Monstruo
Capitulo 17- monstruo
- Vamos, entra.
- ¿Qué? no.
- Sí, entra. No te quedes ahí parado,
pareces estúpido.
- Uh... bien...
——-
- La vi morir, en mi cabeza –explicó Jungkook y Taehyung escuchó sin atreverse a abrir la boca o incluso cerrarla por el temor de que el menor pudiera dejar de hablar.
Esto fue un paso más allá
- ¿Eso no te asusta? –Taehyung preguntó con cuidado, cuando parecía que ya no iba a decir nada más.
- No –dijo el prisonero y el oficial tuvo que disminuir su sorpresa. No había esperado que el otro respondiera eso.
– No en el momento en que pasó. En ese momento quería asegurarme de que nunca volviera a respirar, yo... –Se detuvo con una respiración profunda, apretando los puños.
- Cuando te vi en la puerta –continuó mirando directamente los ojos de Taehyung, y el oficial se obligó a sí mismo a no apartar la mirada. Cuando el prisonero lo miraba así, era intenso– te lo hice a ti también. Eso me asustó.
Jungkook se levantó y se acercó a la ventana.
- Si nadie hubiera estado allí para atarme, y hubieras llegado tú... – sacudió la cabeza– promete que si me pongo así de nuevo, saldrás de inmediato.
Su tono fue tan insistente que Taehyung no pudo más que asentir, incluso aunque 815 estaba de espaldas a él.
El preso pasó una mano sobre su cabello, frustrado. ¿Por qué estaba balbuceando toda esa mierda al peligris? ¿Y qué si él arremetía en contra de el? No le había importado en lo absoluto el año pasado, con ese rubio idiota.
El oficial era bueno, 815 se dio cuenta frunciendo el ceño hacia la ventana. Era bueno manipulando al oficial en hablar y decir cosas que originalmente no había planeado decirle a nadie. Porque lo que hizo estaba más allá del preso, por que se preocupaba que fuera más allá de él, pero lo estaba haciendo de todos modos.
Aunque el azabache sabía que no podía culpar completamente a las habilidades manipulativas de Taehyung por el parloteo de su boca.
Después de haber ido a la corte, ya no le importaba nada.
No veía el punto
Si el peligris quería andar por todas partes, meditando sobre su pequeño misterio, está bien entonces, Jungkook podría alegrarlo, darle concejos a lo largo del camino.
Sabía que si Taehyung se enterara de lo que hizo, no lo volvería a mirar con los mismos ojos gentiles.
Hace unos días, su mente le había presentado la imagen de sí mismo exprimiéndole la vida al oficial y esa imagen quemaba ahora en su cabeza. Le dieron ganas de acurrucarse y gritar, le dieron ganas de arrancarle los ojos con sus propias manos.
Lo único que le ayudó con las imágenes, fue el medicamento.
El medicamento de mierda.
Su dosis últimamente se había duplicado, por Jost, por lo que era más fácil controlarse a sí mismo cuando el peligris lo sacaba de sus casillas. Eso fue bueno, supuso, pero odiaba ser un esclavo de las pastillas.
Si tan sólo no se convirtiera en un monstruo cuando no los tomaba.
———-
- ¿Los rumores son verdad?
- No.
- Enséñame.
- ¿Ves? Todos los dientes intactos.
———
- Sabes que no permitiría que me hicieras daño –dijo Taehyung , levantándose y caminando hacia donde estaba Jungkook .
Miró por la ventana, la vista no era fantástica, pero era una de todos modos. Eran en su mayoría árboles en el exterior, árboles y la carretera principal que conducía al pueblo, que estaba a unos cuatro minutos de la estación. Observó el perfil de 815 . Tenía los labios apretados, en una seria línea, y su frente tenía el ceño fruncido.
- Sí –dijo aunque no parecía convencido. – A veces me pregunto lo que es sentir el viento –dijo de pronto, presionando sus manos contra el vidrio entre las barras que hacían imposible salir, incluso si rompías el vidrio. – No puedo recordar.
- Puedes salir a la calle –redpondio temblando ante la idea de tener que permanecer en una habitación tan pequeña como esta por el resto de su vida. – Has estado fuera, Jungkook.
- No es lo mismo –El preso sacudiendo la cabeza. – No es lo mismo en absoluto.
El oficial sonrío con tristeza y sopló un poco de aire al rostro del prisionero. Jungkook movió su cabeza, riendo, mirándolo desde el rabillo del ojo.
- Muy lindo.
Pero el se había congelado.
El azabache frunció el ceño, juntando las cejas.
- ¿Qué?
- Tú acabas... tú... ¿acabas de reírte?
El chico vaciló.
- No lo sé. –Volvió a mirar por la ventana.
- Sí, lo hiciste –dijo con una sonrisa arrastrándose a través de sus labios. Por primera vez no había sido una sonrisa oscura, o una falsificación, estaba seguro de que había sido real.
Jungkook se encogió de hombros.
- No puedo creer que te de vergüenza haber reído –dijo sacudiendo la cabeza.
- Es vergonzoso cuando haces un gran alboroto de ello –resopló, con los ojos fijos en cómo el viento movía a los árboles. Taehyung deseaba poder soplar el viento real en él, y no sólo el de su aliento.
- Bueno, hazlo más seguido a partir de ahora –dijo en broma golpeando el hombro del azabache, muy consciente de que estaba coqueteando, pero sin ser capaz de que eso le preocupara.
- Tal vez –respondió y lo miró por el rabillo del ojo antes de golpearlo en la espada, un poco más fuerte.
***
- ¿Por qué estas en la cárcel?
- Haces demasiadas preguntas.
- Porque quiero saber.
- Te van a meter en problemas.
- ¿Sí? ¿Qué clase de problemas?
- La clase de problemas que no quieres.
***
Taehyung abrió su auto, su Cadillac negro y brillante, y no pudo evitar sentirse un poco petulante con él, en comparación a todos los pequeños coches que estaban a su lado. Le acaricio el toldo de color negro
brillante, amorosamente con una mano.
Podía haber sido un regalo, un soborno de su padre, pero aun así amaba esa cosa.
Entró en el interior y levantó la mirada hacia el edificio, contó los pisos y localizó la ventana de Jungkook . Sus oscuras cortinas estaban cerradas, tapando toda la luz del sol. Suspiró y apoyó su barbilla en el volante.
- ¿Por qué te aíslas tanto?
Todos los demás residentes eran buenos amigos. Charlaban y conversaban durante la hora de la comida, como la gente normal en un café. Durante los descansos fuera, se sentaban juntos, riendo, bromeando y coqueteando con las pocas mujeres que estaban allí. El azabache se sentaba solo en una esquina, sin interactuar con nadie. supuso que porque era temido por la mayoría de la gente de aquí.
No interactuaba y por lo tanto daba miedo, ya que no lo conocían. El estaba seguro de que si socializara un poco con la gente alrededor de él, no sería tan miserable.
***
- Por supuesto que estoy molesto, ¡tomaste mi maldita arma!
- Te lo advertí, ¿no?
- Huff.
- No hice nada.
- ¿Por qué no lo hiciste?
- ¿Dónde está la diversión con tu muerte?
———-
Mientras que Taehyung estaba ocupado mirando hacia la ventana de Jungkook , este había recibido un visitante. Parpadeó con sorpresa al reconocer al hombre parado fuera de su celda, aunque se las arregló para hablar rápidamente.
- Mucho tiempo sin verte –arrastró las palabras, levantándose en un movimiento rápido.
- No, quédate en donde estás –dijo el hombre y 815 se detuvo bruscamente, sus labios se deslizaron hacia arriba en una sonrisa bien conocida.
– No te muevas.
- No me estoy moviendo –dijo Jungkook inocentemente, manteniendo las manos en alto– ¿Qué he hecho para merecer este placer?
El hombre entrecerró los ojos, estaba furioso.
- Mantente lejos del nuevo oficial, mantente alejado de Taehyung.
La sonrisa de Jungkook se ensanchó, mirando al hombre a través de los barrotes.
Sólo podía ver la mitad superior de su rostro, pero era fácil ver que estaba enojado.
- ¿Por qué?
- Porque veo lo que estás haciendo – respondió.
- ¿Y que estoy haciendo? –quiso saber, sabiendo muy bien lo que el otro hombre quería decir, pero queriendo escuchar lo que decía de todos modos.
- Ya sabes que –el hombre rubio se quebró, golpeando su palma contra los barrotes lo que hizo un fuerte ruido atravesara todo el corredor. – Aléjate de él.
815 sonrío, mirando al hombre menos misteriosamente.
- Estás celoso.
- Vete a la mierda –escupió– eres... no, olvídalo; no sé por qué me molesto.
Y con eso, Seokjin se fue, pisando fuertemente por el corredor.
***
- Yo sé tu nombre.
Flash.
- No.
- Jungkook
———-
Taehyung se preguntó qué estaría haciendo El azabache tan pronto cuando cruzó por la puerta de su departamento. Se lo preguntaba mucho, pero sobre todo
lo hacía cuando no estaba trabajando, cuando no tenía la oportunidad de ir a verlo.
Cuando Taehyung estaba en casa, haciendo lo normal, aburriéndose, tareas de la casa, ¿qué estaba haciendo Jungkook? Taehyung suspiró y puso las llaves en el recipiente junto a la puerta y se quitó los zapatos. Esto se me está saliendo de las manos, pensó. El plan simplemente había sido descubrir por qué todo el mundo creía tan peligroso a 815, por qué era tan temido, y por qué tenía dos cerraduras, pero en una parte del camino, Taehyung había llegado tan profundo que no tenía idea de cómo salir.
El preso lo tenía en la palma de la mano.
Su mente estaba en el prisionero constantemente; era una pasión como ninguna otra. Obsesión, tal vez. Se sorprendió preguntándose si ese era el plan del azabache todo el tiempo.
Suspiró y se pasó una mano pesadamente sobre su cabello . Mientras se acomodaba en el sillón con el control remoto del televisor y una coca-cola, listo para relajarse después de un largo día en el trabajo, su teléfono sonó.
Gimió profundamente, su cabeza cayó sobre la almohada durante unos segundos antes de levantarse y caminar lentamente hacia el teléfono.
Gimo al ver "Mamá" en el teléfono vibraba con impaciencia sobre la mesa. No era que no se esperara que lo llamara hoy, así que lo tomó y se lo puso en la oreja con cautela.
- ¿Mamá?
- ¡Feliz cumpleaños! –sonó con voz cantarina y Taehyung se río.
- Gracias mamá.
- ¿Vas a celebrar?
- No lo sé –respondió Tom con honestidad– tal vez. –Él podría llamar a Hoseok, Namjoon y otros colegas e ir a tomar una copa o algo así, pero no era muy tentador.
Si alguno de los viejos amigos de Tom viviera aquí, ya habrían estado bebiendo y de fiesta, pero vivían muy lejos. Namjoon y Hoseok estaban siendo una molestia ahora para él. Especialmente Hoseok.
- Deberías salir –su madre le insistió– vivir un poco. Y tal vez encontrar a una chica agradable.
Regreso al sillón, se sentó, preparándose para el parloteo sin sentido por lo menos de una hora. Al menos treinta de ellos implicarían que no puede encontrar pronto una novia.
- Estoy muy ocupado en este momento para una novia –dijo– ya sabes eso.
- Tonterías –resopló su madre, una sonrisa leve en su tono. – Vives en un pueblo tan pequeño, ni siquiera sé si merece ser llamado pueblo. No puede haber mucha acción por allá.
Muy cierto.
- Sin embargo tengo mucho trabajo – se rascó el cuello, sintiéndose incomodo. Su madre le había estado respirando en la nuca lo de la novia desde que había terminado con la última.
Era particularmente ruidosa, había sido una molestia vivir en su casa durante tanto tiempo. Había vivido en su casa hasta que se mudó aquí y empezó a trabajar y fue inmensamente feliz de tener a sus padres fuera del camino. Ya era hora; no quería ser uno de esos hombres adultos que viven en el sótano de sus padres.
Su madre suspiró dramáticamente. Taehyung rodó los ojos.
- Por lo tanto, si estas esperando nietos...
A la mención de los nietos, su madre lo interrumpió.
- ¿Voy a tener? ¿Verdad?
- Mamá, no... –gimió, frotándose la frente en señal de frustración. – Soy demasiado joven para eso. Y ya sabes, primero tengo que encontrar a alguien lo suficientemente estúpido que quiera tener hijos conmigo.
Su madre volvió a suspirar.
- Yo no creo que seas tan joven, Taehyung–bromeó y el peligro pensó que debía ser una de las mujeres más impacientes que conocía.
– Cuando yo tenía tu edad...
- Ya tenias ocho meses de embarazo, Bla, Bla, Bla –dijo riendo entre dientes.
- De todos modos apenas eres un poco vieja. Vivirás hasta los noventa y nueve como la abuela, lo que significa que tienes cincuenta y seis años por recorrer. Para cuando tengas noventa y nueve probablemente tendrás siete nietos y cuatro bisnietos.
Taehyung realmente esperaba que ese no fuera el caso, ya que él era hijo único, pero por lo menos callaba a su madre.
———-
- No te tengo miedo, no sé por qué lo intentaste.
- Deberías tener miedo.
- No. Me agradas.
Sonrisa.
- No deberías.
———-
- ¿Qué tan deprimente será morir a los noventa y nueve años?
Jungkook lo miró fijamente durante unos segundos antes de que bajara la cabeza y riera en silencio.
– ¿Qué? – miró a través de su flequillo, Taehyung podía ver que mordía su labio para reprimir la risa.
- Mi bisabuela murió cuando tenía noventa y nueve años. Casi cien, y después ella murió unos meses antes. Deprimente.
- Si no fuera la cosa más aburrida que he escuchado, entonces no sé como es. Una vez más, ¿qué?
- No, sólo estaba pensando –respondió mirando al azabache que intentaba no reír y se resistió a la tentación de hacerle cosquillas. Eso probablemente no le sentaría bien . No quería arruinar este día, era un buen día, se dio cuenta inmediatamente después de entrar.
– Oye, ¿tienes hambre? ¿No es la hora de comer ahora?
- Es posible –asintió Jungkook con una inclinación de cabeza y se levantó. – Te deberías ir antes de que venga alguien a recogerme.
- ¿Y si yo te llevo? –sugirió
El preso arqueó una ceja.
- ¿No tiene la gente un sistema para eso? ¿No se turnan para hacer las cosas aburridas?
- Confía en mí, esto no es más aburrido que el papeleo –le aseguró. – Voy a tomar el turno de Namjoon por hoy.
El azabache sonrío y asintió, y Tom desabrochó su walkie-talkie de su cinturón, diciéndole a Hoseok que si por favor podía venir ya que tenían que ser dos cuando escoltaban a los presos hacia cualquier lugar, uno para liderar al grupo y otro caminando detrás.
- Voy a la habitación treinta y treinta y uno primero, luego vengo por ti.
- Sí, conozco las instrucciones –dijo El preso levantándose para sentarse arriba de la mesa.
- Voy a esperar aquí.
Lo dejó solo y cerró la puerta, incluso aunque pensó que estaría con él en diez segundos para recogerlo. Podría estar alguien con él, algún otro preso, y no le avisarían que no había cerrado la puerta de la celda del azabache .
—————-
- Hay algo en ti que me gusta.
- ¿Enserio? ¿Qué?
- Sí, eres diferente. Hay algo en ti que me hace sentir... divertido.
————-
- Hey, el almuerzo –dijo Tom tocando en la puerta treinta y vio a un hombre asomando la cabeza fuera del cuarto de baño. Asintió y se acercó a la puerta.Abrió la puerta y lo dejó salir mientras Hoseok venia subiendo las escaleras.
- ¿No se supone que hoy haría esto Namjoon? –preguntó mientras se acercaba más. – No me estoy quejando pero...
El pelo se encogió de hombros, permitiendo salir al de la treinta y dos.
– Yo ya estaba aquí.
- ¿Por qué estabas...? – Hoseok empezó a preguntar, pero se detuvo al notar
la puerta de la cual estaba parado a
un lado, que abría calmadamente.
– Estás loco –le susurró, dándole la espalda para comenzar a abrir la celda treinta y tres. pudo ver por el rabillo del ojo que el hombre pequeño de la habitación treinta y uno retrocedió un poco, mirando ansioso.
Resopló, abriendo la puerta, y Jungkook
saltó de la mesa y se acerco a él.
- Hola –dijo a los otros tres presos
que ya estaban fuera. Dos de ellos lo ignoraron completamente, mientras
que el hombre pequeño chilló un
poco y desvío la mirada, escondiéndose detrás de un hombre algo mayor, que Hoseok acababa de dejar salir de otra celda.
Taehyung caminó detrás cuando Hoseok
dejó salir a los otros seis prisioneros
del cuarto piso. El azabache caminó junto a
el por el pasillo, sus manos se rozaban constantemente, a lo que enderezaba los hombros. Caminaban muy cerca, pero Taehyung sabía muy bien que no podía decirle que se moviera por que Bill haría lo contrario y caminaría más cerca.
Como excusa para su cercanía, apretó el brazo del preso manteniéndolo en su lugar, como si tuviera miedo de que pudiera huir, todo actuado por supuesto. Echó una mirada al prisionero y vio como sus labios temblaban al formar una pequeña sonrisa.
- Me gusta cuando eres rudo conmigo –le susurró al oído mientras bajaban por las escaleras. Apretó con más fuerza el bíceps del menor.
- Cállate –murmuró, pero no pudo contener una sonrisa.
No podía dejarlo de encontrar un poco emocionante.
Continuaron por las escaleras, a un buen metro de distancia de Hoseok y el resto de los prisioneros. Cuando casi estaban en el primer piso, Jungkook habló.
- ¿No sería más deprimente si murieras a los veintiuno?
——-
- ¿Confías en mí?
- Confío en ti.
- Entonces bésame.
———
Taehyung no estaba seguro de que decir a eso. Porque no sabía lo que Jungkook estaba pensando.
- Creo que sí.
- Sí.
El peligris lo miró, deteniéndose.
- ¿Qué estás...?
- Nada –dijo el prisonero y repitió lo que Taehyung había dicho.
– Sólo estaba pensando.
- Bien
——-
El oficial no aflojó su agarre de el menor cuando entraron al comedor, podía sentir los ojos de todos sobre ellos. Hoseok miraba con la boca abierta, los otros prisioneros susurraban, probablemente preguntándose que había tratado de hacer 815 para necesitar un oficial para que lo dirigiera en una cosa como ésta. Al otro lado de la habitación estaban Namjoon y Seokjin. El rubio lo miraba furioso, la cara sombría y los labios apretados, y el peligris apartó la mirada.
- Esto es como el sueño en donde estas desnudo en la escuela –susurró Jungkook desde la comisura de sus labios, pero su voz sonaba más divertida que cualquier otra cosa.
La habitación estaba terriblemente silenciosa, el único sonido eran los pasos de Jungkook y Taehyung, hasta que el oficial lo dejó en la fila para recoger su alimento.
Apenas recordó que lo tenía que soltar.
Sin embargo, tenía que aceptar que se sentía incomodo, por él, por lo menos. Estaba seguro que sería capaz de escuchar caer un alfiler. Sin embargo, algo dentro de él se sentía satisfecho. Tal vez incluso un poco orgulloso, aunque la mayoría de la gente en la habitación pensaba que estaba loco.
Anne le sonrío, cuando el preso llegó
detrás del mostrador, una suave sonrisa que le decía que por lo menos ella no los juzgaba. Ella trató de hacer contacto visual con el prisionero, pero él evitó sus ojos, agarrando fuertemente la bandeja mientras ponía la comida.
- Que tengas un buen día hoy, Jungkook– dijo mientras se alejaba.
No dijo nada a cambio.
————
- ¿Por qué demonios tienes que ver C.S.I?
- Porque me gusta.
- Bueno, lo puedo ver contigo.
- No.
————
- ¿Cómo está hoy? –le pregunto Anne, mirando por encima al azabache con una expresión indescifrable en la cara.
- Bien parece, no lo sé, no exactamente feliz, pero más feliz que de costumbre.
- Humm –Anne pareció sorprendida, arqueando la ceja mientras miraba al prisionero comer.
- ¿Qué?
- Es sólo que, oh, probablemente se enojara conmigo por decirte esto, pero es... hoy es su cumpleaños.
- ¿Qué? –dijo boquiabierto. Por alguna razón fue una gran sorpresa para él, como si no esperaba que alguien como Jungkook tuviera un cumpleaños. Estúpido, por supuesto. - ¿Enserio?
Ella asintió.
- Así que pensé que sería más reservado el día de hoy a causa de ello, pero creo que no.
Si hubiera sabido que era el cumpleaños del preso también abría pensado que se comportaría más reservado el día de hoy.
- Es extraño –dijo y río un poco, moviendo la cabeza por lo absurdo que esto resultaba. – Mi cumpleaños fue ayer.
- ¿Lo fue? –Anne lo miró sorprendida. – Bueno, feliz cumpleaños retrasado, entonces.
- Gracias.
No había salido a celebrar, simplemente se había relajado en el sillón, con una bolsa de papas fritas y una botella de coca-cola, viendo películas. Puede que no sea una forma común para un joven de pasar su cumpleaños, pero para el estuvo bien.
- Así que ¿ahora qué edad tiene?
- Veintiuno.
——
- Hey, feliz cumpleaños.
- ¿Qué acabas de decir?
- Feliz cumpleaños. Es tu cumpleaños ¿verdad?
- No celebro los cumpleaños.
- No hay necesidad de que adoptes ese tono, yo sólo...
- Este día no es nada especial para mí. Es sólo otro día.
- así que ¿quieres un poco de pastel? Traje pastel.
- Quédatelo.
——-
Taehyung caminó y se puso de pie a un lado de la mesa de Jungkook , pretendiendo estar como guardia. Quería decirle feliz cumpleaños , pero para ser honesto tenía un poco de miedo de la reacción de este. Las palabras estuvieron en la punta de su lengua varias veces antes de cambiar de opinión en el último minuto.
Cobarde.
- ¿Me acompañas? –preguntó el azabache señalando la silla frente a él que estaba vacía.
Taehyung negó con la cabeza.
- La gente nos está mirando, ya es suficiente con eso.
- Déjalos –dijo el azabache encogiéndose de hombros, poniendo un poco de comida en su boca, para después masticar.
Lo consideró, pero decidió no hacerlo cuando vio el resplandor de los ojos de Seokjin sobre él, sus ojos azul hielo. se estremeció, miró hacia otro lado y se quedó de pie donde estaba.
- Bien –siguió el preso, encogiéndose de hombros.
El mantuvo su posición, tratando de no dejar mucho tiempo sus ojos en el otro, temeroso de que los demás lo notaran, pero probablemente ya lo habían hecho.
Hoseok,Namjoon y Seokjin lo miraban con los ojos entrecerrados. Namjoon lo miraba un poco más curioso que los otros dos.
No pienses en ellos, no saben nada, se dijo a sí mismo y enderezó los hombros.
Fue una estupidez realmente. Todo lo que él estaba haciendo era visitar a Jungkook y eso no era ilegal.
——-
- Ya sabes... me gustas.
- ¿Enserio?
- Uhum.
Más cerca.
- Eres tan...
Más cerca.
- Algo.
Contacto.
——
Taehyung y Hoseok regresaron a los mismos prisioneros después del almuerzo y Jungkook aún caminaba demasiado cerca como si no le importara, como si la gente no estuviera empezando a tener curiosidad.
Taehyung apretó los dientes cuando sus manos se rozaron por enésima vez, pero decidió ignorarlo por esta vez. No quería atraer más la atención. Sabía que Hoseok y los otros nueve prisioneros los estaban mirando, tratando de ser sutiles pero fracasando miserablemente.
Ya que la celda del azabache estaba hasta el final del pasillo, era casi el último en entrar en su celda. Hoseok se quedó parado donde estaba cuando Taehyung abrió la puerta para que Jungkook entrara.
– Oye –susurró bajo para que Hoseok no pudiera escucharlo, haciendo a Jungkook girar. Respiró profundamente.
– Feliz cumpleaños –le susurró a través de los barrotes y le lanzó una pequeña sonrisa antes de que regresara con Hoseok .
No esperó para ver la expresión de Jungkook , pero pudo imaginar cómo lucía.
——
- Jungkook ¿qué tienes en contra de tu padre?
- Cállate.
- No, quiero saber que tienes en contra de tu padre.
- ¡Cierra la maldita boca!
- Yo sólo quiero...
Golpe.
———
El buen estado de ánimo desapareció tan rápido como cuando cae una roca en el agua, tan rápido que podía sentir como lo arrastraba un torbellino. Miró a la puerta.
¿Cómo diablos Taehyung sabía eso?
Si sabía acerca de su cumpleaños ¿qué más podía saber?
Los puños apretados a sus costados.
No le gustaba su cumpleaños, nunca lo había celebrado y nunca lo haría. Era sólo otro día, no importaba.
¿Qué era lo bueno de envejecer? ¿Por qué celebrar que estas cada vez más y más cerca de tu muerte?
Se volvió y miró alrededor frenéticamente, necesitando algo que hacer, algo para distraerlo, algo para poner dentro su energía, pero no había nada y dejó escapar un grito de frustración.
¡Por qué Taehyung tuvo que decir eso!?
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