6. ꉔ꒐꓄ꋬ ꉔꋬꇙꏂꋪꋬ
»Esᴄʀɪᴛᴏ ᴘᴏʀ: Albacea_123
»Sʜɪᴘᴘ/Cᴏᴜᴘʟᴇ: NᴀᴍGɪ.
CITA CASERA
La noche no estaba yendo bien para Namjoon.
Principalmente porque había tratado de preparar una comida especial para su novio, ya que era su día de cumpleaños.
Yoongi había sido su mejor amigo, siempre habían estado juntos, o bueno, la mayor parte de sus vidas desde la secundaria, pero para Namjoon era mucho decir, en general podía ver en las personas a su alrededor, amistades que no habían superado los diez años.
Tiempo después esta amistad había evolucionado a algo más complejo y más íntimo. Ambos se habían enamorado del otro, y fue como había acabado esa amistad para convertirse en algo diferente, lo que era ahora una relación romántica.
Ambos eran muy unidos a pesar de las diferencias entre el carácter que cada uno poseía.
Yoongi siempre había estado ahí para Namjoon, desde que se conocían. Siendo los dos aficionados al mismo tipo de música, y teniendo la mayor parte del tiempo opiniones similares, se sentían a gusto juntos.
Entonces para el esto era especial, trataría de encontrar la forma de arreglar el desastre que era todo.
Namjoon había invitado a todo su grupo de amigos de cinco chicos, el cual compartía más de la mitad con Yoongi, chicos de la facultad que le caían bastante bien. Sin embargo, de último minuto varios le habían cancelado, y no por que fueran malas personas si no por las circunstancias de los trabajos de la universidad y las practicas obligatorias.
Yoongi se había tomado esto bastante bien, pues el también tenía cosas que hacer, como quedarse dormido en el sofá mientras dejaba la televisión encendida y tomaba una siesta, no era una persona de celebraciones. pero debido a la invitación tan insistente de Namjoon de ir a su casa hizo una excepción.
Al llegar y notar la ridícula situación no podía hacer más que carcajearse.
— No puedo creer que de verdad se te quemara el pollo — termino de reír Yoongi.
— Pues créelo, por ello estamos aquí afuera — dijo el moreno con tono gracioso.
Ambos estaban sentados cada quien en una silla de playa que Namjoon había encontrado en la cochera. Era noche de bingo y su madre había salido a jugar con sus amigas.
La cocina que quedaba próxima al patio trasero y era divida por una puerta corrediza de vidrio estaba abierta en una invitación a que entrara el viento y terminara de quitar el aroma del pollo quemado que estaba en la isla de la cocina.
Namjoon estaba decepcionado, pero no sorprendido, sabía que no tenía un talento nato para la cocina, pero que todo su esfuerzo del día se fue al caño por una equivocación tan idiota como ir a rescatar al gato que se ahogaba en la taza del baño le hubiera tomado tanto tiempo y en un descuido todo se había quemado.
Yoongi había tocado la puerta cinco minutos después de aquello, y un sucio Namjoon con las manos llenas de tiza negra le había recibido.
Había rascado su nariz por lo que tenía una mancha enorme la nariz de color carbón, todo olía quemado.
Namjoon le había pedido una sincera disculpa a su hyung por arruinar su regalo, que era comida. Yoongi se había anticipado ante la invitación de Kim y levanto en su mano derecha una bolsa blanca que contenía pollo frito.
— A veces creo que ves el futuro
— Fue una corazonada — dijo Min y Namjoon más que tomarlo mal, le vino bastante bien.
Para su suerte aún tenía dos six pack de cerveza en la nevera, saco uno y se deslizo afuera con rapidez, a su lado, el gato "Chispitas" de su mama paso corriendo.
El gato de la maldad pensó Namjoon, ya que su infortunada caída al inodoro había causado que todo saliera mal.
Salió y vio a Yoongi sentado observando el cielo con una máscara de tranquilidad en su cara pálida. Namjoon se sentó a su lado y le lanzo una lata, el más bajo la tomo con buen reflejo y la abrió.
— Lamento que no pudieras probar mi comida, se veía muy bien.
— ¿De verdad? — alzo una ceja el pelinegro, Namjoon se medió levanto dándole un golpe suave en el hombro.
— Esos cursos me sirvieron demasiado — dijo tomando un trago de cerveza — Mi mama me obligo porque dice que algún día me casare y tendré que cocinarle a la persona con quién me case.
Para ese momento Namjoon miraba intensamente al pálido a la cara, y hasta que esté se dió cuenta, reaccionó.
Yoongi a su lado escupió el líquido de su boca ante la mención de la unión de Namjoon por más hipotética que fuera.
— ¿Entiendes que no estoy pidiéndote matrimonio verdad? —pregunto el moreno divertido.
— Cállate
— Bueno, al menos no todavía.
Carraspeó nervioso, lo que acompañó el furioso sonrojo de Yoongi, poniendo fin a aquel tema.
Min jugaba con un hilo que sobre salía de su suéter. Dio un sorbo a la lata con discreción y volvió a mirar a su novio.
El silencio que se les unió fue un poco incómodo, solo atenuado por el sonido de los autos que pasaban por la carretera del otro lado de la casa. El casi inaudible rugido de los motores sosteniendo una conversación por ellos.
Tenía un tiempo ahí afuera, Namjoon creía que el aroma dentro de la cocina se habría disipado ya, así que antes de terminar muriendo de frio, el moreno observó fijamente una hoja en el suelo con expresión nerviosa antes de palmear sus muslos y hablar.
— ¿Recuerdas que una vez me dijiste que te gustaría ver las estrellas de noche?
— No es como si pudiera verlas en el día— dijo irónico el pelinegro.
— Tonto —masculló Namjoon, pero aun así le levantó de la silla con un rechinido del metal.
Yoongi lo siguió con la mirada hasta algo que se encontraba en medio del enorme patio. Namjoon carraspeó como lo haría el presentador sobre la tarima de un teatro y después señaló con ambos brazos la cosa.
Yoongi sonrió y alzó una ceja.
— Este es tu regalo de cumpleaños.
Yoongi dejo la lata en suelo para acomodarse la chamarra, el frío se filtraba entre la tela gruesa pero la curiosidad le impedía hablar para que se metieran en la casa.
— ¿Mi regalo es una sábana vieja? — soltó una carcajada Yoongi.
El moreno rodó los ojos por tercera vez, siempre le gustaba esa forma de ser de Yoongi, todo el tiempo tenía un comentario ocurrente de las situaciones. No era algo que le molestara, de hecho, era una de las razones por la cual le gustaba, era adicto los comentarios así por que era divertido contrarrestarlos.
— Tu regalo, está debajo de esta sábana vieja — perdón por no haberlo cubierto con tela de seda o lino.
— ¿Qué es? — pregunto Min para aminorar el que Namjoon se enojaste con él.
— Descúbrelo
El pálido se levantó con los ojos entrecerrados esperando que no fuera una broma extraña, y resultará ser algo sacado de la basura. Sin embargo, conocía bien a Kim así que no debía dudar.
Quitó la sábana con curiosidad y noto el objeto que estaba dejado, era un telescopio. Antes no tenía forma por qué la parte más larga estaba viendo hacía el otro lado además de que el tripié también estaba cubierto. Era de un color negro lustroso y se veía maravilloso.
Miro a Namjoon que alzaba y bajaba sus cejas al mismo tiempo que sonreía como un idiota.
— Es un telescopio.
— En efecto — dijo Namjoon.
— ¿Como rayos hiciste para pagar algo así?
— Estuve ahorrando — respondió sencillamente, pero para atenuar la expresión de Yoongi añadió— además resultó más barato por qué lo compré de segunda mano.
El pálido siguió analizando. Su mirada se deslizó de Namjoon al telescopio y así varias veces más.
— Ah... Gracias — por primera vez en mucho tiempo Namjoon había visto a Yoongi quedarse sin palabras.
— De nada — dijo feliz de ver a Yoongi genuinamente agradecido, el temblor de sus pequeñas manos blancas al tocar su regalo le hicieron saber eso.
El silencio hizo que Yoongi volviera en si mismo, y dio un vistazo furtivo hacía Namjoon que se veía satisfecho.
— ¿Qué? ¿Estás esperando un beso? —
— Nunca está de más una muestra de agradecimiento — hablo con soltura el moreno.
El pálido le dio una leve palmada en el pecho. Namjoon dejo que lo hiciera después de todo era su cumpleaños y podría hacer todo lo que quisiera.
— Enséñame como calibrarlo — le ordenó Yoongi.
— Si, señor — respondió el más alto — Bueno, el tipo de la tienda dijo que ...
Lo que había seguido después de eso fue una noche bastante agradable, pasándola entre anécdotas de historias que les habían ocurrido días atrás, de comentarios rancios acerca de los compañeros de trabajo de Yoongi, quien decía que todos eran unos imbéciles por dejarle la mayor parte de los deberes a él.
Todo esto mientras el moreno escuchaba. El alcohol pronto disipó el frío de sus cuerpos invadiéndoles con un calor falso, pero fortuno ya que les permitía seguir observando las estrellas.
La comida sorpresa no tan sorpresa no había resultado, pero a Yoongi esto no le importaba en lo más mínimo.
☪ 12.03.2021
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