- ¿Sabéis algo mas de aquel hombre? -preguntó Res interrumpiendo el desvarío de Carlota. Que, si bien es verdad que Carlota olvidó su pasado, filosofar no era la forma mas directa de contarlo, por otra parte, el comentario de Res me tomó desprevenido, de todas las preguntas, ¿porque tanto interés por ese sujeto? Parece que Carlota tampoco se esperaba esa pregunta, por que tardó unos segundos en reaccionar, hizo amago de hablar, conociéndola, reprimiendo un comentario mordaz. Entonces continuó tras expirar.
- En el barco lo llamaban Primero, pero actualmente creemos firmemente en que se trataba de Carlo. Su apodo "Primero" tendría sentido teniendo en cuenta los rumores que se cuentan sobre él.

- ¿Y dijo algo destacable? ¿Alguna conversación? -insistió Mare, ignorando la mirada desconcertada de Res, que parecía no creer lo que estaba viendo, y eso hizo que me preguntase que estaba viendo él que yo no, que lo desconcertaba así... ¿El interés de Mare era solo curiosidad? ¿O quizás algo mas?

- Ahora que lo mencionas, si, si dijo algo interesante... Fue durante una conversación que tuvo con el navegante de abordo, en el camarote de éste. Lo escuchamos gracias a que sus voces viajaron por los sistemas de ventilación -se mordió el labio, indescifrable, y relató el dialogo como lo recordaba:

- Atracaremos en Verneda ¿entendido?, a partir de ahí estas solo. -dijo frío el navegante.

- Porque habéis decidido traicionar el acuerdo de naciones -inquirió Carlo, y sin esperar la respuesta agregó- ¿Es por esa mujer?

El navegante mantuvo silencio durante los próximos segundos, se oyó una puerta cerrándose, todo apuntaba a que el navegante había dejado el lugar. No fue así, con un tono mas bajo, respondió.

- Considérate afortunado de poder salir de Swordland. Si es por esa mujer preguntas, lo es... Pero te lo aseguro, usted no sabe nada. No podría siquiera imaginar de lo que es capaz esa mujer, no... esa bruja.

- Cuéntemelo, le escucho -dijo Carlo con tranquilidad.

- ... No podría -titubeó el navegante-... El tiempo, hablara por si solo. Swordland lograra cortar los hilos que la atan a Lyl. No hará falta un ejercito para poner patas arriba las otras cuatro naciones afiliadas -se oyó la puerta abrirse.

- Perni, lo necesitamos en cubierta, hemos establecido contacto con el puerto.

- Dile que en unos segundos estoy -lo cedió un silencio duradero, hasta que el navegante volvió a hablar- ¿Que hará a partir de ahora?

- ¿Yo? -rió-. Ni yo mismo lo se... supongo que barreré todo Lyl en busca de un viejo conocido -la puerta rechinó y se cerró de un golpe seco.

Carlota terminó de narrar el dialogo entre Carlo y Perni a bordo del Hyperion II y nadie dijo nada mas por unos segundos, cuando Mare se aseguro de que ya estaba todo dicho, dijo satisfecho;

- Interesante sujeto, Carlo... Hace que me pregunte por que este señor es tan especial, a pesar de ser un Idem.

Esa verdad me hizo pensar en algo que había pasado por alto y, que sin duda alguna, era destacable. El apellido de Carlo; Idem, no era ningún misterio su significado. Desde niños lo primero que nos enseñan es la importancia de los apellidos, todas las familias de sangre real tienen un apellido único que las diferencia las unas de las otras. Y que pasa en el caso de que no tengas sangre real... Entonces eres uno de la gran mayoría, sin voz, en cierto modo, sin existencia y sin apellido; de ahí el pseudonombre Idem, que del Osval literalmente se traduce como: Sin apellido. Entonces caí en lo obvio. Con una palmada en la mesa atraje la atención de todos y educadamente expresé mi mal estar con mis métodos, me encogí de hombros y seguidamente, miré a Carlota mientras tocaba algunas notas con mi flauta travesera. Notas que tradujo a la perfección.

- Y si es precisamente eso lo que lo hace tan especial -y desafinando las siguientes notas demostrando mi malestar sobre el tema concluí-. Seamos sinceros, cuando un Idem ha tenido relevancia. Jamas. Y sin embargo, Carlo es buscado por la reina Salias, y se le permite viajar entre naciones cuando ningún otro puede. Y finalmente, la moneda del águila. -es curioso, estábamos tratando de encontrar a un hombre del cual no sabíamos nada.

Mare, Res y Carlota asistieron serios. Entonces me pareció percibir que Mare tenía algo que decir. Pero no lo hizo, en cambio, una voz conocida surgió a mis espaldas antes de que aquella persona apoyase una de sus fuertes manos en mi hombro.

- Habéis terminado ya grupo -con una voz grave- ya esta todo listo para las primeras practicas, y de ninguna manera os dejare escaquearos esta vez, suficiente alboroto montasteis la ultima vez. Si se repite, !Estáis fuera¡ -con avidez, me levante de la silla dispuesto a recordarle quien era el jefe-, y me importa una mierda que tu seas el jefe -gritó por lo alto antes de voltear y dirigirse hacia el escenario ya montado.

Entonces, de pie en un borde del claro, noté los rayos del sol calentándome la piel. El viento suave sobre las copas de los arboles. Y la vitalidad del claro por el cual se esparcían personas muy diferentes, unidas por el teatro ambulante que había formado hace tan solo unos meses.

La charla me ha absorbido por completo.

- Zelie, lo sabes ¿no? -pregunto Carlota divertida- Reko no iba en serio, al menos no en la parte en donde nos echa. Pero por el bienestar de nuestra salud, mejor sera que nos vayamos acercando al escenario, bastante hemos hecho ya que no hemos ayudado a montarlo -dijo intentando mantener la risa- y ustedes dos, vienen con nosotros -les obligo disimuladmente.