Sonrió dulce mientras entraba en su aula al mismo tiempo que leía la carta que su estúpido, idiota y encantadoramente bobo enamorado le había vuelto a dejar en su casillero, siendo la última vez que dejaría las cosas allí, pues las había tomado todas para trasladarlas a la taquilla de Bert, donde este prometió que las protegería aunque dependiera su vida en ello. Se sentó en su sitio y en seguida fue recibido por los gemelos que se sentaron cada uno a un lado, bufó pesado y rodó los ojos.

- Ustedes dos no se sientan aquí, fuera...

- ¿Que te dijo para que sonrieras así, eh?- le dió suaves codazos Keenan.

- Mariconerías suyas, ya lo sabéis...- rodó los ojos.

- Awwwwww...- musitaron los dos.

- Oh, mira, Christian llegó...- mintió para quitarse al menos a uno de los hermanos de encima.

- ¿¡Donde!?- exclamó ella. Cuando se dió cuenta de que era mentira lo miró mal- Mentiroso- lloriqueo dramáticamente.

- Hola, amor...- dejó un beso sobre la mejilla de la chica, está dió un brincó sobresaltada y después le abrazó.

- Hola hermose mie...- le besó, seguidamente le abrazó.

- Ugh...- susurró en bajo William ganándose un golpe por parte de Álex.- ¿Qué? ¿Porque me pegas? No entiendo el género no binario, tsk...

- Yo no entiendo como eres tan intolerante siendo gay.

- No soy gay.

- Pero tu novio si- susurró Keenan ganándose una risilla de su hermana.

- Tú cállate...- Atacó William.