspiro de alivio, me bajé con flojera que no bajé mi mochila con mis cosas. Atravesé la puerta de roble macizo había sido un día largo y lo que quería hacer era pegarme una ducha caliente, meterme a la cama y olvidar todo. Estaba llegando a mi habitación cuando escuché que me hablaban.

—¡Ey! Llegas tarde —Lucy estaba en la puerta de su habitación con un vaso de leche en la mano.

—¿Dónde está mamá? —pregunté mientras entraba a mi habitación.

Me senté en la cama comencé a quitándome los zapatos y desvistiéndome hasta quedarme en ropa interior mientras Lucy estaba en la puerta de mi habitación. Odiaba que hiciera eso en quedarse a espiarme y a veces era un poco tímida como para desnudarme delante de ella, pero con todo lo que me había pasado hoy me valía una mierda, adiós a la privacidad.

—Escucha, eh...

Su comienzo informal me hizo poner recta esperando algo no bueno de parte de ella. Estas últimas semanas fueron realmente duras para ambas. Pero no sabía que le había hecho para que me mirara con odio o fastidio cada vez que le decía algo.

—¿Sí? —dije mientras iba cogiendo mi toalla que estaba colgada en la pared cerca la puerta.

—¿Qué tal la fiesta? —Sus ojos empezaron a brillar con maldad— por tu cara se nota que te fue de maravilla.

Me la quedé mirando con el ceño fruncido sin comprender el motivo de sus palabras.

—¿De qué hablas?... ¿Tú lo sabías? Y no me dijiste nada —conteste un poco alterada.

—Creí que lo sabías —me dijo levantándose de hombros.

—¿Sabes que? Salte de mi cuarto.

—No es para tanto hermanita —Se echó a reír.

—¡Largo! —dije toda enojada tirando la almohada mientras ella cerraba la puerta a carcajadas.

¿Cómo era posible que no me lo dijera? Porque tanto odio, no lo entendía desde que había entrado al grupo de las animadoras estaba toda rara conmigo. De puro enojo me puse el pijama y me metí a la cama sin decir o hacer nada que después vaya a arrepentirme.

(...)

A la mañana siguiente escuché a mi despertador sonar, tenía una flojera de apagarlo, pero con toda la voluntad del mundo me estiré, me senté y alcancé el despertador. Me quedé echada mirando al techo de mi habitación pensando cómo era posible que todo me saliera mal. Mañana otra vez tenía que volver al colegio y francamente no quería pensar en ello, realmente estaba molesta con Lucy, la odiosa de Megan y con el idiota de Caleb.

No sabía cuánto me había quedado así que el sol comenzó a entrar por la ventana. Sé que había dormido hasta tarde hoy y que la noche anterior me dejó agotada, realmente necesitaba una ducha. Tal vez con el silencio que había en casa se podría decir que todos dormían todavía y eso era bueno, ya que nadie me haría preguntas. Agarré bragas limpias y un short cortos de color azul con una camiseta negra y entre a la ducha. Una vez que estuve limpia y vestida colgué la toalla. Salí de mi cuarto directo a la cocina, la casa estaba con las luces apagadas y la única luz era del sol que entraba por las ventanas que daban a las montañas. En la cocina habían dejado vasos con jugos y restos de comida esparcida por el mesón sin dudas no tendría que adivinar quien dejó eso así.

Podría limpiar esto para sentirme un poco útil, tal vez así pudiera quitarme el malestar del estómago. Lentamente fui a la nevera, saque leche en un vaso y me dirigí por el pasillo hacia las escaleras para ir a la terraza, el aire olía maravilloso me pare en la barandilla y mire hacia los cerros el amanecer que era increíble, lo más hermoso que jamás había visto. Olvide de avisarle a mamá que ya estaba en casa anoche, tal vez ella ya me había visto cuando estaba dormida, ya que no me despertó ni nada. Ahora, aquí estaba yo mirando el paisaje que rodeaba mi casa y no iba a decirle que estaba bien y que todo salió mal. Pero eso seria preocuparla y despertarla muy temprano un domingo.

—La vista es muy hermosa ¿no? —la voz de mi madre me sorprendió. Me di la vuelta para verla apoyada contra la puerta abierta que daba a la terraza.

—Hola, mamá —la saludé, ya que no tenía que más decir.

—¿Levantada tan temprano? —su tono divertido no se me escapó. Parpadeé y levanté la mirada para verla sonreír.

—Eh, no tenía sueño.

—Sí, entiendo.

Volviéndome miré hacia las montañas. ¿Se lo contaba lo que me paso ayer? No sería agregarle más cosas a su agenda, ya que paraba muy ocupada últimamente.

—Alina, ¿Todo bien?

Me di vuelta y la miré con ganas de echarme a llorar. Pero no lo hice solo le contesté calmada.

—Todo bien, solo estoy preocupada por mis deberes de la escuela.

—Puedo ayudarte si deseas.

—Mmm... Tranquila. No te preocupes mamá.

—Cariño, sabes que puedes confiar en mí. Para eso estoy aquí dime que te pasa —me dijo un poco preocupada. — Ayer no estabas así ¿Qué pasó? —Preguntó mamá, si ella supiera.

—Ya te dije que nada mamá —contesté un poco molesta caminando hacia la puerta para irme a mi habitación.

—¡Alina!

—¡Qué!

—Cuidado como me hablas señorita.

—Que quieres que te diga mamá, ¿Qué todo me salió mal ayer? ¿Qué estoy harta de todo esto? —dije furiosa— porque si no recuerdo mal fuiste tú quien nos trajo a este lugar. No quería venir, no nos dejaste elección, tu sola decidiste esto y mírame como estoy, hasta Lucy me odia y no entiendo que demonios hice para que reaccione así conmigo, odio aquí, odio todo esto —solté todo llorando sentándome en el piso apoyada en la pared.

Está bien sabía que dramatizaba mucho, pero últimamente tantas cosas que me estaban pasando al fin la bomba explotaba y terminé diciendo esto. Mi madre me miró triste y un poco molesta, pero se acercó a consolarme después de lo que le dije y culpado realmente era una mujer increíble.

—Alina, lo siento. Si hubiera sabido que te iba a afectar tanto el cambio no solo a ti, sino que a Lucy también —suspiró mi madre abrazándome y acariciando mi cabeza— no hubiera aceptado el trabajo y nos hubiéramos quedado en New York.

—Lo siento mamá -dije sollozando— Perdón por decir estas cosa. Soy una tonta, sabes que estoy orgullosa de ti por protegernos, amarnos y sobre todo por ver lo mejor para nosotras.

—Sé que estás pasando por momentos difíciles. Pero vamos a solucionarlos las tres como una familia —susurró mamá— y Lucy no te odia, ella te ama al igual yo.

—Gracias mamá, pero conozco a mi hermana —dije abrazándola fuerte no sé que haría sin ella— pero tú más que nadie sabes que eso es mentira.

—Lucy está creciendo Alina, debes entender eso.

—Y ¿Ella me entiende a mí?... Tienes razón lamento por todo lo que dije.

—No te preocupes —me dio un beso en la cabeza. — Te amo cariño. Y ya no llores todo se solucionará ¿Está bien?

La abracé más fuerte y realmente quería creer eso. Pero tenía miedo.

(...)


Después de lo que pasó por la mañana me pasé todo el día en mi habitación viendo NARUTO SHIPPUDEN estaba más tranquila y me agradaba ver uno de mis animes favoritos. Me reí de mi misma, justo en ese momento tenía ganas de ir al baño a orinar, pero algo me impidió de llegar a mi objetivo. Cuando apenas había dado unos pasos hacia el baño, PIED PIPER sonaba en mi mesa de noche. Ese era el sonido que había elegido como tono para los mensajes de WhatsApp porque me gustaba mucho BTS por ello había puesto el tono. Llegué a la mesa donde estaba mi móvil; a continuación, analicé el mensaje que había en la pantalla.

Caleb: ¡Ey!, soy Caleb. Quería disculparme por lo de ayer, será que podemos cerrar detalles de la tarea: horario para hacerla.

Por el amor de Dios. No sabía si reírme o gritar porque me había escrito. Suspire y me plantee en dejarle en visto, pero le devolví un mensaje corto y nada amable.

Yo: No lo sé ¿Recién te acuerdas de la tarea?

Caleb: Pensaba escribirte más temprano, pero me dormí.

Mierda y todavía lo decía así de tranquilo. Otro mensaje apareció antes de que pudiera responder; y por cierto, quienquiera que dijo que no era posible detectar el humor de una persona a través de los mensajes, estaba equivocado. El tono de Caleb mostraba que estaba cabreado a tope:

Caleb: Si, la cague está bien, pero si me hubieras hecho acuerdo ayer, nada de esto estuviera pasando o yo no tendría que mensajear.

Yo: Si no quieres no tienes que mensajearme para nada. Es más preferiría si no lo hicieras.

Caleb: ¿Qué tengo que hacer para conseguir que me disculpes?

Yo: Absolutamente nada.

Caleb: Genial. ¿Eso quiere decir que estoy disculpado?

El gruñido que he estado reprimiendo se escapó.

Yo: Ni lo sueñes.

Caleb: ¿podemos vernos más de un rato? Estoy libre a las ocho.

Yo: No puedo. Tengo gripe muy contagiosa. Acabo de salvarte la vida.

Caleb: Oh, agradezco tu preocupación. Pero da la casualidad que soy inmune.

Yo: ¿En serio?


Caleb: Pues claro. Por ello estoy como estoy cariño.

Uf, ¿Otra vez con el cariño? De acuerdo. Estaba claro que era hora de ponerle fin a todo esto antes de que siguiera queriendo ligar.

Yo: Bueno, un placer hablar contigo. Buena suerte en tu presentación de Filosofía.

Varios segundos después Caleb no respondió dejándome en visto, me di una palmadita mental en la espalda por conseguir con éxito deshacerme de él. Aunque no me sentía bien en cómo le conteste. Suspiré y estaba a punto de salir al baño, ya que se me había pasado las ganas cuando un mensaje llegó nuevamente a mi celular. Era una foto. Sin entender a mi sentido común, lo descargué y un momento después un pecho desnudo llenó la pantalla. Sí. Estaba hablando de una piel suave y bronceada, pectorales esculpidos, la tableta de chocolate más firme que había visto jamás. No podía dejar de mirar la foto y me agradaba que me enviase una imagen de su muy marcado pecho. Pero no por eso iba a desistir de estar molesta con él que prefiriera su dichosa fiesta que la tarea.

Yo: joder. Acabas de enviar una foto de tus abdominales?

Caleb: Sí, ¿te gusto? Funcionó para que me disculpes?

Yo: ¿Si me gusto? Pues no.

Caleb: No hice que cambiaras de opinión? Estoy intentando ablandarte.

Yo: Sabes, ve a ablandar a otra persona. Aah, voy a publicar esa foto en el Facebook, digo a la del colegio donde todo el mundo está conectado.

Caleb: Me encanta la idea! Así las chicas estarán más que encantadas de tenerme de fondo de pantalla.

Yo: Deja de molestarme. Lo digo en serio.

No esperé su respuesta. Tiré mi celular a la cama y me fui al baño.


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