Terror
Capítulo 18 parte 1 - Terror
Sabiendo de que podía haber arruinado el plan de Jungkook, sólo un poco, hizo sentir muy bien a Taehyung. Sabiendo de que podía sorprenderlo si lo intentaba lo hizo sentir satisfecho y orgulloso de sí mismo.
El sólo deseaba no haber tenido que besar a Jungkook para probarle que tenía algunos trucos bajo la manga.El no quiso querer besarlo.
No quería, porque para él era ilegal tener algún tipo de relación romántica con un preso en el lugar donde trabaja.Los doctores no pueden dormir con sus pacientes, y los policías no pueden dormir con sus prisioneros, esas son las reglas.
No es que hubiera pensado en dormir con el prisonero...
— ¿Qué demonios fue eso?
El levantó la cabeza y violentamente se trató de deshacer de esos pensamientos.
— ¿Qué fue que?
— ¡Eso! –Hoseok estaba prácticamente agitando los brazos. – ¡Justo ahora con el 815!
— Su nombre es Jungkook.
— Como sea –los ojos del pelirrojo estaban muy abiertos, como si llamar al prisonero por su nombre fuera peligroso. – ¿Nada de lo que te dijimos ese día entró en tu dura cabeza? ¡Él-es-peligroso!
— Está en prisión Hoseok –le espetó– rodeado por policías. Tengo un arma. ¿Qué puede hacer? –se estaba cansando de hacerse esa pregunta él mismo y a los otros.
El pelirrojo balbuceó durante unos momentos antes de decidirse a hablar con un pequeño resoplido.
— ¡Un montón de cosas!
resopló y cerró la boca. Había tenido suficiente de esto. No quería oír nada más de nadie.
— Él no está mentalmente estable, Taehyung–continuó– no tengo idea de por qué no puedes ver eso, pero no debes pasar el rato con él. No es seguro.
— Lo veo –dijo con los dientes apretados. – Confía en mí, lo veo –miró a Hoseok con los ojos entrecerrados.
– El hecho de que él no es como el resto de nosotros, no significa que no necesite amigos, alguien que se preocupe.
Hoseok parecía esperar que dijera algo más, así que continuó.
-¿Qué pasa si estar aquí lo vuelve loco? ¿Qué pasa si estar solo sin nadie con quien hablar lo hizo así?
— Así que tú qué, ¿estás tratando de salvarlo?
— No –respondió con incredulidad– simplemente no creo que debería estar solo, eso es todo. Nadie viene a visitarlo.
— Y debe haber una razón para eso –contestó el pelirrojo , pero parecía darse por vencido. Pasó sus dedos sobre su cabello largo con un suspiro.
– Mira, no puedo hacer que dejes de visitarlo –dijo– pero eres un policía. Ser su amigo, Taehyung , no es tu trabajo. Si haces cualquier otra cosa y lo veo, tengo que reportarte. No es nada personal.
El peligris frunció el ceño.
— No estoy pensando en hacer otra cosa –prácticamente gruñó.
— Puede ser que no– pero él definitivamente sí. Sólo estoy diciendo, cuida tus espaldas.
Apretó los labios y se dio la vuelta antes de hacer algo de lo que se arrepintiera o de que Hoseok volviera a hablar.
— La historia se repite.
Hoseok saltó y se dio la vuelta, sorprendido de ver a Seokjin sentado en la parte trasera del vestuario. Su rostro tenía una expresión oscura que Hoseok nunca le había visto antes.
— ¿Qué?
— La historia se repite –dijo otra vez y su rostro se ensombreció más, enviando escalofríos por toda la columna vertebral de Hoseok. – Exactamente el mismo patrón.
●●●
— Cuídate la maldita espalda –Taehyung murmuró en voz baja cerrando la puerta tras de sí.
Estaba demasiado cansado y enojado de escuchar siempre la misma canción cada vez que 815 salía en la conversación. Se dirigía a su escritorio cuando se topó con alguien en el camino.
— Wow, ten cuidado Tom –rió Anne y Taehyung la miró con sorpresa. – ¿Qué te ha puesto el humor de perros?
El peligris suspiró y se frotó los ojos.
— Nada. ¿A dónde vas? –
miró el portapapeles en sus manos y vio la etiqueta un poco diferente con su nombre en el pecho.
– ¿Esa es nueva? Se ve más... brillante –sin mencionar que no traía su traje blanco de la cafetería. Ella sonrío.
— Que bueno que me encontré contigo, tengo que agradecerte. Tengo mi antiguo trabajo. Estoy realmente emocionada; no me había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba.
Taehyung abrió mucho los ojos.
— ¿Eso significa que tú...?
— Voy en camino para ver a Jungkook , sí.
Taehyung quería abrazarla y casi lo hizo, pero prefirió agradecérselo verbalmente.
— Gracias, enserio muchas gracias. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
— Hable con David Jost –dijo Anne– y encontré que su método estaba equivocado –frunció el ceño mirando disgustada.
– Jungkook necesita un psicólogo con experiencia que sepa que hacer exactamente. David es joven, todos los otros que ha tenido también han sido muy jóvenes, no tienen mucha experiencia con gente como Jungkook , como yo. Ya no pude soportar ver que no llega a ninguna parte.
— ¿Has tenido otras personas como el? –preguntó con curiosidad.
— Sí, algunas –dijo con un guiño. – Debo irme ahora –añadió. — Jungkook no puede ser como tú y yo, Taehyung–dijo Anne– la posibilidad de que eso ocurra es...
— Pero hay una posibilidad, ¿no?
— Simplemente no quiero que te hagas ilusiones.
— Sin embargo ¿puede mejorar?
— Puede –dijo– es absolutamente posible que puede actuar normal pero Taehyung ...
— Sí, lo sé –dijo rápidamente. – No me tengo que hacer ilusiones.
Ella le sonrío, pero algo en su mirada era diferente, era triste, incluso con lástima. Quería preguntarle al respecto, pero algo se lo impidió, así que Anne sólo le palmeó el hombro y caminó junto a él hacia las escaleras.
— Gracias –le dijo de nuevo, y ella asintió con la cabeza dos veces sin darse la vuelta, y siguió por las escaleras.
La miró caminar, no sabía cómo sentirse. Por un lado se sentía mejor de saber que el azabache tendría un psiquiatra que le agradara, alguien que pudiera ayudarlo en su camino a la recuperación. Por otro lado, la mirada en los ojos de Anne.
¿Le había mentido?
¿Jungkook no tenía la oportunidad de mejorar?
Tenía la enorme necesidad de ir arriba y escuchar pero rápidamente se quitó de encima esa urgencia.
No era un imbécil, no podía hacer eso. Pero Dios, como lo deseaba.
Para distraerse se fue a continuar con el papeleo, que por cierto, lo tenía muy pero muy atrasado. Había muchos reportes aburridos de adolescentes por conducir ebrios que se produjeron la noche anterior, tenían que ser acomodados antes de que sus padres pudieran rescatarlos.
Divertido.
🌻🌻🌻🌻💜💜💜
El turno de Taehyung se terminó hace diez minutos y se estaba preparando para ir a casa.
Acomodó todos los papeles sobre su escritorio y puso las plumas de nuevo en su taza.
Miró hacia el escritorio de Hoseok y soltó una risita.
Todavía tenía un montón de trabajo que hacer antes de que pudiera irse a casa, ese idiota desordenado. El peligris se mordió el labio y buscó a su alrededor a alguien más antes de que se acercara al escritorio del pelirrojo y mezclara un poco los papeles, poniendo unos sobre otra pila y tirando unos al suelo.
Sonrío, pensando que se lo merecía.
Estaba a punto de entrar en el vestuario para quitarse su uniforme, cuando vio an Anne caminar hacia la salida, llevaba un abrigo largo de color verde y un sombrero del mismo color a juego.
— Hey –gritó tras ella y se dio la vuelta.
— Oh, hola Taehyung–dijo ajustándose el sombrero. — ¿De camino a casa?
— Sí, ¿necesitas un aventón? –preguntó notando que tenía un paraguas en la mano, como si estuviera planeando caminar a casa en la lluvia.
— Oh –sonrío. – Eso estaría bien, gracias. Terrible clima, ¿no lo crees?
— Sí –asintió.
Podía escuchar la lluvia golpeando fuertemente contra las ventanas, el viento hacia que las viejas ventanas y puertas producirán un horrible chillido.
— Sólo voy a cambiarme.
Anne asintió y se sentó en una silla para esperarlo. Se apresuró para quitarse el uniforme y ponerse lo que usualmente solía llevar; pudo ver an Anne tratando de ocultar una sonrisa.
— No te ves diferente –dijo en tono divertido.
— Cállate –dijo jugando y mantuvo la puerta abierta para que pudiera salir.
Prácticamente tuvieron que correr hacia el auto y tuvieron que forzar las puertas para que se abrieran a causa del viento. Cuando llegaron al interior, estaban llenos de gotas de lluvia por toda la ropa. Se estremecieron por el frío un poco sobre los asientos antes de que Taehyung se volviera sobre su asiento.
— Entonces, ¿hacia dónde?
— Vivo cerca, sólo conduce hacia la ciudad y yo te digo dónde te detengas.
Anne se quitó los guantes y los puso sobre su regazo, y pasó sus dedos por sus rubios rizos teñidos.
Asintió y salió del estacionamiento hacia la carretera principal.
— Noté que tienes un piercing en el labio
Dijo Anne volteándose para mirarlo.
Taehyung absorbió el pedazo de metal con la boca y asintió.
– Me lo tengo que quitar mientras trabajo –dijo– política y eso.
Anne asintió.
— Sabes, cuando empecé en este trabajo tenía el cabello azul.
El peligris apenas pudo contener la risa.
— ¿Qué?
— Me obligaron a teñirlo de nuevo al color original –rió un poco
– buenos tiempos. Aunque deberían haberme quitado también las grandes gafas de color rosa.
Taehyung soltó un bufido, incapaz de imaginar an Anne con el cabello azul y unas enormes gafas de color rosa.
— Entonces,– empezó casualmente después de unos minutos de silencio. – ¿Cómo estuvo tu sesión con Jungkook?
— Yo diría que estuvo bien, pero él probablemente no lo ve así –dijo con una pequeña sonrisa en sus labios.
— ¿Por qué no?
— Ya ves –comenzó Anne. – El tipo de sesiones que Jungkook necesita son mentalmente agotadoras, se siente muy agotado después, no voy a mentir. Tal vez empecé demasiado fuerte, lo veo, pero es para progresar.
Taehyung asintió. El progreso era bueno.
— Sólo deseo que pueda llorar –dijo Anne de repente y el parpadeó sorprendido.
— ¿Qué? ¿Por qué quieres que llore?
la miró por el rabillo del ojo sin poder apartar los ojos de la carretera por un largo periodo, pero vio que tenía el ceño fruncido.
¿Bill era incapaz de llorar? Parecía imposible.
— Seria bueno para él. Tiene un bloqueo, un bloqueo mental, eso le hacía difícil expresarse, y tal vez comprender sus propios sentimientos y los ajenos. Este bloqueo es realmente lo que me preocupa.
🌻🌻🌻🌻🌻
— Estoy preocupada por él, quiero decir ¿alguna vez lo has visto llorar?
La mujer que acababa de hablar levantó su cabeza para mirar a su marido, líneas de preocupación se extendieron por su frente. Se retorcía las manos sobre su regazo, había estado pensando en eso durante mucho tiempo.
— ¿Llorar? Jungkook es un hombre. Los hombres no lloran.
Sabía que iba a decirle algo así.
– ¿Ni siquiera en el funeral de su abuela? –preguntó casi con desesperación.
El hombre se encogió de hombros.
– La gente maneja las cosas de forma diferente –fue todo lo que dijo.
La mujer no parecía convencida.
– Él no maneja las cosas como todos –hizo una pausa sin saber cómo decir lo que iba a decir a continuación.
– Creo que... creo que debería ver a alguien –dijo con cuidado.
– ¿No crees que tal vez...?
— No. Ningún hijo mío irá con un psiquiatra. – le dio una dura mirada.
– Él está bien.
— Golpea a la gente –dijo ella– ese chico... ese chico esta en el hospital, Jay.
— Le pegó a su mujer, lo tenía merecido. Jungkook hizo lo correcto –dijo con un resoplido.
La mujer suspiró. Sabía que no lo conseguiría, así que lo dejó.
– Está bien...
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— ¿te agrada?
Las manos de Taehyung apretaron el volante y trató de parecer normal, trató de que su expresión no cambiara.
— Claro –dijo, probablemente un poco fuerte porque Anne lo estudiaba y eso lo hacía sentir un poco incomodo. Resistió el impulso de retorcerse. Ella era psiquiatra después de todo, era capaz de mirar a través de las mentiras fácilmente.
A Taehyung le gustaba Jungkook.
— Siempre y cuando sepas lo que estás haciendo –dijo después de un tiempo. – Siempre y cuando conozcas tus límites, saber dónde está la línea.
— Sé dónde está la línea –dijo casi ofendido de que nadie confiara en él cuando se trataba del preso, aunque tal vez ya hubiera cruzado la línea sólo un poco.
Lo que le molestaba es que parecía que todos estaban esperando a que cruzara la línea.
¿Qué pensaban que era, un adolescente hormonal que no se puede controlar así mismo?
— Te creo –dijo Anne– creo que lo que haces con Jungkook es bueno, creo que tu amistad lo está haciendo ceder un poco. Ahora puedo sentir un cambio en nuestra conversación. Estoy positivamente sorprendida por nuestra reunión.
Taehyung mordió el interior de su labio para no sonreír.
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