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12: sexto mes

Editado

—Hyung, ¿Puedes prestarme tu camiseta negra?... — Jungkook rebuscaba entre las prendas colgadas del closet, mirando toda su ropa.

— ¿Por qué?

—Uh, es que me gusta como se me ve.

— ¿A dónde dices que irás?...

—Con Taehyung y Jimin.

—Ve feo, ni que fueran importantes.

— ¿Me dijiste feo? Uh ya lo sabía, por eso quería tu camiseta, he notado que las mías ya no se me ven igual. Además mis piernas están más gordas y mi cabello no brilla como antes ¡El bebé me está consumiendo!

Jungkook se dejó caer sobre la cama, cubriendo su rostro. Arrojé el control remoto a un lado sobre la cama después de apagar la TV y me crucé de brazos. Es que esto me pasa por ser tan caritativo y buen novio...

—Kook...

— ¡No digas que no es cierto! Es obvio. No te había querido decir pero los bóxer ya me quedan muy ajustados, me voy a convertir en una vaca gorda y fea y ya no me vas a querer.

— ¡Jungkook, cierra la boca! — me levanté de la cama y me puse sobre él destapando su rostro y reteniendo sus brazos a los lados. —No has engordado ni un gramo y estás completamente perfecto. Deja de decir pendejadas.

—Yoongi... — Jungkook murmuró con una bonita sonrisa en sus labios. — ¿Puedes darme un beso?

—No.

Jungkook hizo un mueca y movió sus manos intentando soltarse. Pude ver muy bien el mismo sentimiento de antes.

—Me temo que no puedo darte solo uno.

Besé sus labios de forma suave y precisa, dejándome disfrutar de la genial sensación de tener lo que amas. Solté sus manos y acaricié, descendiendo por su abdomen hasta el inicio de su camiseta. La levanté y dejé descubierto su abdomen.

— ¿Sientes esto?... — acaricié desde su pecho hasta su estómago, dejando figuras abstractas y suaves, causando un estremecimiento en su cuerpo. —No hay nada de malo aquí, más que la tonta ilusión de que estás embarazado, y eso en realidad no es malo porque te hace feliz, y si tu estás feliz, yo estoy dispuesto a ser un buen padre.

— ¡No digas cosas así! Me vas a hacer llorar...

—Pues llora, que felicidad va a ser la única razón por la que te haga llorar.

Me levanté de la cama y me incliné para dejar un beso en la suave piel de su pancita.

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